Escenarios del teatro en México

La idea o las ideas de teatro están presentes de continuo en nuestra vida cotidiana, escuchamos con frecuencia, cuando alguien disimula, “está haciendo teatro”, o bien, cuando un futbolista finge una falta, “qué gran actor”. Es decir, que el término y sus derivados se ocupan para hablar de mentirosos. Sin embargo, perdemos de vista el alcance artístico que puede provocarnos la verosimilitud en la ficción escénica y con ello el trabajo de actores y actrices.

Y eso ocurre seguido en los escenarios de México, actores y espectadores se ven afectados emocionalmente de una manera muy particular, al compartir el presente, el aquí y ahora, con los intérpretes. En particular la UNAM ha hecho un gran aporte al desarrollo de este arte a través de sus dos escuelas superiores, sus eventos de producción y difusión y la enorme, abundante cantidad de participantes en talleres de teatro en distintos planteles.

La presencia del teatro en nuestra vida cotidiana no sólo se refiere al hecho mismo de la representación, sino que la trasciende; esta disciplina también se piensa, y por su parte dialoga con sus pares y otras áreas de conocimiento: la historia, la sociología, la teoría literaria, la química y la biología, entre otras.

Grandes figuras de la historia del pensamiento han circulado con mayor o menor fortuna por la ficción de tablado. Allí nomás, a unos cuantos metros de nuestras butacas, pueden deambular Calígula, Julio César, Ana Bolena, Moctezuma II, Galileo o la Emperatriz Carlota. ¿O cómo no tomar en cuenta a escritores y poetas que en algún momento sintieron que esos géneros no les alcanzaban para algunas propuestas y decidieron escribir textos dramáticos? Oscar Wilde, Alfonso Reyes o José Saramago, por ejemplo.

Por ello, en este número de la RDU proponemos un acercamiento a escenarios distintos de la creación, difusión, docencia e investigación teatral. Así damos un vistazo, de la mano de Alberto Castillo, a tendencias dramatúrgicas mexicanas en este inicio de siglo, advirtiendo la presencia potente y numerosa de autores nacionales en la cartelera; en contraste, Eduardo Contreras Soto mira para enriquecerse hacia atrás, a la relación entre dramaturgia, historia y sátira, donde destaca la presencia de autores como Alfredo Chavero, Sergio Magaña y Jorge Ibargüengoitia, entre otros; por su parte Verónica Maldonado nos habla de cómo se ha modificado el repertorio del teatro para niños por las situaciones de violencia extrema que golpean puntos diversos en México. Pero el teatro también cura, y Denise Anzures hace un repaso de los mecanismos de sanación de esta actividad en el universo carcelario y de la importante labor realizada por un criminólogo en penales de máxima seguridad. Por si fuera poco, Camila Villegas plantea la importancia de que los recintos teatrales recuperen un diálogo con las comunidades de su entorno inmediato. Finalmente, resulta relevante dar voz a una estudiante de segundo año de actuación, Viridiana Tovar, para entender cómo se mira la profesión del artista escénico desde los espacios formativos.

Hemos hablado al inicio de actores y emociones y por ello en el espacio de entrevistas escuchamos las ideas y puntos de vista de dos actores de generaciones distintas, Rodolfo Arias y Alejandra Urdiain, ambos con experiencia profesional amplia en teatro y televisión y formados por los más importantes docentes del medio.

Esperamos que este número veraniego resulte de su agrado y despierte el interés de hacer camino para acercarse a uno de los muchos recintos que hay en el país y mirar, desde muy cerca, los prodigios de la emoción en la escena.