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Tan sólo se han obtenido seis células en los experimentos
y esto no prueba que vaya a ser efectiva la clonación
terapéutica, no podemos tener la seguridad de que podremos
curar. La tecnología no es tan poderosa como parece,
tenemos razones para dudar de ella.
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Detrás de la tecnología hay una “razón
ciega” que busca el poder y la innovación,
que empuja a hacer inventos y transformar la vida. Se opera
con una mentalidad triunfalista que coincide con la del mercantilismo
y el predominio del poder. De este modo, el mercado y la
tecnología están imponiendo el “derecho
del más fuerte”.
• Al impulsar la tecnología de la clonación
terapéutica, no se están tomando en cuenta los
riesgos: se olvida que justo porque las stem cells
tienen una gran potencia autoreproductiva, son cancerígenas.
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Además, es un hecho que la gente debe morir. Hay que
aceptar el destino humano de la muerte, y no buscar la curación
a costa de todo.
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Es indispensable no caer en alarmismo frente a la tecnología
y satanizarla como si necesariamente ésta tuviera una
carrera incontenible. Con la clonación terapéutica
se abre la puerta a la clonación humana en general, pero
también hay que ver con escepticismo, la tecnología
no es tan potente, no tenemos hoy en día la tecnología
para clonar un ser humano. Por otra parte, hay que confiar en
que la razón humana puede fundamentar las acciones que
le parecen aceptables y poner límites a las que le parecen
inaceptables. Si confiamos en la razón, no necesariamente
se dará el sleepery slaw..
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B) Aunque no queramos, la tecnología está en una
carrera imparable. Hay un impulso a seguir haciendo la clonación
terapéutica. La ciencia no puede detenerse. Aunque la
ley lo prohiba, la ciencia continuará.
Sin embargo, para ambas, la libertad de investigación
parece estar por encima de muchos límites. |