31 de enero de 2004, Vol. 5, No. 1 ISSN: 1607-6079
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Asimismo, si un docente recoge evidencia de que los niños que ven programas científicos por la televisión obtienen mejores notas que los que sólo ven comiquitas, puede establecer la siguiente aserción:

  • La TV es un medio excelente para transmitir conocimientos científicos.

La anterior aserción marca el inicio de su investigación. Es el hecho que va a probar, a demostrar.

Indicadores para evaluar la evidencia

Es recomendable evaluar la evidencia. La página web del Departamento de Comunicación de la University of Washington, intitulado ARGUMENTATION muestra una serie de indicadores para evaluar la evidencia en las fuentes impresas y digitales: actualidad, imparcialidad, que exprese hechos y no opinión, credenciales del autor. Estos indicadores se expresan mediante preguntas que guían la evaluación que debe hacer el autor de su escrito en proceso de producción (o de afinamiento) o para medir la fiabilidad de una fuente consultada:

Is the information current?
Is the source biased?
Is the author expressing fact or opinion?
What are the credentials of the author?
(¿Está la información actualizada?
¿La fuente es imparcial?
¿El autor expresa un hecho o una opinión?
¿Cuáles son las credenciales del autor?) (Traducción nuestra)

Con relación a esta cuestión se puede aseverar que la mayor debilidad de los artículos que se someten a la consideración de los árbitros es que los escritores no evalúan críticamente la confiabilidad de la evidencia. Es frecuente leer en los trabajos que se citan autores que no son líderes en la investigación del tópico en estudio o pioneros de la investigación. Éstos son referidos por segundas fuentes, lo cual sólo resulta admisible cuando el segundo autor haya criticado, refutado o encontrado algún tipo de debilidad o fortaleza que lo haya inducido a plantearse el asunto o tema bajo una óptica distinta y así poder brindar al que indaga nuevos argumentos o perspectivas diferentes a las del primer autor. Lo aconsejable es tanto consultar directamente el trabajo original para precisar el dato en el marco de su propio contexto, como acudir a la fuente primaria, es decir, a los creadores de paradigmas y premisas que se han asumido como ciertas dentro de una comunidad del conocimiento. Situación todavía más lamentable se observa cuando, en el contexto de los trabajos de investigación en el área educativa, se citan, por intermedio de un segundo autor, datos extraídos de obras de investigadores, renovadores, creadores de paradigmas, de la estatura de Piaget, Ausubel o Vigotsky.

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