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Escenarios del teatro en México. Miradas en torno a la creación, difusión y docencia teatral

Del salón de clase al escenario: enseñar la emoción

Ignacio Escárcega, Viridiana Tovar
Enseñar la emoción
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Del salón de clase al escenario: enseñar la emoción

En este breve texto se propone un acercamiento a una faceta medular en los estudios profesionales del teatro, que es observar, analizar y expresar emociones. Para ello planteo dos puntos de vista, el de la creación artística y su enseñanza y el de la persona que lo estudia, para lo cual integro reflexiones de Viridiana Tovar, estudiante de segundo año de la Escuela Nacional de Arte Teatral.

María del Alma
María del Alma, del Laboratorio de puesta en escena, Literatura Dramática y Teatro, UNAM, 2015. Fotografía de: Manuel CJ, RDU

El estudio profesional de la actuación en México apenas pasa de los sesenta años, y durante ese tiempo se ha extendido a casi una veintena de programas de licenciatura. Las instituciones decanas en esa enseñanza son el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México, que además han sido formadoras básicas de cuadros docentes.

Como parte del proceso de aprendizaje, los estudiantes de actuación tienen que desarrollar, además de técnicas expresivas, saberes relacionados con la crítica y el análisis que les permitan valorar el impacto que puede generar en la sociedad una creación artística en la escena; esto es, la relación lógica y expresiva entre todos sus elementos, algunos de los cuales son: texto, dirección, espacio y actuaciones. Una suma o integración que, si está articulada, provoca el surgimiento de la emoción en la escena y luego de allí su transmisión a los espectadores.

María del Alma
María del Alma, del Laboratorio de puesta en escena, Literatura Dramática y Teatro, UNAM, 2015. Fotografía de: Manuel CJ, RDU
Lo anterior tiene que ver con el posicionamiento del teatro como una oferta cultural apetecible para un número importante de espectadores, tanto así que en una ciudad como México, D.F., la cartelera de fin de semana es de más de un centenar de espectáculos.

Por ello la pertinencia de esta pregunta: ¿qué es lo que lleva a un espectador al teatro? Ésta es una pregunta delicada, para nada es tan común como ir al cine, donde los errores de cálculo no son frecuentes, uno sabe que va a ver una película de Hollywood, palomera, o bien, elige una opción de la Cineteca Nacional.

En el teatro la decisión pesa más. Un espectador que acude unas seis veces al año, espectador excepcional, por cierto, se piensa muy bien la obra que elige. Si la decisión fue buena, a la salida puede ocurrir que se sienta conmovido, con un llanto atorado en el pecho, o con una sonrisa luminosa en el rostro; una emoción que le durará horas y quizá días. Conversará sobre la obra en casa, en el trabajo, en reuniones familiares, pues sabe que la manera en que le han contado la historia o expuesto una situación ha sido excepcional. Héctor Mendoza, uno de los pensadores y creadores fundamentales del teatro contemporáneo en nuestro país, comentaba que si una pareja de espectadores decide ir a cenar cuando salen del teatro para comentar lo que han visto, se puede hablar de éxito: se llevan la escena a la mesa, la convierten en una experiencia degustativa que hace camino con alimentos y bebidas.

¿Cómo se relaciona con ello un estudiante de teatro con el estudio de las emociones? En palabras de Viridiana Tovar:
Hay muchos doctores, economistas, abogados y biólogos que trabajan con una contribución social inminente, mientras que la mayor parte de la gente no tiene necesidad de los actores. Efectivamente, cualquier persona que viva la pasión en su carrera, entenderá que ésta no podría limitarlo a un grado de escolaridad sino a un quehacer vital, que se realiza por supuesto para sí y también para otros, en este caso para el espectador y la sociedad que lo envuelve.
Este enfoque es interesante porque da por sentado que el componente de la pasión en el estudiante es un elemento común, y deseable, en el estudio de otras disciplinas.

Y más aún si se toma en cuenta el riesgo que señala David Mamet en su libro Falso y verdadero (2011), acerca de cómo las escuelas de teatro, al afanarse tanto en el estudio de determinadas técnicas expresivas, han omitido la relación con el espectador:
Es el público quien nos enseña interpretación y es el público quien nos enseña a escribir y dirigir. La escuela nos enseña a obedecer, y la obediencia en el teatro no los llevará a ningún sitio. Es un falso calmante.
Quedémonos entonces con la imagen de una puesta en escena como una unidad totalizadora, intercomunicada, poderosa y sutil a un tiempo; evocadora, peligrosa, sorprendente, elegante, misteriosa y profunda al mismo tiempo.

María del Alma
María del Alma, del Laboratorio de puesta en escena, Literatura Dramática y Teatro, UNAM, 2015. Fotografía de: Manuel CJ, RDU

En el proceso creativo que conduce a una escenificación con valores de organicidad, importa desde luego la confianza y la creencia, como expresa Viridiana,
Uno de los ingredientes esenciales en mi formación es creer. Para depositar la confianza en el teatro, debo alimentarla y renovarla en mí misma; no sólo intelectualmente sino con las vísceras, lo cual no implica una fe ciega, es una práctica diaria; entre una clase y otra, debo prepararme para seguir creyendo.
El proceso de crear, estudiar y profundizar en la emociones de la ficción es lúdico, intenso, transgresor,
Al estudiar el teatro, lucho y me venzo a mí misma, toda mi complejidad entra en el juego: mi psique en el consciente e inconsciente, los recuerdos añejados, mi carácter, mi personalidad y mis miedos; todas las cartas puestas sobre la mesa, eligiendo una a una para tirar la mejor partida. Atesoro esos momentos en los que al buscar en recovecos tan sutiles me arriesgo; soy vulnerable y plena al mismo tiempo.

Ahora bien, para hablar de mi cuerpo, no puedo dejar de lado mi pensamiento y mi emoción: esta tríade es inseparable. Aunque entender y manejar mi cuerpo siempre ha sido más sencillo que mi mente o mis emociones, cuando trabajo alguno de ellos se enfocan por consecuencia las otras partes. Por ejemplo, cuando trabajo la flexibilidad debo tener un pensamiento dúctil que permita a mi cuerpo responder, junto a una emoción libre para experimentarlo. Pero mi entrenamiento es sólo el punto de partida hacia mi proceso creativo.
Y claro que es un gran desafío para el estudiante integrar los saberes que estudia, con las características de la oferta cultural en el campo profesional, pues apela a su capacidad de gestión de proyectos escénicos desde su estancia misma en la escuela. Colectivos recientes que han logrado sostener una oferta en las carteleras comenzaron a gestarla desde que se encontraban matriculados, como es el caso de La sensacional orquesta Lavadero o Idiotas teatro.

Como director de escena y formador, me entusiasma encontrar en las veredas del aula estudiantes como Tovar, cuyas reflexiones en torno a su proceso formativo coadyuvan a mejorar el proceso de aprendizaje y la calidad y solvencia expresiva de muchos estudiantes de actuación y, con ello, el nivel artístico del teatro mexicano. fin

Bibliografía

BROOK, Peter. La puerta abierta. Editorial: Alba. 1993.

Para consulta:

INNES, Christopher, El teatro sagrado, Editorial: FCE, 1992.

MAMET, David, Verdadero y falso, Barcelona: Alba, 2011.

MENDOZA, Héctor. Actuar o no. Editorial: El Milagro. 2000.

MÜLLER, Carol, El training del actor, México: INBA-UNAM, 2007.

OIDA, Yoshi, El actor invisible, México: Alba, 1998.

SAVARIEGO, Morris, La indeterminación, México: Litográfica Eros S.A de C.V., Casa del Teatro, 2002.

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2015 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Ignacio Escárcega
Director, actor, dramaturgo y profesor.

Ignacio Escárcega Nació en la Ciudad de México, es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuvo distinciones académicas, tanto en la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro como en la Maestría en Letras. Desarrolla trabajo como director, actor, dramaturgo y profesor. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA.

Entre las últimas obras que ha dirigido se encuentran: Nos lleva el tren, de Camila Villegas (2011-2012), Tutoriales, de Verónica Maldonado (2012-2013), Afterplay, secuelas chejovianas, de Brian Friel (2012-2013) –premio APT a mejor Teatro de Búsqueda-, Hamlet o el jardín de las suspicacias, de Carlos Valencia (2012-2013), Finea en el Papaloapan (2013-2014), versión libre de Camila Villegas a La dama boba, de Lope de Vega, La amenaza roja, de Alejandro Licona (2014), para el Carro de Comedias de la UNAM, Muebles en la cabeza, de su autoría (2014), y El juego de Yalta, de Brian Friel (2014).


Viridiana Tovar
Estudiante del cuarto semestre de la Licenciatura en Actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes

Viridiana Tovar Después de formar parte del colectivo Sociedades Virtuales a cargo de Alfonso Riveyro en 2009, entrenó con la maestra Hebbe Rosell Masel. En Florencia, un año después, tomó el curso "Acting for film" en la New York Film Academy y filmó bajo la dirección de Catherine Castelli. Igualmente cursó el taller Del beso al arte del movimiento. En 2012, ingresó a la carrera de Actuación en Casa del Teatro, participando en el programa Toihyo de Código DF -Radio Cultural en Línea- de la Secretaría de Cultura; carrera que continuó en la Escuela Nacional de Arte Teatral -lo que la llevó a La Pocilga, bajo la guía de Vicens Alba Osante y Adriana Butoi-. Ha trabajado con artistas visuales como Rivelino y Carlos Gómez. Recientemente, participó como voluntaria en el proyecto Safari Tepito, que produce Daniel Jiménez Cacho. Actualmente colabora en Distrito Teatral, plataforma de difusión para las Artes Escénicas.

Actualizado hasta julio, 2015.


TOVAR, Viridiana, "Del salón de clase al escenario: enseñar la emoción", Revista Digital Universitaria, 1 de julio de 2015, Vol. 16, Núm. 7. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.16/num7/art54/index.html> ISSN: 1607-6079.

Del salón de clase al escenario: enseñar la emoción

Viridiana Tovar

Reflexión sobre cómo se realiza el estudio de las emociones dentro de las escuelas superiores de teatro en México, con la finalidad de lograr una eficacia artística en la escena y observar cómo esto se relaciona con el proceso de aprendizaje.

Palabras clave: actuación, teatro, cuerpo, mente, emoción.