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Un poeta universal o la universalidad de Paz (sigue...)

El tiempo de Octavio Paz es el presente, un presente perpetuo, clave de su obra. Su discurso en Estocolmo se titulaba La búsqueda del presente35. Esta inquietud ha sido una constante a lo largo de todos sus escritos que no ha sufrido variaciones esenciales como ha ocurrido con otros temas. “El tiempo es una nota constante en todo lo que yo he escrito. Y es que finalmente somos hijos del tiempo, esclavos del tiempo y rebeldes del tiempo”. Es marcada la insistencia en que el remedio entre el pasado que se aleja y el futuro que nunca llega, está en el presente; en él hay que fundar una nueva política. En definitiva, la reforma de nuestra civilización deberá comenzar con una seria reflexión sobre el tiempo. Y al reflexionar sobre el ahora, no renunciamos al futuro ni olvidamos el pasado, sino que el presente es el encuentro de los tres tiempos36. Gadamer afirma, en este sentido, que toda vivencia implica horizontes anteriores y posteriores y se funde, en última instancia, con las vivencias presentes de antes y después, en la unidad de la corriente vivencial37.
El ensayista mexicano sueña con un universo de correspondencias, con un espacio inextenso donde el tiempo fluya sin desplazarse, retornando sin cesar a su origen, retroceso que se produce como consecuencia de la búsqueda de la modernidad. En definitiva, Octavio Paz nos remite a una espiral, línea que jamás regresa y que regresa continuamente. “Nunca volvemos al pasado y por esto todo regreso es un comienzo”38. Las preguntas no varían, cambia el tiempo en el que se hacen y, ante ellas, se abre un espacio desconocido que sólo comunica una vaga esperanza alejada del entusiasmo de otras reflexiones. El hombre debe solucionar el vacío que le proporciona el deseo de regresar a la totalidad de la que fue arrancado, así como el sentido de su vida y de su muerte. El hombre necesita oír la voz del poeta39.

Del mismo modo, la mujer es, sobre todo su cuerpo, centro de vibraciones y resonancias que inmoviliza el tiempo y lo ahonda en un presente puro. Ese instante significa plenitud del deseo y correspondencia con el mundo. Es lo instantáneo como fijación de un vértigo mediante una fijeza momentánea40. Junto a ese instante mágico de la fusión de opuestos, de revelación, comparable al éxtasis de los místicos occidentales y a la fusión amorosa, se plantea el problema de su necesaria disipación por tratarse de un instante. La poesía se dice y se oye, es real y, apenas decir que es real, se disipa. Por eso, resulta esencial la fijación de un instante en la percepción41. Constituye uno de los núcleos motores de toda la obra poética de Paz, la esencia de su poesía. En ese instante la conciencia puede encontrarse a sí misma.

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