Migración rural y cambio de hábitos: impactos en el consumo y el medio ambiente

Documento sin título

Vol. 25, núm. 3 mayo-junio 2024

Migración rural y cambio de hábitos: impactos en el consumo y el medio ambiente

Nancy Velázquez Martínez Cita

Resumen

Al hablar de migración rural, es común asociarlo con cambios positivos que mejoran la calidad de vida. Sin embargo, la migración conlleva la adopción de nuevos hábitos de consumo que alteran las necesidades básicas, generando impactos negativos que suelen pasar desapercibidos y representan una amenaza para la biodiversidad, las culturas indígenas y el medio ambiente, elementos fundamentales para alcanzar la sostenibilidad global. En este artículo, se abordan las implicaciones ambientales del aumento del consumo de alimentos, de nuevos objetos y del crecimiento del área construida, analizando el fenómeno de la migración rural, desde sus repercusiones hasta las posibles soluciones para mitigar sus efectos negativos.
Palabras clave: Migración rural, impactos ambientales, hábitos de consumo, biodiversidad, soluciones.

Rural to Urban Migration and its Impact on Consumption Patterns

Abstract

When discussing rural migration, it is common to associate it with positive changes that improve quality of life. However, migration involves adopting new consumption habits that alter basic needs, generating negative impacts that often go unnoticed and pose a threat to biodiversity, indigenous cultures, and the environment, all of which are essential elements for achieving global sustainability. This article addresses the environmental implications of increased food consumption, new consumer goods, and the expansion of built-up areas, analyzing the phenomenon of rural migration from its repercussions to potential solutions to mitigate its negative effects.
Keywords: Rural migration, environmental impacts, consumption habits, biodiversity, solutions.


Buscando una mejor vida

El deseo de mejorar los ingresos, la calidad de la educación y los servicios de salud disponibles son los principales detonadores de la migración de zonas rurales a urbanas (Selod y Shilpi, 2021). A pesar de que los flujos migratorios tienen una gran variabilidad y heterogeneidad, se ha identificado que la región con mayor número de países de origen de migrantes rurales (pomr) es África Subsahariana (Selod y Shilpi, 2021), mientras que la región con mayor número de países destino de migrantes (pdm) es América del Norte y Europa (bbva Research et al., 2021; Chávez et al., 2021). A continuación, en la tabla 1 se muestran los principales pomr y los pdm considerados en este artículo:

Principales países pomr y pdm por región geográfica
Regiones geográficas Países origen de migrantes rurales (pomr) Países destino de migrantes (pdm)
Norte América y Europa Estados Unidos y Canadá; Reino Unido, Francia, España, Alemania, Rusia.
América Latina y el Caribe México, Guatemala, Honduras, El Salvador.
África del Norte Marruecos Arabia Saudita, Emiratos Árabes
África Subsahariana Senegal, Guinea, Camerún, Sudáfrica, Kenia, Tanzania, Zambia.
Asia Central y Meridional India
Asia Oriental y Sudoriental República de Corea
Australia y Nueva Zelandia Australia

Tabla 1. Principales países pomr y PDM por región geográfica.
Crédito: Elaboración propia con datos de Selod, H., y Shilpi, F. (2021). Rural-Urban Migration in Developing Countries Lessons from the Literature y BBVA Research et al. (2021). Anuario de Migración y Remesas México 2021.

Cambiando hábitos de consumo

Contrario a lo que muchos podrían pensar, adoptar un nuevo hábito de consumo no requiere varios años. Se estima que un nuevo hábito se desarrolla en un promedio de 66 días (Lally et al., 2010, citado en Vladimirova et al., 2022). Podemos adquirir nuevos hábitos según las preferencias de las personas con las que establecemos contacto, ya sea sobre objetos, herramientas e infraestructura que facilitan ciertas prácticas, o incluso sobre competencias y significados (mentales o emocionales) (Vladimirova et al., 2022).

El origen de los hábitos de consumo moderno se puede comprender desde dos maneras de interpretar las necesidades básicas (Streeten et al., 1984). La primera es en términos de las cantidades indispensables de alimentos, vestimenta, alojamiento, agua, y saneamiento para prevenir una salud deficiente, desnutrición y otros similares. La segunda interpretación se entiende como la satisfacción de los deseos propios de cada persona. Es fundamental integrar ambas visiones para descifrar los cambios de hábitos por la migración.

Se debe tener presente que el impacto de los movimientos migratorios depende de factores como el número de personas involucradas, el tiempo que dure la estancia, el posible retorno a la comunidad de origen (Lipton, 1980), así como del nivel de consumo de cada persona. Cabe destacar que no todos los migrantes rurales regresan a sus comunidades de origen. Por ejemplo, el 51% y el 75% de los hombres y alrededor del 32% y el 25% de las mujeres en África subsahariana y México, respectivamente, regresan a comunidades rurales en alguna etapa de sus vidas (Selod y Shilpi, 2021).

En lo que respecta a la cantidad de alimentos consumidos por persona al año, si un mexicano emigrara a los países de destino con el mayor consumo de huevo y leche (ee. uu. y Alemania, respectivamente), reduciría en unos 4 kg su consumo de huevo, pero podría llegar a consumir 148 kg más de leche al año. Considerando ahora los consumos máximos de carne de aves y de res de cada grupo de países, una persona emigrante rural podría llegar a consumir al año 21 kg más de carne de aves o 20 kg de carne de res adicionales. En cuanto al consumo promedio anual de otros tipos de carne, el de borrego y de cabra podría cambiar de 1.5 kg a 6 kg; el de puerco, de 6 kg a 33 kg; y el de pescados y mariscos, de 13 kg a 23 kg.

Ahora bien, ¿qué implicaciones ambientales tendrían estos alimentos? De acuerdo con su producción, destacan cuatro: emisiones de gases de efecto invernadero (gei), reducción del área habitable, aumento de extracción de agua dulce, y contaminación del agua de océanos y agua dulce por exceso de nutrientes, es decir, eutrofización (Ritchie y Roser, 2020). La mayor cantidad de emisiones de gei por kilogramo de los siete productos corresponde a la carne de res con 99.5 kgCO2eq/kg. En cuanto al área del suelo, la carne de borrego ocupa el primer lugar con 370 m2/kg. Mientras que la carne de pescado de criadero avanza al primer lugar cuando se trata de extracción de agua dulce, ya que requiere 3,691 l/kg. El último impacto, eutrofización, se debe principalmente a la producción de carne de res con 301 gPO4eq/kg, seguida de la carne de pescado (253 gPO4eq/kg) (ver figura 1).

Impacto ambiental por producción de kilogramo de alimento

Figura 1. Impacto ambiental por producción de kilogramo de alimento (carne de res, de borrego, de pescado de criadero, de cerdo, de aves, de huevo y leche).
Crédito: elaboración propia con datos de Ritchie, H., y Roser, M. (2020).

Recordemos que los cambios de hábito también implican el uso de nuevos objetos, herramientas, infraestructura o equipamiento. Por lo tanto, también se debe tomar en cuenta la cantidad de residuos, basura y área construida (ver figura 2). Del grupo de los países de destino con mayor consumo, quienes producen la mayor cantidad de basura son los estadounidenses (2 kg al día) (Kaza et al., 2018). En lo que se refiere a la basura electrónica (Global E-Waste Statisctics Partnership, s/f) y a los residuos plásticos (Ritchie y Roser, 2018), si una persona adquiere los hábitos de consumo de los países de destino con mayor consumo, podría llegar a tirar 200 g más de plásticos al día y 8 kg más de electrónicos al año. Se debe agregar que los desperdicios anuales de comida por persona son altos en todos los países; solo hay una diferencia de 8 kg entre los promedios de cada grupo (pomr =85 kg; pdm =76.2 kg) (unep, 2021). La figura 2 permite apreciar mejor la magnitud del impacto de los posibles cambios de hábitos de consumo entre los de los pomr y pdm.

Impacto ambiental por producción de kilogramo de alimento

Figura 2. Comparación de consumos por persona en los pomr y pdm. Nota. a) y b): residuos plásticos (kg/día) y basura electrónica (kg/año). d) y e): área (m2) construida y huella de biomasa (en miles de kg/persona/año).
Crédito: elaboración propia con datos de Kaza, S., Yao, L. C., Bhada-Tata, P., y Van Woerden, F. (2018). What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050, Ritchie, H., y Roser, M. (2018). Plastic Pollution, y de oecd. (2020). Built-up area and built-up area change in countries and regions.

Resulta sumamente importante mencionar a la industria de la moda porque, a pesar de que es responsable del 20% de las aguas residuales a nivel mundial y del 3% de las emisiones mundiales de CO2 (Igini, 2022), hoy en día la ropa se ha convertido en un producto más que se desecha tan pronto como se compra. Se calcula que por estadounidense se tiran, en promedio, 21,50 piezas por segundo en todo el país (Igini, 2022). Es más fácil entender la diferencia del impacto individual si consideramos que una persona estadounidense compra 56 prendas al año, cuando una hindú solo compra 5 al año (co Data, 2018). Con tanta ropa, es muy probable que estemos ingiriendo alimentos con varias de las 700,000 fibras microplásticas, que son piezas muy pequeñas de plástico que se liberan en una sola carga de ropa de poliéster. Para crear conciencia ante la creciente escasez de agua a nivel mundial, tal vez ayude un poco agregar que con el agua que se produce una sola camisa (2,700 l) podrías satisfacer tu sed durante dos años y medio (News European Parliament, 2022).

Para concluir con los ejemplos, tocaré otros cuatro aspectos importantes. (1) Referente al área construida por persona, existe una diferencia de 390 m2 entre los valores máximos de cada grupo de países. Los datos excluyen superficies pavimentadas y edificios comerciales, industriales, y “verdes” (oecd, 2020), de modo que pueden ser un tanto engañosos. (2) Sobre el índice de especies en riesgo de extinción (Lista Roja, con valores de 0 a 1), muchos podrían suponer que los pomr tienen menos especies en peligro que los pdm, pero no es así. Tomando en cuenta que los pdm extraen materias primas de los pomr para abastecer la demanda de su población y no agotar sus propios recursos naturales, no es raro que el índice más bajo del grupo de los pdm sea 0.82, mientras que el índice más bajo de los pomr es de 0.67. Entre más se acerque a cero, hay más especies extintas. (3) Por otro lado, si una persona del grupo de los pomr, de Zambia para ser más precisos, emigrara a Emiratos Árabes y se quedara allí durante al menos 18 días, que es el tiempo mínimo para adoptar un nuevo hábito de consumo, podría pasar de tener una huella hídrica de 2500 l/día a 8600 l/día. (4) En cuanto a la huella de biomasa, un habitante de Corea del Sur podría aumentarla de 0.35 T a 9.52 T si emigrara a Australia. Como hemos visto, hay una gran diferencia entre los hábitos de consumo de los dos grupos, por lo que el impacto ambiental del cambio de hábitos de consumo no es para nada insignificante.

Nuevas oportunidades y sus impactos escondidos

Para ilustrar mejor la relevancia de los movimientos migratorios y los cambios de hábitos de la población rural, este artículo analiza desde las causas que originan la migración rural hasta las posibles respuestas para mitigar sus impactos negativos (ver figura 3). La técnica de análisis utilizada (dpsir) permite identificar las siguientes etapas: 1. Las causas (conductores), 2. Las presiones, 3. El estado, 4. Los impactos y 5. Las respuestas de una problemática compleja.

1. Las causas que originan la migración rural son diversas. En la figura 3 se señalan ocho, sin descartar la búsqueda de nuevas formas de recreación o las mejores experiencias de vida que prometen las redes sociales.

2. Dentro de las presiones o cambios observables en el entorno físico de los países destino se destacan la demanda de infraestructura y equipamiento, así como la producción de alimentos.

3. Dado que gran parte de la población emigrante rural se establece en las periferias de las zonas urbanas para satisfacer sus “necesidades básicas”, se inicia la construcción de nuevo equipamiento y ampliaciones de infraestructura urbana, lo que intensifica el consumo de materiales de construcción y puede generar cambios de uso de suelo. El aumento de la demanda de alimentos implica cambios en el uso de suelo para producir más alimentos y propicia el aumento de la importación de estos.

4. Cuando los emigrantes rurales retornan a sus comunidades de origen, conservan los hábitos adquiridos en países extranjeros, reflejados en el consumo de agua, alimentos, vestimenta, productos electrónicos y viviendas. En algunos casos, se sustituyen, amplían o mejoran las viviendas según los criterios de diseño observados en los países destino. Los impactos de estos cambios pueden ser la pérdida de formas de habitar indígenas y la destrucción de hábitats naturales.

En el ámbito rural, el consumo de alimentos y otros productos suele ser controlado y no intensivo, especialmente en las comunidades indígenas. Sin embargo, cuando los hábitos de consumo se ven alterados por la migración, este consumo se vuelve intensivo y prácticamente descontrolado. Esto conlleva la implementación de prácticas como la cría masiva de animales en espacios reducidos, la aceleración de sus ciclos de crecimiento y el sacrificio cruel de aquellos que no cumplen con ciertos “estándares de calidad”, ya sea para el consumo humano o para la confección de prendas con pieles de animales.

Existe el riesgo de que esta cría masiva de animales en condiciones insalubres, junto con la importación de nuevas especies para satisfacer las nuevas “necesidades”, pueda provocar casos de zoonosis. Además, el aumento del consumo calórico y el abandono de actividades físicas incrementan las enfermedades no contagiosas, como la obesidad. Por otro lado, la contaminación empeora debido al incremento en el uso de productos de plástico, prendas de vestir y dispositivos electrónicos que son desechados sin haber completado su ciclo de vida útil.

De todos estos productos, muy pocos son reciclados; la mayoría termina enterrada, lo que genera montañas de basura en áreas verdes o forma islas de desechos en ríos, lagos y océanos.

Estas prácticas pueden llevar a la extinción de especies y la pérdida de áreas permeables y suelos fértiles, esenciales para el bienestar. Es importante destacar que las fuentes consultadas no diferencian entre el consumo rural y urbano, por lo que las cifras correspondientes a las zonas rurales de los países de origen podrían ser considerablemente menores que las especificadas.

5. Algunas posibles soluciones para mitigar los daños causados por los hábitos de consumo modificados por la migración podrían ser: la redefinición de dietas básicas y de los indicadores de pobreza, la difusión de los impactos negativos de los alimentos, la regulación del consumo de productos con alto impacto ambiental, el rescate de prácticas de consumo de grupos indígenas y la promoción de una cultura bioética y ambiental. La implementación de estas soluciones requiere la participación de varios actores y equipos interdisciplinarios, así como la creación de nuevas políticas y acciones individuales que puedan tener un impacto significativo.

Movimientos migratorios rurales

Figura 3. Análisis de movimientos migratorios rurales. Nota. Esquema basado en el marco conceptual DPSIR (Drivers, Pressures, State, Impacts y Responses; por sus siglas en inglés). El mapa incluye los principales corredores migratorios y el número de personas por región.
Crédito: elaboración propia con datos de BBVA Research, Fundación BBVA, y CONAPO. (2021). Anuario de Migración y Remesas México 2021.

Conclusiones

Todos nuestros patrones de consumo tienen impactos negativos, pero debemos ser conscientes de que en la búsqueda de lo que muchos llaman “progreso”, también podemos contribuir a la destrucción de la biodiversidad, las culturas indígenas y el medio ambiente, sobre todo si ignoramos el origen de lo que consumimos y el destino de lo que desechamos. No es fácil determinar qué hábitos y necesidades adquiridas por la migración tienen un mayor impacto negativo, ya que cada hábito genera efectos en cadena que están interconectados con otros, lo que hace que estimar el alcance del impacto sea muy complejo. Sin embargo, según lo revisado en este artículo, se podría concluir que los cambios de hábito relacionados con el consumo de carne de res, de borrego y de pescado, junto con el consumo de ropa, podrían ser los que generan más impactos negativos. Esto se debe no solo a su gran impacto en el agua, el suelo y la biodiversidad, sino también a las prácticas y procesos que someten a los animales, ignorando su sensibilidad, todo en aras de satisfacer nuestros deseos, ya que hoy en día, para muchos, consumir lo necesario y de manera responsable se percibe como sinónimo de pobreza.

Quizás los primeros pasos para abordar el problema planteado aquí sean establecer una cultura bioética y ambiental, pero sobre todo revalorizar y destacar siempre la importancia de los modos de vida indígenas. Es cierto que “no podemos acelerar el ritmo natural de reparación, pero quizás podemos frenar la velocidad a la que causamos daño” (Asimov y Pohl, 1994, p. 51). Consumir de manera responsable no solo es un acto de conciencia, sino también de empatía y respeto hacia la vida de otros seres vivos.

Referencias



Recepción: 17/03/2023. Aprobación: 12/03/2024.

Show Buttons
Hide Buttons

Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079