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Los libros de lectura obligada

Los libros de lectura obligada Imagino que muchos de libros que he observado en esta casa son de Paz, y desde luego me interesa que Jorge me diga cuáles, de entre todos ellos son sus favoritos o bien considera los que deben ser leídos.

En primer lugar, porque son los que me suscitan la mayor admiración, los de poesía, sobre todo porque Octavio se debería considerar, por encima de todo, poeta, el gran poeta de México. Entonces, toda su obra poética está viva al día de hoy. Es lamentable, pero mucha gente da por hecho que conoce a Paz, aunque la mayoría no lo ha leído su obra. Hay poemas que deberíamos leer y releer, como el Nocturno de San Ildefonso, el poema Hermandad, -yo lo recito en la noche como si fuera una oración, es como un Padre Nuestro laico y con eso puedo dormir tranquilo-, que me sé de memoria. En segundo lugar, está ese conjunto, digamos de la prosa que los gringos llaman la “no ficción”-aunque no me gusta esa definición, es muy mala onda definir algo por lo que no es-, está bien decir que se llama ensayo, es ensayo; por mi predilección, en primer lugar pongo el de Sor Juana Inés de la Cruz, Las trampas de la fe, porque yo quise ser historiador y en ese sentido, éste es un gran trabajo de historia, una biografía de una mujer maravillosa y además el mural de su época y de su obra, todo metido en una licuadora, es un libro fantástico, creo que, lamentablemente, es más apreciado en otros idiomas que en español. Considero que todavía muchos mexicanos tenemos una conversación pendiente con el Laberinto de la soledad, y ahí queda el reto de ver quién se anima a escribirnos un nuevo Laberinto para el siglo XXI, porque es un retrato que por lo menos lleva cincuenta años y no ha cambiado, la máscara y la chingada siguen estando aquí afuera, en la acera, y hasta a veces se meten a mi casa.

Los libros, como Tiempo nublado o La pequeña crónica de grandes días, porque son textos que Octavio pensó con mucha inmediatez, para prensa, para tratar de entender el momento de un conflicto, de una situación, de un escenario, pero lo que logró fue que la prosa te permita que esos textos se vuelvan pasto de libros y por ende duran más que el periódico y la revista, entonces quedan como testimonios muy valiosos del pensamiento en acción, eso para mi también es muy afortunado dentro de la obra de Octavio. Y por último, no sé si mencionar como último, no porque no tenga importancia, pero, todo lo que Octavio escribió sobre historia de México a través de las artes plásticas o los textos que escribió sobre pintores o traductores, no tienen un orden jerárquico, porque al decírtelos al final, pareciera que no son de mis favoritos, pero esas ponderaciones que tiene sobre el Mono gramático, que es un libro fantástico al que recurro con mucha frecuencia; o el Ogro filantrópico, pues es una cuadrícula muy bien trazada para entender este problema del estado y la creación, el estado y la libertad intelectual, yo no descartaría ninguno de sus libros, yo diría que sus obras completas son vigentes y merecen la pena sacarse tomo por tomo.

 

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