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El dominio literario de Paz

¿Un intelectual incomprendido, envidiado, el amo y señor del reino intelectual de nuestro país? Para muchos Octavio Paz ejerció un dominio absoluto en la literatura mexicana, pero para nuestro entrevistado esta afirmación es injusta y la solución es muy simple: “hay que leer a Paz”:

A mi me da la impresión que quienes más abogan por esa visión del supuesto cacicazgo de Paz son los autores a los que les fue mal con él; es decir, a muchas personas les puede ir mal con un autor porque en el momento de leerlo pueden o no estar de acuerdo con lo que dice. La discusión que tú estableces a través de la lectura te hace creer que quizá ya sabes más que el autor. Otros muchos lectores a lo mejor chocaban con Octavio por la voz, por salir en la tele, por estar tanto tiempo en la vía pública. Eso en México lamentablemente en lugar de ayudarnos nos perjudica. Octavio Paz no estaba en un escritorio diciendo éste sí y éste no, lo que pasa es que en la revista Vuelta había autores de textos que no daban el ancho. Ahora, es falso decir que en esta revista sólo publicaba una tendencia ideológica, no es cierto. La revista Vuelta era plural desde sus cimientos, porque de hecho nació de una revista que se llama Plural, de ahí que es injusto simplemente catalogar a Octavio como el cacique infernal cuyo yugo determinaba quién sí y quién no publicaba, hablaba, valía o no, porque sería pasar por alto los rasgos mismos de su biografía, de su trayectoria intelectual y los índices de la revista. No es que Octavio estuviera midiendo el canon mexicano u occidental, era muy crítico, si, y por lo tanto se expuso a que la gente inventase: “bueno fulano no publica porque Octavio Paz no quiere” Eso rebela la pequeñez de nuestro intelecto, es decir que Octavio no haya mencionado a tal o cual artista, no demerita su obra. Lo que quiere decir es que a Octavio simplemente no le interesó.

Las cosas no pintan bien para los intelectuales cuando deciden adoptar un medio masivo como tribuna de expresión, y para ejemplificar ésto Don Jorge menciona un caso célebre:

Juan José Arreola se expuso a que Thalía se burlada de él, pero fue porque aceptó salir en la tele tanto hablando de futbol y en lugar de que eso fuera reconocido como algo que finalmente promueve la lectura, en realidad fue una trampa y en el caso de Octavio, como en Las trampas de la Fe hubo, muchos que lo alucinaron por salir en la tele, y más porque lo hacía en determinado canal de la televisión, y somos tan televisivos que si eso sucede lo creemos a pie juntillas. Entonces, en las crónicas taurinas le hacemos caso al torero que más mencionan en las páginas, para colmo deportivas, pues no necesariamente al torero que está toreando de verdad, el que se está jugando la vida. Celebramos a los poetas que musicalizan, porque cantamos las canciones y ya te aprendiste el poema. Pero entonces, qué hacemos con los verdaderos poetas que están escribiendo, jugándose la vida, pues no nos los aprendemos porque no los cantó Yuri, Lucia Méndez, o RDB, yo que sé, y en esa, digamos, mezquindad cayó mucho la injusticia de etiquetar a Octavio como tal o cual ser, la solución es bastante fácil, hay que leerlo punto, hoy.

 

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