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Temas de sustentabilidad en el urbanismo contemporáneo. Conclusiones del SUI

Sergio Padilla Galicia
 
 

El coche y la movilidad


La ciudad para el automóvil. Tomada de: Baranda, 2006

El automóvil en la sociedad urbana del siglo XX fue un actor fundamental. Las ciudades han redefinido su estructura morfológica y funcional a partir de su advenimiento. El crecimiento físico explosivo de algunas de ellas, como la Ciudad de México (México) ha sido impulsado por las facilidades de movilidad y de cubrir grandes distancias con este medio. Actualmente en su zona metropolitana casi el 80% de los viajes urbanos se realizan en automóvil privado (Baranda, 2008).

El surgimiento de tipologías urbanas y arquitectónicas emblemáticas de la ciudad norteamericana también se ha debido al automóvil, como son la autopista urbana, que permite la accesibilidad al centro urbano desde los suburbios, y el rascacielos, como uso intensivo del suelo. Estos grandes edificios en una buena parte de sus numerosos pisos, también son espacios para estacionar a los cientos de autos que llegan a ellos. Ejemplo relevante es el caso de Chicago, EUA (De Jong, 2006).

¿El siglo XXI mantendrá esta tendencia? Todo parece indicar que en el primer cuarto del nuevo siglo así será. Sin embargo, el agotamiento del petróleo en el mundo traerá aparejado una crisis de los combustibles y una nueva revolución energética tendrá que surgir. En este sentido, nuevas formas racionales de movilidad y transporte urbano de bajo consumo energético habrán de ser desarrolladas e implementadas en forma masiva y con un enfoque de sustentabilidad. El uso del automóvil deberá moderarse y en oposición deberá fomentarse el uso del transporte público implementado con sistemas modernos, eficientes y de tecnologías limpias.

Movilidad sustentable y transporte público

Las condiciones de movilidad en las grandes y medianas ciudades tienden a incrementarse en la medida de la diversificación de las actividades de la población y de un inadecuado modelo de ordenamiento urbano. Ejemplo significativo es la ciudad de Méxic, en la que se realizan más de 30 millones de viajes/persona/día, de los cuales cerca del 80% usan el trasporte colectivo. En los últimos veinte años esta situación se ha agudizado, ya que el número de viajes se ha incrementado y del total de vehículos en los que estos se realizan, el 93% son automóviles privados. Adicionalmente, muchos pobladores invierten hasta tres horas de transporte en sus viajes cotidianos (Baranda, 2006).

Es un hecho que la movilidad urbana tiene que ser soportada por sistemas de transportes colectivos bien estructurados, eficientes y de carácter masivo. Ejemplos interesantes en este sentido son: Medellín, Colombia (Echeverri, 2007) con un sistema integrado de metro, autobuses articulados y la modalidad novedosa del Metrocable, y el caso de Cartagena de Indias, Colombia (Fonseca, 2007)que pretende estructurar su sistema de transporte y sustituir un sinnúmero de autobuses obsoletos a partir del proyecto Transcaribe de autobuses articulados.


Metrocable en Medellín, Colombia. Foto: Sergio Padilla.


La calidad de vida en las ciudades está determinada, entre muchos otros factores, por la calidad del transporte público, ya que el mal funcionamiento de los sistemas de transporte urbano genera problemas de congestión vehicular, accidentes y graves problemas de contaminación atmosférica. Actualmente, en la ciudad de México, los sistemas de transporte generan cerca del 80% de las emisiones contaminantes y aportan el 56% de los gases que actúan en el efecto invernadero; asimismo, se estima que anualmente mueren cerca de 4000 personas asociadas a los efectos negativos del transporte (Baranda, 2008).

La tendencia actual en las políticas públicas sobre las formas de movilidad urbana tiene que apuntar hacia la toma de conciencia y a la apropiación de una nueva cultura de la movilidad. En esta nueva cultura deberá darse particular importancia a reducir la movilidad por múltiples acciones. De esta forma, el desarrollo urbano deberá procurar: refuncionalizar las áreas urbanas existentes y planificar y diseñar los nuevos desarrollos de forma que se reduzcan los desplazamientos innecesarios, que las personas caminen más y se use la bicicleta en forma generalizada (se estima que 6 de cada 10 mexicanos padecen problemas de obesidad, situación que se ha convertido en un problema de salud pública). En algunas ciudades europeas el uso de la bicicleta ya representa una alternativa viable en el sistema de movimientos. Esta modalidad implica una nueva cultura y el desarrollo de la infraestructura adecuada y suficiente de ciclovías, bien estructurada en la ciudad (Baranda, 2007).


Formas alternativas de movilidad urbana. Tomada de: Baranda, 2006

Por otra parte, el tema de movilidad reducida ha sido poco abordado por los estudios de urbanismo y arquitectura, Si bien, se ha avanzado en la atención de los minusválidos, el concepto amplio de movilidad reducida abarca a todas aquellas personas que tengan formas de comunicación diferente. En este sentido, una gran parte de la población presenta reducción en su comunicación y movilidad en espacios arquitectónicos y urbanos. El caso presentado de un destino turístico, como Bahías de Huatulco, Oaxaca, México (Olivo, 2008), a partir de considerar que un turista es una persona con movilidad reducida y comunicación diferente y evaluando sus formas de moverse en espacios diseñados para la actividad turística, pone de manifiesto que prácticamente en todos los espacio públicos y privados de recreación y para el turismo existen barreras y dificultades para la movilidad, aún para personas que serían consideradas como “normales”. Esto muestra que todavía hay mucho que hacer en la toma de concienciar sobre el problema de la accesibilidad para todas las personas y para desarrollar modos y soluciones alternativas en el diseño urbano y arquitectónico.



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