Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático y diversidad sexogenérica: reducir la vulnerabilidad también es cuestión de equidad

Francisco Almonacid Buenrostro Cita

Resumen

El cambio climático tiene una gran afectación sobre los grupos vulnerables, incluidas las personas que conforman la diversidad sexogenérica. En este artículo se explora la relación entre la vulnerabilidad ante el cambio climático y la diversidad sexogenérica en distintos contextos; también se presentan algunos ejemplos de los impactos desbalanceados del cambio climático para estos grupos. Es importante visibilizar este tema con la finalidad de perfilar alternativas que permitan reducir la inequidad y la vulnerabilidad ante el cambio climático para esta población. En este trabajo se identifican algunos de los factores considerados como causantes de dicha vulnerabilidad y se mencionan algunas alternativas para reducirla.
Palabras clave: diversidad sexogenérica, cambio climático, vulnerabilidad.

Climate change and gender diversity: reducing vulnerability is also a matter of equity

Abstract

Climate change will affect vulnerable groups, including sexual and gender-diverse communities. This text aims to explore the relationship between vulnerability to climate change and sexual and gender diversity. Even though this topic is becoming increasingly relevant, there is a theoretical gap in its approach. It is critical to analyze it in order to outline alternatives that will allow reducing inequity and vulnerability to climate change for this population. Here, we identify some of the factors considered as causing this vulnerability. In addition, we mention some alternatives to reduce vulnerability to climate change.
Keywords: sexual and gender diversity, climate change, vulnerability.

Introducción

Los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés ipcc (2021), señalan que los grupos vulnerables se verán afectados en mayor medida a causa de los impactos del cambio climático. Entre las causas se encuentran la inequidad y marginalización ligadas al género (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). En el caso de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica, la afectación provoca una mayor vulnerabilidad que se traduce en estigma social, falta de empleo formal y acceso limitado a espacios seguros (Goldsmith y Bell, 2022).

Es decir, para las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica, la vulnerabilidad ante el cambio climático constituye una amenaza a sus medios de vida, su salud y seguridad. De esta situación todavía no hay suficiente documentación, existen pocos textos que hablen de cómo estas poblaciones se ven afectadas por el cambio climático (Vinyeta et al., 2015). Lo cual, más que negar que exista una relación entre ambas cuestiones, es una prueba de la invisibilidad sistemática que origina que estas comunidades se enfrenten a desafíos únicos para hacer frente al cambio climático (Borderon et al., 2021; Dwyer y Woolf, 2018), así como a otros peligros que se ven agravados por las experiencias de discriminación y violaciones a los derechos humanos en su vida cotidiana (por ejemplo, Takács, 2006).

Con la finalidad de contribuir a subsanar ese vacío en la literatura, en este texto se identifican algunos de los factores a los que se asocia la vulnerabilidad de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica ante el cambio climático. También se describen algunos ejemplos que consideran que la reducción de esta vulnerabilidad contribuye a la equidad de género.

La relación entre la población de la diversidad sexogenérica y la vulnerabilidad que enfrentan ante el cambio climático

Como punto de partida, consideramos que el término diversidad sexogenérica hace referencia a una categoría de subalternidad, porque proporciona un corpus teórico-analítico que se centra en los sectores que se consideran marginados y en las clases inferiores de las sociedades (ver Carbalido Coria y Torres Cruz, 2014). También, diversidad sexogenérica se refiere a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir su sexualidad, así como su identidad y su orientación sexual (González Barreda y Raphael de la Madrid, 2019; ver video 1).



Video 1. ¿En qué consiste y cómo se nombra la diversidad sexual? (Cultura UNAM, 2019).


De hecho, este concepto permite la inclusión de otras identidades, como la idea de tercer género que existe en otros países no occidentales (ver Castañeda Camey et al., 2020); aunado a las categorías ampliamente usadas para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (ver video 2).



Video 2. Terminologías LGBTI (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2018).


En este sentido, debemos señalar que por primera vez México cuenta con una encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género, la endiseg (inegi, 2022). La figura 1 muestra algunos de los datos más relevantes contenidos en ella. Se destaca el porcentaje y número de personas que se identifican como parte de la diversidad sexogenérica, el rango de edades, su estado civil, y las principales entidades que concentran la mayor cantidad de personas que son parte de la diversidad sexogenérica.



Datos INEGI 2022 encuesta nacional diversidad sexual y de género

Figura 1. Datos relevantes presentados en la encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género.
Crédito: elaboración propia a partir de datos del INEGI (2022).

Teniendo esto en mente, para tratar de entender cómo afecta el cambio climático a las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica debemos de enfatizar que éste afecta a las personas de manera diferente, y los más discriminados son los más afectados, alterando su capacidad para garantizar sus derechos a la seguridad y el acceso a la justicia social (Whitley y Bowers, 2023). Incluso se ha documentado que, en general, las poblaciones de la diversidad sexogenérica tienen menor seguridad financiera que sus contrapartes heterosexuales y cisgénero (DeFilippis, 2016) y, por lo tanto, menor capacidad para responder ante eventos climáticos.

Es decir, los eventos como olas de calor extremo o huracanes afectan de manera desproporcionada a las comunidades vulnerables, en particular, a las personas de la diversidad sexogenérica (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143; Kivioja et al., 2023, p. 2). Esto es importante porque, entre los adultos jóvenes, las personas de la diversidad sexogenérica tienen un riesgo mayor de quedarse sin hogar que las personas que no son parte de estas poblaciones (ver Takács, 2006). Asimismo, las personas transgénero son más propensas a quedarse sin refugio debido a la discriminación que sufren en los espacios destinados para cuando ocurre un desastre (Takács, 2006, p. 3). Estas poblaciones vulnerables corren el riesgo de hipotermia, hipertermia, dificultad respiratoria por el humo de los incendios forestales y enfermedades infecciosas por inundaciones, entre otras condiciones (Reta, 2022).

De manera adicional, durante los desastres naturales, es posible que las familias homoparentales y lesbomaternales no reciban apoyos destinados para este fin si el Estado no las reconoce como parejas legítimas en los marcos normativos que operan al respecto (Whitley y Bowers, 2023). De forma similar, las personas no binarias no siempre tienen acceso a servicios específicos, pueden ser rechazadas en los refugios de emergencia o enfrentar otros desafíos para recibir ayuda durante los esfuerzos de rescate y recuperación (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143). El estigma en torno a la diversidad sexogenérica provoca que algunos miembros de la comunidad desconfíen de buscar ayuda por temor a ser discriminados o condenados al ostracismo (Badgett, 2014).

Factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático

Después de haber considerado algunos datos sobre las poblaciones de la diversidad sexogenérica y las afectaciones que sufren a causa del cambio climático, ahora revisaremos cuáles son los factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático. Para ello, la figura 2, basada en los trabajos de Gee y Payne (2004) y Goldsmith y Bell (2022), muestra algunos de los principales factores causantes de la vulnerabilidad ante el cambio climático. Si bien no pretende ser exhaustiva, ilustra la complejidad asociada a la vulnerabilidad que enfrentan las poblaciones de la diversidad sexogenérica. De este modo, la vulnerabilidad ante el cambio climático es causada, principalmente, por factores institucionales, factores personales y factores ambientales que actúan como estresores.



Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para poblaciones LGBTIQ+

Figura 2. Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para las poblaciones de la diversidad sexogenérica.
Crédito: elaboración propia a partir de los trabajos de Gee y Payne (2004), y Goldsmith y Bell (2022).

Además, los factores asociados a la vulnerabilidad en muchas ocasiones se conjugan entre sí, dando como resultado entornos cada vez más precarios para las personas. En palabras de Vinyeta et al.:

Las mujeres y poblaciones de la diversidad sexogenérica pertenecientes a comunidades originarias se ven afectadas en mayor medida porque interseccionan su raza y su género, dando lugar a un conjunto de retos ambientales y socioeconómicos que afectan su resiliencia ante el cambio climático. (2015, p. 21)

Por su parte, los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de vivienda, las oportunidades económicas y el acceso a la atención médica, pueden afectar negativa y desproporcionadamente a la población de la diversidad sexogenérica, y además reducen su capacidad para responder al daño ambiental. Por ejemplo, obtener la atención médica necesaria (Goldsmith y Bell, 2022).

Reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático es una cuestión de equidad

Para comenzar a reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático se requiere de un cambio de paradigma que permita atender esta problemática y que incorpore la perspectiva de equidad de género2. Para ello, son prioritarias las acciones que disminuyan la vulnerabilidad que las poblaciones de la diversidad sexogenérica presentan frente al cambio climático. Dicho cambio de paradigma debe de verse reflejado e ir acompañado de modificaciones en las políticas implementadas desde el Estado. Esto no es un asunto menor, pues, al menos en el caso de México, en términos generales, el Estado ha actuado como el principal mediador entre la naturaleza y la sociedad (Boyer y Cariño Olvera, 2018). Trazar esa ruta es una tarea necesaria, sobre todo para reducir las brechas de desigualdad. De este modo, se considera que una manera viable de reducir la vulnerabilidad, en términos de lo que expresa el reporte del ipcc (2022), sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad, es justo a través de la implementación de políticas públicas. Principalmente, porque las poblaciones de la diversidad sexogenérica han sido objeto de políticas federales y locales que conducen a altos niveles de discriminación institucional en sectores como la vivienda, el empleo, y la salud (Goldsmith y Bell, 2022).

Entre los ejemplos de cambios que consideran una cuestión de equidad la reducción de la vulnerabilidad ante el cambio climático, se encuentra la integración de consideraciones de género en políticas, planes y acciones climáticas nacionales (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). Estos tienen en cuenta como grupos vulnerables a las comunidades urbanas pobres, rurales y remotas, personas lgbtiq+, y mujeres. En el mismo sentido, Roy et al. (2022) identifican que las acciones de adaptación al cambio climático deben de incorporar de manera intencional objetivos centrados en el género en las etapas de priorización, diseño, planificación e implementación, para que tengan impactos positivos en la igualdad de género (Kivioja et al., 2023). En otro ejemplo, la empresa estatal de petróleo y gas de México, Pemex (Petróleos Mexicanos), ha implementado, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), una estrategia institucional de inclusión social para crear conciencia sobre la igualdad de género y la no discriminación, y para empoderar a las mujeres y empleados lgbtiq+ en sus lugares de trabajo (Castañeda Camey et al., 2020, p. 122).

Por todo esto, las acciones orientadas a la reducción de la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático deben asegurar, como condición necesaria, la igualdad de derechos, oportunidades y trato igualitario para las personas que integran las poblaciones de la diversidad sexogenérica. Además, las acciones deben aplicarse de manera local y en los casos donde exista la oportunidad de modificar los ordenamientos aplicables en la materia. Esto incluye los instrumentos que contemplen la mitigación y adaptación al cambio climático, así como las estrategias locales y los programas de acción climática, al igual que los instrumentos que orientan la atención a las personas de la diversidad sexogenérica para garantizar las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

Conclusiones

La vulnerabilidad ante el cambio climático que enfrentan las personas que forman parte de la diversidad sexogenérica tiene múltiples causas. Aún queda mucho por avanzar, debido a que hoy la inclusión aún está limitada por las barreras del modelo que no contempla por completo a las poblaciones de la diversidad sexogenérica, y que mantiene invisibilizados los desafíos que viven frente a los impactos del cambio climático.

Existe la posibilidad de que se orienten las acciones necesarias para reducir la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático, las cuales deben asegurar la igualdad de derechos, oportunidades y trato equitativo para comunidad de la diversidad sexogenérica.

Además, las políticas climáticas, las estrategias locales y los programas de acción climática, así como los instrumentos que dan atención a las personas de la diversidad sexogenérica, representan un área de oportunidad. Esto permite enfrentar los desafíos que representan los impactos del cambio climático, especialmente para grupos vulnerables como el que conforman la diversidad sexogenérica.

Referencias

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Recepción: 15/11/2022. Aprobación: 15/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático: amenaza para la ballena gris

Omar García Castañeda y Lorena Viloria Gómora Cita

Resumen

El cambio climático está teniendo efectos en prácticamente todas las zonas oceánicas, entre las que destacan sitios tan importantes como el Océano Ártico, debido a su gran número de especies y procesos oceanográficos. El aumento de temperatura y derretimiento de hielo oceánico genera alteraciones tales como el incremento de la productividad en la columna de agua y la disminución en los nutrientes del fondo marino. Una de las especies más impactadas por estos cambios es la ballena gris (Eschrichtius robustus), que se alimenta durante el verano de pequeños invertebrados del fondo ártico y durante los meses de invierno realiza una de las migraciones más grandes a las lagunas de reproducción en la península de Baja California, México. Asociado a una falta de alimento, a partir de 2019 se reportó un Evento de Mortalidad Inusual de la ballena gris, en el que además de organismos varados, se registró un incremento en el número de ballenas con una condición nutricional pobre y una disminución en la cantidad de crías. Aquí describimos los efectos que el cambio climático está provocando en la ballena gris a nivel global y compartimos algunos de los resultados de estudios realizados por el Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Palabras clave: cambio climático, ballena gris, océano ártico.

Climate change: threat to the gray whale

Abstract

Climate change is having effects in areas such as the Arctic Ocean, an important site for a large number of species and oceanographic processes. The increase in temperature and melting of ocean ice is having effects such as increased productivity in the water column and a decrease in nutrients from the seabed. One of the species most impacted by these changes is the gray whale (Eschrichtius robustus), which feeds during the summer months on small invertebrates from the Arctic seabed and during the winter months makes one of the largest migrations to the lagoons of reproduction in the peninsula of Baja California, Mexico. Associated with a lack of food, as of 2019 an Unusual Mortality Event of the gray whale was reported, in which, in addition to stranded organisms, an increased number of whales with a poor nutritional condition and a decrease in the number of calves. In this paper we describe the effects that climate change is having on the gray whale at a global level, and we show the results of the studies carried out by the Programa de Investigación de Mamíferos Marinos of the Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Keywords: climate change, gray whale, arctic ocean.

Introducción

El cambio climático está provocando distorsiones sin precedentes en los ecosistemas marinos de todo el mundo, obligando a la biota oceánica a adaptarse a nuevos estados ambientales. Quizá uno de los indicadores más claros de las alteraciones observables en el clima, es la pérdida de hielo en los mares del Ártico. En 2020 el Artic Report Card reportó un aumento de 1.9°C respecto al promedio anual en la temperatura correspondiente a 1981-2010, lo que trajo consigo una disminución significativa en el espesor del hielo marino de 12.6% por década (figura 1) (Notz y Stroeve, 2018).



Océano Ártico y extensión de hielo histórica

Figura 1. Océano Ártico y extensión de hielo histórica. A) Se muestra la diferencia entre la superficie de hielo marino en septiembre 2017, la línea amarilla muestra la extensión media histórica en el mismo mes (disponible en: earthobservatory.nasa.gov). B) Porcentajes mensuales de anomalías en la extensión de hielo marino (disponible en: nsidc.org). Crédito: elaboración propia.

Cabe mencionar que el hielo marino ártico desempeña un papel transcendental como plataforma para mamíferos marinos y aves, además funge como hábitat para una comunidad altamente especializada de algas, bacterias, invertebrados y microrganismos que contribuyen a los ciclos biogeoquímicos de los mares polares. Los organismos de esta zona se han especializado y adaptado a los ciclos de congelación en invierno y derretimiento de hielo en la primavera y verano. Al inicio de la primavera, cuando el agua aún está muy fría, el fitoplancton (algas unicelulares) crece poco debido a la temperatura, permitiendo que nutrientes como el carbono puedan llegar al sedimento y sean aprovechados por los organismos del fondo marino (bentónicos). Sin embargo, el cambio climático está propiciando un calentamiento anormal del océano, así como cambios en las dinámicas oceanográficas, por lo que ahora el fitoplancton crece rápidamente desde inicios de la primavera, disminuyendo la exportación de carbono al fondo marino, lo que repercute negativamente sobre las comunidades bentónicas (Frey et al., 2022).

La ballena gris: especie centinela

La ballena gris (Eschrichtius robustus) se alimenta en los mares árticos durante el verano y realiza uno de los viajes migratorios más sorprendentes en el mundo, nadando cerca de 11,000 km hasta las aguas cálidas de Baja California Sur en México, para aparearse, parir y cuidar a sus crías durante los meses de invierno (figura 2). Aunque la ballena gris también puede alimentarse de microorganismos en la columna de agua (plancton), es la única especie de ballena que se alimenta dragando el sedimento del fondo marino. Sus principales presas son pequeños crustáceos marinos llamados anfípodos, que viven en el suelo de los mares de Bering y Chukchi (figura 1). Dada la alta sensibilidad de las ballenas grises a los cambios en el Ártico, fue una de las primeras especies de cetáceos en ser reconocida como centinela del ecosistema (Moore et al., 2014).



Movimientos de una ballena gris

Figura 2. Movimientos de una ballena gris marcada el 12 de febrero en la zona de reproducción y su migración a las zonas de alimentación en verano
(Tomado de: Urbán et al., 2021).

Efectos del cambio climático en la ballena gris y su visita a aguas mexicanas

Mortalidad inusual y ballenas flacas

Directamente relacionado con el efecto que el cambio climático está provocando en las comunidades bentónicas del ártico, incluyendo el principal alimento de la ballena gris, recientemente se declaró un Evento de Mortalidad Inusual (ume por sus siglas en inglés). El ume fue derivado de un reporte realizado por la nooa, en el cual 384 ballenas grises vararon muertas entre 2019 y 2020 en las costas de México, Estados Unidos y Canadá. Esta cifra contrasta enormemente con los 15 organismos varados registrados por año entre 2000 y 2018 (nooa, 2021). En México, entre 2019 y 2022 se reportaron anualmente entre 38% y 78% de las ballenas varadas, principalmente adultos y jóvenes, tanto hembras como machos.

La evaluación visual de las poblaciones de ballena gris por medio de fotografías a nivel del dorso y a partir de vehículos aéreos no tripulados (drones), que forman parte del monitoreo del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (primmauabcs) y Laguna San Ignacio Ecosystem Science Program (lsip) en la laguna de reproducción de San Ignacio, bcs (lsi), han permitido describir un aumento en la proporción de ballenas flacas (principalmente ballenas solitarias y jóvenes) entre 2018 y 2020 y un aumento en la proporción de hembras lactantes en condición ‘regular’ entre 2018 y 2019 (figura 3) (Christiansen et al., 2021; Ronzón-Contreras et al., 2020).



Aumentó la proporcion de ballenas grises lactantes en condición regular

Figura 3. A) Ballenas con condición corporal normal y pobre a partir de técnica de fotografía. Las flechas señalan la depresión de la escapula, lo que indica una condición corporal pobre (Fotos de PRIMMA-UABCS y LSIP).
B) Serie de fotos tomadas con drones. Se observan tres condiciones de cuerpo, normal, regular y pobre (Fotos: Fabián Rodríguez-González de PRIMMA-UABCS y LSIP).

Efecto en la producción de crías

Hasta ahora se piensa que la mala nutrición podría haber afectado la tasa reproductiva de las ballenas, de acuerdo con datos generados por el primmauabcs, en los últimos cinco años (2018-2022) en las lagunas de San Ignacio y Bahía Magdalena (bmag), en México hubo una caída importante en el número de crías de ballena gris. En LSI la cantidad de hembras con cría contadas entre 2011 y 2017, promedió 60 pares, hasta casi 130 durante marzo, sin embargo, para 2022 durante toda la temporada se mantuvo un conteo de menos de 10 parejas de hembras con cría y un máximo de 18 pares en marzo. En el caso de bmag, particularmente en el canal Santo Domingo, un área históricamente descrita como importante para las hembras con cría, se contaron 55 y 44 pares de madres con cría durante 2016 y 2017, respectivamente, mientras que en 2019 sólo se contabilizaron 6 y únicamente 2 para 2022. Sin embargo, estas pocas hembras con crías fueron observadas con buena condición corporal (Valerio-Conchas et al., 2022). Esto puede deberse a que las hembras están tomando más tiempo para recuperar la energía invertida en alimentar a las crías. Al pasar más tiempo en la zona de alimentación, evitan migrar bajo un déficit de energía y posponen la reproducción hasta obtener reservas adicionales de grasa (Perryman et al., 2020).

También se ha descrito que la cantidad de ballenas grises en las lagunas de reproducción depende de la temperatura del agua. Con temperaturas menores al promedio, las ballenas viajan más al sur, e incluso entran al Golfo de California (Salvadeo et al., 2015; Urbán et al., 2022).

Posibles respuestas de la ballena gris al cambio ambiental

Se ha descrito que la ballena gris tiene la adaptabilidad para alimentarse de presas en la columna de agua, secundariamente a las presas de fondo (su principal comida). Este cambio ayudó a que la especie lograra adaptarse a los eventos de glaciaciones del pleistoceno (Pyenson y Lindberg, 2011), por lo que se presume, podría ayudar también en la situación actual. De hecho, se reconoce que un grupo de alrededor de 200 ballenas grises identificadas entre las costas de Canadá y California, puede cambiar entre varias especies de presas según su disponibilidad a lo largo de todo el año (Nelson et al., 2008). De acuerdo a lo anterior, actualmente algunas investigaciones están dirigidas a conocer qué tanto el resto de la población de ballenas grises podría presentar esta misma capacidad y si este cambio puede cubrir el requerimiento energético para sus actividades de migración, preñez y amamantamiento de crías, entre otras (Moore et al., 2022).

Conclusión

El cambio climático está influyendo negativamente en la región del Océano Ártico y en las comunidades biológicas que lo habitan. Los impactos observados en el comportamiento de las ballenas grises hasta ahora se relacionan con el cambio de presas, la forma de alimentación y el tiempo que podrían tardar en recuperar la energía gastada en la migración. Si bien, las ballenas tienen facilidad de adaptación para alimentarse de presas diferentes, es posible que estas no le aporten la suficiente energía para realizar la migración y la reproducción. Aún no conocemos del todo el impacto que el cambio climático vaya a tener en el futuro, tampoco si la población de ballena gris se recupere de este evento de mortalidad y desnutrición. Por ahora, es fundamental que se incrementen los estudios que permitan conocer mejor los cambios futuros en los mares árticos, así como los efectos sobre su dinámica oceanográfica y sobre las especies que lo habitan.

Referencias

Recepción: 10/11/2022. Aprobación: 16/02/2023.

Vol. 24, núm. 3 mayo-junio 2023

Multirresistencia a antibióticos y alternativas para resolver esta crisis

Brandt Bertrand, Adriana Morales-Martínez, Pablo Luis Hernández-Adame y Carlos Muñoz-Garay Cita

Resumen

Los antibióticos convencionales cada vez son menos efectivos contra bacterias y hongos patógenos, debido a que en estos microorganismos se han seleccionado estrategias de autoprotección. Por lo tanto, la búsqueda y desarrollo de nuevos medicamentos efectivos es primordial para la salud humana. Existe un gran número de productos naturales provenientes de distintos organismos vivos, que históricamente se han empleado como antibióticos. Algunos de estos se han utilizado como remedios caseros, por diferentes culturas a lo largo de la historia de la humanidad, para contender contra infecciones microbianas. En este artículo, explicaremos el fenómeno de la resistencia a múltiples fármacos por parte de los microorganismos. Además, por un lado, discutiremos sobre las alternativas tradicionales y modernas que tienen un potencial uso en la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas. Por otro, se mencionan los enfoques de última generación que han tomado fuerza y se han implementado en el campo de la medicina moderna para combatir el problema de la multirresistencia.
Palabras clave: antibióticos, resistencia a los antibióticos, tratamientos alternativos.

Multiresistance to antibiotics and alternatives to solve this crisis

Abstract

Increasingly, conventional antibiotics are less effective against pathogenic bacteria and fungi, because strategies have been selected in these microorganisms that prevent various antibiotics from being able to harm them. Therefore, the search and development of new effective drugs against these multiresistant microorganisms is essential for human health. There are many natural products from different living organisms, which have historically been used as antibiotics. Some of these are home remedies to fight against microbial infections in different cultures throughout human history. In this article, we will explain the phenomenon of multidrug resistance by microorganisms. Additionally, in one hand, we will discuss traditional and modern alternatives that have potential use in the prevention and treatment of infectious diseases. On the other hand, we will talk about the latest approaches that have been implemented by modern medicine to combat the problem of multiresistance.
Keywords: Antibiotics, Antibiotic resistance, Alternative Treatments.

Introducción

La aplicación de los antibióticos en la medicina moderna revolucionó la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Antes del siglo xx, las enfermedades infecciosas eran las principales causas de morbilidad y mortalidad humana (Aminov et al., 2017). Actualmente, enfrentamos una crisis mundial de salud pública debido al creciente número de microorganismos patógenos que ahora son resistentes a múltiples fármacos comerciales, como la penicilina, ciprofloxacino, azitromicina, cefalexina, doxiciclina, sulfametoxazol, gentamicina, entre otras, y que tienen una diseminación rápida en la población mundial.

La organización mundial de la salud (oms) advierte que, si no se toman acciones para resolver esta crisis de forma inmediata, para 2050, la tasa de mortandad por infecciones causadas por patógenos multirresistentes superará las muertes relacionadas con el cáncer, es decir, más de 10 millones de muertes cada año (Aminov et al., 2017).

La resistencia a los antibióticos está relacionada con su uso inadecuado y la capacidad natural de los organismos para evadir el efecto del fármaco. Lo anterior crea una crisis de salud a la que se le suma la falta de interés por parte de las industrias farmacéuticas en la generación de nuevos medicamentos; esto en gran medida por la exigencia de requisitos regulatorios solicitados para su aprobación (Ventola 2015; Zaman et al., 2017). A pesar de la necesidad de nuevos antibióticos, en los últimos 40 años, sólo fueron aprobados pocos medicamentos (Desriac et al., 2013). Durante el período de 1983 a 1987 fueron autorizados 17 antibióticos nuevos, mientras que de 1998 a 2002 sólo siete, lo que resulta en un drástico decremento en los productos autorizados, siendo ésta disminución una constante en la ultima década (Chan et al., 2006).

El desarrollo de nuevos fármacos no es tarea fácil, ya que representa un gran desafío para su diseño e implementación. Aún así, la demanda de estos productos sigue en aumento. Un estudio reciente mostró que 97,200 toneladas de antibióticos (de un total de 36 antibióticos diferentes) fueron consumidos sólo en China en 2013. El 48% fueron aplicados en humanos y el resto en animales. Además, se estima que el consumo de antibióticos en ese país aumentará en un 30% para el año 2030 (Qiao et al., 2018). De este modo, aparte de la necesidad de comprender el surgimiento de la resistencia adquirida por los microorganismos, el desarrollo de nuevos fármacos que abatan estos nuevos microorganismos es un desafío que vencer.

Los antibióticos

La función primordial de los antibióticos es erradicar a los microorganismos que causan una enfermedad infecciosa en el cuerpo y que son mejor conocidos como microorganismos patógenos (bacterias y hongos). Esto se logra atacando algún blanco molecular del patógeno relevante para la sobrevivencia o reproducción de los patógenos.

Un blanco molecular es un sitio localizado dentro del microorganismo, que es capaz de ser reconocido por un fármaco y producir con ello una respuesta negativa en el crecimiento del patógeno. Algunos ejemplos de blancos moleculares son la membrana plasmática, la pared celular, el material genético y las enzimas. La membrana plasmática es una barrera física que da forma, delimita y mantienen íntegras a todas las células ya sea de tipo animal, vegetal, hongo o de bacteria. Su función es la de separar un ambiente intracelular de un extracelular . Algunas células cuentan con una pared celular adicional (ricas en proteínas, lípidos, entre otros componentes), que refuerza la frontera con su medio ambiente.

Un grupo de antibióticos provoca la muerte celular al perturbar la membrana plasmática y la pared celular (ver figuras 1a-1b). Otro interactúa con el ácido desoxirribonucleico (adn), que por un lado codifica la información genética de la célula, y por otro regula la replicación, un proceso de copiado del adn que la célula emplea para duplicarse (ver figura 1c). Esto lo logran atravesando la membrana plasmática, sin dañarla. Algunos antibióticos pueden interferir con la lectura de los genes que ocurre durante la síntesis del ácido ribonucleico (arn) (proceso conocido como transcripción), útil para poder producir las nuevas proteínas a partir de ella (traducción) y que son esenciales para la vida de la célula (ver figura 1d). Este proceso de traducción ocurre en el ribosoma, que es una máquina molecular para la producción de proteínas y que sirve como blanco frecuente de los antibióticos (ver figura 1e). Otros fármacos detienen la actividad de las enzimas, que se encargan de los procesos vitales de la célula (metabólicos; ver figura 1f). A grandes razgos, los antibióticos pueden alterar las estructuras que contiene la célula, inhibir la síntesis de proteínas y la reproducción o crecimiento celular, induciendo así en todos los casos la muerte del patógeno (Brown, 2015).

Blancos moleculares de los antibióticos

Figura 1. Blancos moleculares de los antibióticos convencionales a nivel celular, mediante la perturbación o inhibición de: a) membrana plasmática; b) pared celular; c) replicación de adn; d) transcripción o lectura del adn; e) traducción o síntesis de proteínas y f) activación de proteínas esenciales.

Resistencia a antibióticos

La resistencia a los antibióticos se refiere a la capacidad de las bacterias y otros microbios para tolerar o proliferar en presencia de un antibiótico (Crouch et al., 2015). Los microorganismos como las bacterias están adaptados para sobrevivir en entornos cambiantes. Esto se debe a su alta capacidad de mutación, que les permite sobrevivir en condiciones extremas, ya sea del medio ambiente o en la presencia de dosis altas de algún medicamento.

Las estrategias que usan los patógenos para lograr ser resistentes incluyen: a) la producción de proteínas que pueden eliminar (degradar) a los medicamentos, logrando así reducir o desaparecer el antibiótico; b) expulsar al antibiótico de su medio intracelular antes de causar algún daño permanente, estrategia bastante frecuente en bacterias; c) modificar su membrana plasmática y/o pared celular (ver figura1, a-b), hasta formar colonias de microorganismos que simultáneamente producen una malla densa externa de proteína (matriz extracelular o biopelículas), que evita la difusión del antibiótico hacia el interior del patógeno (Brown, 2015). En resumen, la alta tasa de mutación que ocurre en los microorganismos puede propiciar que eventualmente una sola bacteria logre su proliferación aún en presencia de algún antibiótico.

De esta manera, la nueva generación patógenos puede sobrevivir y resistir en condiciones cambiantes; estos son comúnmente conocidos como cepas resistentes. Por lo tanto, en el tratamiento de infecciones causadas por microorganismos patógenos, es necesario realizar un análisis de laboratorio (antibiograma) para identificar el tipo de antibiótico al cual el microbio es sensible y con base en ello poder iniciar un tratamiento con el fármaco que sí puede matarlo. De modo contrario, si se emplea un antibiótico en el que el microorganismo puede sobrevivir, éste continúa perpetuando su descendencia resistente al antibiótico y distribuyéndose en la población humana.

Alternativas tradicionales para tratar infecciones microbianas

Mucho antes del descubrimiento de los antibióticos, desde hace más de 60 mil años, las infecciones se trataban con medios naturales. Tradicionalmente, la fitoterapia es uno de los métodos más populares y eficaces para calmar muchas afectaciones inducidas por patógenos microscópicos. Ésta se define como el tratamiento de las enfermedades mediante plantas enteras o extractos vegetales. Los resultados terapéuticos a menudo daban resultados positivos en la cura de algunas enfermedades. No obstante, los casos por envenenamiento ocurrieron en tasas muy altas (Cowan,1999).

Debido a la creciente problemática de la ineficiencia de los antibióticos tradicionales y sus altos costos de producción, en los últimos años, ha habido un auge en el uso de terapias alternativas naturales. Las plantas han evolucionado durante milenios para defenderse contra los microorganismos que quieren aprovecharse de sus recursos y colonizarlos, así que más de 1,200 compuestos de origen vegetal que presentan actividad antimicrobiana se han aislado y se ha reportado su acción antibiótica (Domingo y López-Brea, 2003). Plantas como el eucalipto (Eucaliptus globulus L.), regaliz (Glycyrrhiza glabra L.), tomillo (Thymus vulgaris L.), llantén mayor (Plantago major L.), manzanilla (Matricaria chamomilla), arándano rojo americano (Vaccinium Macrocarpon Ait.) y gayuba (Arctostaphylos uva-ursi), por mencionar algunas, se usan para tratar problemas respiratorios, de piel, de vías urinarias, entre otros.

Del mismo modo, condimentos de origen vegetal como el ajo (Allium sativum), cebolla (Allium cepa), clavo de olor (Syzygium aromaticum) y canela (Cinnamomum verum) se han usado como remedios caseros contra diferentes tipos de infecciones (Isasa et al., 2013; Chalar Vargas et al., 2014; Pastrana-Puche et al., 2017; ver figura 2). Los compuestos activos de las plantas medicinales usados en remedios caseros que presentan actividad antibiótica incluyen quinonas, taninos y flavonas (Domingo y López-Brea, 2003; Díez, et al., 2014).

La miel de abeja también es conocida por sus propiedades antimicrobianas. Es usada popularmente en la curación de heridas y síntomas de infección como la tos. Sus propiedades como osmolaridad (relacionada con su contenido de agua) su baja acidez (pH), la presencia de peróxido de hidrógeno y algunos componentes fitoquímicos específicos, provenientes de las diferentes clases de plantas (transferidos por el néctar recolectado por la abeja), hacen de la miel un remedio conocido y usado desde la antigüedad (Becerra Torrejon et al., 2016; ver figura 2).

Compuestos de los remedios caseros

Figura 2. Compuestos de los remedios caseros tradicionales utilizados para combatir infecciones patógenas. Comúnmente, estos remedios se elaboran mezclando al menos dos de los elementos mostrados.

Desde la invención del proceso de destilación, el etanol se ha usado como un potente agente antiséptico. Es por ello que las bebidas alcohólicas como el vino, la cerveza y el ron también fueron usadas por mucho tiempo como remedio contra infecciones y como antisépticos. Aparte del etanol, los ácidos orgánicos como el acético, cítrico, succínico, málico y tartárico presentan propiedades antimicrobianas (Anand et al., 2015, Edima et al., 2010).

Durante la peste bubónica, que arrasó con un tercio de la población del continente europeo, el alcohol concentrado fue usado como un solvente esencial para la eliminación de infecciones cutáneas (ver figura 2). Por otro lado, los farmacéuticos preparaban extractos de hierbas con etanol para sus remedios caseros (Kockmann, 2014). La búsqueda de compuestos químicos con actividad antimicrobiana provenientes de plantas sigue siendo un campo amplio de investigación actual.

Alternativas modernas con base en tecnologías de última generación

Dada la alta frecuencia de microbios multirresistentes y la falta de antibióticos útiles para contender contra ellos, en la actualidad, existe un grupo patógenos bacterianos altamente virulento y resistente, llamado ESKAPE, (Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp.). Estos microorganismos son importantes para los investigadores por su papel en muchas infecciones en órganos humanos, como los pulmones y el tracto urinario.

A medida que van surgiendo cada vez más bacterias resistentes a los antibióticos comerciales, se deben buscar otras opciones para el tratamiento de enfermedades infecciosas. A pesar de que la naturaleza cuenta con alternativas para contender con infecciones bacterianas, el desafío es implementarlas en tratamientos clínicos de forma segura.

Los enfoques de última generación que han tomado fuerza en el campo de la medicina moderna para combatir el problema de la multirresistencia incluyen ciencias como la biotecnología, la ingeniería genética y química sintética. Éstas han abierto nuevas vías en la búsqueda y aplicación de productos que puedan sustituir a los antibióticos convencionales para el tratamiento de pacientes. En la figura 3, se pueden apreciar las principales alternativas modernas desarrolladas con base en las tecnologías de última generación. Éstas, en conjunto con los antibióticos convencionales, ayudan a mitigar la creciente crisis de salud internacional.

Alternativas modernas a los antibióticos

Figura 3. Alternativas modernas existentes a los antibióticos para combatir enfermedades infecciosas.

Dichas alternativan incluyen a los probióticos (alimentos con microorganismos benéficos que protegen contra bacterias patógenas), como el yogurt, el queso y la enterogermina, que normalmente se administra después de tratamiento oral de antibióticos convencionales para reforzar el tracto gastrointestinal. Los probióticos producen lisinas (enzimas que degradan a la membrana plasmática de bacterias) y bacteriocinas (toxinas o venenos microbianos que eliminan agentes patógenos).

Otro enfoque de última generación es la implementación de péptidos antimicrobianos (pams), los cuales son pequeñas proteínas que son considerados como antibióticos naturales y forman parte de la respuesta inmunitaria innata de todos los seres vivos, actuando directamente sobre los patógenos para su erradicación (Hernández-Adame et al., 2022). Estos pueden ser sintéticos o naturales. En la actualidad existen cremas y pomadas a base de pams, que son utilizadas para el tratamiento de dermatitis atópica en bebés.

La estimulación de anticuerpos es otra de las estrategias modernas que se utiliza para la inactivación de toxinas microbianas o desintegración de células patógenas. Asimismo, la aplicación de fagos y de edición de genes son las tecnologías más recientes y avanzadas para combatir microorganismos que presentan multirresistencia.

En la tecnología de fagos se utilizan las propiedades de los virus para que infecten y eliminen bacterias patógenas. Un ejemplo de esta tecnología es la vacuna contra tuberculosis (bcg). El sistema de edición de genes crispr/Cas9 naturalmente funciona como defensa genética, cortando el adn de patógenos invasores (Ghosh et al., 2018).

Conclusiones

La era dorada de los antibióticos convencionales terminó hace más de 50 años. Por lo tanto, no se pueden seguir empleando los mismos enfoques para tratar las enfermedades de hoy. Los microorganismos patógenos han ido evolucionando con el paso del tiempo y han aprendido a vivir en presencia de los antibióticos con los que en antaño nos protegíamos de sus infecciones. Si pretendemos ganar la guerra contra estas enfermedades, deberíamos actualizar nuestro enfoque de prevención y tratamiento.

Las alternativas modernas tienen un potencial inmenso para combatir las enfermedades infecciosas; sin embargo, no se han aplicado como se esperaba. Aunque la necesidad del desarrollo de nuevos antibióticos sigue creciendo, el sector farmacéutico privado ha centrado sus esfuerzos en el desarrollo de fármacos que sean activos contra enfermedades crónicas (como el Alzheimer), donde el beneficio económico para la industria es mucho mayor en comparación con el desarrollo de antibióticos. En este sentido, el Estado, a través de los científicos de las universidades y de sus centros de salud, tiene la tarea de seguir apoyando la investigación en esta área para lograr el desarrollo de nuevos fármacos. De igual forma, para que el conocimiento generado no se quede en las mesas de trabajo y llegue a la población como medicamentos de nueva generación, se requiere de la participación de otros sectores involucrados en producción, comercialización, regulación, patentes, entre otros.

Referencias

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Recepción: 12/10/2022. Aprobación: 19/04/2023.

Vol. 24, núm. 3 mayo-junio 2023

El pez cebra: mi compañero de investigación contra el cáncer

Gisela Ceballos Cancino y Silvia Arantza Sánchez Guerrero Cita

Resumen

Los casos de cáncer y la frecuencia con la que se presentan entre la población aumentan cada año, causando múltiples y devastadores efectos para los pacientes. Actualmente se sabe que diversos factores y mecanismos moleculares se ven involucrados en la progresión del cáncer. Sin embargo, a pesar de los grandes avances que se han realizado en el estudio del cáncer, a la fecha no existe un método único para diagnosticar y tratar a todos los pacientes con esta enfermedad. Es por ello que la investigación de este padecimiento complejo debe ser abordada con un modelo de estudio que involucre múltiples factores y variables, que se asemejen lo más posible a lo que sucede en el cuerpo humano. Contar con un modelo de estudio muy parecido al humano y que además permita estudiar en poco tiempo el proceso de formación y progresión del cáncer redundará en beneficios importantes para los pacientes. Por lo tanto, en el presente artículo se abordan algunas características del cáncer y las ventajas que tiene el uso del pez cebra como modelo de estudio para investigar esta enfermedad.
Palabras clave: cáncer, rasgos del cáncer, microambiente tumoral, modelos, pez cebra.

The zebrafish: my research partner against cancer

Abstract

Cancer cases and the frequency with which they occur among the population increase every year, with multiple and devastating effects for patients. Various factors and molecular mechanisms are involved in cancer progression. However, despite the great advances in cancer research, there is no single method to diagnose and treat all patients with this disease. Therefore, investigation of this complex condition requires a study model that involves multiple factors and variables, as similar as possible to what actually happens in the human body. Such a model, which also allows the study of cancer progression in a short time, will result in significant benefits for patients. This article addresses some characteristics of cancer and the advantages of using zebrafish as a study model to investigate this disease.
Keywords: cancer, hallmarks of cancer, tumor microenvironment, models, zebrafish.

Introducción

Alguna vez te has preguntado, ¿cuál es el impacto que tiene el cáncer en el mundo? Bueno, durante 2012 se registraron 14 millones de casos nuevos y 8.2 millones de personas fallecidas; mientras que, en 2018, se estima que estos números ascendieron a 18 millones de casos nuevos y 9.6 millones de muertes (InfoCancer, 2019). El panorama del cáncer en México se asemeja al del mundo, pues es la tercera causa de muerte, sólo después de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes (smeo, 2016). La Sociedad Mexicana de Oncología (smeo) considera que las cifras elevadas de muertes por cáncer se deben a los diagnósticos tardíos; ya que el 60% de los casos de cáncer en México son detectados en etapas avanzadas (smeo, 2016).

Después del diagnóstico, la mayoría de los pacientes recibe como tratamiento la quimioterapia. Ésta no es el problema, funciona en algunos casos, pero no es efectiva para muchos otros, y aunque existen diversas opciones terapéuticas, estas opciones no pueden ser probadas antes en los pacientes para corroborar si serán efectivas o no (Costa et. al., 2020).

Como te podrás dar cuenta, un gran porcentaje de la población se ve afectada por el cáncer. Por ello, cualquier investigación en esta área nos acerca a determinar los tratamientos idóneos que cada persona requiere para tratar su tipo de cáncer, porque cada cáncer es tan único como la persona que lo padece.

Todos hemos oído hablar sobre el cáncer, y la mayor parte conocemos a alguien que tiene o ha padecido esta enfermedad. Aún así, muchas personas saben poco o nada sobre el cáncer, y aún menos cómo se estudia, la manera en la que se diseñan nuevos tratamientos, y cómo se sabe que un tratamiento está siendo efectivo para un paciente.

En lo personal, he visto el efecto devastador que el cáncer puede tener en las personas en general, y en particular en mis familiares más cercanos. Cuando era pequeña, mi mamá me habló de las enfermedades que tenían sus familiares; recuerdo que me habló de su abuelito, que murió por cáncer de mama avanzado. Para mí era difícil comprender como alguien que era hombre podría haber tenido un tipo de cáncer que generalmente se escuchaba que únicamente tenían las mujeres. Conforme fui creciendo, me fui percatando de que no sólo existía el cáncer de mama, sino que había otros tipos, por ejemplo: cáncer de tiroides, de hígado, leucemia, etcétera. De este último tipo, la leucemia (un cáncer que se forma en la sangre), entendía poco o nada, porque no podía comprender cómo la gente podía tener lo que yo pensaba como “sangre infectada”.

Desde entonces, he escuchado y leído algunos de los increíbles avances que se han logrado gracias al arduo trabajo y la dedicación de cientos de investigadores y proveedores de atención médica en su búsqueda de nuevas y mejores terapias farmacológicas y técnicas de tratamiento. Hace apenas unas décadas, se sabía poco sobre el cáncer, y cuando a alguien era diagnosticado, sus posibilidades de supervivencia eran escasas. Hoy sabemos mucho más: cómo diagnosticarlo, maneras de prevenirlo y, lo más importante para mí, y que abordaremos como tema principal en este texto, las formas de estudiarlo mediante modelos in vivo (los experimentos realizados en organismos vivos).

No fue hasta las primeras clases de biología molecular que empecé a tener una intriga sobre qué era el cáncer. Cuando comencé mi servicio social, comprendí que el cáncer es en realidad un grupo de más de 100 enfermedades diferentes, y que todas ellas se caracterizan por un crecimiento anormal y descontrolado de las células (Hanahan y Weinberg, 2011).

El cáncer se origina en nuestras propias células. En nuestro cuerpo tenemos alrededor de 200 tipos de células diferentes, cada una tiene sus propias características: forma, tamaño, distribución de estructuras internas y función. Cada conjunto de células especializadas da como resultado un órgano o tejido. Entonces, dependiendo de en qué célula se origine el cáncer, hablamos de un tipo diferente de esta enfermedad; ejemplo de ello es que en algún momento has llegado a escuchar del cáncer de mama, del cáncer de próstata, etcétera.

Normalmente, las células que envejecen o que ya han cumplido con su función se mueren y son reemplazadas por células nuevas, las cuales se originan por la división celular. Sin embargo, cuando los genes que participan en los procesos de división y muerte celular sufren algún daño, ocasionado por exposición a factores ambientales (humo del tabaco, rayos ultravioleta, entre otros), el estilo de vida de la persona o incluso porque nos han sido heredados genes con alguna alteración, el proceso normal de las células se ve alterado, lo que conduce a que las células crezcan cuando no deben y de una manera descontrolada.

Hallmarks del cáncer

Pero para entender cómo es que las células cancerígenas se diferencian de las células sanas hablaremos de los rasgos del cáncer, o como los llaman los investigadores, los hallmarks del cáncer. En el año 2000, dos investigadores, Robert Weinberg y Douglas Hanahan, publicaron un artículo llamado “Hallmarks of cancer”. Estos hallmarks constituyeron las bases para tratar de comprender la complejidad del cáncer (Hanahan y Weinberg, 2000). En ese año, se propusieron seis hallmarks o rasgos que distinguen a las células cancerosas de las células normales:

Rasgos del cáncer

Figura 1. Rasgos del cáncer. En esta figura se representan seis rasgos distintivos del cáncer, que son características que comparten todas las células cancerosas.
Crédito: imagen creada en BioRender, con información de Weinberg y Hanahan, 2000.
  1. Autosuficiencia en señales de crecimiento. Las células normales se multiplican sólo cuando reciben ciertas señales para crecer y dividirse, y detienen este crecimiento cuando estas señales también cesan. Las células cancerosas, en cambio, se vuelven independientes de estas señales por diversos mecanismos, por lo que se multiplican de manera continua (Hanahan y Weinberg, 2000).
  2. Insensibilidad a señales anticrecimiento. Las células normales dejan de multiplicarse cuando reciben señales anticrecimiento, con el fin de evitar amontonamientos de células, pero las células cancerosas ignoran estas señales, lo que produce un aglomeramiento de células (Hanahan y Weinberg, 2000).
  3. Capacidad de división ilimitada. Las células normales tienen un límite de veces para dividirse. Las células cancerosas omiten esos límites, así que se dividen indefinidamente, por lo que se dice que estas células se vuelven “inmortales” (Hanahan y Weinberg, 2000).
  4. Evasión de apoptosis. Las células normales reciben y hacen caso a señales para realizar una muerte celular programada (llamada apoptosis). Sin embargo, las células cancerosas ignoran las señales que indican que deben morir, por lo que se siguen multiplicando sin control (Hanahan y Weinberg, 2000).
  5. Angiogénesis constante. En condiciones normales, se proveé de nutrientes y oxígeno a las células a través de los vasos sanguíneos. En el cáncer, las células cancerosas secuestran a los vasos sanguíneos para que crezcan en dirección a los tumores. De tal forma, que el tumor puede seguir creciendo porque tiene el suministro de oxígeno y nutrientes a través de los nuevos vasos sanguíneos que se forman, un proceso llamado angiogénesis (Hanahan y Weinberg, 2000).
  6. Invasión de tejidos y metástasis. Las células normales se encuentran solo en el órgano o tejido al que pertenecen, pero las células cancerosas pueden viajar a otras partes en el cuerpo —principalmente a través de los vasos sanguíneos secuestrados—, donde se forma un tumor nuevo en un órgano diferente, lo que se conoce como metástasis. Las células cancerosas también pueden diseminarse en el cuerpo a través del sistema linfático o al invadir tejidos u órganos que se encuentran adyacentes al tumor (Hanahan y Weinberg, 2000).

En la figura 1 podrás encontrar descritos de manera gráfica estos hallmarks, que, en conjunto, exponen lo complejo que es esta enfermedad y lo difícil que es combatir a las células cancerígenas, pues todos los hallmarks contribuyen a la característica básica que se ha encontrado en todos los tumores, y lo que es parte de la definición del cáncer: el crecimiento anormal y descontrolado.

Con el paso de los años se han identificado más hallmarks del cáncer. A la fecha se han propuesto ocho rasgos más, para un total de 14 (Hanahan, 2022). Estos hallazgos reflejan lo complejo no sólo de esta enfermedad, sino de los rasgos de las células tumorales, y de otros factores que también afectan la formación y progresión del cáncer, uno de ellos es el microambiente tumoral.

El microambiente tumoral es un conjunto de células, moléculas y vasos sanguíneos que rodean y alimentan a las células tumorales (National Cancer Institute, s.f.). Para ejemplificar cómo el microambiente tumoral afecta el crecimiento del tumor, se puede mencionar a las células endoteliales, que son las células que forman parte de los vasos sanguíneos, arterias y capilares. Las células endoteliales pueden ser estimuladas por las células tumorales para inducirlas a que formen vasos sanguíneos nuevos hacia el tumor para suministrarle oxígeno y nutrientes (angiogénesis). Estas células endoteliales que se relacionan con el tumor presentan diferencias respecto a las células endoteliales normales y el conocer cómo se da la interacción entre las células endoteliales y las tumorales permitirá comprender el proceso de la angiogénesis y cómo bloquearlo sin afectar los procesos normales.

Además de las células endoteliales, hay otros tipos celulares que forman el microambiente tumoral, tales como los pericitos, las células del sistema inmune, los fibroblastos y las células madre del tejido adyacente al tumor. Las interacciones entre las células tumorales y los componentes del microambiente tumoral pueden afectar la manera en que un tumor crece y se disemina por el cuerpo (Hanahan y Weinberg, 2011).

Entonces, debido a la variedad de factores que contribuyen al desarrollo, al crecimiento y al avance del cáncer, es necesario utilizar modelos de estudio, en los que además de estudiar el comportamiento de las células tumorales también se pueda analizar su microambiente, las células y los componentes que lo rodean. Así, los modelos de estudio más completos deben abarcar la mayor parte de estas variables para hacer un estudio más confiable sobre el cáncer. Y si estos modelos se asemejan mucho a los humanos, entonces, los resultados que se obtengan pueden tener una aplicación más directa en los pacientes con cáncer. Por eso me sorprendió mucho saber que los peces se utilizan para estudiar el cáncer.

Similitudes entre Humanos y peces cebra

En mi casa siempre hemos tenido peces. Las peceras han cambiado de manera constante, pero lo que nunca ha cambiado ha sido nuestro asombro por estos mágicos animales. Esta curiosidad y admiración se mantuvieron vivas a través del tiempo, y crecieron cuando, en algún momento de mi formación, mi tutora me habló sobre el uso del pez cebra como modelo de estudio in vivo para el cáncer. Entonces me surgieron varias dudas: ¿por qué utilizaban un pez para estudiar un problema de salud en humanos? y ¿por qué no estudiaban el cáncer en otros humanos o en los clásicos ratones de laboratorio? Así que comencé a realizar una investigación para resolver estas preguntas y lo que encontré me sorprendió.

Comencemos por entender en qué se parece el pez cebra al humano. Podría parecer difícil de creer, pero compartimos un ancestro en común. Aunque el pez cebra no es un mamífero, tiene varios tejidos, órganos y glándulas cuyas funciones son similares a las de los mamíferos; estos incluyen los sistemas musculoesquelético y cardiovascular, ojos, cerebro, hígado, corazón, tracto gastrointestinal y páncreas, por lo que el pez cebra es un buen modelo para estudiar varios tipos de tumor que se originan en estos órganos. Además, los peces cebra tienen un sistema inmunológico desarrollado, que es similar al de los humanos, por lo que se puede estudiar la mayor parte de las moléculas y vías de señalización involucradas en la respuesta inmunológica tanto de mamíferos como de peces cebra (Bailone et. al., 2020).

Por otro lado, los avances para determinar la secuencia completa de adn de un organismo (genoma), mediante secuenciación, han permitido encontrar semejanzas genéticas entre humanos y peces cebra, las cuales se muestran en la figura 2.

Similitudes entre humanos y peces cebra

Figura 2. Similitudes entre humanos y peces cebra. Los humanos y los peces cebra compartimos similitudes genéticas que permiten utilizar a los peces cebra para el estudio del cáncer en humanos.
Crédito: creada en BioRender, con información de Howe et. al., 2013.

Ventajas del uso de peces cebra como modelo para estudiar cáncer

El uso del pez cebra como modelo de estudio es más reciente que el uso de los ratones en el laboratorio. Por ello, es necesario hablar de cuáles son las ventajas que tienen en comparación con los roedores (ver figura 3).

Diferencias entre peces cebra y ratones

Figura 3. Diferencias entre peces cebra y ratones como modelo biológico. Las características presentes en los peces cebra los han convertido en uno de los modelos preferidos para estudiar características del cáncer.
Crédito: creada en BioRender, con información de.

Los costos de mantenimientos del pez cebra representan 1/1000 de los costos que se tienen en comparación con el mantenimiento de los ratones (Zebrafishfilm.org, s.f.). Hughes (2013) menciona que el mantenimiento de un tanque de pez cebra cuesta 6.5 centavos de dólar al día, en comparación con los 90 centavos de dólar al día de cinco ratones en una jaula (1.21 y 16.7 MXN, respectivamente). Además, el pez cebra es pequeño y social, lo que permite tener hasta 70 peces cebra en un tanque, mientras que en una jaula sólo se podrían tener hasta cinco ratones (Johnson, 2013).

Otra ventaja importante es que los peces cebra tienen un desarrollo embrionario rápido, por ejemplo: los huevos de pez cebra en el laboratorio eclosionan alrededor de tres a cuatro días después de la fertilización, mientras que los ratones tienen un período de gestación de entre 19 a 21 días (Ciemerych y Sicinski, 2005). Esto es relevante porque el uso de los peces cebra implica:

  1. 1. Obtener conocimiento básico de cómo se comportan los tumores en menos tiempo. Para ello, se inyectan cultivos celulares en embriones del pez y se realiza manipulación genética (se inhiben o sobreexpresan genes), lo que permite observar la relación entre los genes modificados y el desarrollo y la progresión del tumor.
  2. 2. Facilita la investigación farmacológica con el fin de obtener fármacos personalizados o bien mejorar las terapias existentes para cada paciente con cáncer. Por ejemplo, con el uso delos peces cebra como avatares. Se les llama avatares porque son una representación de lo que sucedería en un humano, pues se obtiene una muestra del tumor de un paciente, se implantan células tumorales en las larvas de peces cebra y se prueban diversos fármacos o terapias. Y gracias a la similitud que tienen con los humanos se puede “predecir” la respuesta que esos tratamientos tendrán en el humano.

Por otro lado, los peces cebra tienen una alta tasa de fecundidad: el desove regular de los peces cebra es de hasta doscientos huevos viables por semana durante todo el año (Langova et. al, 2020). En cambio, un ratón sólo puede dar a luz entre cinco y seis crías por camada y sólo se dan entre cinco y 10 camadas por año (Van Sluyters et. al., 2003). De esta manera, con el uso de peces cebra es posible obtener muchas crías de un único apareamiento. Además, como no requieren de espacios amplios para crecer, es posible tener muchas crías a la vez. Un número mayor de crías representa más opciones para estudiar la progresión tumoral y su microambiente, la respuesta a toxicidad y la dinámica de fármacos contra las células humanas tumorales.

Para poder realizar estos estudios, que implican un gran avance en la medicina personalizada o de precisión, se requiere de un número determinado de células tumorales provenientes del paciente para ser inyectadas en el modelo de estudio. El pez cebra también presenta un punto a su favor en este aspecto, pues requiere de menos de 500 células tumorales para poder desarrollar un tumor, respecto a 1,000,000 ó 5,000,000 de células tumorales que requieren ser inyectadas para que un ratón pueda desarrollar uno (Costa et. al., 2020).

Algo que también es importante resaltar es el tiempo que tardan las células tumorales provenientes de los pacientes en desarrollar masas tumorales en el modelo in vivo. En el caso de las larvas de peces cebra, tres días después de la inyección de células tumorales humanas comienza el desarrollo tumoral, aproximadamente. Mientras que en los ratones, se requiere esperar entre uno y 10 meses, u ocasionalmente, hasta 18 meses para que comience el desarrollo tumoral después de la inyección de células tumorales humanas (Costa et. al., 2020).

El tiempo es un factor importante en la lucha contra el cáncer. Por lo que mientras más rápido se pueda determinar la efectividad de un fármaco contra un tipo de tumor, con el número adecuado de especímenes analizados para dar confiabilidad al estudio y todo esto a un costo menor, más rápido se podrá proponer un tratamiento para los pacientes cuyos tumores crecen, evolucionan y se propagan. En este sentido, como se mencionó anteriormente, el uso del pez cebra como modelo de estudio para el cáncer ofrece muchas ventajas en este respecto.

Por último, una de las características que se deben tomar en cuenta es la claridad óptica de los peces cebra. En este punto, el modelo de pez cebra es uno de los favoritos entre los investigadores debido a su transparencia. Pero tal vez en algún momento hayas visto un pez cebra y tal vez recuerdes que no es completamente transparente a simple vista. En los laboratorios, se utilizan las larvas del pez cebra, los cuales son transparentes y permiten la visualización de todo su desarrollo. Además, es posible inyectar células tumorales en estos embriones sin producir ningún tipo de dolor, y gracias a su rápido desarrollo y transparencia se puede observar cómo progresan las células tumorales (Langova et. al., 2020). Si comparamos este procedimiento con los ratones, su uso se vuelve complicado, puesto que, por un lado, se requiere eliminar su pelo para poder hacer estas observaciones, y, por el otro, sólo se pueden obtener imágenes en el sitio de tumor.

La medicina del futuro

No cabe duda de que el pez cebra es nuestro gran amigo para estudiar ciertas complejidades que abarca el cáncer. Posee ventajas para realizar un modelado de cánceres humanos y permite una manipulación genética accesible, lo que permite investigar y comprender los mecanismos y vías que conducen a la progresión del cáncer, así como evaluar diversos fármacos, evaluar su toxicidad y, en general, ha permitido que los médicos reduzcan los intentos de prueba y error de tratamiento en cada paciente.

Es importante destacar que los diferentes modelos in vivo tienen sus ventajas y desventajas. Cada modelo responde a diferentes preguntas biológicas específicas y es utilizado como herramienta complementaria, por lo que ninguno debe de ser menospreciado, al contrario, los científicos requieren de más investigadores realizando este tipo de experimentos. Anímate a estudiar y tratar de comprender la gran complejidad que abarca el cáncer, seguramente tú podrías ser el siguiente en aportar algo extraordinario.

Referencias

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Recepción: 27/04/2022. Aprobación: 10/04/2023.

Vol. 24, núm. 3 mayo-junio 2023

El secreto peor guardado de la nutrición: una visión integral de la obesidad

César Huerta Canseco, Mario Caba Vinagre y Mario Daniel Caba Flores Cita

Resumen

Uno de los problemas más comúnmente asociados a la obesidad son las alteraciones metabólicas. Sin embargo, estas, son el resultado de una exposición constante y prolongada a la inflamación de bajo grado provocada por la obesidad ¿Esta inflamación solo causa problemas a nivel metabólico? ¿Cómo afecta la inflamación de un individuo obeso su cerebro? El presente artículo pretende abordar estas preguntas y reflexionar con el lector, sobre la complejidad del entorno moderno y la obesidad, además de aportar sugerencias para su prevención y control.
Palabras clave: Inflamación, obesidad, motivación al alimento, sistemas de recompensa.

Nutrition’s worst kept secret: a comprehensive view of obesity problem

Abstract

One of the problems most commonly associated with obesity is metabolic disturbances. However, these are the result of constant and prolonged exposure to the low-grade inflammation caused by obesity. Does this inflammation only cause problems at the metabolic level? How does the inflammation of an obese individual affect his or her brain? This article aims to address these questions and to reflect with the lector on the complexity of the modern environment and obesity, as well as to provide advice on how to control it.
Keywords:Inflammation, obesity, food motivation, reward systems.

Introducción

¿Qué pasaría si todos los productos milagros para el control de peso realmente cumplieran con lo que prometen? Seguramente las complicaciones relacionadas con la obesidad no seguirían siendo uno de los principales problemas de salud pública en el país. En México, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública e Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2018), el 10.3% de los adultos mayores de 20 años son diabéticos, 18.4% son hipertensos y el 74.9% tienen ya un diagnóstico de sobrepeso u obesidad. Estos datos colocan a México en el segundo lugar mundial en sobrepeso y obesidad.

¿Por qué es grave que casi el 80% de la población adulta de nuestro país tenga sobrepeso u obesidad? La obesidad es definida por la Organización Mundial de la Salud (oms) como la acumulación excesiva de masa grasa que puede ser perjudicial para la salud. El concepto de perjudicial para la salud es amplio y contempla desde las consecuencias inmediatas hasta complicaciones futuras. La obesidad está estrechamente ligada a la presencia del síndrome metabólico, el cual es un conjunto de anormalidades metabólicas que se caracterizan por un deterioro progresivo del organismo (Castillo et al., 2017) y que, de no ser controladas, tienden a desencadenar en problemas de salud irreversibles.

La pérdida de sensibilidad a la hormona insulina es un componente muy característico de este síndrome y uno de los marcadores tempranos más asociados a los problemas metabólicos derivados de la obesidad. Es también consecuencia de un mecanismo de toxicidad vinculado al tejido adiposo denominado lipoinflamación. No olvidemos que la principal característica de la obesidad es la acumulación excesiva de tejido adiposo; que no sólo sirve como reserva energética, pues desempeña funciones endocrinas importantes para una correcta respuesta metabólica e inmunológica. El tejido adiposo puede representar del 2% al 70% del peso corporal en una persona y se considera que por debajo de 25% a 35% es un porcentaje óptimo o saludable, dependiendo de factores como la edad o el sexo (Jo y Mainous iii, 2018). Pero reflexionemos, ¿por qué tener más grasa es perjudicial para la salud?

Inflamación de bajo grado asociada con la obesidad

Un término muy utilizado en los diagnósticos de sobrepeso u obesidad es el de obeso “sano” para referirse a personas que no presentan alteraciones en los marcadores metabólicos más comúnmente explorados, tales como la glucosa en ayunas o la presión arterial. Entonces, ¿cuál podría ser el problema en las personas que acumulan más de 25% de su peso corporal en grasa, pero no presentan estas alteraciones metabólicas? Gracias a la investigación científica, hoy conocemos mejor el complejo papel que desempeña el tejido adiposo en el organismo. Anteriormente, se consideraba que este tejido sólo cumplía funciones de almacenamiento y homeostasis energética; sin embargo, hoy sabemos que desempeña una amplia variedad de funciones inmunológicas y tiene una importante actividad de señalización en el resto del organismo (Ahmed y Greene, 2021).

Primero, es importante reconocer que hay tres grandes clasificaciones de tejido adiposo: el tejido adiposo blanco (tab), el tejido adiposo marrón (tam) y el tejido adiposo beige. La estructura primaria que los conforma es el adipocito (figura 1), el cual almacena el exceso de nutrientes en forma de triglicéridos (grasa), incrementando su tamaño (hipertrofia1). Una vez excedida su capacidad genera nuevos adipocitos (hiperplasia2) que suplirán los requerimientos de almacenamiento energético.

El tejido adiposo marrón y beige, similares funcional y estructuralmente, están enfocados a la termorregulación corporal y disipación de energía en forma de calor; proceso que depende principalmente de la estructura mitocondrial del tejido y de la presencia de una proteína especial denominada proteína desacoplante o ucp1 por sus siglas en inglés (Ahmed y Greene, 2021). El tejido adiposo blanco es diferente porque su función principal es el almacenamiento de grasa; tiene una distribución subcutánea y visceral, y es el tejido adiposo relacionado con las patologías de la obesidad.



diferencias morfologicas en adipocitos del tejido adiposo

Figura 1. Diferencias morfológicas en adipocitos del tejido adiposo marrón (A) y el tejido adiposo blanco (B).
Crédito: elaboración propia, creada con BioRender.com.

Los adipocitos interactúan con su ambiente inmediato y con el resto de células del organismo, respondiendo y afectando también a otros tejidos. La acumulación de grasa en el área del abdomen (visceral) se considera la más dañina para el metabolismo debido a que está más asociada a la resistencia a la insulina (Ahmed y Greene, 2021). ¿Pero, qué pasa con los individuos que mantienen una sensibilidad a la insulina “normal” y son considerados metabólicamente sanos? Entre 10% y 25% de los individuos obesos no presentan esta alteración metabólica, ¿significa que este porcentaje de individuos no se ven afectados por la acumulación excesiva de tejido adiposo?

El tejido adiposo, como todos los tejidos que componen al organismo, necesita recibir oxígeno y nutrientes provenientes de la sangre y su expansión se ve acompañada de la formación de nuevos vasos sanguíneos. El problema se origina por el crecimiento excesivo del tejido. Recordemos que un porcentaje de grasa corporal de entre 25% y 35% no representa un riesgo grave a la salud metabólica. Después de haber utilizado la glucosa necesaria el cuerpo almacena un pequeño porcentaje de energía en forma de glucógeno en el músculo y el hígado, el resto de la energía ingerida se transforma en triglicéridos y se almacena en el tab; es por esto que es el único tejido en el organismo que tiene una capacidad de crecimiento tan amplia (desde el 2% hasta el 70% del peso corporal).

El incremento excesivo en el tamaño del tejido genera condiciones insuficientes o poco favorables de oxigenación, como resultado se genera un ambiente “tóxico” en las zonas afectadas (Ahmed y Greene, 2021). Esto es un problema grave porque se afecta la supervivencia de los adipocitos y muchos de ellos mueren. Cuando esto ocurre el sistema inmune se involucra y recluta macrófagos, un tipo de célula inmunitaria que “limpia” la zona afectada. Y entonces la principal forma de deshacerse de estos adipocitos muertos es por medio de liberación de sustancias que los destruyen y por un proceso llamado fagocitosis que implica la ingesta de los mismos. Entonces un macrófago que fagocitó un adipocito muerto emite señales químicas que informan al resto de células cercanas que existe un problema y deben acudir al sitio. El ciclo se repite, con lo que se produce un proceso de inflamación, se pone en alerta al resto de los componentes del sistema inmunitario (vr figura 2). Si la persona continúa ingiriendo un exceso de calorías, el tab continuará aumentando de tamaño y en consecuencia también aumentará la respuesta del sistema inmunitario, dando como resultado un proceso inflamatorio permanente que implica graves consecuencias para el equilibrio metabólico del cuerpo.



cambios generados en sistema inmune debido a obesidad

Figura 2. La obesidad genera cambios en el equilibrio inmunológico del cuerpo.
Crédito: elaboración propia, creada con BioRender.com.

En todos los individuos obesos, se presenta un proceso inflamatorio constante que cambia la dinámica del sistema inmunitario sin que necesariamente se vea reflejado un efecto a nivel metabólico como la resistencia a la insulina, dando la apariencia de un obeso “sano”. Dos de las sustancias que intervienen en este proceso inflamatorio son la Interleucina-6 (il-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (tnf-α), asociadas al desarrollo de problemas metabólicos. Su estudio es un tema importante para comprender la fisiopatología de la obesidad.

El principal combustible en el cuerpo humano es la glucosa, que se sintetiza a partir de la digestión de carbohidratos o que se puede obtener de las reservas grasas del tab. Asimismo, el mecanismo por el cual las células del organismo son capaces de captar la glucosa proveniente de la circulación periférica implica la participación de una hormona producida por el páncreas llamada insulina. Esta hormona tiene diversas funciones, una de ellas es la de participar en el transporte de glucosa al interior de las células. Pero las células del cuerpo también tienen receptores para moléculas inflamatorias como la il-6 y el tnf-α, y el exceso de éstas interfiere con los receptores que captan la insulina circulante y dificultan su actividad; esto es, interfieren con la introducción de glucosa a la célula (ver figura 3). Como resultado de una exposición prolongada a estas moléculas inflamatorias, se induce lo que se conoce como resistencia a la insulina y el inicio de problemas metabólicos.



inflamacion derivada de la obesidad

Figura 3. La inflamación derivada de la obesidad genera cambios en la captación de insulina dentro de la célula, provocando a largo plazo una disminución en la sensibilidad.
Crédito: elaboración propia, creada con BioRender.com.

Los marcadores metabólicos comúnmente utilizados en la práctica clínica, por lo regular, no identifican estas moléculas inflamatorias para poder determinar un estado de inflamación. Es por eso que el diagnóstico de obeso “sano” puede generar una menor preocupación de los pacientes por mejorar su porcentaje de grasa corporal, pero en realidad se está enmascarando un problema de salud a futuro.

Esta inflamación no se limita a los órganos encargados de la regulación de la glucosa, como el hígado o el músculo esquelético. Su presencia se expande hasta el cerebro y es un factor importante en fenómenos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, que ha sido asociada a la obesidad (Niero et al., 2017), y en el deterioro de zonas cerebrales implicadas en la regulación de la ingesta, así como la percepción de hambre y saciedad (Pimentel et al., 2014).

Sistemas de recompensa, alimentación y obesidad

Si la obesidad es producto de comer más de lo que necesitamos, la solución más lógica y sencilla sería comer menos. ¿Entonces, por qué comemos más de lo que necesitamos si sabemos que es perjudicial? La alta ingesta de calorías en la dieta moderna no responde únicamente a un fin práctico de ingerir alimentos para la supervivencia. En realidad, desequilibramos la balanza hacia el otro extremo, cambiamos el problema de la falta de alimento por un exceso de él.

Desde un punto de vista evolutivo, tiene sentido que el organismo genere mecanismos que le aseguren ingerir el alimento necesario. Esto es que se genere una sensación de “recompensa” al comer para que la persona continúe alimentándose y, de esta manera, se incrementen sus probabilidades de supervivencia. En el contexto actual en el que existe una sobreproducción alimenticia, se genera un proceso de “exceso de recompensa” en el cerebro y un problema de sobrepeso y obesidad con graves consecuencias.

El cerebro monitorea constantemente el balance energético, por medio de diferentes marcadores metabólicos, del resto del organismo. Del mismo modo, los tejidos y elementos periféricos producen sustancias químicas llamadas hormonas, que son liberadas al torrente sanguíneo y llegan a diferentes tejidos, incluyendo una estructura del cerebro llamada hipotálamo (Pimentel et al., 2014). Esta estructura junto con otras regiones cerebrales regulan la ingesta de alimento a la alta o la baja, según sea la información periférica. Paralelamente, el cerebro mediante sistemas especializados en los órganos sensoriales, identifica y prioriza la presencia de nutrientes energéticamente valiosos, como el azúcar o la grasa. Esta información es proporcionada a una estructura cerebral llamada amígdala, encargada de la fijación de memorias para recordar elementos asociados a estos alimentos y motivar al sujeto a consumirlos en futuras exposiciones (ver figura 4).

Este mecanismo tiene sentido en el ambiente “natural” del que procedemos. Por ejemplo, podemos recordar que una fruta de colores vivos es rica en azúcares y nos brindará un aporte de energía considerable que podría ser la diferencia entre la vida o la muerte. Sin embargo, en el ambiente moderno, estos mecanismos de motivación para ingerir alimentos “atractivos y palatables” han sido estudiados y aprovechados por la industria alimentaria para generar un consumo excesivo de calorías, guiado por un interés puramente económico. Es evidente que parte del problema de la obesidad es generado por el abuso en la ingesta de alimentos altamente calóricos, mediado en parte por un sistema de recompensa mal enfocado, pero ¿cómo afecta la subsecuente inflamación a estos sistemas de regulación en la ingesta?



esquema de la interaccion entre senales y el cerebro

Figura 4. Esquema representativo de la interacción entre las señales ambientales y el cerebro durante el proceso de alimentación.
Crédito: elaboración propia.

En los humanos, como ya se mencionó, el acto de alimentarse no se restringe a la necesidad de alimento por supervivencia; se trata de un mecanismo complejo que involucra la percepción placentera, las memorias de estos alimentos o incluso la motivación de metas a futuro, que nos inducen a decidir entre un alimento u otro. Una de las estrategias frente a las señales de hambre es incrementar la percepción a los signos relacionados con el alimento como los colores u olores. Por eso cuando tenemos hambre nuestro enfoque a la comida es más intenso; sin embargo, una sobreseñalización, como en el caso de individuos obesos con dietas altas en calorías, genera un descontrol en estos mecanismos de percepción (Pursey et al., 2019). Así, se incrementan las conductas de búsqueda excesiva de determinados alimentos (principalmente altos en azúcares y grasa) y comportamientos ansiosos si no se obtienen.

Estos procesos adictivos se mantienen en el tiempo (Décarie-Spain et al., 2016), e incluso se presenta una reducción en la percepción placentera de alimentos menos estimulantes (Vichaya et al., 2014), lo que hace que los individuos desplacen sus preferencias alimentarias inclinándose más por estos alimentos estimulantes y dejando de lado alimentos menos industrializados. En general, se propicia un deterioro en la función del sistema de recompensa y se crea un problema de ansiedad por alimento, no necesariamente metabólico, sino guiado por el sistema de recompensa.

Conclusiones generales

La obesidad es un problema de salud importante en México y en el mundo, asociado al desarrollo de problemas metabólicos como la resistencia a la insulina, que a largo plazo generará un alarmante crecimiento de población diabética, hipertensa y con altos riesgos de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, el constante desarrollo de investigación científica enfocada al entendimiento de la obesidad, nos ha llevado a relacionarla también con el deterioro a la salud cognitiva y al mal funcionamiento del cerebro. En este sentido, la inflamación derivada de la obesidad es también un factor de riesgo asociado al desarrollo enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer.

Hoy sabemos que esta inflamación afecta también a sistemas neuronales que regulan la percepción y la ingesta de alimentos, que sumados a la constante exposición de alimentos procesados genera comportamientos similares a la adicción y hace muy difícil la adherencia a dietas naturales, correctas, variadas y suficientes, necesarias para la salud humana. La estrategia más efectiva para romper este círculo dañino para la salud es volver a los alimentos naturales con poco o nulo procesamiento, y en general incrementar la actividad física. Esto es muy importante porque evolutivamente estamos diseñados para desplazarnos constantemente en busca de alimento y comer ocasionalmente.

El secreto peor guardado de la nutrición, que está al alcance de la mayoría y carente de patentes o estrategias comerciales, es comúnmente ignorado. Éste consiste en balancear mejor la excesiva comodidad del ambiente moderno, alejarnos lo más posible de alimentos altamente procesados y acercarnos a nuestros orígenes como especie: comer más frutas, verduras y fuentes de proteína con menor grado de procesamiento, ya que muchos de los rasgos biológicos que aún no entendemos nos acompañaron en el largo camino de nuestra evolución. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá con una mejor salud.

Referencias

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Recepción: 05/04/2022. Aprobación: 01/02/2023.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079