Una estrella en la divulgación: una nota en honor a Estrella Burgos

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Vol. 25, núm. 3 mayo-junio 2024

Una estrella en la divulgación: una nota en honor a Estrella Burgos

Guillermo N. Murray-Tortarolo Cita

Resumen

Estrella Burgos me enseñó que amar el conocimiento y querer compartirlo son sólo el principio de la formación; que un buen divulgador es también un gran narrador de historias. Esta nota es en honor a ella. Aunque se nos fue de este mundo, sus enseñanzas viven en muchos de nosotros, que tuvimos la fortuna de aprender de su increíble visión y experiencia en la divulgación de la ciencia.
Palabras clave: divulgación de la ciencia, divulgador, historias, contar historias.

A star in scientific dissemination: a note in honor of Estrella Burgos

Abstract

Estrella Burgos taught me that loving knowledge and wanting to share it are only the beginning of the training; that a good scientific disseminator is also a great storyteller. This note is in her honor. Although she left this world, her teachings live on in many of us, who were fortunate to learn from her incredible vision and experience in science popularization.
Keywords: Science popularization, Scientific Disseminator, stories, storytelling.


¿Qué es lo que hace a un buen divulgador de la ciencia? Me he hecho esa pregunta a través del tiempo, en muchas ocasiones. Definitivamente no se trata de la cantidad de cosas que uno escribe: les puedo contar infinidad de casos de colegas que parecen imprentas, con cada uno de sus textos más aburrido que el anterior, mientras que otros me maravillan con una o dos publicaciones en una década. Tampoco son las horas de un divulgador frente a la televisión, ni las palabras en un programa de radio o las letras en las notas periodísticas, ni los blogs, ni videos de YouTube o TikToks. Hay un elemento intangible que va más allá de todo lo anterior: un profundo amor por el conocimiento y el goce por compartirlo con otras personas. Ese gusto que surge de la curiosidad y las ganas de contárselo a quien lo quiera escuchar.

Por supuesto que la realidad es un poco más complicada. Amar el conocimiento y querer compartirlo son sólo el principio de la formación de un divulgador. No obstante, son la piedra angular; sin esto, todas las narrativas de divulgación son huecas, aburridas o insípidas. Después está el aprender a contar la historia. Y es aquí en donde muchos de mis más queridos colegas y, en más de una ocasión, yo mismo, nos atoramos. La pasión ardiente del conocimiento brota como un río descontrolado y no encuentra un hilo conductor. La ciencia, que está tan clara en la cabeza, se vuelve un jeroglífico ininteligible cuando la ponemos en papel. Así llegamos a la segunda conclusión: un buen divulgador de la ciencia es también un gran narrador de historias.

Bueno, me encantaría decirte que lo narrado anteriormente ha sido fruto de mi profunda reflexión o inspiración divina, pero lo cierto es que lo aprendí de una de las grandes maestras de la divulgación: Estrella Burgos. Esta nota es en honor a ella. Aunque se nos fue de este mundo el año pasado, sus enseñanzas viven en muchos de nosotros, que tuvimos la fortuna de aprender de su increíble visión y experiencia en la divulgación.

Un jovencito lleno de ilusiones y la importancia de una gran maestra

Tenía 23 años la primera vez que conocí a Estrella, cuando vinieron a dar un taller para formar divulgadores de la ciencia en Morelia. En ese momento estaba yo comenzando mis estudios de posgrado, en mi primer semestre de la maestría y, cosa curiosa, yo no llevé dicho taller. Pero sí lo hizo mi papá y en una de esas, coincidimos los tres en una comida. Al enterarse de que estaba estudiando, de inmediato me preguntó por mi tema y me motivó a que mandara un artículo a la revista ¿Cómo Ves?

Yo redacté un primer artículo, sobre cambio climático, aerosoles y árboles…, del que se puede decir que no tenía nada que ver con la divulgación de la ciencia. Era un rollo extremadamente técnico —aunque para mí fascinante—, narrado de forma confusa y enredada. Se lo mandé a Estrella, que tuvo la gentileza de tachármelo todo y explicarme el formato, estructura y forma para que tuviera más sentido. Acto seguido me embarqué en corregir mi monstruo, enfocándome en un solo tema (la mitigación del cambio climático), narrándolo a modo de historia y pidiendo a todo aquel que lo quisiera leer su opinión. Entonces envié una segunda versión. Seguramente aquí pensarás que la historia ya sería exitosa… No fue así. De nuevo, Estrella me regresó el artículo lleno de anotaciones, correcciones y sugerencias; y de nuevo me embarqué en corregirlo. Sería en la tercera versión que finalmente el artículo fue aceptado en la revista.

Este primer artículo, titulado “Mitigación del cambio climático: el papel de los bosques”, salió publicado en 2011 y fue el inicio de mi trayectoria en la divulgación. Estrella no sólo me abrió las puertas a esta maravillosa actividad, sino que tuvo la paciencia de enseñarme y explicarme. Me mostró la importancia que tiene la narrativa en la divulgación, así como la seriedad con que debe tomarse la información y los sustentos de la misma. A partir de ese entonces, me convertí en un ávido colaborador de la revista, y con cada nuevo texto recibí la misma retroalimentación por parte de Estrella. Cada corrección me fue ayudando a pulir mi estilo y encontrar mi voz, a narrar historias no sólo interesantes, sino a tratar de hacerlas divertidas y accesibles.

Ayudar a las nuevas voces

Estrella Burgos
Estrella Burgos.

Así como las historias tienen un inicio, también tienen un final. La última vez que vi a Estrella fue algunos años después de haberla conocido, un día que fui de visita a Universum (ahí se encuentran las oficinas de la revista ¿Cómo Ves?). Le caí de sorpresa y, pese a ello y su increíblemente ocupada agenda, tuvo el tiempo para recibirme y platicar por un buen rato. Charlamos sobre la vida, los proyectos y demás.

Hay una parte de la conversación que se me quedó muy grabada. Platicábamos sobre la formación en divulgación de la ciencia. Yo le contaba lo complicado que me resultó en un inicio, a lo que ella respondió que, si me parecía complicado siendo joven, el reto era mucho más grande para aquellos más establecidos académicamente que nunca habían incursionado en la divulgación. Esto no significaba que no lo pudieran lograr, pero ella creía firmemente que el esfuerzo se debe encaminar a formar divulgadores jóvenes, desde muy temprano en sus carreras. Supongo que esa misma idea fue la que la llevó a ayudarme desde un inicio.

Esa enseñanza —formar a los jóvenes— vive conmigo por siempre. Mi primera estudiante graduada de licenciatura terminó su grado con un artículo de divulgación y de allí he tratado que todos mis estudiantes generen al menos un artículo o nota de su trabajo de graduación. Cada vez que comienza el proceso, veo la pasión del conocimiento en sus ojos y el enredo que significa ponerlo en papel. Me acuerdo de mí mismo hace algunos ayeres, y lo importante que fue haber tenido una gran maestra. Trato de tenerles la misma paciencia que me tuvieron a mí, al formar a las nuevas voces y enseñarles la lección más importante que aprendí de Estrella: hacer divulgación es contar historias.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079