Tiburón azul: riesgo y beneficio de su consumo

Vol. 23, núm. 5 septiembre-octubre 2022

Tiburón azul: riesgo y beneficio de su consumo

Ariagna Lara, Susana Perera-Valderrama, Felipe Galván-Magaña, Laura Arreola-Mendoza y Ana Judith Marmolejo-Rodríguez Cita

Resumen

El tiburón azul es uno de los más abundantes a nivel mundial y de los más capturados. Su carne tiene un alto valor nutritivo; sin embargo, al ser una especie de gran tamaño, de alto nivel trófico, longeva y altamente migratoria, es muy propensa a acumular elementos tóxicos en sus tejidos. Varios investigadores han encontrado en el músculo de organismos adultos de esta especie concentraciones de mercurio por encima del límite máximo permisible para el consumo humano (1.0 mg/Kg). En cambio, otros han reportado valores que no representan un riesgo para la población. No obstante que la concentración de mercurio esté por debajo del límite máximo establecido para un consumo seguro, en regiones costeras lo más acertado sería que el consumo sea limitado semanalmente, manteniéndose al mínimo, en particular en niños y mujeres embarazadas, que son los sectores de la población más vulnerables a los efectos de la bioacumulación de mercurio.
Palabras clave: tiburón azul, contaminación, metales pesados, bioacumulación de mercurio, México.

Blue shark: Risk/benefits of its consumption

Abstract

The blue shark is one of the most abundant sharks worldwide and one of the most captured. Its meat has a high nutritional value, however, being a large species, with a high trophic level, long-lived and highly migratory, it is very susceptible to accumulate toxic elements in its tissues. Several researchers have found mercury concentrations above the maximum permissible limit for human consumption (1.0 mg/Kg) in the muscle of adult organisms of this species. However, others have reported values that do not represent a risk to the population. Even if the concentration of mercury is below the maximum limit established for safe consumption, in coastal regions the most appropriate scenario would be for consumption to be limited weekly, keeping it to a minimum fundamentally in children and pregnant women, which are the sectors of the population most vulnerable to the effects of mercury bioaccumulation.
Keywords: blue shark, contamination, heavy metals, mercury bioaccumulation, Mexico.

Los elasmobranquios

Los elasmobranquios1 han ganado relevancia en todo el mundo debido a la creciente demanda mundial de sus aletas, músculo, aceite de hígado, escualeno y cartílago, que se destinan principalmente al consumo humano y a otras aplicaciones en una amplia gama de productos industriales (Gilbert et al., 2015). En México, constituyen aproximadamente 80% de los desembarques de la pesca artesanal y casi todo es consumido dentro del país (Bonfil, 1997).

Pero, el lento crecimiento de los elasmobranquios, las bajas tasas reproductivas y la sobreexplotación de sus poblaciones ha conducido a que muchas especies de este grupo de peces cartilaginosos se hayan incluido en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn), bajo las categorías de “En peligro”, “Vulnerable” y “Casi amenazado”. Además, al ser especies de alto nivel trófico, los tiburones, son muy susceptibles a la acumulación de elementos potencialmente tóxicos del medio marino, como el mercurio (Hg), cadmio (Cd), plomo (Pb) y arsénico (As). Así, por su relevancia en el consumo humano, constituyen una ruta potencial de exposición del hombre a dichos elementos.

Individuos de tiburón azul capturados

Imagen 1. Individuos de tiburón azul capturados en Yucatán.
Crédito: Francisco Javier Aguilar Chávez/conabio.

Durante años, los ecosistemas marinos han recibido cargas de metales producidas por diversas actividades humanas (Alves et al., 2016). La concentración de mercurio (Hg) en los océanos casi se ha triplicado en las últimas décadas, producto de la influencia antropogénica (Kim et al., 2019). La bioacumulación de estos elementos en los organismos puede ser muy variable, incluso dentro de una misma especie, pues depende de varios factores como: la disponibilidad del elemento en el hábitat, tamaño corporal, edad, sexo, hábitos de alimentación y tasa de crecimiento (Jardine et al., 2013). De ahí la relevancia de realizar estudios periódicos en especies de importancia comercial, que puedan resultar un riesgo para las personas, fundamentalmente en zonas donde la pesca es la actividad económica fundamental y se consideran una fuente principal de nutrición.

La carne de pescado y la alimentación

La carne de pescado contribuye a una dieta saludable al proporcionar aminoácidos y nutrientes de alto valor (vitaminas y minerales) y es una fuente excelente de ácidos grasos omega-3 esenciales, asociados con muchos beneficios para la salud (Domingo et al., 2006). Aunque altamente nutritivo, el consumo excesivo de organismos marinos puede tener efectos adversos significativos en la salud humana, justo por la acumulación de elementos tóxicos (Castro-González y Méndez-Armenta, 2008; Järup, 2003). Debido a ello, organizaciones de salud y protección ambiental de diferentes países han establecido límites máximos de concentración de estos elementos en determinadas especies, para un consumo seguro.

Las dosis de consumo, la edad de la persona, y las formas químicas de los elementos, son algunos de los factores principales que determinan la ocurrencia y severidad de los efectos adversos a la salud humana (Zuluaga-Rodríguez et al., 2015).

Varias especies de elasmobranquios capturadas

Imagen 2. Individuos de varias especies de elasmobranquios capturados en Oaxaca.
Crédito: Minerva Guillen Lugo/conabio.

Efectos del mercurio

El mercurio está entre los metales pesados más estudiados, por el daño potencial que puede provocar en los organismos. Entre las principales consecuencias asociadas al consumo excesivo de carne de pescado con elevadas concentraciones de mercurio están la degeneración de la corteza occipital y el cerebelo, lo que causa parestesia (sensaciones anormales de cosquilleo, calor o frío en la piel), ataxia (falta de coordinación), daño sensorial y pérdida de la memoria, síntomas auditivos, accidente cerebrovascular isquémico, demencia y depresión (Castro-González et al., 2008; Dietz et al., 2013). Además de atacar al sistema nervioso central, el mercurio afecta la función renal, las células sanguíneas, y el metabolismo de la vitamina D y el calcio. Los fetos en desarrollo, los bebés y los niños pequeños son especialmente vulnerables a los efectos del Hg en su desarrollo neuronal, debido a que su cerebro y sistema nervioso todavía se están desarrollando y la barrera hematoencefálica2 es incompleta (Ordiano-Flores et al., 2011).

Tiburón azul (Prionace glauca)

El tiburón azul se caracteriza por presentar un cuerpo largo y delgado con el dorso azul oscuro, azul brillante en los costados, y una clara delimitación con la parte inferior de color blanco.

Es una especie longeva (aproximadamente 20 años) y de gran talla, pues alcanza hasta 4.0 m de largo total (Compagno et al., 2005). Estos tiburones presentan un comportamiento migratorio, con patrones de movimientos verticales y horizontales complejos en la columna de agua, que han sido relacionados con la búsqueda activa de sus presas, con su reproducción y con las variaciones temporales de acuerdo con la temperatura del agua (Kohler et al., 2002; Pikitch et al., 2008; Skomal y Natanson, 2003). De hecho, se ha determinado que pueden moverse entre los 200 y 600 m de profundidad, lo cual ha sido asociado a la búsqueda de alimento (Carey et al., 1990; Kohler et al., 2002).

Esquema del tiburón azul

Imagen 3. Esquema del tiburón azul (Prionace glauca).
Crédito: elaboración propia.

El tiburón azul es uno de los más abundantes a nivel mundial y uno de los más pescados, con un estimado de 20 millones de individuos capturados anualmente como especie objetivo o captura secundaria (Bonfil, 1994; Stevens, 2009). Es la especie principal de la pesca artesanal en la costa oeste de la península de Baja California, México, al representar alrededor de 33% de todas las especies de tiburones capturadas en la zona (Cartamil et al., 2011; Ramírez-Amaro et al., 2013).

Al ser una especie de gran tamaño, alto nivel trófico, longeva y altamente migratoria es muy propensa a acumular elementos potencialmente tóxicos en sus tejidos. En la región de Baja California Sur, varios investigadores encontraron en el músculo de los adultos de esta especie concentraciones de mercurio por encima del límite máximo permisible establecido para el consumo humano: (1.0 mg/Kg) por la Norma Oficial Mexicana (nom-242-ssa1-2009) (Escobar-Sánchez et al., 2011; Barrera-García et al., 2012; Maz-Courrau et al., 2012). Sin embargo, Lara et al. (2022), en individuos juveniles del tiburón azul, reportaron una concentración promedio de mercurio inferior al límite máximo permisible, por lo que su ingesta no representa un riesgo para la población. No obstante, estos autores sugieren como medida de precaución que los niños, como sector más vulnerable, no consuman más de 0.09 kg de carne de tiburón azul a la semana.

Tiburón azul

Imagen 4. Tiburón azul (Prionace glauca).
Crédito: Colección ictiológica cicimar/conabio.

Consideraciones finales

De manera independiente a que la concentración de mercurio esté por debajo del límite máximo establecido para un consumo seguro, en regiones costeras donde las especies de tiburón constituyen una fuente importante de alimentación y puede que no se tenga claridad con la identificación de la especie que se esté consumiendo, lo más acertado sería que el consumo a la semana sea limitado.

Además, el consumo debe mantenerse al mínimo en niños y mujeres embarazadas que son los sectores de la población más vulnerables a los efectos de la bioacumulación de mercurio, ya que hay que tener en cuenta las afectaciones en el desarrollo neuronal que puede provocar el consumo excesivo en los fetos, los bebés y los niños pequeños, pues su cerebro y sistema nervioso están en fase de desarrollo y la barrera hematoencefálica es incompleta.

Referencias

  • Alves, L. M., Nunes, M., Marchand, P., Le Bizec, B., Mendes, S., Correia, J. P., y Novais, S. C. (2016). Blue sharks (Prionace glauca) as bioindicators of pollution and health in the Atlantic Ocean: Contamination levels and biochemical stress responses. Science of the Total Environment, 563-564, 282-92. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2016.04.085.
  • Barrera-García, A., O’Hara, T., Galván-Magaña, F., Méndez-Rodríguez, L. C., Castellini, J. M., y Zenteno-Savín, T. (2012). Oxidative stress indicators and trace elements in the blue shark (Prionace glauca) off the east coast of the Mexican Pacific Ocean. Comparative Biochemistry and Physiology Part C: Toxicology Pharmacology, 156(2), 59-66. https://doi.org/10.1016/j.cbpc.2012.04.003.
  • Bonfil, R. (1994). Overview of World Elasmobranch Fisheries. Food Agriculture Organization of the un (fao).
  • Bonfil, R. (1997). Status of shark resources in the Southern Gulf of Mexico and Caribbean: implications for management. Fisheries Research, 29(2), 101-117. https://doi.org/10.1016/S0165-7836(96)00536-X.
  • Carey, F. G., Scharold, J. V., y Kalmijn, A. J. (1990). Movements of blue sharks (Prionace glauca) in depth and course. Marine biology, 106(3), 329-342. https://doi.org/10.1007/BF01344309.
  • Cartamil, D., Santana-Morales, O., Escobedo-Olvera, M., Kacev, D., Castillo-Geniz, L., Graham, J. B., Rubin, R. D. y Sosa-Nishizaki, O. (2011). The artisanal elasmobranch fishery of the Pacific coast of Baja California, Mexico. Fisheries Research, 108(2-3), 393-403. https://doi.org/10.1016/j.fishres.2011.01.020.
  • Castro-González, M. I., y Méndez-Armenta, M. (2008). Heavy metals: Implications associated to fish consumption. Environmental toxicology and pharmacology, 26(3), 263-271. https://doi.org/10.1016/j.etap.2008.06.001.
  • Compagno, L., Dando, M. y Fowler, S. (2005). Sharks of the world: Princeton Field Guides. Princeton University Press.
  • Dietz, R., Sonne, C., Basu, N., Braune, B., O’Hara, T., Letcher, R. J., M., Scheuhammer, Andersen, Andreasen, C., Andriashek, D., Asmund, G., Aubail, A., Baagøe, H., Born, E. W., Chan, H. M, A., Derocher, E., Grandjean, P., Knott, K., Kirkegaard, M., Krey, A., Lunn, N., Messier, F., Obbard, M., Olsen, Ostertag, M. T., S., E. Peacock, A. Renzoni, F. F., Rigét, J. U. Skaare, G. Stern, I. Stirling, M. Taylor, O. Wiig, S. Wilson y Aars, J. (2013). What are the toxicological effects of mercury in Arctic biota? Science of the Total Environment, 443, 775-790. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2012.11.046.
  • Domingo, J. L., Bocio, A., Falcó, G., y Llobet, J. M. (2006). Benefits and risks of fish consumption: Part I. A quantitative analysis of the intake of omega-3 fatty acids and chemical contaminants. Toxicology, 230(2-3), 219-226. https://doi.org/10.1016/j.tox.2006.11.054.
  • Escobar-Sánchez, O., Galván-Magaña, F., y Rosíles-Martínez, R. (2011). Biomagnification of mercury and selenium in blue shark Prionace glauca from the Pacific Ocean off Mexico. Biological Trace Element Research, 144(1), 550-559. https://doi.org/10.1007/s12011-011-9040-y.
  • Gilbert, J. M., Reichelt-Brushett, A. J., Butcher, P. A., McGrath, S. P., Peddemors, V. M., Bowling, A. C., y Christidis, L. (2015). Metal and metalloid concentrations in the tissues of dusky Carcharhinus obscurus, sandbar C. plumbeus and white Carcharodon carcharias sharks from south-eastern Australian waters, and the implications for human consumption. Marine pollution bulletin, 92(1-2), 186-194. https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2014.12.037.
  • Jardine, T. D., Kidd, K. A., y O’Driscoll, N. (2013). Food web analysis reveals effects of pH on mercury bioaccumulation at multiple trophic levels in streams. Aquatic toxicology, 132-133, 46-52. https://doi.org/10.1016/j.aquatox.2013.01.013.
  • Järup, L. (2003). Hazards of heavy metal contamination. British medical bulletin, 68(1), 167-182. https://doi.org/10.1093/bmb/ldg032.
  • Kim, H., Lee, K., Lim, D.-I., Nam, S.-I. y Han, S.H. (2019). Increase in anthropogenic mercury in marginal sea sediments of the Northwest Pacific Ocean. Science of the Total Environment, 654, 801–810. https://doi.org10.1016/j.scitotenv.2018.11.076.
  • Kohler, N. E., Turner, P. A., Hoey, J. J., Natanson, L. J., y Briggs, R. (2002). Tag and recapture data for three pelagic shark species: blue shark (Prionace glauca), shortfin mako (Isurus oxyrinchus), and porbeagle (Lamna nasus) in the North Atlantic Ocean. Col. Vol. Sci. Pap. iccat, 54(4), 1231-1260. https://corpora.tika.apache.org/base/docs/govdocs1/244/244059.pdf.
  • Lara, A., Galván-Magaña, F., Elorriaga-Verplancken, F. R., Marmolejo-Rodríguez, A. J., González-Armas, R., Arreola-Mendoza, L., Sujitha, B., Jonathan, M.P. y Pantoja-Echevarría, L. M. (2022). Mercury, selenium and cadmium in juvenile blue (Prionace glauca) and smooth hammerhead (Sphyrna zygaena) sharks from the Northwest Mexican Pacific coast. Marine Pollution Bulletin, 175, 113311. https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2021.113311.
  • Maz-Courrau, A., López-Vera, C., Galvan-Magaña, F., Escobar-Sánchez, O., Rosíles-Martínez, R., y Sanjuán-Muñoz, A. (2012). Bioaccumulation and biomagnification of total mercury in four exploited shark species in the Baja California Peninsula, Mexico. Bulletin of Environmental Contamination and Toxicology, 88(2), 129-134. https://doi.org/10.1007/s00128-011-0499-1.
  • Norma Oficial Mexicana nom-242-SSA1-2009, Productos y servicios. Productos de la pesca frescos, refrigerados, congelados y procesados. Especificaciones sanitarias y métodos de prueba. (2011). Diario Oficial de la Federación. Secretaría de Gobernación. https://cutt.ly/rXQY8UY.
  • Ordiano-Flores, A., Galván-Magaña, F., y Rosiles-Martínez, R. (2011). Bioaccumulation of mercury in muscle tissue of yellowfin tuna, Thunnus albacares, of the eastern Pacific Ocean. Biological trace element research, 144, 606-620. https://doi.org/10.1007/s12011-011-9136-4.
  • Pikitch, E. K., Camhi, M. D. y Babcock, E. A. (2008). Introduction to Sharks of the open ocean. En M. D. Camhi, Ellen K. Pikitch, y E. A. Babcock (Eds.), Sharks of the open ocean. Sharks of the open ocean: biology, fisheries and conservation (pp. 3-13). Blackwell Scientific Publications. https://doi.org/10.1002/9781444302516.ch1.
  • Ramírez-Amaro, S. R., Cartamil, D., Galván-Magaña, F., González-Barba, G., Graham, J. B., Carrera-Fernández, M., Escobar-Sánchez, O., Sosa-Nishizaki, O. y Rochín-Alamillo, A. (2013). The artisanal elasmobranch fishery of the Pacific coast of Baja California Sur, Mexico, management implications. Scientia Marina, 77(3): 473-487. https://doi.org/10.3989/scimar.03817.05A.
  • Skomal, G. B., y Natanson, L. J. (2003). Age and growth of the blue shark (Prionace glauca) in the North Atlantic Ocean. Col. Vol. Sci. Pap. iccat, 54(4), 1212-1230. https://cutt.ly/lXQSEYL.
  • Stevens, J. D. (2009). Prionace glauca. uicn Red List of Threatened Species. Cosultado el 11 de septiembre de 2011 de www.iucnredlist.org.
  • Zuluaga Rodríguez, J., Gallego Ríos, S. E., y Ramírez Botero, C. M. (2015). Content of Hg, Cd, Pb and as in fish species: a review. Vitae, 22(2), 148-159.


Recepción: 12/9/2018. Aprobación: 4/10/2018.

Show Buttons
Hide Buttons

Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079