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Octavio Paz: raíces de su pensamiento (sigue)

El silencio se manifiesta para el filósofo austriaco como testigo de la insuficiencia del lenguaje al tiempo que plantea la posibilidad de comunicación mediante la poesía. Al acabar el discurso filosófico, comienza el poético y, al terminar el poético, puede oírse el silencio. Así, el silencio dice algo que las palabras no pueden expresar. Paz desea que su poesía sea transparente en el sentido de que el lector pueda hacer desaparecer los signos y conseguir así el placer estético. La transparencia es el sentido de su poesía, la lectura abolida. De ese modo se puede acceder al otro lado de la realidad, lo que está más allá, y, cuando todo se disipa, queda la transparencia, que permite no caer en la locura, y la elocuencia del silencio.5

La influencia de Heidegger en Paz es un tema importante y poco estudiado.6 El escritor mexicano partió de Heidegger para considerar la poesía como una visión reveladora del ser al desplegarse en la temporalidad del lenguaje. Gadamer cree que el lenguaje hace la constante síntesis entre el horizonte del pasado y el horizonte del presente. Nos entendemos conversando y utilizamos las palabras que nos hacen compartir las cosas referidas7. El ser es, de manera radical, otredad8. El hombre es un ser que está siendo y el motor de su movimiento es el deseo9. El poder de la poesía consiste, precisamente, en descubrir aquello que somos a través de un acto de la imaginación10. Si la poesía tiene importancia para el hombre, la tiene porque se trata de una de las vías más altas de su ser. El deseo, el querer, se puebla de imágenes en las que podemos reconocernos, aunque sólo sea por un momento. El tiempo ostenta un rostro que, inmediatamente, desaparece. Esa visión equivale a una eternidad rodeada de tiempo 11.

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El legado de Heidegger a Paz se mundaniza12, se llena de mundo sin perder el desafío ni la radicalidad. Legado que también procede de Mallarmé. La obra de Paz gravita esencialmente sobre un mundo hecho de relaciones. El mundo está colocado entre las personas13. Todo poema, en última instancia, es una metáfora que tiene que señalar algo más que mero lenguaje. La poesía es forma que se abre, se hace espacio donde la realidad tal cual, brota. Así, “La casa de la presencia”14 significa tiempo que se manifiesta en el ahora y presencia que reconcilia los tiempos pasado y futuro. Lo que el poeta mexicano incorpora a su visión de la poesía y de la vida son los opuestos reconciliados: ser y nada, plenitud y vacuidad, vida y muerte15. “Lo otro” está siendo y dejando de ser16, y su dejar de ser no es un fracaso sino la característica de nuestra condición. Se empapa de estructuralismo, aunque su influencia fue superficial, ahonda en las filosofías de la China, el pensamiento y la poesía del Japón, el budismo clásico y el tantra, con base en lo cual compara Occidente con Oriente, deja atrás el surrealismo, se aparta del existencialismo y compone una síntesis ontológica en su pensar y de arte combinatoria en su poética, como un acercamiento de la realidad, que será una revalorización de la naturaleza y una interacción del ser con el cosmos, en busca de una fraternidad humana y de una unidad de hombre y mundo, y de los hombres entre sí, ambas


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