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El amor en los tiempos de la ciencia*
Diego Andrés Golombek
 

Reproducirse es bueno… y de diversas maneras es mejor

Una forma de ver las ventajas comparativas de la reproducción sexual es analizar organismos que pueden reproducirse de diversas maneras. Y el mejor laboratorio para este estudio es la verdulería, ya que las plantas pueden y tienen reproducción sexual y asexual. Recordemos nuevamente que el sexo requiere un papá y una mamá, y en términos genéticos, ocurre la división celular llamada meiosis, mientras que la reproducción asexual (o clonación) sólo requiere de un organismo –que llamaremos mamá.

En la reproducción clonal (o sea, la que ocurre por división simple, una célula – o un bicho, o una planta – se divide en pedacitos hijos, exactamente igual a la original) las mamás pasan todos sus genes a la descendencia, mientras que en el sexo sólo se pasan la mitad de los genes a los hijos. El sexo, entonces, implica recombinar material genético, con el vértigo de la novedad y también con todas sus ventajas La fuente de la materia básica para la evolución es la recombinación y la mutación, de manera de crear diversidad. Ojo: la materia de las mutaciones no es beneficiosa, sino que disminuyen la función de los genes. Con el tiempo, la acumulación de mutaciones dañinas complica la reproducción clonal, dado que a las mamás no les queda otra posibilidad que pasarles todos sus genes (aun los mutados que no anden muy bien) a la descendencia, mientras que en la reproducción sexual se puede “elegir” qué genes se pasan a los hijos. Así, por azar y a largo plazo, se pueden pasar las mutaciones beneficiosas a la prole. La meiosis es, por lo tanto, una especie de feria de trueque evolutiva.

Volvemos a la pregunta inicial. Ya sabemos que el gen SRY (presente en el cromosoma Y) se prende por poco tiempo, alrededor de la séptima semana. Por supuesto, hay otros genes en este cromosoma, que seguramente hagan otras cosas bastante machistas. ¿Genes para el dedo del control remoto? ¿El gen de escupir? ¿El gen de los malos bailarines? En realidad, recién con el Proyecto Genoma Humano se comenzó a entender del todo al cromosoma Y. Una sorpresa es que una porción muy importante de este cromosoma no participa de la recombinación meiótica, o sea que se mantiene muy estable de generación en generación, sin ganar ni perder información genética. De esta manera, el cromosoma Y se hereda casi igual de padres a hijos varones, por lo que se podría trazar una historia evolutiva desde cualquier hombre hasta Adán (o quien quiera que haya venido primero). Además de la zona en donde está el gen SRY (que, como vimos, es responsable de diferenciar la gónada primitiva en un testículo), hay otra zona con genes relacionados con funciones generales de la célula (nada interesante en términos sexuales), y una tercera serie de genes bien machos que son los que expresan proteínas relacionadas con la producción y función de los espermatozoides.

Este cromosoma Y es una especie de experimento evolutivo de hace unos 300 millones de años. Se cree que originalmente eran muy parecidos al X, pero por una serie de modificaciones genéticas se llegó a dos cromosomas sexuales muy diferentes (el X, por ejemplo, tiene alrededor de 1.000 genes, mientras que el Y es muchísimo más pequeño y sólo cuenta con unos 26 genes o familias). Esta diferenciación ocurrió en la era en que los mamíferos aparecieron y se fueron diferenciando de sus antepasados reptiles (así que de alguna manera, venimos de bichos cuyo sexo se determinaba por la temperatura…).

Seguramente el SRY es producto de la mutación de un gen preexistente; en algún momento ocurrió un cambio que hizo que el par X e Y no se pudiera recombinar más, y así el señor Y se mantuvo intacto de allí en adelante. Podríamos pensar que la evolución eligió juntar un grupo de genes que son buenos para los machos, meterlos en un único cromosoma que no se ande juntando y mezclando con cualquiera, y asegurar que esos genes siempre se hereden juntos.

En resumen, está claro que en la mayoría de las especies hay dos sexos, y que eso es beneficioso en términos evolutivos. Mezclarse siempre viene bien. Saber de dónde vienen esos dos sexos es un poco más complicado, y en eso estamos.

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