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El Encuentro Vuelta

El Encuentro Vuelta Por su parte, en nuestro país revivíamos de los escombros y cenizas de la década de los años ochenta. Corría el segundo año del gobierno de Carlos Salinas y su cuestionada legitimidad se deslavaba a fuerza de demagogia ramplona bajo el eslogan de nuestro inminente ingreso al primer mundo.

En medio de ello, se lleva a cabo el Encuentro Vuelta entre los días 27 de agosto y 2 de septiembre de 1990, a escasos diez meses de la caída del Muro y el inicio de la reintegración de Alemania. El tema eje, mismo que dio la denominación oficial al encuentro fue: El siglo XX: La experiencia de la libertad. Durante la conferencia inaugural Octavio Paz explicó el sentido y razón de este título:

Muchas personas me han preguntado por qué lo hemos titulado El siglo XX: La experiencia de la libertad. Diré muy brevemente: porque me parece que la libertad, más que una idea o un concepto, es la experiencia. La idea de la libertad es del dominio de la filosofía. Pero el término escapa a las definiciones. La disputa entre la libertad y el determinismo nació al mismo tiempo que el pensamiento filosófico, y sigue abierta. Una expresión célebre confirma la extraordinaria ambigüedad de esta palabra: “La libertad es la elección de la necesidad”. Esto es la gran refutación de la libertad y al mismo tiempo su gran victoria. En la tragedia griega encontramos la misma indecisión: para que la fatalidad se cumpla, nos dicen una y otra vez Esquilo y Sófocles, se necesita la complicidad de la voluntad humana. Los agentes del destino son los hombres, y los hombres conquistan la libertad cuando tienen conciencia de su destino. Enigma filosófico y paradoja poética, la libertad es también un misterio teológico: “Somos libres por la Gracia de Dios”. Entonces, pienso que la libertad, más que una idea filosófica o concepto teológico, es una experiencia que todos vivimos, sentimos y pensamos cada vez que pronunciamos dos monosílabos: sí o no. La libertad, que no se deja definir en un tratado de muchas páginas, se expresa en un simple monosílabo.2

El encuentro dio pie a la edición de los contendidos de los debates, conclusiones, entrevistas y citas de artículos relacionados con la temática en cuestión que hubiesen sido publicados con anterioridad en la revista Vuelta3. La edición alcanzó siete volúmenes. Los títulos de cada uno de ellos da cuenta de la temática particular que se abordó en cada una de las mesas de trabajo: 1) Hacia la sociedad abierta: Del socialismo autoritario a la difícil libertad I y II, Del comunismo a la sociedad abierta; 2) El mapa del siglo XXI: La nueva Europa, Estados Unidos y América latina, ¿Hacia una nueva Europa?; 3) La palabra liberada: Los intelectuales y la nueva sociedad, De la literatura cautiva a la literatura en libertad; 4) Las pasiones de los pueblos: Las tensiones nacionalistas y religiosas I y II; 5) El ejercicio de la libertad: política y economía: De la economía estatal a la de mercado, Balance y perspectivas; 6) Las voces del cambio: 7) Miradas al futuro recopilan entrevistas varias a los protagonistas del Encuentro.

La revisión del panteón intelectual congregado deslumbraba: doctores en Ciencias sociales y humanísticas; periodistas y directores de diarios y revistas políticas, económicas y sociales; filósofos católicos y socialistas; críticos de cine, literatura y arte; militantes y ex militantes de partidos comunistas, socialistas, democrático-católicos; sindicalistas y ex sindicalistas; diplomáticos, académicos y lores británicos; poetas, narradores y ensayistas. Europa y América marcadamente, pero aún con presencia de Australia y Rusia, por supuesto.

Algunos de los participantes fueron: Agnes Heller y Feren Fehér, Valtr Komárek, Bronislaw Geremek, Adam Michnik, Vital Korotich, Nickolay Shmeliev, Daniel Bell, Cornelius Castoriadis, Irwing Howe, Leszek Kolakowski, Czeslaw Milosz, Jean-François Revel, Jorge Semprún, Hugh Trevor-Roper, Mario Vargas Llosa, Jean Meyer, Lucio Colleti, Jorge Edwars, Carlos Franqui, Michael Ignatieff, Ivan Klíma, János Kornai, Vitali Korotich, Norman Manea, José Guilherme Merquior, Adam Michnik, Juan Nuño, Alejandro Rossi, Peter Sloterdijk, Hugh Thomas, Tatyana Tolstaya, Tomas Venclova, Leon Wieseltier. Contrario a lo que entonces se dijo, los intelectuales mexicanos no fueron segregados en bloque, de ahí la presencia de: Alfonso Sánchez Vázquez, Carlos Monsiváis, Héctor Aguilar Camín, Carlos Castillo Peraza, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Rafael Segovia, Isabel Turrent, Luis Villoro, Juan María Alponte, Alberto Ruy Sánchez, Josué Sáenz, Jaime Sánchez Susarrey y, por supuesto, los abiertamente pacianos: Enrique Krauze, Eduardo Lizalde y José de la Colina.

 

 

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