Vol. 23, núm. 1 enero-febrero 2022

Modalidad abierta, a distancia y mixta: mecanismo para disminuir la desigualdad educativa

Laura C. Casillas Valdivia Cita

Resumen

En México, la cobertura en educación superior es altamente heterogénea y desigual. Al ser la Ciudad de México la que concentra el mayor número de Instituciones –públicas y privadas– y planes y programas de estudio, se deja con limitado acceso a personas que radican en otras entidades federativas; o bien, a personas que por diversas razones no pueden asistir de manera presencial. En este sentido el suayed de la unam, con la experiencia acumulada de 50 años de ofrecer educación superior de calidad, funge como mecanismo para disminuir esta desigualdad, al absorber el 11% de la matrícula que cursa estudios de licenciatura en modalidades no presenciales en instituciones públicas de educación superior.
Palabras clave: educación superior, instituciones, planes de estudio, tic, educación a distancia.

Open, distance and mixed modality: mechanism to reduce educational inequality

Abstract

In Mexico, higher education coverage is highly heterogeneous and unequal. As Mexico City concentrates the largest number of Institutions –public and private– and study plans and programs, it leaves limited access to people who live in other states, or to people who for various reasons cannot attend in person. In this sense, unam‘s suayed, with the accumulated experience of 50 years of offering quality higher education, serves as a mechanism to reduce this inequality by absorbing 11% of the enrollment that attends undergraduate studies in non-face-to-face modalities in public universities.
Keywords: higher education, institutions, curricula, ict, distance education.

Introducción

El conjunto de instituciones que integran el sistema de educación superior en México se caracteriza por la heterogeneidad y la diversidad. De acuerdo con cifras del Sistema Educativo Nacional 2020-2021 de la Secretaría de Educación Pública (sep), de cada 100 alumnos que ingresan a nivel básico, sólo 39 llegan a programas de educación superior y apenas 26 logran concluir sus estudios.

Entre 2018 y 2020 el porcentaje de población con rezago educativo a nivel nacional mantuvo valores cercanos al 19%; sin embargo, se hizo evidente un aumento del porcentaje de la población de 3 a 21 años que no asiste a la escuela y no cuenta con la educación obligatoria. Llama la atención el hecho de que el porcentaje de la población de 3 a 21 años que no asiste a la escuela y no cuenta con educación obligatoria (educación media superior) aumentó en todos los deciles de ingreso, lo que lleva a pensar que el mayor problema es la cobertura (coneval, 2021, p.11). En el país, en educación superior, la cobertura alcanza apenas el 34.4% de jóvenes entre 18 y 22 años, cuestión que complica el desarrollo y bienestar de la población.

Si bien esta información apenas ofrece un escenario parcial, es notorio que un segmento importante de la población se encuentra excluido del sistema educativo nacional. La matrícula en educación superior sigue estando concentrada en las principales metrópolis del país y la disponibilidad de espacios crece de manera muy lenta (Fuentes, 2017). Las universidades —en particular las públicas— no cuentan con la capacidad para atender la creciente demanda de ingreso de un número significativo de aspirantes. Por otra parte, la Ciudad de México cuenta con una situación de privilegio en relación con el resto del país en cuanto a oferta educativa, cobertura y años de escolaridad, lo que se expresa en desigualdades, heterogeneidad en la calidad y altos costos de enseñanza en las instituciones privadas de educación superior (Solís, 2017).

Aunado a lo anterior, la emergencia sanitaria derivada de la covid-19 obligó a un cambio en la dinámica de trabajo del sistema educativo a nivel mundial, haciendo más evidentes las múltiples e inaceptables formas de desigualdad y violencia que padecen nuestras sociedades (Graue, 2020).

Ante esta situación, según la Encuesta para la Medición del Impacto covid-19 en la Educación (ecovid-ed) 2020, de 54.3 millones de personas de entre 3 y 29 años, el 62% —poco mas de 33.5 millones— se encontraban inscritas en alguna actividad académica durante el ciclo escolar 2019 – 2020. Sin embargo, por motivos asociados al covid-19 (2.3 millones de personas) o por falta de dinero o recursos (2.9 millones de personas), un total de 5.2 millones de personas (de las cuales 2.5 son mujeres) no se inscribieron al ciclo inmediato 2020-2021.

Es, ante este escenario, que las modalidades educativas no presenciales (abierta, a distancia o mixta), adquieren relevancia como una alternativa real para atender la emergencia sanitaria. En los más recientes años el porcentaje de alumnos que cursan sus estudios en modalidad no presencial se ha incrementado de manera constante. Mientras que en el año 2014 representaba el 13% de la matrícula nacional, para el ciclo escolar 2020 se elevó al 19% del total.

Figura 1. Matrícula inscrita a nivel superior por modalidad.
Nota: Elaborado con datos de Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional, varios años. Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la SEP (https://www.planeacion.sep.gob.mx/estadisticaeindicadores.aspx).

Destaca que la figura 1 muestra que, durante el periodo de pandemia, la modalidad escolarizada tuvo un ligero decremento de su matrícula (-0.76%), mientras que en la no presencial continuó con su trayectoria ascendente (+9.55%), lo que refuerza el potencial de esta modalidad ante situaciones adversas. No obstante, aún queda un largo camino por recorrer, ya que para el ciclo escolar 2020-2021, del alumnado total inscrito a nivel nacional en educación superior en modalidad no presencial, sólo el 37% lo está en instituciones públicas.

Figura 2. Alumnado inscrito en educación superior, en instituciones públicas y privadas, por modalidad.
Nota: Elaborado con datos de Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional 2020-2021. Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la SEP (https://www.planeacion.sep.gob.mx/estadisticaeindicadores.aspx).

Lo anterior deja de manifiesto que, a nivel nacional, las opciones educativas para la población que por diversas razones no puede acudir de forma presencial a las universidades públicas resultan limitadas. Y dadas las condiciones económicas del país, apenas unos cuantos tienen la opción de pagar educación superior privada.

En este sentido, la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), en su carácter de institución pública y referente a nivel nacional por su posición en los rankings nacionales e internacionales atiende, en sus 50 planes de estudio, atiende actualmente a aproximadamente el 11% de la matrícula nacional que cursa sus estudios de licenciatura en modalidad no presencial en instituciones públicas de educación superior.

Figura 3. Porcentaje de alumnado atendido, en instituciones públicas, en modalidad no presencial.
Nota: Elaborado con datos de Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional 2020-2021. Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la SEP (https://www.planeacion.sep.gob.mx/estadisticaeindicadores.aspx) y Agenda Estadística Universitaria 2021, UNAM (https://www.estadistica.unam.mx/agenda.php).

Por su parte, de acuerdo con la Agenda Estadística 2020-2021 de la unam (unam, dgpl, 2020), en el ciclo escolar 2020-2021, el alumnado inscrito asciende a 217,808 personas, de las cuales 37,314 (17%) realizan sus estudios en la modalidad no presencial. Históricamente, la Máxima Casa de Estudios ha sido pionera en los programas educativos de nivel superior en sus modalidades abierta y a distancia. Primero, a través de la creación del Sistema de Universidad Abierta (sua) hace 50 años, y después con la implementación de la modalidad a distancia (sed), que juntas consolidan el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed).

Figura 4. Matrícula unam por modalidad.
Nota: En la gráfica se muestra la matrícula de la unam por modalidad en diferentes periodos, los datos completos se pueden consultar en el Portal de Estadística Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (https://www.estadistica.unam.mx/agenda.php).

En los últimos 20 años, el suayed unam, pasó de atender al 3.79% de la matrícula total de la unam, a poco más del 17%. De esta forma, ha demostrado que tiene la capacidad de brindar una opción educativa inclusiva y de calidad que permite atender a segmentos de población que no están en posibilidad de asistir de forma presencial, ya sea por cuestiones laborales o familiares, o bien porque en su lugar de residencia no existen instituciones públicas que permitan cursar estudios a nivel licenciatura en una modalidad no presencial. De este modo se reducen las desigualdades en acceso a la educación que padecen las diferentes entidades educativas de la República Mexicana.

En este contexto, la unam a través del suayed, tiene ante sí los retos de: a) aumentar la cobertura de planes de estudio impartidos en modalidad no presencial, b) definir un modelo educativo para las modalidades mixtas y c) en general ofrecer un mayor número de alternativas de educación que integren herramientas tecnológicas y de comunicación tanto de planes de estudio formalmente constituidos, como de actividades académicas abiertas a toda la población, en el entendido de que educar con calidad es un proceso único, independiente de la modalidad que se siga para llevarlo a cabo. Y este proceso implica formar seres humanos libres, capaces y útiles a la sociedad, bajo el precepto de que la educación es un bien público y no una mercancía.

Referencias

  • coneval (2021). Nota técnica sobre el rezago educativo, 2018-2020. https://cutt.ly/lIjnDGm
  • dgpl. (1989-1990). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (1994-1995). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (1999-2000). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (2004-2005). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (2010-2011). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (2014-2015). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • dgpl. (2020-2021). Agenda y anuarios estadísticos unam.
  • Graue, E. (2019). Plan de Desarrollo Institucional, unam 2019-2023. unam.
  • Dirección General de Planeación, Programación y estadística Educativa (2021) Principales cifras del sistema educativo nacional 2020-2021. sep.
  • Fuentes, L. (2017). Educación superior. La desigualdad. https://cutt.ly/yIjnZ08.
  • inegi. (2020). Censo de Población y Vivienda. https://cutt.ly/TIjnCce.
  • inegi. (2021). Encuesta para la Medición del Impacto covid-19 en la Educación (ecovid-ed) 2020.
  • Solís, P. (2014). Desigualdad social y efectos institucionales en las transiciones educativas. En E. Blanco, P. Solís H. Robles (coord.), Caminos desiguales. Trayectorias educativas y laborales de los jóvenes en la Ciudad de México (71-106). El Colegio de México-inee.


Vol. 23, núm. 1 enero-febrero 2022

Sistema abierto y letras hispánicas: el viaje a través de un agujero de conejo

Morgana Carranco Cita

Resumen

En este testimonio se comparte la experiencia de cursar la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se abordan las razones y motivaciones para estudiar una carrera en el sistema abierto, así como los aprendizajes a nivel personal y profesional.
Palabras clave: universidad abierta, letras hispánicas, segunda carrera, desarrollo profesional, testimonio.

Open system and Hispanic literature: the joys down a rabbit hole

Abstract

This testimony shares the experience of studying a Bachelor’s Degree in Hispanic Language and Literatures in the Open University and Distance Education System of the National Autonomous University of Mexico (unam). It addresses the reasons and motivations for studying a degree in the open system, as well as the personal and professional learnings.
Keywords: open university, hispanic literature, second career, professional development, testimony.


Era un salón normal, pero parecía pequeño debido al número de personas en él. Después de haber estudiado Ciencias Genómicas, con aulas enormes y pocos estudiantes, aquel lugar parecía atiborrado y eso me emocionaba, pues significaba un cúmulo de posibilidades: gente de diversas edades y contextos que compartía un interés por el español y su literatura.

No recuerdo de manera exacta cómo fueron las primeras clases, pero sí el entusiasmo que me poseía y la sensación de que estaba donde debía de estar. De que estudiar Lengua y Literaturas Hispánicas era lo correcto, a pesar de que ya tenía una formación en ciencias.

Era un universo imponente, pero poco a poco aprendí a navegar en él, a hablar el lenguaje que los profesores y uno que otro de mis compañeros ya conocían. Aquél lleno de teóricos de la lengua y la literatura, de tecnicismos y corrientes de pensamiento que jamás había escuchado. Hice de aquel cosmos mi mundo: próximo hasta cierta extensión, pero siempre con más por explorar y aprender.

Era un conjunto de personas, pero se convirtió en mi familia. Habían llegado ahí por diferentes razones. Para unos se trataba de su primera carrera, de otros, la segunda o la tercera. Algunos querían darle un fundamento teórico a lo que ya hacían. Otros sentían que esa era la oportunidad de culminar la educación que habían deseado por años, o, como yo, de explorar temas que su alma anhelaba conocer.

Fotografía. Clase con el profesor Fernando Morales.
Fuente: elaboración propia.

Estaba aquella mujer que trabajaba en comunicación y publicidad, con empleo estable y bien remunerado, pero que llevaba mucho tiempo en talleres de literatura y creación y que tenía una pasión por la lingüística y la enseñanza de idiomas. Había un editor de muchos años que amaba leer y que quería seguir aprendiendo sobre su materia. Y aquel grupo de mujeres adultas mayores cuyo ímpetu y curiosidad eran contagiosos.

Y estaban ellos: mis mejores amigos. Él, una de las personas más inteligentes y cultas que conozco, trabajador y eficiente, padre joven, el primero de su familia en ir a la universidad. Aquel otro que había sido marino y artemarcialista antes de entrar a letras: idealista, leal y noble. El que escribía teatro y el que escribía cine. Aquél que también se dedicaba a los deportes y a su organización. La chica asalariada que estaba construyendo su negocio propio. Y aquel profesor que fue mi guía y que eventualmente se volvió mi amigo. En ningún otro lugar los hubiera conocido.

***

La primera vez que escuché del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), fue gracias a una de mis mejores amigas. Ella acababa de entrar a letras inglesas, y el hecho de que estuviera en otra carrera después de genómicas me pareció inspirador. La verdad era que ambas teníamos algunas dudas sobre si seguir con nuestro camino en la ciencia y compartíamos el mismo gusto por la literatura.

No es que no me haya gustado estudiar la Licenciatura en Ciencias Genómicas. De hecho, lo disfruté mucho. Era un ambiente intelectualmente estimulante y todo lo que aprendí era interesantísimo. Sin embargo, me encontraba haciendo la Maestría en Infección e Inmunidad en Holanda y no me veía trabajando en ello, quería algo diferente. No sé si fue la frialdad del clima y de la gente, las limitaciones económicas, el que extrañaba a mi familia, o el que la ciencia ya no me llenaba como antes, lo que me llevó a tomar refugio en la biblioteca de Rotterdam y reconectarme con la literatura y su magia.

Regresé a México y mientras seguía trabajando como bioinformática, ingresé a letras hispánicas. Elegí esta carrera porque cuando estuve en Holanda añoré pronunciar, sentir y expresarme en español. Y me di cuenta de que había muchas obras, personajes y autores en esta lengua que desconocía; en particular los de mi país. Quería explorarlos, experimentarlos, poseerlos. Escogí el Sistema de Universidad Abierta (sua), al igual que muchos de mis compañeros, por su flexibilidad de horario, porque te permite cursar las materias al mismo tiempo que se sigue trabajando, estudiando otra carrera o atendiendo diversas actividades.

Letras hispánicas fue entrar a un agujero del conejo: lleno de temas, personas y objetos desconocidos, que capturaban del todo mi atención, y donde la lógica era muy diferente a la que teníamos en ciencias. Los sentimientos eran permitidos y exaltados, y las visiones propias y la subjetividad, fomentadas.

Resultó que el sistema abierto funciona muy bien para mí, pues se parece a la manera en la que llevo a cabo las cosas: estoy acostumbrada a leer y a estudiar por mi cuenta y a organizar las actividades de acuerdo con el tiempo que dispongo, como mejor me convenga, según las circunstancias. No obstante, la interacción, retroalimentación y contacto humano me enriquecen.

Y es que estar en letras hispánicas en el sua no es sólo para formarse “en las áreas de la literatura española e hispanoamericana, lingüística, metodología de la investigación e iniciación profesional con una amplia visión de conjunto de las humanidades” (Acerca del departamento, s. f.). Personalmente, fue abrir mi perspectiva a otras formas y visiones de vida, a caminos muy distintos a los míos, a temas desconocidos y que en algún momento había considerado lejanos o no tan significativos. Se trató de ponerme en contacto con personas con las que difícilmente hubiera coincidido; aprender de ellas, de su contexto y motivaciones.

Letras hispánicas en el sua de la Facultad de Filosofía y Letras me cambió. Allí entendí que los sueños de la infancia no tienen que ser los mismos que los de la adultez. Que la vida es acerca de aprender: de los otros, de las circunstancias y de uno mismo. Allí fue la primera vez en muchos años que me sentí libre, como yo misma. Con la capacidad y motivación de explorar otros senderos que me había vedado. Fue donde pude reencontrarme y reinventarme, donde tomé la dirección que me trajo hasta aquí: a esta revista, a este texto. A explorar un sinfín de agujeros de conejo espectaculares.

Referencias

Sitios de interés



Vol. 23, núm. 1 enero-febrero 2022

SUAyED como una oportunidad para alcanzar tus sueños

Grisel Lugo Bolaños Cita

Resumen

En el siguiente testimonio se abordan las facilidades de estudiar Pedagogía en el sistema de educación a distancia de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, destacando la flexibilidad de horarios, la accesibilidad, la calidad y el sentido de pertenencia universitario, a partir de la experiencia de una estudiante de la generación 2018.
Palabras clave: Pedagogía, educación a distancia, comunidad universitaria.

Open and Distance Education University System as an opportunity to reach your dreams

Abstract

On the following text it is described the advantages of studying Pedagogy on the Long-distance education system on the Philosophy and Literature Department at the unam, Remarking the schedule flexibility, the easy access to bibliographic resources, the teaching quality, and the college pride. From a 2018 Class student.
Keywords: Pedagogy, Long distance education, university community.


Hola, mi nombre es Grisel. Soy licenciada en Química Farmacéutica Biológica por la unam, cuento con una Maestría en Ciencias del Sistema Nervioso por la urv y desde el 2018, curso la carrera de Pedagogía en modalidad a distancia en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Seguramente te estarás preguntando por qué decidí estudiar Pedagogía como segunda carrera. La razón es que cuando llegó el momento de dempeñarme profesionalmente me di cuenta que la docencia era mi verdadera vocación y que si quería hacerlo bien, necesitaba las herramientas adecuadas. Sin embargo, en esta ocasión tenía una limitante, que era poder estudiar y trabajar al mismo tiempo.

Para mi, el Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed) me ha dado la oportunidad de tener la formación integral que buscaba y seguir trabajando a la par de mis estudios. Esto es posible porque una de las grandes ventajas de estudiar a distancia es que todo se lleva a cabo mediante una plataforma en línea, por lo que cada estudiante puede gestionar a qué hora del día y dónde hacer sus tareas sin que se interpongan con sus demás actividades. Puedes estar en cualquier parte del mundo y eso no interfiere con tus estudios. Lo único que necesitas es tu material de lectura y un equipo con procesador de textos; es decir, la educación a distancia es una opción económica y accesible. Es importante destacar que dicha modalidad requiere de una alta autonomía en el aprendizaje de cada estudiante, pero esto no quiere decir que no te acompañarán en el proceso. La comunicación con el personal docente es continua; te ofrecen retroalimentación de tus actividades, responden tus dudas, existen foros de discusión entre colegas en cada materia e incluso, hay la posibilidad de hacer videollamadas con el profesor o la profesora y/o los compañeros y las compañeras de clase, lo que propicia un ambiente de aprendizaje agradable.

Otro punto que me gustaría mencionar que ha sido de mucha utilidad a la hora de organizar mis ocupaciones laborales junto con las escolares, es que el material de lectura para las actividades de las clases te lo proporcionan de manera conjunta en una antología por materia y gracias a esto, puedes optimizar tus tiempos de búsqueda bibliográfica. Estas antologías tienen un costo, pero no es restrictivo hacer uso sólo de ellas, porque como estudiantes también tenemos acceso a las bibliotecas digitales de la unam, la cual cuenta con muchos recursos en línea.

En cada materia se busca una evaluación auténtica que fomente un pensamiento crítico y reflexivo, haciéndonos más conscientes de nuestro contexto para poder aplicar los conocimientos adquiridos en nuestro día a día y tener aprendizajes significativos. Puedo decir que lo que he aprendido hasta ahora me ha ayudado a desempeñarme mejor en mi campo de trabajo. La flexibilidad del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia en definitiva me permite ser una mejor profesionista y cumplir satisfactoriamente con mi vocación docente.

Algo que me sorprendió de forma grata es la comunidad que existe entre los estudiantes del sistema de educación a distancia. Puedes contactar directamente a tus compañeros y compañeras de clase ya sea por medio de la plataforma o formar parte de los diversos grupos en redes sociales, con el fin de resolver dudas, compartir información relevante de la carrera o trabajar de manera colaborativa. La distancia no es ninguna restricción para formar relaciones positivas con tus colegas, pero depende de ti involucrarte de forma activa y constante para formar estos lazos; siempre que te acerques a la comunidad educativa, te aseguro que recibirás respuestas agradables; sólo es cuestión que te animes a hacerlo.

Como podrás reconocer hasta ahora, la educación a distancia es una opción accesible, flexible, económica y de calidad. Mi experiencia en esta modalidad ha sido muy buena. En lo particular, gracias a que existen alternativas de estudio como ésta, es por lo que he podido seguir mi formación como profesionista de la educación sin tener que acudir a un campus universitario. Además, puedo seguir acumulando experiencia en el campo laboral mientras estudio. Actualmente soy líder educativo en “Enseña por México”, en donde mis habilidades en las ciencias experimentales así como en las ciencias sociales, se complementan de manera efectiva.

Considero que el haber decidido estudiar Pedagogía a distancia es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Estudiar en la universidad es toda una experiencia académica, cultural y deportiva que te da sentido de pertenencia dentro de la comunidad universitaria, sin olvidar que te ofrece una oportunidad para cumplir tus sueños o propósitos, siempre y cuando estés dispuesta o dispuesto a trabajar por ellos.

Referencias



Vol. 23, núm. 1 enero-febrero 2022

Mirando nuestro camino, reflexiones sobre el modelo SUAyED

Ana I. Tsutsumi Cita

Resumen

Una mirada retrospectiva del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) permite revisar los principales atributos con los que nació esta modalidad académica en la Facultad de Filosofía y Letras. Por medio de una reflexión crítica se comentan sus diferencias con otras modalidades y se pone énfasis en la experiencia que se tiene para el caso de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. Se destacan, por ejemplo, aspectos como el perfil de los estudiantes, el concepto de aula invertida y la pluralidad de los espacios académicos, en los que convergen docentes y estudiantes. En un contexto marcado por la crisis sanitaria derivada de la pandemia, se mencionan los retos que se tienen en torno a la evaluación del aprendizaje.
Palabras clave: comunidad suayed, aula invertida, modelo híbrido, exámenes digitales,

Looking our path, reflections on the SUAyED model

Abstract

A retrospective look at the Open University System and Distance Education (suayed) of the National Autonomous University of Mexico (unam) allows us to review the main attributes with which this academic modality was created in the Faculty of Philosophy and Letters. Through a critical reflection, its differences with other modalities are highlighted, and emphasis is placed on the experience obtained for case of the bachelor in Hispanic Language and Literatures, in which, for example, aspects such as the profile of the students, the concept of the flipped classroom and the plurality of academic spaces, in which teachers and students converge, stand out. In a context marked by the health crisis derived from the pandemic, the challenges that exist around the evaluation of learning are mentioned.
Keywords: suayed community, flipped classroom, hybrid model, digital testing.


Al hablar del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) es inexcusable referirnos a la propuesta de un modelo innovador en Humanidades, que a fines de los setenta propuso la creación de seis licenciaturas en el Sistema de Universidad Abierta en la Facultad de Filosofía y Letras, y hace más de diez años, dos licenciaturas en el Sistema de Educación a Distancia (Mirador Universitario, 2015). El reto ha sido consolidar el suayed en nuestra Facultad, como un espacio en el que confluyen propuestas innovadoras.

¿Qué hace diferente al suayed del sistema presencial? ¿Su comunidad, el modelo educativo, los objetivos que persigue, los materiales de trabajo (sus guías de estudio)? Si la respuesta es el conjunto de todos estos aspectos, entonces, estaremos generalizando, pues todo modelo de enseñanza-aprendizaje los posee. Por ello, decir que el suayed es único sería caer en una “excesiva estima”1. No obstante, sí podemos reflexionar de qué manera influye este prisma. Fue en el año 2011 que nuestra licenciatura participó en la serie Mirador Universitario, de la entonces cuaed (ahora cuaieed; Mirador Universitario, 2011). Varios capítulos plasmaron los acercamientos acerca de las áreas de conocimiento de los profesores que forman nuestra cátedra. Sin embargo, dejamos en el tintero hablar de nuestra comunidad. Hoy, después de una década, me gustaría tratar los puntos de encuentro que tienen nuestras y nuestros estudiantes.

Entre la especificidad y la pluralidad: nuestras textualidades

Nuestros grupos son plurales, y no nos referimos a que la unam está conformada por un sinnúmero de microcosmos, sino a que nuestra comunidad de estudiantes en letras suayed tiene cualidades que la enriquecen y la conforman. Después de una larga historia académica, nuestras y nuestros estudiantes deciden ingresar a la licenciatura, ya sea por el amor a la lectura, porque desean profundizar en las letras o porque buscan formalizar sus conocimientos. Nos suelen comentar que estudiar en el Sistema de Universidad Abierta (sua) es una oportunidad de compaginar la vida laboral y académica, de obtener conocimientos en un ámbito en que existen interlocutores valiosos, que les permiten quitarse prejuicios. Llegan con esa curiosidad que genera incertidumbre, pues en algunos casos han pasado varios años desde que pisaron las aulas y en otros llevan a cuestas estudios de posgrado en áreas disciplinares distintas.

Así, al entrar al espacio sua, en esos momentos en que se siguen redefiniendo para concretar sus estudios, se encuentran con el aula invertida, con el estudio independiente, con el trabajo colaborativo, con el pensamiento crítico: “viejos conocidos para el suayed”.2 Nuestras y nuestros estudiantes se forman a su propio ritmo (mediante las guías elaboradas por los distintos comités académicos), recuperan materiales de apoyo (videos, podcast, presentaciones, etcétera), y en las sesiones semanales comparten sus reflexiones y dudas. ¿Quién emite el mejor comentario sobre una novela o un cuento? No es trascendente, lo que importa es que pueden esos mundos ficcionales.



La elaboración: el SUAyED en estos tiempos

En las innumerables conferencias y mesas acerca de la educación durante esta crisis sanitaria, se comenta que, para hacer frente a la nueva virtualidad, “los docentes se apropiaron de las plataformas de aprendizaje, de las aplicaciones para generar actividades; en tanto que los estudiantes tomaron más control para la gestión de sus herramientas de trabajo, en particular, del uso del internet y de las computadoras; mientras que el personal administrativo también tuvo que reinventarse para tener una gestión a distancia”. Es decir, se trasladó el espacio físico al espacio virtual, con todas las dificultades que implica un cambio, también con las oportunidades que surgen en una crisis.

A estas transformaciones ha de sumarse el uso creciente de métodos y modelos acordes. Por ejemplo, cuando nos detenemos a reflexionar acerca de la evaluación (uno de los aspectos formativos y necesarios que da cauce a la educación) vemos que surgen las limitaciones, pero también las posibilidades. Antes de la pandemia, uno de los aspectos de la evaluación, el de los exámenes, consistía en tener a las y los estudiantes en un salón y entregarles un listado de reactivos o preguntas de respuesta abierta, que debían resolver en un período determinado. Así se documentaba el proceso y existía cierta vigilancia visual por parte de los docentes que otorgaba confiabilidad.

Sin embargo, con la pandemia el formato de examen no es factible, ya que no se puede realizar el monitoreo y vigilancia al momento de realizarlo. Por lo anterior, en sua se puso énfasis en la evaluación formativa: nos concentramos en tareas o actividades que implican el trabajo colaborativo y cooperativo —el espacio físico se borró, no hay pretexto para lograr coincidir en horarios—, el aprendizaje basado en proyectos (abp), y el basado en solución de problemas.

Asimismo, en este contexto, varios docentes usaron una estrategia de examinación que implica entregar, mediante un formulario, un conjunto de preguntas que tienen un grado mayor de dificultad y cuyo objetivo es demostrar que el estudiante es capaz de responderlas de manera individual, sin importar que pueda consultar fuentes de información alternas, es decir, es un examen a libro abierto. Sin duda, un aspecto que se deberá trabajar en la era pospandemia deberá ser la factibilidad y el uso de los exámenes digitales, que se validen de manera confiable, utilizando todos los recursos electrónicos necesarios.

Ahora bien, en el suayed de la ffyl se pone de manifiesto la importancia de comparar modelos y experiencias, para tomar decisiones acerca del rumbo hacia dónde queremos orientar los esfuerzos: un modelo híbrido. Aquél que en vez de difuminar las fronteras entre un sistema presencial y un Sistema de Universidad Abierta y de Educación a Distancia, reconozca las especificidades de cada uno y el camino trazado; que no se adjudique la autoría o el uso de tal o cual herramienta, sino que converja en su pluralidad y se adecúe a su comunidad.

Una propuesta como el suayed se fundamenta en necesidades de educación reales, dinámicas, y reconoce la tendencia mundial hacia las modalidades híbridas y virtuales. Celebramos este aniversario, integrando los aprendizajes de toda la comunidad, para actualizar nuestra práctica educativa.

Referencias



Vol. 23, núm. 1 enero-febrero 2022

De calendarios, memoria y celebraciones. 50 años del SUAyED, UNAM

Ana María del Pilar Martínez Hernández Cita

Inicia un nuevo año y con él la aparición del primer número de la Revista Digital Universitaria de 2022. Cada comienzo de ciclo se asocia a prácticas sociales vinculadas con ese acontecimiento. Buenos propósitos y metas por alcanzar aparecen en nuestra vida. De manera simultánea, encontramos multiplicidad de agendas y calendarios en los que se precisan informaciones múltiples.

Además de lo obvio —la distribución de fechas en días, semanas y meses, de acuerdo con la intención de quienes producen los calendarios—, aparecerá el santoral y festejos religiosos (algunos de carácter ecuménico, con interés de abarcar a diferentes públicos), cívicos (nacionales e internacionales), el inicio de las estaciones y de los signos del zodíaco, e incluso mantras para repetir a lo largo de la jornada o frases de personajes célebres para reflexionar día a día.

¿Han pensado, queridas lectoras, queridos lectores, de donde vienen los calendarios y por qué son bienes de consumo hacia el final de un ciclo anual y el inicio de otro? Los estudiosos de este tema señalan que son resultado de la capacidad de observación de nuestros ancestros, de su necesidad de explicar los fenómenos que les rodeaban, tales como las fases lunares, el ciclo de las estaciones y los sucesos relacionados a éstas.

Al notar la regularidad de dichos procesos, las primeras civilizaciones empezaron a “contar” los días y a establecer sistemas de división y medición del tiempo. Éstos estuvieron asociados con la ubicación geográfica en que se encontraban, su cosmovisión y creencias, rituales y religión, su forma de organización, así como con su historia y el resguardo de acontecimientos significativos para el grupo, que decidían conservar en la memoria colectiva, vía la tradición oral y, posteriormente, escrita, de donde derivaron sus celebraciones y conmemoraciones.

De ahí que las civilizaciones originarias surgidas en Sumeria, India, China, Egipto, así como las que emergieron en la región andina y mesoamericana de nuestro continente, diseñaron diversos calendarios, que fueron perfeccionando paulatinamente y que conocemos gracias al registro de sus observaciones de la Luna, el Sol y de otros planetas, estrellas o constelaciones. Los primeros calendarios fueron lunares y a éstos les siguieron calendarios lunisolares.

Sin embargo, estas mediciones del tiempo con base en información precisa de los ciclos, ya sea del clima, agrícolas, gestación, navegación, etcétera, fueron modificándose con base en otros criterios. Suele llamarnos la atención escuchar que en una fecha distinta a aquella en la que en Occidente iniciamos un nuevo año, comunidades de personas provenientes de otras culturas, a lo largo y ancho de la Tierra, celebran el arranque de un ciclo anual, basado en las tradiciones de su cultura ancestral, en otras fechas y con otros puntos de partida. Ese es el caso del calendario chino, que el próximo 1 de febrero celebrará el año 4,719, según su tradición. Asimismo, entre el pueblo judío se festejará el año 5,783 de su calendario el 25 de septiembre, en que se conmemora, de acuerdo con la tradición bíblica, el día en que Dios creó al mundo.

En la tradición occidental, el calendario vigente tiene una doble influencia, la que deriva de la cultura romana y la del cristianismo. Los calendarios latinos, sin negar la impronta de aquellos calendarios de las civilizaciones originarias mencionadas, que influyeron en el ámbito geográfico latino, son varios, como el calendario romano, juliano (que lo introdujo Julio César), el bizantino, el gregoriano, de los calendarios para el mundo europeo; y los calendarios para otros mundos, por ejemplo, el de nuestros ancestros americanos entre los que tienen importancia cultural como el azteca, el inca o el maya. Todos los calendarios europeos tienen interesantes sistemas de contabilizar los días, meses y años, con distintos esquemas de precisión y referentes astronómicos, pero muy semejantes en su medición anual. Los romanos partieron de un hecho particular de su propia historia para contar los años: la fundación de la ciudad de Roma: Ab Urbe condita, o “desde la fundación de la ciudad de Roma”, como acontecimiento fundacional de dicha cultura, de acuerdo con la narración hecha por el historiador Tito Livio en su obra monumental del mismo nombre; hecho que ocurrió en el año 753 antes de la era común (a. e. c.).

Entre los pueblos latinos primitivos los calendarios eran lunares y variaban según la región. El más extendido entre distintos pueblos y regiones comprendía diez meses y 304 días. En los calendarios romanos, el primer mes del año era el de Martius (marzo), dedicado a Marte, dios de la guerra y padre de los legendarios gemelos Rómulo y Remo; a fin de cuentas, siendo el romano un pueblo guerrero, ese mes era el más relevante ya que durante él se decidían las campañas militares a llevar a cabo a lo largo del ciclo anual.

A partir del año 153 a. e. c., se empezó a considerar a enero (Januaris) el primer mes del año. Sin embargo, con el afán de corregir la “confusión” creada por la diversidad de conteos calendáricos existentes en el mundo romano, cada vez más extenso, en el año 45 a. e. c., Julio César implantó un calendario único que fue llamado juliano en su honor. En él se consideraba que el año constaba de 12 meses y 365 días, e incluía años bisiestos para afinar los desfases existentes, los cuales se lograron corregir parcialmente por orden de César Augusto durante su reinado. En honor a estos dos emperadores, en distintos momentos se dio su nombre a dos meses del año: julio y agosto.

Otra curiosidad de los calendarios existentes en el universo latino radica en que ninguno de ellos consideró la cuenta de semanas. El año (annus=anillo) era la medida máxima, enseguida los meses —en algunos calendarios anuales de 10, otros de 12 o 13, con ajustes en los días que integraban los distintos meses de 27 a 31 días por ciclo anual—. Fue hasta el año 321 de la era común (e. c.), que Constantino el Grande, introdujo la semana de siete días, tomando como modelo los antiguos calendarios egipcios y mesopotámicos, y consideró que el domingo debía ser el día de adoración de Dios, partiendo de que fue en él que Jesucristo resucitó, de acuerdo con el estudio de los evangelios canónicos. Hay que recordar que para ese momento el cristianismo se había expandido ampliamente a lo largo del Imperio romano y que Constantino fue el emperador que detuvo la persecución de los seguidores de esta religión.

La última reforma del calendario en Occidente se dio en Europa durante el Renacimiento, impulsada por el Papa Gregorio xiii, en el año 1582, a partir de la necesidad de regularizar el calendario litúrgico en lo referente a las fechas para celebrar la Pascua y otras fiestas religiosas móviles. Para hacerlo, era necesario introducir ciertas correcciones al calendario civil vigente, que seguía siendo el juliano.

Los criterios para determinar las fechas litúrgicas habían sido enunciados en el Concilio de Nicea, realizado en el año 325 e. c., en el que se había fijado el momento astral para celebrar la Pascua. La reforma suponía ajustar el acumulado de tiempo que introdujeron los años bisiestos en el calendario juliano, a fin de recuperar un total aproximado de diez días acumulados en los 1257 años que mediaron entre el año 325 y el 1582 (Wikipedia, 2022).

Para ello, el Papa constituyó la Comisión del Calendario, misma que, basada en los avances de observaciones telescópicas más precisas realizadas por diversos astrónomos, propuso ajustar el calendario civil con el año trópico, es decir, aquel que fija el intervalo de tiempo preciso en que el Sol completa su órbita aparente en torno a la Tierra (Sociedad Española de Astronomía, 2022). La Comisión redactó un compendio que incluía su dictamen y propuesta de reforma al calendario vigente, el cual fue aprobado en septiembre de 1580 y puesto en práctica a partir de octubre de 1582.

El calendario gregoriano fue aceptado con rapidez por los países en los que la Iglesia tenía alta influencia, como lo era la Monarquía española, de gran extensión en ese momento. Otros países católicos lo fueron adoptando paulatinamente, en tanto que hubo un rechazo total a su implantación en los países que se habían adherido a la Reforma protestante. Al paso del tiempo, este calendario, denominado gregoriano —en honor al Papa que lo impulsó—, empezó a ser asumido y utilizado prácticamente en toda Europa y poco a poco se extendió al mundo colonizado de América y Asia, después a Oceanía y la Antártida.

Si regresamos al punto en torno a la información que los calendarios proporcionan, se mencionó el referente al santoral. Tiempos hubo en los que el nombre registrado en dicho santoral era el que obligadamente llevaría el niño o niña según el día en el que él o ella nacieran. Afortunados aquellos que tenían opción de elegir en el Santoral Católico, entre más de un nombre de santos, santas o beatos.

En el contexto mexicano, el calendario cívico (derivado del romano) agrega el santoral católico como herencia de las costumbres culturales. Sucede algo gracioso acerca de la mezcla de calendarios para uso popular: que son múltiples los casos de personas con registro civil y bautizadas en la Iglesia con “nombres” que aparecen en el calendario consultado, como Aniv. de la Rev., es decir, la abreviatura de Aniversario de la Revolución [mexicana], un evento cívico político, que remite al movimiento armado que buscó derrocar a Porfirio Díaz.

En relación con las celebraciones y conmemoraciones de diverso tipo, el calendario sirve para recordar y reforzar fechas en que acontecieron eventos que una nación considera imprescindible, que se “anclen” en la mente del ciudadano y en la memoria colectiva. Esta situación de carácter polifacético puede cambiar al paso del tiempo, de acuerdo con la postura política e ideológica de quien(es) se encuentre(n) en el poder. Fechas como el 5 de mayo, 15 de septiembre y 20 de noviembre, o los años 1521, 1810 y 1910, tienen un significado que resuena en la mente de los mexicanos.

Después de 15 años de su fundación, la Organización de las Naciones Unidas (onu) inició la práctica de designar “días, semanas, años y décadas específicas como ocasiones para marcar eventos o temas particulares con el fin de promover, a través de la conciencia y la acción, los objetivos de la Organización”. Los Estados integrantes de ésta y los organismos especializados de la onu, (unesco, fao, unicef , entre otros) proponen temas para las conmemoraciones, que son resueltos en la Asamblea General, práctica curiosa, que en lugar de rememorar hechos consiste en dedicar el tiempo por venir para promover la discusión y concientización acerca de un estado de cosas.

Por mencionar algunos de estos temas, la onu dedicó el período 1959-60 como Año Mundial de los Refugiados; 1968 fue el Año Internacional de los Derechos Humanos; 1970 se destinó al tema de la educación; 1971 a la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial; 1975 se celebró como Año Internacional de la Mujer; los años 1978/79 se dedicaron contra el Apartheid; 1982 fue el año de la Movilización en pro de las Sanciones contra Sudáfrica; 1990, el Año Internacional de la Alfabetización; 1995, el Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia.

Entrado el siglo xxi vemos aparecer reiteradamente temas relacionados con el ambiente y la sostenibilidad; así como varios temas a conmemorar en un mismo año. 2019 fue nombrado Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos, de las Lenguas Indígenas, y de la Moderación. En 2021, tras un año 2020 vacío de reuniones de la organización (por motivos claramente comprensibles), se conmemoraron varios asuntos: la Eliminación del Trabajo Infantil; la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible, de las Frutas y Verduras, y de la Paz y la Confianza.

Como puede verse, el abanico de temas propuestos para abordar en un año específico da cuenta de los problemas más urgentes que debía o debe atender la humanidad. Sobrecoge, al leer los temas con perspectiva histórica, comprender que muchos de ellos se reiteran al paso del tiempo, ya que siguen sin resolverse. ¿Y qué ha propuesto celebrar la onu en el 2022? Se celebrará el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales; de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible y del Vidrio.1

A todo esto, se preguntarán, por qué esta editorial habla de calendarios y celebraciones. Comprender la importancia de medir el tiempo radica en el registro y representación de nuestro estar en el mundo, de las distintas maneras acerca de cómo transitar en comunidades que hacen cultura y celebran como una forma de memoria, un punto de referencia y una construcción de los sujetos y culturas históricas. Los calendarios marcan el inicio, la primera luna del año, el cuaderno de registro de los días, meses y años. Este año 2022 en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) conmemoramos el 50 aniversario del Sistema de Universidad Abierta, al que se agregó la Educación a Distancia y que hoy conocemos como suayed.

Además del evidente inicio de este nuevo ciclo anual, este preámbulo quiere referirse a otro tipo de historias y conmemoraciones. Se trata de la historia de las instituciones, en este caso, la de una fundamental para este país, nuestra unam, la cual, con una trayectoria de 111 años, tiene un largo calendario propio de celebraciones. Por supuesto, entre éstas destacan varias: la de su creación, el 22 de septiembre de 1910; la promulgación de su autonomía, el 22 de mayo de 1929; la sanción de su Ley Orgánica el 6 de enero de 1945; el 20 de noviembre de 1952, en que se inauguró la Ciudad Universitaria, y el 28 de junio de 2007, en que el campus central de cu fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la unesco.

Desde la rdu, este año 2022 las y los queremos invitar a la celebración de los 50 años de creación del Sistema Universidad Abierta (sua) de la unam, ocurrida el 25 de febrero de 1972, en el contexto de un ambicioso proceso de reforma académica universitaria. Desde sus orígenes, en 1910, la Universidad Nacional fue concebida como una institución a la que pudieran acceder jóvenes provenientes de todo el país y de diferentes estratos sociales. Una institución que produjera e incorporara en sus procesos de formación nuevos saberes, resultado de los avances científicos, tecnológicos, sociales y humanísticos, es decir, de todas las áreas del conocimiento. Para ello, consideró tres ámbitos de actuación: la docencia y la investigación, pensadas en un vínculo de retroalimentación continua para atender las problemáticas más ingentes del país; y la extensión y la difusión de la cultura, como contribución a las desigualdades educativas de la población mexicana.

El proyecto de creación del sua en la década de los setenta se gestó por diversos factores, entre los que se encontraban el crecimiento demográfico y el impacto de políticas educativas tomadas por el gobierno mexicano en las décadas de los años cincuenta y sesenta, que produjeron una alta demanda de acceso a la educación pública en los niveles medio superior y superior.

En la segunda mitad de los sesenta y a lo largo de la siguiente década, la respuesta institucional fue contundente. Durante el rectorado del ingeniero Javier Barros Sierra (1966-1970) inició este proceso de reforma institucional, con la intención de dar acceso a un mayor número de estudiantes en los niveles medio superior y superior, a través de la revisión, actualización de los planes de estudios universitarios. Así, inició el proceso que se conoce como democratización de la Educación Superior, cuando en los setenta y ochenta las mujeres se incorporaron de manera masiva a la Universidad, lo que hoy llamamos la revolución silenciosa (Papadópulos y Radakovich, 2006).

Su sucesor, el doctor Pablo González Casanova (6 de mayo de 1970 – 7 de diciembre de 1972), continuó los procesos de transformación, los cuales quedaron plasmados en un plan de desarrollo institucional denominado Proyecto de Nueva Universidad. Entre los ejes básicos se establecieron los de ampliar y democratizar la matrícula; extender el ámbito geográfico de influencia institucional, abriendo espacios descentralizados de Ciudad Universitaria; la renovación de los planes de estudio de los niveles de bachillerato, licenciatura y posgrado, siguiendo nuevos paradigmas epistemológicos interdisciplinarios, enfoques psicopedagógicos y estructuras curriculares diferentes a las tradicionales, y, por último, la apertura de modalidades educativas de formación, además de la presencial, mediante los sistemas abiertos y a distancia alternativos a la relación cara a cara o presencial en el aula.

Destacan entre los logros de ese proyecto la creación de dos instituciones: el Colegio de Ciencias y Humanidades (cch) en 1971 y el Sistema de Universidad Abierta (sua) en 1972; proyectos educativos vinculados entre sí, que transformaron las prácticas educativas de la institución. El proyecto cch involucró en su concepción a un amplio grupo de universitarios que en menos de un año crearon un modelo alternativo de bachillerato universitario, con salidas técnicas y vínculos con los niveles profesional y de posgrado. Éste se concretó en menos de un año del rectorado de González Casanova, ya que la propuesta curricular fue aprobada por unanimidad en el Consejo Universitario el 26 de enero de 1971, y recibió a su primera generación el 12 de abril de ese año.



En secuencia, el 25 de febrero de 1972, el Consejo Universitario aprobó la creación del Sistema Universidad Abierta como un sistema alternativo y simultáneo, cuyo fin es el de extender la educación superior a grandes sectores de la población, dentro y fuera de los planteles universitarios. Sin horarios ni calendarios rígidos, siguiendo un modelo educativo que recupera lo mejor de los métodos clásicos y hace uso de nuevos medios de enseñanza, que propicia el autodidactismo, ha permitido a la Universidad descentralizar sus tareas, y cooperar con distinto tipos de organismos e instituciones del país y comunidades de habla hispana en el extranjero. Estos son sólo algunos de los atributos del sua que pueden leerse en el número extraordinario de Gaceta unam, publicado el día 26 de febrero de 1972 (Gaceta unam), así como en la Exposición de motivos que forma parte del Estatuto del Sistema Universidad Abierta, publicado el 28 de febrero de 1972, en ese mismo órgano, que invitamos sean consultados.

En 1973, se convocó a facultades y escuelas a diseñar planes y programas de estudio y a elaborar materiales didácticos para el sua. Participaron en este proceso ocho entidades: las escuelas de Economía y de Enfermería y Obstetricia, y las facultades de Ciencias Políticas y Sociales, Contaduría y Administración, Derecho, Filosofía y Letras, Medicina Veterinaria y Zootecnia, y Psicología. Con ello, a lo largo de esa década empezó la implementación paulatina de los planes de formación del Sistema.

Como puede suponerse, en el transcurso de 50 años ha habido múltiples cambios en la visión originaria del sua. No obstante, en el Estatuto mencionado se dice que “Este sistema abre una nueva etapa en la vida de la Universidad como Institución” (1972).2 Ante ello, baste decir que en el ciclo 2020-2021 el alumnado del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia ascendió a 39,082 estudiantes, población que representa 17.25% de la matrícula de licenciatura (unam, 2022).

Como parte de la celebración de estas cinco décadas de existencia del suayed, la rdu integra a partir de este número una nueva sección denominada Itinerante, que estará conformada por textos inéditos en torno a un tema en específico de interés general. En este número de enero-febrero será un espacio para compartir experiencias, testimonios, reflexiones y perspectivas del Sistema Universidad Abierta y a Distancia, para conmemorar su 50 aniversario. Invitamos a docentes, estudiantes y egresados a que nos envíen sus testimonios y experiencias en textos narrativos para seguir celebrando, con un número especial el 50 Aniversario del sua de la unam.

Finalmente, hablemos de los artículos que integran este primer número de la rdu del año 2022. La sección Varietas cumple su objetivo incorporando cuatro textos sobre temas de actualidad. En el primero de ellos José Miguel Mata Hernández y Sandra Avendaño Cruz abordan las aplicaciones de la tecnología Blockchain en instituciones educativas, concibiéndola como una herramienta que soluciona problemas relacionados con la emisión, agilización y realización de acreditaciones académicas de forma íntegra, práctica y eficiente. Su aplicación en universidades permite expedir en poco tiempo acreditaciones académicas descargables, verificables e infalsificables.

En el artículo “Audiencias de comunicación de la ciencia y sus algoritmos en internet”, Erick Cruz-Mendoza e Irene Calderón-Mazzotti estudian la importancia de identificar audiencias de usuarios de internet que comparten intereses en temas de comunicación de la ciencia. Conocer cómo se relacionan las audiencias que consumen estos contenidos y saber cuándo navegan permite construir recorridos algorítmicos. Mediante el análisis de audiencias se pretende que los emisores (instituciones, colectivos o personas) conozcan bien a sus seguidores y construyan para ellos mejores contenidos.

En el trabajo titulado “De vuelta a la realidad: el doble compromiso de los investigadores en medios comunitarios”, Esmeralda Peña Flores, de la Universidad de Sonora, plantea la dificultad de realizar un análisis comparativo entre la labor de un investigador interno (originario de la comunidad de estudio), con la de uno externo (foráneo a la comunidad), dentro del trabajo de campo lingüístico-antropológico. Lo anterior debido a que los retos, compromisos y formas de actuar de un investigador comunitario están en plena función con su rol social como integrante de la comunidad.

Partiendo de la importancia de utilizar la luz solar como fuente de energía para la vida en la tierra, los autores del artículo “Videojuego para la enseñanza de celdas solares: diseño e integración al aula” proponen un videojuego sencillo, ilustrativo, interactivo y divertido para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje de un tema abstracto, multidisciplinario y complejo, como el requerido para la fabricación y caracterización de dichas tecnologías. En este videojuego, los estudiantes pueden aprender de manera libre y creativa sobre la fabricación de celdas solares, aplicando los conocimientos de química y física de materiales, y de teoría de semiconductores aprendidos en el aula, en una forma interactiva, eficiente y amigable.

En la sección Continuum educativo se integran tres artículos. El primero de ellos, escrito por Verónica Cervantes López, de la Universidad Regional del Norte, ubicada en Chihuahua, México, aborda cómo “Cultivar la diversidad e inclusión en la educación”, en los distintos ámbitos del contexto escolar donde se desenvuelven los alumnos. Reflexiona en torno al reto pedagógico de alcanzar en el futuro próximo un sistema educativo justo e incluyente, en el que las estrategias de oportunidad permitan que todos los alumnos sean tomados en cuenta. Se considera que la diversidad de cada uno de ellos es una herramienta que enriquece y favorece el proceso de enseñanza-aprendizaje, a la vez que engrandece las culturas comunitarias.

En el trabajo “Filosofía para niños y adolescentes desde la neuroeducación”, Axel Rubalcava y Pablo Luis Hernández, de la Universidad Autónoma de Fresnillo, abordan dos proyectos revolucionarios aparecidos en la escena educativa en las últimas décadas: la filosofía para niños y adolescentes de Matthew Lipman y Ann Margaret Sharp, y la neuroeducación desde los hallazgos científicos alcanzados en las neurociencias. Desde este último campo, los autores analizan el sustento del pensamiento multidimensional del primer proyecto educativo, lo que los lleva a plantear la hipótesis del surgimiento de un nuevo paradigma que podría denominarse neuroeducación filosófica o neurofilosofía para niños y adolescentes.

El artículo “Transformar la enseñanza de la Historia a través del juego. Una reflexión teórico-práctica”, escrito por Jorge Alejandro Trejo Alarcón, plantea la conocida problemática del poco interés y atención que se da entre los estudiantes al aprender Historia de México. Para atacarla, propone brindar al docente estrategias alternativas para su enseñanza, basadas en la premisa de que el alumno aprenda jugando, propiciando así que se interese por la asignatura y logre los aprendizajes esperados.

En la sección Universidades, encontrarán el texto “Enfermería-Consulta: una plataforma digital que apoya el aprendizaje”, en el que sus autoras dan a conocer una plataforma digital desarrollada de manera emergente en la Universidad Veracruzana como recurso didáctico para la enseñanza de la Enfermería, especialmente en los campos de Enfermería Farmacológica, Anatomía y Fisiología y Práctica Profesional Comunitaria, ante la imposibilidad de que las y los estudiantes asistan a los centros de enseñanza debido a la pandemia generada por la covid-19. La herramienta utilizada ha sido probada con resultados satisfactorios para aprender conocimientos y desarrollar habilidades-destrezas del campo profesional, propiciando a la vez la autonomía e independencia del estudiante.

Por último, llegamos a la nueva sección Itinerante, que como se mencionó, en el número enero-febrero está destinada a recuperar reflexiones, testimonios y perspectivas de docentes, alumnos y exalumnos del suayed, en el marco del 50 aniversario de este sistema. Con ese objetivo se integran cinco trabajos de los cuales haremos una breve descripción.

En el trabajo “Mirando nuestro camino, reflexiones sobre el modelo suayed, Ana I. Tsutsumi, docente en el Sistema Abierto de la Facultad de Filosofía y Letras, plantea con mirada retrospectiva a dicho sistema. Con una reflexión crítica comenta sus diferencias con otras modalidades, y hace énfasis en la experiencia de la Licenciatura de Lengua y Literaturas Hispánicas, destacando aspectos tales como el perfil de los estudiantes, el concepto de aula invertida y la pluralidad de los espacios académicos en los que convergen docentes y estudiantes. En un contexto marcado por la crisis sanitaria derivada de la pandemia, menciona los retos que presenta la evaluación del aprendizaje.

En el segundo trabajo de esta sección, titulado “Modalidad abierta, a distancia y mixta: mecanismo para disminuir la desigualdad educativa”, Laura Casillas Valdivia, jefa de la División suayed de la Facultad de Economía de la unam, centra la mirada en el limitado acceso de personas que radican en otras entidades federativas o que no podrían asistir de manera presencial a cursar estudios universitarios. Señala como el suayed, con la experiencia acumulada de 50 años de ofrecer educación superior de calidad, es un mecanismo que ha permitido disminuir esta desigualdad, al absorber 11% de la matrícula que cursa estudios de licenciatura en modalidades no presenciales en instituciones públicas de educación superior.

En la misma línea que el artículo anterior, Mariana Soberanes González, exalumna del sistema, presenta la reflexión denominada “El suayed y su papel ante la desigualdad educativa”, en el que da a conocer el papel activo de este sistema en la reducción de desigualdades educativas y, en consecuencia, sociales, al permitir acceder a la educación superior a sectores de la población, tradicionalmente excluidos, Comparte, además, su experiencia como estudiante del sistema abierto para que, a través de ella, otras personas puedan encontrar una posibilidad de cumplir sus metas universitarias dentro de esta modalidad de estudios.

El artículo suayed como una oportunidad para alcanzar tus sueños”, de Grisel Lugo Bolaños, aborda la factibilidad de estudiar Pedagogía en el sistema de educación a distancia en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, destacando la flexibilidad de horarios, la accesibilidad, calidad y sentido de pertenencia institucional, a partir de su experiencia como estudiante de la generación 2018.

En “Sistema abierto y letras hispánicas: el viaje a través de un agujero de conejo”, la autora, Morgana Carranco, comparte la experiencia de cursar la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en el suayed de la unam. Y en su testimonio aborda las razones y motivaciones para estudiar una carrera en el sistema abierto, así como los aprendizajes adquiridos a nivel personal y profesional.

Queridas lectoras, queridos lectores, como siempre, deseamos que nos acompañen en la lectura de uno, algunos o todos los artículos que integran este número. Si les es posible, retroaliméntenos con su opinión. Si quieren y pueden recomiéndenos. Y recuerden que la rdu es una obra colectiva que se construye con sus escritos.

Referencias



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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079