Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático y diversidad sexogenérica: reducir la vulnerabilidad también es cuestión de equidad

Francisco Almonacid Buenrostro Cita

Resumen

El cambio climático tiene una gran afectación sobre los grupos vulnerables, incluidas las personas que conforman la diversidad sexogenérica. En este artículo se explora la relación entre la vulnerabilidad ante el cambio climático y la diversidad sexogenérica en distintos contextos; también se presentan algunos ejemplos de los impactos desbalanceados del cambio climático para estos grupos. Es importante visibilizar este tema con la finalidad de perfilar alternativas que permitan reducir la inequidad y la vulnerabilidad ante el cambio climático para esta población. En este trabajo se identifican algunos de los factores considerados como causantes de dicha vulnerabilidad y se mencionan algunas alternativas para reducirla.
Palabras clave: diversidad sexogenérica, cambio climático, vulnerabilidad.

Climate change and gender diversity: reducing vulnerability is also a matter of equity

Abstract

Climate change will affect vulnerable groups, including sexual and gender-diverse communities. This text aims to explore the relationship between vulnerability to climate change and sexual and gender diversity. Even though this topic is becoming increasingly relevant, there is a theoretical gap in its approach. It is critical to analyze it in order to outline alternatives that will allow reducing inequity and vulnerability to climate change for this population. Here, we identify some of the factors considered as causing this vulnerability. In addition, we mention some alternatives to reduce vulnerability to climate change.
Keywords: sexual and gender diversity, climate change, vulnerability.

Introducción

Los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés ipcc (2021), señalan que los grupos vulnerables se verán afectados en mayor medida a causa de los impactos del cambio climático. Entre las causas se encuentran la inequidad y marginalización ligadas al género (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). En el caso de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica, la afectación provoca una mayor vulnerabilidad que se traduce en estigma social, falta de empleo formal y acceso limitado a espacios seguros (Goldsmith y Bell, 2022).

Es decir, para las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica, la vulnerabilidad ante el cambio climático constituye una amenaza a sus medios de vida, su salud y seguridad. De esta situación todavía no hay suficiente documentación, existen pocos textos que hablen de cómo estas poblaciones se ven afectadas por el cambio climático (Vinyeta et al., 2015). Lo cual, más que negar que exista una relación entre ambas cuestiones, es una prueba de la invisibilidad sistemática que origina que estas comunidades se enfrenten a desafíos únicos para hacer frente al cambio climático (Borderon et al., 2021; Dwyer y Woolf, 2018), así como a otros peligros que se ven agravados por las experiencias de discriminación y violaciones a los derechos humanos en su vida cotidiana (por ejemplo, Takács, 2006).

Con la finalidad de contribuir a subsanar ese vacío en la literatura, en este texto se identifican algunos de los factores a los que se asocia la vulnerabilidad de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica ante el cambio climático. También se describen algunos ejemplos que consideran que la reducción de esta vulnerabilidad contribuye a la equidad de género.

La relación entre la población de la diversidad sexogenérica y la vulnerabilidad que enfrentan ante el cambio climático

Como punto de partida, consideramos que el término diversidad sexogenérica hace referencia a una categoría de subalternidad, porque proporciona un corpus teórico-analítico que se centra en los sectores que se consideran marginados y en las clases inferiores de las sociedades (ver Carbalido Coria y Torres Cruz, 2014). También, diversidad sexogenérica se refiere a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir su sexualidad, así como su identidad y su orientación sexual (González Barreda y Raphael de la Madrid, 2019; ver video 1).



Video 1. ¿En qué consiste y cómo se nombra la diversidad sexual? (Cultura UNAM, 2019).


De hecho, este concepto permite la inclusión de otras identidades, como la idea de tercer género que existe en otros países no occidentales (ver Castañeda Camey et al., 2020); aunado a las categorías ampliamente usadas para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (ver video 2).



Video 2. Terminologías LGBTI (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2018).


En este sentido, debemos señalar que por primera vez México cuenta con una encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género, la endiseg (inegi, 2022). La figura 1 muestra algunos de los datos más relevantes contenidos en ella. Se destaca el porcentaje y número de personas que se identifican como parte de la diversidad sexogenérica, el rango de edades, su estado civil, y las principales entidades que concentran la mayor cantidad de personas que son parte de la diversidad sexogenérica.



Datos INEGI 2022 encuesta nacional diversidad sexual y de género

Figura 1. Datos relevantes presentados en la encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género.
Crédito: elaboración propia a partir de datos del INEGI (2022).

Teniendo esto en mente, para tratar de entender cómo afecta el cambio climático a las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica debemos de enfatizar que éste afecta a las personas de manera diferente, y los más discriminados son los más afectados, alterando su capacidad para garantizar sus derechos a la seguridad y el acceso a la justicia social (Whitley y Bowers, 2023). Incluso se ha documentado que, en general, las poblaciones de la diversidad sexogenérica tienen menor seguridad financiera que sus contrapartes heterosexuales y cisgénero (DeFilippis, 2016) y, por lo tanto, menor capacidad para responder ante eventos climáticos.

Es decir, los eventos como olas de calor extremo o huracanes afectan de manera desproporcionada a las comunidades vulnerables, en particular, a las personas de la diversidad sexogenérica (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143; Kivioja et al., 2023, p. 2). Esto es importante porque, entre los adultos jóvenes, las personas de la diversidad sexogenérica tienen un riesgo mayor de quedarse sin hogar que las personas que no son parte de estas poblaciones (ver Takács, 2006). Asimismo, las personas transgénero son más propensas a quedarse sin refugio debido a la discriminación que sufren en los espacios destinados para cuando ocurre un desastre (Takács, 2006, p. 3). Estas poblaciones vulnerables corren el riesgo de hipotermia, hipertermia, dificultad respiratoria por el humo de los incendios forestales y enfermedades infecciosas por inundaciones, entre otras condiciones (Reta, 2022).

De manera adicional, durante los desastres naturales, es posible que las familias homoparentales y lesbomaternales no reciban apoyos destinados para este fin si el Estado no las reconoce como parejas legítimas en los marcos normativos que operan al respecto (Whitley y Bowers, 2023). De forma similar, las personas no binarias no siempre tienen acceso a servicios específicos, pueden ser rechazadas en los refugios de emergencia o enfrentar otros desafíos para recibir ayuda durante los esfuerzos de rescate y recuperación (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143). El estigma en torno a la diversidad sexogenérica provoca que algunos miembros de la comunidad desconfíen de buscar ayuda por temor a ser discriminados o condenados al ostracismo (Badgett, 2014).

Factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático

Después de haber considerado algunos datos sobre las poblaciones de la diversidad sexogenérica y las afectaciones que sufren a causa del cambio climático, ahora revisaremos cuáles son los factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático. Para ello, la figura 2, basada en los trabajos de Gee y Payne (2004) y Goldsmith y Bell (2022), muestra algunos de los principales factores causantes de la vulnerabilidad ante el cambio climático. Si bien no pretende ser exhaustiva, ilustra la complejidad asociada a la vulnerabilidad que enfrentan las poblaciones de la diversidad sexogenérica. De este modo, la vulnerabilidad ante el cambio climático es causada, principalmente, por factores institucionales, factores personales y factores ambientales que actúan como estresores.



Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para poblaciones LGBTIQ+

Figura 2. Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para las poblaciones de la diversidad sexogenérica.
Crédito: elaboración propia a partir de los trabajos de Gee y Payne (2004), y Goldsmith y Bell (2022).

Además, los factores asociados a la vulnerabilidad en muchas ocasiones se conjugan entre sí, dando como resultado entornos cada vez más precarios para las personas. En palabras de Vinyeta et al.:

Las mujeres y poblaciones de la diversidad sexogenérica pertenecientes a comunidades originarias se ven afectadas en mayor medida porque interseccionan su raza y su género, dando lugar a un conjunto de retos ambientales y socioeconómicos que afectan su resiliencia ante el cambio climático. (2015, p. 21)

Por su parte, los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de vivienda, las oportunidades económicas y el acceso a la atención médica, pueden afectar negativa y desproporcionadamente a la población de la diversidad sexogenérica, y además reducen su capacidad para responder al daño ambiental. Por ejemplo, obtener la atención médica necesaria (Goldsmith y Bell, 2022).

Reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático es una cuestión de equidad

Para comenzar a reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático se requiere de un cambio de paradigma que permita atender esta problemática y que incorpore la perspectiva de equidad de género1. Para ello, son prioritarias las acciones que disminuyan la vulnerabilidad que las poblaciones de la diversidad sexogenérica presentan frente al cambio climático. Dicho cambio de paradigma debe de verse reflejado e ir acompañado de modificaciones en las políticas implementadas desde el Estado. Esto no es un asunto menor, pues, al menos en el caso de México, en términos generales, el Estado ha actuado como el principal mediador entre la naturaleza y la sociedad (Boyer y Cariño Olvera, 2018). Trazar esa ruta es una tarea necesaria, sobre todo para reducir las brechas de desigualdad. De este modo, se considera que una manera viable de reducir la vulnerabilidad, en términos de lo que expresa el reporte del ipcc (2022), sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad, es justo a través de la implementación de políticas públicas. Principalmente, porque las poblaciones de la diversidad sexogenérica han sido objeto de políticas federales y locales que conducen a altos niveles de discriminación institucional en sectores como la vivienda, el empleo, y la salud (Goldsmith y Bell, 2022).

Entre los ejemplos de cambios que consideran una cuestión de equidad la reducción de la vulnerabilidad ante el cambio climático, se encuentra la integración de consideraciones de género en políticas, planes y acciones climáticas nacionales (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). Estos tienen en cuenta como grupos vulnerables a las comunidades urbanas pobres, rurales y remotas, personas lgbtiq+, y mujeres. En el mismo sentido, Roy et al. (2022) identifican que las acciones de adaptación al cambio climático deben de incorporar de manera intencional objetivos centrados en el género en las etapas de priorización, diseño, planificación e implementación, para que tengan impactos positivos en la igualdad de género (Kivioja et al., 2023). En otro ejemplo, la empresa estatal de petróleo y gas de México, Pemex (Petróleos Mexicanos), ha implementado, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), una estrategia institucional de inclusión social para crear conciencia sobre la igualdad de género y la no discriminación, y para empoderar a las mujeres y empleados lgbtiq+ en sus lugares de trabajo (Castañeda Camey et al., 2020, p. 122).

Por todo esto, las acciones orientadas a la reducción de la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático deben asegurar, como condición necesaria, la igualdad de derechos, oportunidades y trato igualitario para las personas que integran las poblaciones de la diversidad sexogenérica. Además, las acciones deben aplicarse de manera local y en los casos donde exista la oportunidad de modificar los ordenamientos aplicables en la materia. Esto incluye los instrumentos que contemplen la mitigación y adaptación al cambio climático, así como las estrategias locales y los programas de acción climática, al igual que los instrumentos que orientan la atención a las personas de la diversidad sexogenérica para garantizar las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

Conclusiones

La vulnerabilidad ante el cambio climático que enfrentan las personas que forman parte de la diversidad sexogenérica tiene múltiples causas. Aún queda mucho por avanzar, debido a que hoy la inclusión aún está limitada por las barreras del modelo que no contempla por completo a las poblaciones de la diversidad sexogenérica, y que mantiene invisibilizados los desafíos que viven frente a los impactos del cambio climático.

Existe la posibilidad de que se orienten las acciones necesarias para reducir la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático, las cuales deben asegurar la igualdad de derechos, oportunidades y trato equitativo para comunidad de la diversidad sexogenérica.

Además, las políticas climáticas, las estrategias locales y los programas de acción climática, así como los instrumentos que dan atención a las personas de la diversidad sexogenérica, representan un área de oportunidad. Esto permite enfrentar los desafíos que representan los impactos del cambio climático, especialmente para grupos vulnerables como el que conforman la diversidad sexogenérica.

Referencias

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Recepción: 15/11/2022. Aprobación: 15/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Ciudades sostenibles y empleos verdes: soluciones disruptivas para el cambio climático

Israel Rosas Villar Cita

Resumen

Las ciudades son sistemas metabólicos que procesan materia y energía, lo que se traduce en desechos. Por lo tanto, en ellas se conjugan aspectos sociales, económicos y ambientales, que son clave para comprender, mitigar y adaptarse al cambio climático. En este artículo, se describe la interrelación entre la Agenda 2030 y la Organización Internacional del Trabajo en relación con la sostenibilidad urbana y el fomento de empleos verdes como una medida para mitigar el cambio climático. Se presentan algunos atributos espaciales y demográficos de los empleos verdes en México, destacando su potencial para combatir el cambio climático de forma inmediata. Aunque queda mucho por hacer, los empleos verdes representan una de las claves para abordar este problema.
Palabras clave: ciudades, sistemas metabólicos, desechos, sostenibilidad urbana, empleos verdes, cambio climático.

Sustainable cities and green jobs: disruptive solutions for climate change

Abstract

Cities are metabolic systems that process matter and energy, resulting in waste. Therefore, they are where social, economic, and environmental aspects converge, key elements for understanding, mitigating, and adapting to climate change. In this article, we discuss the interrelation between the 2030 Agenda and the International Labour Organization regarding urban sustainability, through the development of green jobs. We show some spatial and demographic attributes of green jobs in Mexico, as a measure for mitigating climate change. There is still a long way to go, but green jobs are one of the keys to immediately combating climate change.
Keywords: cities, metabolic systems, sustainability, green jobs, climate change.

¿Cuál es el vínculo entre cambio climático, ciudades sostenibles y empleos verdes?

A A nivel mundial, el 54% de la población vive en ciudades, las cuales producen el 80% de la riqueza, consumen el 78% de la energía y emiten el 60% del carbono a la atmósfera, a pesar de ocupar solamente el 3% de la superficie terrestre (Estrada et al., 2017). En los ambientes urbanos, se deben satisfacer muchas necesidades cotidianas, como alimentos, vestimenta, servicios de streaming y uso de electrodomésticos, entre otros. National Geographic ha publicado un breve artículo que ejemplifica esto.

Como resultado de lo anterior, surge un problema puntual: conjugar una dinámica económica y demográfica demasiado grande, pero en espacios sumamente pequeños. Este efecto repercute en el clima a nivel mundial y de manera diferenciada, ya que no siempre los más afectados son aquellos que provocan los mayores daños. De hecho, el 47% del calentamiento global es responsabilidad del 18% de la población mundial, correspondiente a países desarrollados, mientras que el 82% de la población emite el 53% de las emisiones de contaminantes responsables del calentamiento global, correspondiente a países subdesarrollados (onu-Habitat, 2011). En PopulationPyramid.net podrás revisar las emisiones anuales, per cápita y acumuladas.

En este contexto, surgen los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc), una organización internacional que evalúa la investigación de la variabilidad climática mundial. Ellos reconocen la interacción entre los sistemas climáticos, los ecosistemas y la sociedad, donde las ciudades se encuentran como los principales emisores. Sin embargo, las principales soluciones al cambio climático, a través de la adaptación y mitigación, tienen también su origen en las ciudades (ipcc, 2022).

¿Cuál es el alcance del ipcc? ¿Te imaginas que su postura es fundamental para el rumbo que seguirán 195 países? Esto se logra mediante el desarrollo de acuerdos políticos que se basan en información científica avalada por este organismo. Estas políticas impactan nuestras formas de vida, ya sea a través de nuestro consumo de bienes y servicios o del trabajo que desempeñamos o llevan a cabo nuestros padres. A continuación, explicaremos con detalle esta última aseveración.

Tres objetivos de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible se adhieren al llamado del ipcc:

  1. El Objetivo 13: Acción por el clima invita a transitar hacia una economía verde e inversión en soluciones sostenibles para fortalecer la resiliencia y adaptación ante los riesgos generados por el cambio climático. El término “verde” hace referencia a la utilización de energías renovables y a una menor dependencia de combustibles fósiles para producir bienes y servicios con un impacto ambiental bajo.
  2. Objetivo 11: Ciudades y comunidades sostenibles, que propone el acceso a viviendas y servicios básicos adecuados. Pretende reducir la marginación y los asentamientos informales, ampliar el transporte público, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible, disminuir los efectos negativos de las ciudades en el medio ambiente y promover la economía verde.
  3. Objetivo 8: Trabajo decente y crecimiento económico también proporciona lineamientos. Busca promover la productividad económica sostenible mediante la incorporación tecnológica y la innovación, impulsar la creación de puestos de trabajo decentes, fomentar el emprendimiento y el uso eficiente de los recursos naturales, y cuidar del medio ambiente (onu, 2022).

La Organización Internacional del Trabajo (oit) establece un marco teórico-conceptual que vincula el trabajo decente, el desarrollo sostenible y el medio ambiente. Reconoce que el lugar donde se realizan las actividades productivas está estrechamente relacionado con los aspectos sociales, económicos y ambientales. Entre los ejemplos que destacan se encuentran los empleos verdes, los cuales generan sinergias entre la economía verde, la reducción de emisiones de carbono, la protección del medio ambiente, el empleo pleno, la disminución de las diferencias salariales y el trabajo decente (Organización Internacional del Trabajo (oit), 2013).

En este documento, te invito a explorar juntos cuál es el estado de los empleos verdes en México y cómo podrían ayudarnos a lograr una mayor sostenibilidad, resiliencia y equidad frente al cambio climático. Espero que, al finalizar la lectura, puedas implementar los conceptos de ciudades sostenibles y empleos verdes en tu vida cotidiana o en tu comunidad.

Pautas para investigar el cambio climático y los empleos verdes

El cambio climático es causado por actividades humanas que emiten gases de efecto invernadero (gei), como el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido nitroso, los halocarbonos y otros gases fluorados. Estos gases han elevado la temperatura global en 1°C desde 1901 hasta 2022, y esta tendencia está marcada por la concentración demográfica (onu-Habitat, 2011).

Esto nos lleva a hacer preguntas importantes: ¿cómo crecen las ciudades? ¿Es mejor que crezcan de forma horizontal o vertical? ¿Cuáles son las principales actividades económicas que desarrollan y cómo se ven afectadas por el cambio climático? ¿Qué otros fenómenos meteorológicos, sociales o económicos derivan del calentamiento global? Y, lo más importante, ¿qué podemos hacer para mejorar la situación? Parece que hay más preguntas que respuestas, por lo que necesitamos involucrarnos todos, ya que la solución es más compleja de lo que imaginábamos.

El cambio climático ha provocado alteraciones extremas en la temperatura y la precipitación, lo que ha tenido un impacto negativo en la salud de las personas, la propagación de enfermedades, las sequías e inundaciones, las alteraciones en los ciclos agrícolas y el aumento del nivel medio del mar (Flores et al., 2018).

En México, el cambio climático afectará directamente al 15% del territorio nacional, lo que implica el 68,2% de la población y el 71% del Producto Interno Bruto (pib). Si convertimos estos porcentajes en cifras, al menos 68 millones de personas serán afectadas por inundaciones, 4 millones por deslaves, 54 millones por sequías agrícolas, 29 millones por sequía urbana, 27 millones por bajas temperaturas, 43 millones por olas de calor y 15 millones por transmisión de enfermedades.

Las medidas adoptadas para abordar el cambio climático son la mitigación y la adaptación. La mitigación implica la reducción de contaminantes, la conservación de áreas verdes, la urbanización eficiente y sostenible, el desarrollo tecnológico y el uso de energías limpias (Delgado et al., 2015). La adaptación supone reducir la vulnerabilidad de los espacios habitados, identificar los elementos bióticos y abióticos1 que son susceptibles de sufrir daños provocados por fenómenos meteorológicos y evaluar el grado de afectación de los componentes naturales y sociales (Quiroz Benítez, 2013).

Los empleos verdes son una forma de mitigar el cambio climático a través de la sostenibilidad urbana. Esto implica la creación de subsectores económicos, puestos de trabajo y métodos de trabajo que se caracterizan por un buen salario, derechos laborales y condiciones óptimas.

Cualquier ocupación y/o rubro económico es susceptible de volverse verde. Pero existen ocupaciones que por su naturaleza son consideradas empleos verdes, como la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la pesca, la gestión de residuos, el saneamiento de aguas y el transporte masivo (Ernst et al., 2019). La lista está en función del desglose y acceso a la información y en términos de costo-beneficio ambiental.

Los empleos verdes en México

En la figura 1a se muestra la distribución de empleos verdes y la población total en México. A partir de esta figura, se puede inferir que existe una baja asociación entre la concentración poblacional y los empleos verdes, ya que las grandes ciudades del país —como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara—, no coexisten con un número elevado de empleos verdes. Esta situación coloca en desventaja a los motores económicos del país ante el cambio climático. Por lo tanto, se evidencia la necesidad de implementar políticas que promuevan la creación de empleos verdes en las zonas donde se concentra la población.

Además, se observa que los empleos basados en la explotación de recursos renovables tienen un mayor peso, lo cual no necesariamente implica un mayor desarrollo económico e incorporación de tecnologías sustentables (ecotecnias). Espacialmente, se forma un patrón de empleos verdes en los estados del sur, lo que sugiere que ahí existe un mayor potencial para su desarrollo. Por otro lado, el norte del país adolece de estos puestos de trabajo, a excepción de Chihuahua y Nuevo León, que poseen mayores aptitudes que sus vecinos (ver figura 1a).

Empleos verdes en México


Figura 1. Empleos verdes en México: precariedad y seguridad laboral.
Crédito: elaboración propia con base en INEGI (2020, 2022).

En la figura 1b se representa la precariedad y la seguridad laboral en los empleos verdes. La precariedad se refiere a un desarrollo fuera de una empresa, en un establecimiento familiar o independiente, que no posee un local fijo y no lleva una contabilidad de sus operaciones. ¿Conoces algún lugar con estas características?, exacto: los puestos ambulantes que en su mayoría ofrecen alimentos y bebidas en las vialidades.

El Estado de México, Ciudad de México, Veracruz y Nuevo León son las entidades con mayores índices de precariedad laboral en los trabajos verdes, mientras que en Zacatecas, Colima y Querétaro la situación es contraria. La precariedad laboral se concentra en el centro-oriente del país, mientras que no es tan común en el norte. Además, esta problemática se da con mayor frecuencia en entidades altamente pobladas.

La seguridad laboral en los trabajos verdes se evidencia mediante un acuerdo contractual que establece las condiciones de trabajo, el salario y los beneficios sociales —tales como el acceso a los sistemas de salud, las vacaciones remuneradas y la distribución de utilidades. La combinación de estos factores promueve un entorno laboral más seguro, mientras que la falta de ellos o su interrupción denotan inestabilidad e inseguridad.

En México, algunos estados ofrecen más oportunidades para los trabajos verdes, como Morelos, Aguascalientes, Querétaro, y los estados en el centro y la frontera norte del país. Sin embargo, otros estados, como Zacatecas, Sinaloa, Hidalgo, Guerrero y Campeche, tienen menos propensión para este tipo de empleos. En consecuencia, no hay un patrón geográfico definido, solo se puede observar una dicotomía entre aquellos trabajadores que tienen contratos y prestaciones, y aquellos que no las tienen. Esta situación evidencia la falta de compromiso de México con los objetivos de la Agenda 2030 y la oit.

La figura 1c muestra una relación entre los ingresos y la precariedad laboral en el centro y sur de México, mientras que en el norte se presenta lo contrario. Esto podría deberse a factores como el volumen de población y la diversidad de ecosistemas entre estas dos regiones del país, lo que refuerza la existencia de una dualidad tanto social como espacial.

Conclusiones: queda un largo camino por recorrer

No cabe duda de que las ciudades están creciendo día a día. Son sistemas metabólicos gigantes en los que entran materia y energía, que son procesados y devueltos como contaminantes que afectan no solo al clima regional y mundial, sino también al ciclo hidrológico, los suelos y los ecosistemas aledaños.

La solución al cambio climático depende de los hábitos de consumo y producción en las ciudades, que deben volverse más amigables con el medio ambiente y girar hacia la sostenibilidad. Los empleos verdes son una opción prometedora que engloba aspectos sociales, económicos y ecológicos. ¿Cómo crees que se pueden implementar estos empleos en la vida laboral de tus amigos y familiares?

Necesitamos volver a darle importancia a la forma en que producimos las mercancías para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir el consumo desmedido de los recursos naturales. El desafío no es fácil, requiere mucha investigación y personas que estén dispuestas a aceptar nuevos estilos de vida. Por eso, te invito a que lideres el cambio social a favor de un futuro prometedor para las próximas generaciones. Ahora, ya lo sabes, existen muchos caminos por recorrer, ¡y aquí te presentamos una alternativa en la que espero que me acompañes!

Referencias

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  • INEGI. (2022). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (enoe), población de 15 años y más de edad. INEGI. https://www.inegi.org.mx/programas/enoe/15ymas/
  • IPCC. (2022). Climate change 2022: impacts, adaptation and vulnerability. ipcc. https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/
  • ONU. (2022). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Agenda 2030 Sobre El Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
  • ONU-Habitat. (2011). Informe mundial sobre asentamientos humanos 2011. Las ciudades y el cambio climático: orientaciones para políticas. https://bit.ly/3lIoFgz
  • Organización Internacional del Trabajo (oit). (2013). Informe V. El desarrollo sostenible, el trabajo decente y los empleos verdes (oit).
  • Quiroz Benítez, D. E. (2013). Las ciudades y el cambio climático: el caso de la política climática de la Ciudad de México / Cities and Climate Change: The Case of the Climate Policy of Mexico City. Estudios Demográficos y Urbanos, 28(2), 343. https://doi.org/10.24201/edu.v28i2.1432
  • rae (Real Academia Española) (2019) Diccionarios. https://www.rae.es/

Recepción: 10/11/2022. Aprobación: 16/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Más allá de la negación: aceptar nuestro papel en el cambio climático

Harumi Takano-Rojas Cita

Resumen

Una de las dificultades para actuar frente al cambio climático es reconocerlo como un problema que nos afecta como individuos, a nuestras comunidades y a nuestro entorno. En este artículo se exploran algunas de las razones que se han identificado desde disciplinas como la sociología, la psicología y la comunicación pública de la ciencia, por las que resulta difícil percibir el cambio climático como un problema y responder a él. Se explica también la importancia de apropiarnos del problema y se ofrecen ejemplos de cómo la percepción del cambio climático puede limitar o favorecer nuestra respuesta al problema.
Palabras clave: cambio climático, historias climáticas, percepción, apropiación, acción climática.

Beyond denial: accepting our role in climate change

Abstract

One of many difficulties regarding climate change action is recognizing it as a problem that directly affects us as individuals, our communities, and our environment. In this article, I explore several reasons identified from disciplines like sociology, psychology, and public communication of science, why perceiving and responding to climate change might be difficult for most of us. I also explain the importance of making the problem our own and examples on how climate change perception can limit or enhance our response to the problem.
Keywords: climate change, climate stories, perception, appropriation, climate action.

Nosotros y el clima

¿Alguna vez te has preguntado cuál es tu relación con el clima?, ¿piensas en él seguido o en días particularmente calurosos? O ¿quizás sólo si hay una inundación que entorpece tu camino a la universidad? Tal vez eres un entusiasta climático y revisas el pronóstico todos los días antes de salir de tu casa. También es posible que te sea completamente indiferente y que únicamente pienses en el clima si alguien más lo menciona, o si se te atraviesa un número especial de una revista sobre cambio climático.

¿Consideras que la relación de otras personas con el clima sea similar a la tuya?, ¿cómo será la de alguien que vive en la ciudad o en el campo?, o bien ¿la de un estudiante de música o de tu compañero que decidió ser biólogo? Nuestra relación con el clima depende mucho del entorno, de los cambios en el paisaje, del lugar donde vivimos, de nuestros conocimientos y experiencias, y de qué tanto dependen nuestras actividades cotidianas de las condiciones meteorológicas.

Pensando en el mundo

Los ganaderos, agricultores y pescadores, por ejemplo, suelen recordar cómo era el clima antes con respecto a hoy en día, porque de eso ha dependido que modifiquen o no sus actividades, que tengan buenas cosechas o que el ganado crezca sano. Las personas que vivimos en la ciudad, por el contrario, solemos ser ajenos al clima y a sus cambios, sobre todo porque los años con más o con menos lluvia, con más o con menos calor, no suelen modificar de manera importante nuestras actividades diarias.

Percibir el cambio climático

La manera en que percibimos el clima y el cambio climático es importante, porque determinará el tipo de acciones que, como sociedad, tomemos para responder ante él (Urbina, 2012; Whitmarsh y Capstick, 2018). Sí, para empezar, no percibimos el cambio climático como un problema que nos afecta, es muy probable que no hagamos nada para solucionarlo. Como dijera José Luis Lezama, en su libro La construcción social y política del medio ambiente: “Un problema puede tener una existencia física, pero si no es socialmente percibido y asumido como tal, termina siendo socialmente irrelevante” (2004, p.15).

Muchos investigadores, sobre todo desde la sociología, la psicología y la comunicación pública de la ciencia, comenzaron a darse cuenta de que, a pesar de que había muchísima información sobre cambio climático, la respuesta de las personas no correspondía con la urgencia del problema (Norgaard, 2011; Urbina, 2012). A través del análisis de entrevistas individuales y grupales, talleres, encuestas, textos, imágenes y otros medios, las y los investigadores, se dieron a la tarea de entender cómo se estaba percibiendo el cambio climático en diferentes grupos sociales, y si esta percepción afectaba su respuesta al mismo.

Algo que encontraron frecuentemente, es que muchas veces asociamos el cambio climático con imágenes de osos polares sobre trozos de hielo a punto de deshacerse, con inmensos incendios que se salen de control o con huracanes sumamente destructivos (Höijer, 2011; González-Gaudiano, 2012). Pero el cambio climático es una criatura que tiene muchísimas caras y estos son sólo algunos de sus gestos más exagerados. Si uno vive en la Ciudad de México, imágenes como esas pueden parecer muy ajenas a nuestra realidad cotidiana. Pero si vivimos en algún lugar de la costa, donde el nivel del mar está aumentando o donde los huracanes son más frecuentes, quizás tendremos más presente el impacto que el cambio climático puede tener en nuestras vidas (Ávila y González, 2014).

Cambio climático

Imagen 1. Algunas imágenes que solemos ver asociadas al cambio climático.
Fotografías de: istock.com/Binikins, extrema izquierda; istock.com/RoschetzkyIstockPhoto, central izquierda y central derecha; istock.com/AndrewMcArthur, extrema derecha.

Así como podemos sentir que es un problema lejano en el espacio, también podemos sentirlo lejano en el tiempo. Cuando escuchamos las consecuencias que tendrá el cambio climático en el 2050 o en el 2100, nos pueden parecer fechas muy lejanas y solemos darle más importancia a los problemas más inmediatos que nos están afectando en el presente (González-Gaudiano, 2012; Urbina, 2006). ¿A poco no nos pasa lo mismo con los trabajos finales? Apenas unos días antes de la fecha de entrega, estamos estresados porque nos tomamos todo el semestre con demasiada calma, creyendo que habrá tiempo de sobra para hacerlo.

¿Y qué decir del sea un problema global?, ¿no nos hace sentir pequeñísimos el pensar que se trata de un problema tan grande? Muchas veces, es tan abrumadora la complejidad y la magnitud del problema que nos deja sintiéndonos impotentes, creyendo que no hay nada que podamos hacer, o que nuestras acciones no tendrán un impacto. Esa misma sensación es la que después puede llevarnos a buscar a otros culpables y a señalar a otros que deben tomar responsabilidad y resolver el problema (Bonatti et al., 2019; Whitmarsh y Capstick, 2018). Y no es que todos tengamos la misma responsabilidad (Poma, 2018), pero el que haya empresas, países o personas más responsables del problema, no nos exime de nuestra responsabilidad individual.

Otro aspecto que se ha detectado en las investigaciones es que la percepción varía mucho entre los científicos, los gobernantes y el público no científico, ya que sus conocimientos, sus valores y las cosas que les interesan son muy diferentes (Moloney et al., 2014). Esto puede parecer muy obvio, pero vale la pena tenerlo presente porque, como puedes ver, la percepción depende mucho del lugar donde uno vive, de los lugares y de las actividades que nos son importantes, del tipo de educación que tenemos, y de las creencias y sentimientos que compartimos con las personas cercanas a nosotros (amigos, familiares o colegas, por ejemplo).

En investigaciones recientes, se ha explorado también el papel de las emociones en la respuesta al cambio climático (Norgaard, 2011; Poma, 2018). Tal vez has escuchado de un fenómeno de ansiedad climática, sobre todo entre los jóvenes, relacionado con la sensación de preocupación, nerviosismo o miedo al pensar en las consecuencias del cambio climático (Schiffman, 2022). Estas emociones pueden actuar como un arma de doble filo: pueden motivarnos a actuar, como sucedió con Greta Thunberg y el movimiento Viernes por el futuro, o pueden llevarnos a minimizar o negar el problema.

Marcha Viernes por el futuro

Imagen 2. Jóvenes en la marcha Viernes por el futuro en la Ciudad de México, 2019.

Como puedes ver, hay muchas razones por las que alguien podría decir “¡el cambio climático no tiene nada que ver conmigo!”. Pero lo cierto es que nos afecta a todos y es importante asumir el cambio climático como un problema y apropiarnos de él.

Apropiarse del problema

¿Qué significa apropiarse del problema? Significa reconocer la forma en que nos afectará a nosotros y reconocer que lo que hagamos o dejemos de hacer es importante.

Podremos preocuparnos por la calidad de vida de las generaciones futuras, pero si no creemos que nuestras acciones hoy tienen un efecto sobre ese futuro, no haremos nada para modificarlo. Podremos estar convencidos de que la temperatura de la Tierra está aumentando, pero mientras no reconozcamos cómo eso nos afecta a nosotros, a las personas, los lugares y las actividades que nos importan, es muy posible que no tomemos cartas en el asunto.

Por ejemplo, en un estudio realizado en la costa de Jalisco, los autores encontraron que, aunque la mayoría de las personas encuestadas perciben un incremento en la temperatura y están familiarizadas con el término “cambio climático”, son pocos los que creen que este problema afectará a sus actividades cotidianas (López-Fletes et al., 2015). En este y otros estudios, las y los investigadores destacan que, si la población no percibe el riesgo del cambio climático, difícilmente apoyarán y participarán en las acciones de mitigación y adaptación para responder al problema.

Por el contrario, hay evidencia sobre comunidades campesinas en todo el mundo que ya perciben cambios en la temperatura o en la precipitación, y reconocen la manera en que estos cambios afectan a sus cultivos. En algunas de estas comunidades ya se han hecho modificaciones en sus prácticas para adaptarse a los cambios del clima: modificando sus fechas de siembra, diversificando sus cultivos o implementado tecnologías que permiten ahorrar agua, por poner algunos ejemplos.

Estudiantes con Doña Victoria

Imagen 3. Estudiantes con Doña Victoria haciendo un recorrido reconociendo los efectos del cambio climático en el campo.
Fotografía de Harumi Takano-Rojas.

Lo cierto, es que el cambio climático está presente en cada decisión que tomamos, porque cada decisión implica el uso de más o menos recursos y la emisión de más o menos gases a nuestra atmósfera, y esas acciones son tan simples como decidir movernos en coche o en transporte público, comprar productos nuevos o usados, desechar o reparar, comer carne todos los días o una vez a la semana, comprar lo local o bien en el supermercado. Pero, acciones como hablar sobre el cambio climático con nuestros amigos y familiares, participar en organizaciones sociales enfocadas a la acción climática, o conocer cómo este problema afecta a personas en contextos diferentes al nuestro (ya sea que vivan en otros lugares, que se dediquen a diferentes cosas, que sean expertos en el tema, o que, sin serlo, nos aporten una nueva perspectiva), son igualmente importantes para reflexionar, involucrarnos y apropiarnos del problema.

Sabemos que estar consciente de todo lo que implica el cambio climático puede ser abrumador, pero no dejemos que el miedo nos paralice. Los retos que nos pone este problema y los cambios que tendremos que hacer como individuos y como sociedad, invitan a imaginar nuevas formas de ser y estar en nuestro planeta, que pueden ser muy esperanzadoras. Naomi Klein (2015) lo expresa muy bien:

Estoy convencida de que el cambio climático representa una oportunidad histórica (…). En el marco de un proyecto dirigido a reducir nuestras emisiones a los niveles recomendados por muchos científicos, tendríamos una vez más la posibilidad de promover políticas que mejoren espectacularmente la vida de las personas, que estrechen el hueco que separa a ricos de pobres, que generen un número extraordinario de buenos empleos y que den un nuevo ímpetu a la democracia desde la base hasta la cima (p. 24).

Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo leer:

Referencias

  • Ávila, B. y González, E. (2014). Percepción social de los eventos climáticos extremos: una revisión teórica enfocada en la reducción del riesgo. Trayectorias 16(39), 36-58.
  • Bonatti, M., Lana, M., D’Agostini, L., de Vasconcelos, A., Sieber, S., Eufemia, L., da Silva-Rosa, y T., Schlindwein, S. (2019). Social representations of climate change and climate adaptation plans in southern Brazil: Challenges of genuine participation. Urban Climate, 29, 100496.
  • González Gaudiano, E. (2012). La representación social del Cambio Climático. Una revisión internacional. Revista Mexicana de Investigación Educativa 17(55), 1035-1062.
  • Höijer, B. (2011). Social Representations Theory. A new theory for Media Research. Nordicom Review 32(2), 3-16. https://doi.org/10.1515/nor-2017-0109.
  • Klein, N. (2015). Esto lo cambia todo. Paidós.
  • Lezama, J. (2004). La construcción social de los problemas ambientales. En J. Lezama (Ed.), La construcción social y política del medio ambiente (pp. 9-72). El Colegio de México.
  • López-Fletes, C., Chávez-Dagostino, R., Davydova-Belitskaya, V., y Cornejo-Ortega, J. (2015). Percepción de la población costera de Jalisco, México, sobre el cambio climático. Memorias, 13(23), 81-91. http://dx.doi.org/10.16925/me.v13i23.1151.
  • Moloney, G., Leviston, Z., Lynam, T., Price, J., Stone-Jovicich, S., y Blair, D. (2014). Using social representations theory to make sense of climate change: what scientists and nonscientists in Australia think. Ecology and Society, 19(3), 19. http://dx.doi.org/10.5751/ES-06592-190319.
  • Norgaard, K. (2011). ‘People want to protect themselves a little bit’: Emotions, denial, and social movement nonparticipation. Sociological Inquiry, 76(3), 372-396. https://doi.org/10.22201/ceiich.24485705e.2018.15.63843 .
  • Poma, A. y Gravante, T. (2021). Sentir, pensar y actuar frente a la emergencia climática. Una guía para conocernos mejor y poder actuar. Justicia Energética, Greenpeace.
  • Schiffman, R. (2022, 6 de julio). ¿Qué es la ansiedad climática y cómo puede superarse? National Geographic. https://bit.ly/42l0zZu
  • Urbina, J. (2006). Dimensiones psicológicas del cambio ambiental global. En J. Urbina y J. Martínez (Comp.) Más allá del cambio climático: las dimensiones psicosociales del cambio ambiental global (pp. 65-78). ine-semartnat, Facultad de Psicología unam.
  • Urbina, J. (2012). Percepción y comunicación de riesgos ambientales y su aplicación en la adaptación al cambio climático. Ciencia (octubre-diciembre), 42-49.
  • Whitmarsh, L. y Capstick, S. (2018). Perceptions of climate change. En Clayton, S. y Manning, C. (Eds.) Psychology and Climate Change. Human Perceptions, Impacts and Responses (pp. 13-33). Elsevier Inc.


Recepción: 04/11/2022. Aprobación: 17/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Escuelas por el reciclaje: un proyecto local con visión global

Zuleyma Espinoza Vélez y Ana Cristina Gómez Cita

Resumen

Durante un debate en una escuela primaria en la ciudad de La Paz, Baja California Sur, se planteó una pregunta: “¿Qué puedo hacer con mi botella de plástico?”. Los estudiantes dieron varias ideas y soluciones para abordar esta problemática, lo que nos inspiró a llevar a cabo el proyecto “Escuelas por el Reciclaje”. La iniciativa busca fomentar la conciencia ambiental y el trabajo comunitario, para que los estudiantes entiendan que pueden contribuir a solucionar los problemas de residuos que afectan a nivel global. Aunque el proyecto aún está en sus primeras etapas, después de 9 meses hemos logrado recolectar 370 kg de residuos en playas, producir 50 kg de papel reciclado a partir de papel recolectado en nuestra escuela, capacitar a 70 estudiantes de primaria, 25 de secundaria, 100 de preparatoria y 40 docentes. El proyecto ha sido más que una simple iniciativa de limpieza de playas o recolección de material reciclado; los estudiantes han aprendido a contar y clasificar los tipos de residuos, así como a medir su impacto utilizando metodologías de campo como la de Ocean Conservancy.
Palabras clave: residuos, reciclaje, plástico, estudiantes, cambio climático.

Schools for recycling: a local project with a global perspective

Abstract

During a debate at an elementary school in the city of La Paz, Baja California, a question was posed: “What can I do with my plastic bottle?” The students gave various ideas and solutions to address this problem, which inspired us to carry out the “Schools for Recycling” project. The initiative seeks to promote environmental awareness and community work, so that students understand that they can contribute to solving waste problems that affect the world. Although the project is still in its early stages, after 9 months we have managed to collect 370 kg of waste on beaches, produce 50 kg of recycled paper from paper collected at our school, train 70 primary school students, 25 secondary school students, 100 high school and 40 teachers. The project has been more than a simple initiative to clean beaches or collect recycled material; students have learned to count and classify types of waste, as well as measure their impact using field methodologies such as the Ocean Conservancy’s.
Keywords: waste, recycling, plastic, students, climate change.


Primero que nada, queremos presentarnos, somos Zule y Ana Cris, biólogas que estamos cursando el programa de Educación y Liderazgo de Enseña por México a.c, en la ciudad de La Paz, Baja California Sur. Durante dos años nos integramos a una comunidad educativa con el objetivo de generar un impacto positivo en la misma a través de un proyecto. Es aquí donde inicia nuestra aventura.

Todo comenzó en el aula de una primaria en La Paz, donde tuvimos una pequeña discusión sobre el destino de una botella de plástico. El debate escaló hasta llegar a la pregunta: ¿cómo afectan los plásticos de nuestra escuela al medio ambiente? Decidimos entonces realizar una investigación y descubrimos que por cada kg de plástico virgen que se produce se emiten 3.5 kg de dióxido de carbono, sin contar los Gases de Efecto Invernadero (gei) que genera el gas metano por su descomposición (Rodríguez, 2019; zeo, 2020).

Según Sambeth y colaboradores (2016), el reciclaje tiene algunos beneficios como: el ahorro de energía, la reducción de emisiones gei en rellenos sanitarios, la disminución de la contaminación del aire, suelo y agua. ¿Entonces, podría ser la clave el reciclaje?

De acuerdo con los datos del informe “What a Waste 2.0” publicado por el Banco Mundial (Kaza et al., 2018), solo se recicla el 4.5% de los residuos en la región de América Latina y el Caribe. A nivel mundial, el mismo estudio señala que en los países de ingresos bajos, el 90% de los desechos no se gestionan adecuadamente y esto da como resultado el aumento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Es por ello que, si se continúa con la falta de gestión adecuada de los residuos, se prevé que las emisiones aumenten a 2600 millones de toneladas de CO2 equivalente para el año 2050.

Fotografía 1. El proyecto “Escuelas por el reciclaje” tiene como objetivo pensar a nivel global y actuar a nivel local en La Paz, bcs.
Fuente. Elaboración propia.

Con todos estos datos a nivel global y con la conciencia de que no podíamos quedarnos de brazos cruzados, decidimos tomar acciones locales y fundar el proyecto “Escuelas por el reciclaje”, un programa que en un principio tenía como objetivo brindar educación ambiental a través de pláticas y talleres sobre reciclaje.

El proyecto poco a poco fue escalando gracias a nuestros estudiantes, hasta que se llevaron a cabo acciones en la comunidad, como limpiezas de playas utilizando metodologías de campo como la de Ocean Conservancy —que es una organización internacional que reúne a voluntarios para limpiar y proteger las costas. En estas limpiezas se delimitaron los tipos de residuos, sus cantidades y sus impactos. Además, se llevaron a cabo iniciativas como el reciclaje de papel, clubes de ciencias enfocados en el medio ambiente y cursos tecnológicos de creación de prototipos con materiales reciclados, como Engineers For The Week de META. Todas estas acciones fueron apoyadas con nuestra dirección y asesoría.

Fotografía 2. La capacitación en la separación de residuos se lleva a cabo mediante juegos dirigidos a estudiantes de diferentes niveles.
Fuente. Elaboración propia.

Hasta el día de hoy, hemos logrado impartir el taller de reciclaje en cuatro escuelas —dos de nivel primaria, una de secundaria y una de nivel bachillerato. En total, se han colectado 370 kg de residuos en la playa, 50 kg de papel reciclado —papel que recolectamos dentro de las instalaciones educativas— y hemos capacitado a 70 estudiantes de primaria, 25 de secundaria y 100 de preparatoria, así como a 40 docentes de los tres niveles educativos. Hasta el momento, también hemos colaborado con 4 asociaciones civiles, obteniendo de estas alianzas: contenedores de residuos para su posterior reciclaje y un punto de acopio en un bachillerato, donde se separan botellas de pet y aluminio principalmente.

En nuestro camino, hemos enfrentado muchos retos debido a que hay pocas recicladoras en la ciudad, así como confusión acerca de la correcta separación de los residuos o personas dentro de la comunidad educativa reticentes al apoyo de este proyecto. Sin embargo, los resultados nos motivan a seguir realizando acciones encaminadas a reducir los impactos que generan los residuos en nuestra comunidad. Esperamos que en el futuro este proyecto nos permita realizar un estudio sobre el cálculo de huella de carbono para determinar en qué medida nuestra iniciativa incide en la mitigación del cambio climático.

Fotografía 3. Los estudiantes registran los residuos encontrados en la playa mediante la metodología de Ocean Conservancy.
Fuente. Elaboración propia.

Referencias

  • Rodríguez. Emely. (Junio de 2019). ¿Cómo incide el plástico en el cambio climático? https://bit.ly/3yZou3t.
  • zeo. (Zero Emissons Objetive). (2020, 21 enero). ¿Cuánto CO2 emite el plástico? https://plataformazeo.com/es/cuanto-co2-emite-el-plastico/.
  • Kaza, S., Yao, L. C., Bhada-Tata, P., y Van Woerden, F. (2018). What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050. World Bank Publications. https://doi.org/10.1596/978-1-4648-1329-0.
  • Sambeth, J. E., Vázquez, P. G., Gallegos, M. V., Fuentes, C. A., Marcoccia, C., e Igal, K. (2016). Reciclaje y cambio climático. En V Congreso Internacional sobre Cambio Climático y Desarrollo Sustentable (La Plata, 14, 15 y 16 de septiembre de 2016). https://bit.ly/3LMGu8T.


Recepción: 11/11/2022. Aprobación: 16/02/2023.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079