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La presencia de Tláloc en Uxmal

María Isabel Mercado Archila
Tláloc
  • Uno
  • Dos
  • Tres

Introducción

La intención de este trabajo es buscar relaciones de influencia o sincretismo entre las culturas maya de Yucatán y la teotihuacana, a través de las representaciones del llamado Tláloc teotihuacano identificadas en la zona de Uxmal. Por tal motivo se muestran, en primera instancia; las descripciones del Tláloc en el Cuadrángulo de las Monjas, posteriormente; las propias localizadas en el Templo del Adivino, ambas en Uxmal. De igual forma se ofrecen las características del estilo arquitectónico Puuc, muy propio de Uxmal y su vinculación con diseños de la deidad de la lluvia, para continuar con las diferentes propuestas y señalamientos que varios autores han determinado sobre la probable influencia de Teotihuacán en la zona Maya del Petén. Finalmente, se ofrecen comentarios y cuestionamientos sobre la probable relación intercultural entre ambas culturas.

Uxmal

Hablar de la presencia de una deidad Teotihuacana en la zona maya tiene sus complicaciones, sobre todo cuando se trata de la zona yucateca tomando en cuenta el desfase cronológico en el apogeo de ambas civilizaciones.
Uxmal es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Yucatán y fue el mayor y más famoso de los asientos del Puuc. La monumentalidad de sus construcciones y su trazo urbano permiten suponer que fue el centro del poder económico y político de esa región, hasta por lo menos el año 900 d.C. Aunque esta gran urbe prehispánica tuvo su apogeo durante el Clásico tardío (700-900 d.C.), se han encontrado evidencias de una ocupación continua que se remonta al año 500 a.C. y se extiende hasta el Clásico Terminal-Posclásico Temprano (800-1000 d.C.) (Hucim y Toscano, 1999:19). Según Barrera, en Uxmal hay ahora pruebas, por los vestigios en cerámica, de que el asentamiento estuvo ahí desde el período formativo, y se han confirmado vestigios del Clásico Tardío (Barrera, 1981 en Maldonado 1995:85).

El cuadrángulo de las monjas

En Uxmal, la estructura más espectacular es la llamada Casa o Cuadrángulo de las Monjas. Una estructura con cuartos que encierran un cuadrángulo, éste semeja el recinto de un monasterio al cual se llega por una entrada de arco falso en medio de la galería sur. La construcción está conformada por los edificios Sur, Norte, Oriente y Poniente, los cuales se encuentran sobre una plataforma a la que se debe acceder mediante una escalinata ubicada en el edificio Sur; el edificio Norte está en un nivel más elevado y por tanto destaca de los otros edificios, tiene once puertas y algunos de los dinteles son de madera (Fig. 1). El nombre de las “Monjas” fue dado al grupo, por el español Diego López, quien supuso que este monumento tenía la función de albergar a las vestales mayas (Thompson, 1984:107).

En Uxmal, la estructura más espectacular.
Figura 1. Cuadrángulo de las monjas vista general frente lado norte. Foto Isabel Mercado Archila.

Cronología

Existe para el Cuadrángulo de Las Monjas la fecha de radiocarbono (C14): 653 + - 100, que proporcionó una viga del dintel del edificio norte, un poco más tardía que la del edificio Inferior Poniente del Adivino: 569 +- 50, (Foncerrada, 1965:168). Por su parte Andrews da una fecha de C14 en 885 + - 120 (Andrews 1982 en Maldonado, 1988). Según Thompson (1984:107) el grupo es de época tardía, pues corresponde al final del Período Clásico, aunque quizás pocas décadas más tarde. Si se toman como base las fechas más antiguas, el lapso de tiempo es corto, sin embargo fue suficiente para que el estilo Puuc quedara manifiesto en los edificios Las Monjas y El Gobernador con todo su vigor plástico y refinamiento técnico.

Tláloc en el Cuadrángulo de las Monjas

En los dinteles señalados en el párrafo anterior, sobre los vanos de acceso, fueron grabados ornamentos de Tláloc y Chaac (Fig. 2) (Arqueología Mexicana. 2012: 37). Cabe mencionar que estas representaciones cuentan con los elementos mínimos que caracterizan al conocido Tláloc teotihuacano; las anteojeras y la nariguera (Mercado y Díaz, 2012: 1), aunque con las variaciones que vale la pena señalar:

Ornamentos de Tláloc y Chaac
Figura 2. Remates del cuadrángulo donde se identifica una imagen de Tláloc sobre 4 representaciones de Chac. Foto Isabel Mercado Archila.
a) No son idénticas pues en cada remate se aprecian diferencias entre ellas (Fig. 3A, B, C y D).

b) El símbolo del año se hace notar a manera de un trapecio, que aparecen en las anteojeras, bajo la boca o en ambas.

c) Las representaciones de Chac, dios de la lluvia, tampoco son idénticas entre sí (Fig. 2).

d) Los remates ya están muy dañados y sólo se observa parcialmente el tocado del remate ubicado al noreste, lo que limita bastante la comparación (Fig. 3 C).

e) Al parecer, en el Tláloc ubicado en el noreste del edificio, uno de sus ojos está cerrado y el otro abierto. El deterioro impide apreciarlo claramente (Fig. 3 A).

f) No se ven los característicos colmillos siempre presentes en las representaciones de Tláloc en Teotihuacán.

g) Estilísticamente hablando los Tlálocs presentan un estilo más sencillo en cuanto a ornamentación se trata, comparados con el resto del edificio. Ahora bien, para acercarse al por qué de la presencia del Tláloc teotihuacano en la zona maya debemos mencionar el Templo del Adivino en Uxmal, donde se encuentran al parecer, otras imágenes del Tláloc que nos ocupa.


Figuras 3a, b, c y d . Cuadro de imágenes de Tláloc. Tienen anteojeras, nariguera y colmillos pero son diferentes entre sí. Sobresale la presencia del símbolo del año. Cuadrángulo de las Monjas, Detalles. Fotos: Isabel Mercado Archila.

Tláloc en el templo del adivino

El Adivino es una estructura piramidal de planta más o menos elíptica que encierra dentro de sí cinco edificios superpuestos, construidos en diferentes períodos; las superposiciones indican además de una secuencia constructiva una secuencia estilística. Existe una fecha de radio carbono para esta construcción de: 56 + - 950.

El templo más antiguo de este grupo de edificios es el conocido como Templo Inferior Poniente, el friso se encuentra decorado con mascarones de Chac realizados con la técnica de mosaico de piedra y colocados sobre cada puerta; y para el tema que nos ocupa, se alternaron junto con estos mascarones una serie de lápidas de piedra con relieve al parecer de la deidad teotihuacana de la lluvia, Tláloc, en este caso sonriente, es posible observar el signo del año como orejeras y tocado. Los Tlálocs a su vez, se combinaron con paneles de plumas (Fig. 4) (Foncerrada, 1965:156).

Mascarones de una serie de lápidas de piedra con relieve de la deidad teotihuacana de la lluvia, Tláloc.
Figura 4. Dibujos de los Tlálocs presentes en el Templo de El Adivino. Dibujos de Rubén Maldonado. Tomados de y Maldonado y Repetto Beatriz. 1988 Los Tlálocs de Uxmal. En Revista de Antropología Americana. No. XVIII. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, España.

Foncerrada (1965:157) expone que los Tlálocs de la Pirámide del Adivino tienen la peculiaridad de ser representaciones naturalistas de un rostro humano expresivamente sonriente, lo que les da un carácter único dentro de la amplia iconografía del dios de la lluvia teotihuacano. Ciertamente es una representación particular, no obstante, las anteojeras y la nariguera están presentes. Los relieves de Tláloc del Adivino son casi idénticos unos de otros, diferenciados quizá más por la mano que las realizó que por los elementos que los conforman.

El estilo Puuc

Otro punto de estudio a considerar es el propio estilo arquitectónico de Uxmal, el llamado estilo Puuc. El término maya yucateco Puuc ha adquirido varias connotaciones en la literatura antropológica, se le ha utilizado para designar un área geográfica, una región arqueológica y un estilo arquitectónico, así como un período en la historia de los mayas, en esencia tiene un significado geográfico cultural. La definición más antigua del vocablo proviene del diccionario de Motul y de acuerdo a éste, Puuc quiere decir: “Cerro, monte o sierra baja o cordillera de sierra.” (Barrera, 2005: 19).

La ornamentación de los edificios Puuc por lo común se concentra en la parte superior de la fachada. En su elaboración se utilizó la técnica conocida como mosaico de piedra, en la que se tallan previamente los elementos decorativos. Las formas de los motivos son principalmente geométricas: columnas remetidas, bandas cruzadas o celosías, columnas de mascarones de Chac, usualmente dispuestas en las esquinas (Fig. 5) (Barrera, 2005: 24). Así, grecas, celosías, columnas, tamborcillos, mascarones y serpientes, se conjugan armoniosamente para lograr un equilibrio formal absoluto. (Foncerrada, 1965:39).

Ornamentación de los edificios Puuc, comúnmente concentrada en la parte superior de la fachada.
Figura 5. Estilo Puuc. Uxmal. Cuadrángulo de las Monjas. Edificio Este. Foto Isabel Mercado Archila.

Barrera hace resaltar que, a pesar de que Uxmal comparte elementos arquitectónicos y decorativos con otros sitios de la región Puuc, posee un estilo que lo singulariza, y es la presencia de elementos como la serpiente emplumada, el jaguar bicéfalo y otros símbolos iconográficos lo que hace manifiesto que Uxmal estaba sujeto a un gran movimiento cultural y comercial, a diferencia de otros sitios del Puuc. (Barrera, 1995: 25).

Mascarón estilo Puuc; representa al dios de la lluvia y es uno de los símbolos religiosos más antiguos del arte maya.
Figura 6. Estilo Puuc, Chac. Uxmal. Detalle, Foto Isabel Mercado Archila.
Su relación con Chaac no es ignorada, ya Foncerrada (1968:22-23) señalaba que el estilo Puuc escogió al mascarón del dios de la lluvia como el motivo clave del patrón iconográfico que utilizaría para ornamentar sus monumentos. El mascarón es uno de los símbolos religiosos más antiguos del arte maya que aparece desde épocas muy tempranas, flanqueando escaleras de basamentos piramidales, decorando muros y cresterías o formando parte en estelas, altares y lápidas de piedra. En las ciudades de la zona central maya, el dios de la lluvia se representó como un rostro humano de largo y ondulante apéndice nasal, en el arte Puuc, la versión local del mismo dios se realizó por medio de un mascarón de piedra cuya larga nariz la constituye un gancho de piedra que se proyecta hacia el exterior (Fig. 6). Por lo anterior no ha sido difícil relacionar el estilo Puuc con la deidad acuática, sin embargo, sigue llamando la atención que esté presente, en el caso de Uxmal, tanto la deidad local como la extranjera.

Influencias extramayas en el estilo Puuc

A continuación se reportan datos que según Martha Foncerrada, (1965:43) ligan el estilo Puuc con influencias extranjeras.
  • La acción de culturas extramayas se advierte en la conformación del estilo Puuc. Baste considerar algunos elementos que ilustran este punto. La presencia en Uxmal de deidades teotihuacanas y la manifiesta preferencia del estilo Puuc por la forma geometrizada, pudiera explicarse parcialmente por la intrusión en el norte de Yucatán de grupos humanos portadores de una tradición cultural, que había incorporado para sí elementos teotihuacanos y de las culturas del Golfo; estos moviéndose a lo largo de la costa de Tabasco y Campeche, llegaron al norte de Yucatán durante el auge de Teotihuacán o poco después del colapso del final.

  • De El Tajín pudo haber recibido lo Puuc el gusto por el empleo de la greca escalonada o xicalcoliuhqui, motivo decorativo que se conoció y empleó en varias áreas culturales y cuyo lugar de origen no se ha localizado.

  • En Uxmal aparecerán motivos fálicos significativos de un culto a la fertilidad cuya procedencia parece provenir de la región huasteca.
De tomarse como verdadero lo anteriormente expuesto, las relaciones interculturales en la zona Puuc se hace más evidentes.

Influencias teotihuacanas

Estela 2 Bonampak.
Figura 7. Estela 2 Bonampak. Detalle. Foto Isabel Mercado Archila.
Hablar de la presencia de una deidad Teotihuacana en la zona maya tiene sus complicaciones, sobre todo cuando se trata de la zona yucateca tomando en cuenta el desfase cronológico en el apogeo de ambas civilizaciones. A pesar de tal circunstancia, se presentan a continuación las propuestas de un posible contacto entre ambas culturas.

Inevitable consecuencia de la caída de Teotihuacán, fue la dispersión de los grupos que la habitaban, Jiménez Moreno opina que un grupo importante de estos teotihuacanos emigraron al sureste, hacia la región maya. (Jimenez Moreno, 1959, en Foncerrada, 1965:37). Lo anterior explicaría la presencia en Copán de una estela fechada en 9.12.10.0.0. (682 d.C.), con un personaje cuyo tocado ostenta el rostro de Tláloc y calza sandalias decoradas con glifos teotihuacanos. Así pues, las representaciones del Tláloc ya señaladas en Uxmal, al igual que las esculturas que adornan la parte central de los paneles serpentinos que son búhos teotihuacanos, son semejantes a los que coronan el Tláloc de los frescos de Tepantitla. (Foncerrada, 1965:37).
Viajaron ideas y formas estilísticas de norte a sur y de sur a norte y el período clásico es un ejemplo del contacto vital que debió haber existido entre focos culturales significativos, llámese Tajín, Xochicalco, Teotihuacán, Kaminaljuyú o Monte Albán. (Foncerrada, 1965:37)
Comparto la idea de Martha Foncerrada (1965:37) al mencionar que las ciudades del área norte maya pueden relacionarse con el Petén temprano, tomando en cuenta que las ciudades del área norte tienen una trayectoria cultural que corre paralela a la de ciudades tan antiguas como Uaxactún.

Thompson (2006:328) expone, que cabezas de Tláloc típicas y fácilmente identificadas aparecen en monumentos y cerámica del período Clásico en varios centros ceremoniales de la región maya central, sobre todo en Tikal y Copán. Estas apariciones son atribuibles en parte, a influencias de Teotihuacán, donde el culto de Tláloc tenía una importancia suprema, pero cita el autor, que otras figuras de Tláloc aparecen en monumentos de la región central; erigidos después de la declinación de Teotihuacán.

Para Thompson, se podrían explicar estos cultos esporádicos de Tláloc como aberraciones de la jerarquía, impuestas por gobernantes, extraños invasores; o aceptadas por estar de moda los cultos extranjeros:
Me sorprendería enormemente saber que el culto a Tláloc tuvo jamás el menos asiento en los ritos de la milpa de los campesinos mayas, aunque en lo esencial, Chac y Tláloc son tan parecidos como dos serpientes de agua dentro del mismo estanque. (Thompson, 2006:329)
Por su parte Arellano (2003:146) apunta, que muchos investigadores dicen que Tláloc llegó de Teotihuacán al área maya alrededor del siglo IV d.C., junto con soldados mercenarios que intervinieron en una guerra entre Tikal y Uaxactún, y que dicha imagen fue rápidamente adoptada por los mayas.

Estela 2 Bonampak.
Figura 7b. Estela 2 Bonampak. Detalle. Foto: Isabel Mercado Archila.

Acerca del significado de la imagen de Tláloc, Arellano (2003:147) menciona que hay consenso en que se trata de una deidad bélica. Aparece relacionada con armas y rodelas; con los gobernantes sobre sus cautivos de guerra; con ritos de sangrías rituales, a manera de invocaciones para que se manifestara concretamente en la forma de los antepasados; y en específico, con los fundadores de las dinastías reinantes. Es posible entonces que a través de estos significados el dios llamado Tláloc sea una advocación del Monstruo de la Tierra, común en la iconografía maya. Por otro lado, el tocado con signo del año característico de la imagen de Tláloc, quizás responde al relato del origen del tiempo según el Chilam Balam de Chumayel, y serviría como recordatorio de aspectos fundamentales de la Cosmogonía: El instante en que los dioses crearon, junto con la tierra, al tiempo. (Arellano, 2003: 147).

A este respecto, López Austin llama a los tlaloques: axis mundi o postes cómicos en cuanto permiten que fluyan por ellos, en ascenso y descenso, las energías cósmicas duales. Los llama “Dioses del Tiempo” (López 1994, en Arellano 2003:169) Esto explicaría dice Arellano, por qué el tocado con signo del año identifica a Tláloc y sus desdoblamientos son dioses del tiempo. Por su parte, Piña Chan también señala que aquellos que llevan tocado con símbolo del año son “señores del Tiempo”. Aunque lo relaciona más directamente con Quetzalcoatl diciendo que es una deidad que tiene relaciones con la lluvia y con el año o tiempo cíclico. “una especie de señor del tiempo Tláloc” (Piña Chan, 1977: 34).

Para Alfonso Arellano, (2002:170-171) el proceso de adopción y adaptación del complejo Tláloc en la zona maya (anteojeras, bigoteras y nariz descarnada en forma de 3), tuvo su origen en el Clásico Temprano. En Especial se aducen las vasijas de fuerte sabor teotihuacano en tumbas mayas, al lado de los elementos del complejo Tláloc en los relieves de piedra. Sin embargo la mayoría de los ejemplos escultóricos se sitúan en el Clásico Tardío, es decir, son contemporáneos a la decadencia teotihuacana. El obvio desfase cronológico se ha explicado con base en el “renacimiento” maya de una tradición de origen teotihuacano con tanta fuerza que traspasó las barreras de tiempo y espacio, y los mayas lo establecieron en forma definitiva como conjunto iconográfico propio.

Arellano (2002: 170-171) expone que la presencia de este complejo Tláloc está ligado a tres mensajes (Fig. 7):
  1. Invocar o recordar antepasados, por lo común fundadores de dinastías. Ejemplo dintel 25 de Yaxchilán.

  2. Efectuar rituales cruentos, en especial autosacrificios. Ejemplo Dintel 17 de Yaxchilán, Estela 1 y Estructura 1 Bonampak.

  3. Preparar una batalla, hacer prisioneros o triunfar sobre los vencidos. Ejemplo Dintel 2 de piedras negras, Dintel 8 Yaxchila´n, Estela 24 naranjo y 2 pilas y esculturas de Jaina.

Influencias extranjeras en la zona maya

La imagen sonriente de los Tlálocs del Adivino son intrigantes, precisamente por representar a la deidad sonriendo. La sonrisa, como elemento expresivo de la plástica prehispánica, fue un recurso que manejó magistralmente la escultura totonaca (Fig. 8) (Foncerrada, 1965:15).

Imagen sonriente de los Tláloc.
Figura 8. “Carita Sonriente” Totonaca. Museo Nacional de Antropología. Foto: Isabel Mercado Archila.

Con relación a esta influencia extranjera, José Huchim propone que: una intensa y prolongada sequía acompañada de hambruna registradas hace más de un milenio en Uxmal, Yucatán, propició que los antiguos mayas además de venerar a Chac, dios de la lluvia, también recurrieran a la deidad azteca (sic) equivalente, Tláloc, para solicitarle la obtención del vital líquido. Lo anterior, también lo revelan diversas representaciones escultóricas de la divinidad mexica en dos de los principales templos de dicha región. Aunque la veneración de Tláloc podría considerarse como “falta de fe” en su propio dios de la lluvia, Chac, la realidad es que fue una “solicitud de apoyo” para su deidad rectora, sin que ello significara su desplazamiento (INAH, 2009). Aquí el problema está en las fechas, debido a que durante el desarrollo de Uxmal, la deidad azteca aún no se hacía presente en el mundo mesoamericano, sin embargo, podría aplicarse la idea de la deidad del altiplano central sin particularizar.

Como datos de referencia también es significativo exponer que en el Templo de los Guerreros de Chichen Itzá, se esculpieron representaciones de un personaje con una sola pierna y con otro rasgo distintivo: el motivo convencional de un espejo humeante. No cabe duda de que nos encontramos en presencia de un precursor maya del dios azteca: Texcatlipoca (Baudez, 2007: 34). Paradójicamente, este personaje desaparece del conjunto de los dioses mayas en el Posclásico Tardío; su presencia en Chichen Itzá indica transformación en el mundo mítico, debido a influencias foráneas (Baudez, 2007:34).

Comentarios a manera de conclusiones

Ciertamente, con lo expuesto aún no es posible especificar si se trata o no de la representación teotihuacana de Tláloc, y en caso de ser así tampoco se puede determinar si la influencia fue directamente llegada del altiplano central, no obstante lo anterior se ofrecen las siguientes observaciones que acercan a las probables respuestas:
  1. Uxmal al parecer fue habitado, cuando Teotihuacán permanecía como la capital importante de México, en el 500 d.C.

  2. Uxmal contó con la presencia, ya sea por invasión o por mutuo acuerdo (matrimonios quizá), de representantes del centro de México que llevaron elementos importantes de su cultura; entre esos elementos quizá Tláloc jugó un papel significativo.

  3. Al parecer también tuvo influencias de culturas del Golfo; existen pruebas de la presencia de Tláloc en Tajín desde épocas clásicas. Así que Tláloc, también pudo haber sido llevado desde estas regiones a Yucatán, si tomamos en cuenta la expresión fálica y la cara sonriente.

  4. La iconografía de Tláloc en Uxmal está muy vinculada con el símbolo del año, lo cual puede no marcar su presencia como deidad de la lluvia superior a la deidad local sino con otra carga simbólica, el tiempo.

  5. Tláloc pudo ser llevado de la zona del Peten a la zona norte maya, si tomamos en cuenta las representaciones con el símbolo del año como anteojeras y tocado que no fueron típicas de Teotihuacán.

  6. . También se podría tratar de una traducción, es decir, que los nombres: Chac y Tláloc, estuvieran escritos en maya y teotihuacano, como se sugiere sucedió en Copán.

  7. La presencia teotihuacana en la zona maya, podría haber destacado no por influencia sino por presencia. Es decir, los teotihuacanos que llegaron a vivir ahí y se incorporaron a esa cultura.

  8. Tal vez un pueblo maya fue a Teotihuacán, y tras la caída de ese imperio regresan a la zona maya. Después vuelven al centro y posteriormente se reintegró a la zona maya.

  9. O viceversa, los Teotihuacanos tras su caída van a la zona maya, después regresan al centro de México y finalmente se incorporan a la cultura maya.

  10. En el período epiclásico hay presencia maya en el centro de México, esto apoyado con las crónicas del Chilam Balam que dice que los Itzaes regresaron dos veces a Chichén.

  11. Relacionado con la propuesta de Hucim, considero que la teoría que establece que el pueblo maya, pidió ayuda a una deidad extranjera, no podría ser; sobre todo por la lógica maya de no adorar personajes por sí, sino por lo que representan. De alguna manera se refieren a la tormenta, a la lluvia o al agua en general y la representan simbólicamente, no adoran al ser sino a lo que representa, además, no hay una sola deidad del agua son varias y una sola a la vez.

  12. Ahora bien tomando en cuenta la propuesta de Arellano, considero que no se debe trabajar de la misma forma la influencia teotihuacana en la zona del Petén en el Clásico, que en Yucatán en el Clásico Tardío.

  13. Quizá en la zona del Petén sea más probable encontrar relaciones directas con Teotihuacán.

  14. Tampoco se debe tomar por igual el significado en la arquitectura, que en los ropajes de los personajes en las estelas.

  15. Creo que el hecho de considerar el símbolo del año como algo que identifica a Tláloc le da una importancia de por sí. Propongo que debería trabajarse un poco más esta idea de señalar el puro símbolo del año como algo que remita directamente con Tláloc, recordando que el símbolo del año como atributo de Tláloc es poco representado en Teotihuacán.

  16. El símbolo del año como atributo de Tláloc, podría no sólo ser un título de “Señor del tiempo” relacionado sólo con la creación, sino con el cómputo mismo del tiempo.

  17. Quizá Uxmal simplemente fue una ciudad dedicada a la deidad de la lluvia presentando todas y cada una de sus advocaciones.
Ahora bien, hay otros puntos que deben ser tratados con singular cuidado para continuar la investigación, uno de ellos es que la representación de Tláloc en el Cuadrángulo de la Monjas está sobre o encima de la representación de Chac, ¿esto tendría relación con líneas de jerarquía?. Otro punto, es la probable representación de un ojo cerrado que llevaría a relacionar a Tláloc con otras deidades mayas quizá el Dios de la muerte.

Recientemente, Guillermo de Anda localizó un objeto que asemeja una máscara de Tláloc en el Cenote de Holtum, muy cercano a Chichen Itzá, lo que podría indicar una continuación de la presencia de Tláloc en la zona maya para épocas más tardías (Comunicación Personal). Aún no ha sido posible estudiar dicho objeto por encontrarse en las profundidades del Cenote y la imagen existente no permite distinguir rasgos Clásicos o Posclásicos de la deidad. Lo que llama la atención es que forma parte de una ofrenda acuática.

El camino hacia las respuestas es aún basto, sin embargo ya se están trazando varias rutas que nos ofrecerán información, no sólo de la presencia de una u otra deidad fuera de su zona originaria, sino también de las líneas culturales trazadas en el Mundo mesoamericano fin

Bibliografía

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2013 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
María Isabel Mercado Archila
Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Academia de Arte y Patrimonio Cultural.

Isabel Mercado Archila Maestría en Historia del Arte (UNAM) y Docencia (Universidad Justo Sierra), especializada en Arte prehispánico.

Investigadora permanente de los proyectos PAPIIT IN405208 y IN401811 “Tras las huellas de Teotihuacán, el emblema de Tláloc en Mesoamérica” y “Tláloc y las deidades de la lluvia en la América Indígena” en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, así como del Seminario de Astronomía Americana del Instituto de Astronomía también de la UNAM.

Responsable de la exposición “Los rostros de Tláloc en Mesoamérica”. Zona arqueológica de Teotihuacán, Noviembre 2011-Agosto 2012. Centro Cultural Mexiquense Diciembre 2012- Marzo 2013.

Ha realizado investigaciones y presentado ponencias en coloquios y congresos nacionales e internacionales relacionados con el tema del llamado Tláloc teotihuacano y los vínculos e influencias que tiene éste con el resto de las culturas mesoamericanas, así como de La pintura mural teotihuacana, desde el punto de vista iconográfico y como patrimonio cultural en riesgo.

Profesora Titular de las Materias Historia del Arte y Arte Mesoamericano en la Licenciatura de Arte y Patrimonio Cultural.

MERCADO Archila, María Isabel "La presencia de Tláloc en Uxmal" Revista Digital Universitaria [en línea]. 1 de junio de 2013, Vol. 14, No.6 [Consultada:]. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.14/num6/art08/index.html> ISSN: 1607-6079.

La presencia de Tláloc en Uxmal

María Isabel Mercado Archila

La intención de este trabajo es buscar relaciones de influencia o sincretismo entre las culturas maya de Yucatán y la teotihuacana, a través de las representaciones del llamado Tláloc teotihuacano identificadas en la zona de Uxmal. Por tal motivo se muestran, en primera instancia; las descripciones del Tláloc en el Cuadrángulo de las Monjas, posteriormente; las propias localizadas en el Templo del Adivino, ambas en Uxmal. De igual forma se ofrecen las características del estilo arquitectónico Puuc, muy propio de Uxmal y su vinculación con diseños de la deidad de la lluvia, para continuar con las diferentes propuestas y señalamientos que varios autores han determinado sobre la probable influencia de Teotihuacán en la zona Maya del Petén. Finalmente, se ofrecen comentarios y cuestionamientos sobre la probable relación intercultural entre ambas culturas.

Palabras clave: Tláloc, Chac, Deidades de la lluvia, Teotihuacán, Mayas.