Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático y diversidad sexogenérica: reducir la vulnerabilidad también es cuestión de equidad

Francisco Almonacid Buenrostro Cita

Resumen

El cambio climático tiene una gran afectación sobre los grupos vulnerables, incluidas las personas que conforman la diversidad sexogenérica. En este artículo se explora la relación entre la vulnerabilidad ante el cambio climático y la diversidad sexogenérica en distintos contextos; también se presentan algunos ejemplos de los impactos desbalanceados del cambio climático para estos grupos. Es importante visibilizar este tema con la finalidad de perfilar alternativas que permitan reducir la inequidad y la vulnerabilidad ante el cambio climático para esta población. En este trabajo se identifican algunos de los factores considerados como causantes de dicha vulnerabilidad y se mencionan algunas alternativas para reducirla.
Palabras clave: diversidad sexogenérica, cambio climático, vulnerabilidad.

Climate change and gender diversity: reducing vulnerability is also a matter of equity

Abstract

Climate change will affect vulnerable groups, including sexual and gender-diverse communities. This text aims to explore the relationship between vulnerability to climate change and sexual and gender diversity. Even though this topic is becoming increasingly relevant, there is a theoretical gap in its approach. It is critical to analyze it in order to outline alternatives that will allow reducing inequity and vulnerability to climate change for this population. Here, we identify some of the factors considered as causing this vulnerability. In addition, we mention some alternatives to reduce vulnerability to climate change.
Keywords: sexual and gender diversity, climate change, vulnerability.

Introducción

Los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés ipcc (2021), señalan que los grupos vulnerables se verán afectados en mayor medida a causa de los impactos del cambio climático. Entre las causas se encuentran la inequidad y marginalización ligadas al género (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). En el caso de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica, la afectación provoca una mayor vulnerabilidad que se traduce en estigma social, falta de empleo formal y acceso limitado a espacios seguros (Goldsmith y Bell, 2022).

Es decir, para las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica, la vulnerabilidad ante el cambio climático constituye una amenaza a sus medios de vida, su salud y seguridad. De esta situación todavía no hay suficiente documentación, existen pocos textos que hablen de cómo estas poblaciones se ven afectadas por el cambio climático (Vinyeta et al., 2015). Lo cual, más que negar que exista una relación entre ambas cuestiones, es una prueba de la invisibilidad sistemática que origina que estas comunidades se enfrenten a desafíos únicos para hacer frente al cambio climático (Borderon et al., 2021; Dwyer y Woolf, 2018), así como a otros peligros que se ven agravados por las experiencias de discriminación y violaciones a los derechos humanos en su vida cotidiana (por ejemplo, Takács, 2006).

Con la finalidad de contribuir a subsanar ese vacío en la literatura, en este texto se identifican algunos de los factores a los que se asocia la vulnerabilidad de las poblaciones que integran a la diversidad sexogenérica ante el cambio climático. También se describen algunos ejemplos que consideran que la reducción de esta vulnerabilidad contribuye a la equidad de género.

La relación entre la población de la diversidad sexogenérica y la vulnerabilidad que enfrentan ante el cambio climático

Como punto de partida, consideramos que el término diversidad sexogenérica hace referencia a una categoría de subalternidad, porque proporciona un corpus teórico-analítico que se centra en los sectores que se consideran marginados y en las clases inferiores de las sociedades (ver Carbalido Coria y Torres Cruz, 2014). También, diversidad sexogenérica se refiere a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir su sexualidad, así como su identidad y su orientación sexual (González Barreda y Raphael de la Madrid, 2019; ver video 1).



Video 1. ¿En qué consiste y cómo se nombra la diversidad sexual? (Cultura UNAM, 2019).


De hecho, este concepto permite la inclusión de otras identidades, como la idea de tercer género que existe en otros países no occidentales (ver Castañeda Camey et al., 2020); aunado a las categorías ampliamente usadas para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (ver video 2).



Video 2. Terminologías LGBTI (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2018).


En este sentido, debemos señalar que por primera vez México cuenta con una encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género, la endiseg (inegi, 2022). La figura 1 muestra algunos de los datos más relevantes contenidos en ella. Se destaca el porcentaje y número de personas que se identifican como parte de la diversidad sexogenérica, el rango de edades, su estado civil, y las principales entidades que concentran la mayor cantidad de personas que son parte de la diversidad sexogenérica.



Datos INEGI 2022 encuesta nacional diversidad sexual y de género

Figura 1. Datos relevantes presentados en la encuesta nacional sobre diversidad sexual y de género.
Crédito: elaboración propia a partir de datos del INEGI (2022).

Teniendo esto en mente, para tratar de entender cómo afecta el cambio climático a las poblaciones que integran la diversidad sexogenérica debemos de enfatizar que éste afecta a las personas de manera diferente, y los más discriminados son los más afectados, alterando su capacidad para garantizar sus derechos a la seguridad y el acceso a la justicia social (Whitley y Bowers, 2023). Incluso se ha documentado que, en general, las poblaciones de la diversidad sexogenérica tienen menor seguridad financiera que sus contrapartes heterosexuales y cisgénero (DeFilippis, 2016) y, por lo tanto, menor capacidad para responder ante eventos climáticos.

Es decir, los eventos como olas de calor extremo o huracanes afectan de manera desproporcionada a las comunidades vulnerables, en particular, a las personas de la diversidad sexogenérica (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143; Kivioja et al., 2023, p. 2). Esto es importante porque, entre los adultos jóvenes, las personas de la diversidad sexogenérica tienen un riesgo mayor de quedarse sin hogar que las personas que no son parte de estas poblaciones (ver Takács, 2006). Asimismo, las personas transgénero son más propensas a quedarse sin refugio debido a la discriminación que sufren en los espacios destinados para cuando ocurre un desastre (Takács, 2006, p. 3). Estas poblaciones vulnerables corren el riesgo de hipotermia, hipertermia, dificultad respiratoria por el humo de los incendios forestales y enfermedades infecciosas por inundaciones, entre otras condiciones (Reta, 2022).

De manera adicional, durante los desastres naturales, es posible que las familias homoparentales y lesbomaternales no reciban apoyos destinados para este fin si el Estado no las reconoce como parejas legítimas en los marcos normativos que operan al respecto (Whitley y Bowers, 2023). De forma similar, las personas no binarias no siempre tienen acceso a servicios específicos, pueden ser rechazadas en los refugios de emergencia o enfrentar otros desafíos para recibir ayuda durante los esfuerzos de rescate y recuperación (Castañeda Camey et al., 2020, p. 143). El estigma en torno a la diversidad sexogenérica provoca que algunos miembros de la comunidad desconfíen de buscar ayuda por temor a ser discriminados o condenados al ostracismo (Badgett, 2014).

Factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático

Después de haber considerado algunos datos sobre las poblaciones de la diversidad sexogenérica y las afectaciones que sufren a causa del cambio climático, ahora revisaremos cuáles son los factores a los que se asocia la vulnerabilidad ante el cambio climático. Para ello, la figura 2, basada en los trabajos de Gee y Payne (2004) y Goldsmith y Bell (2022), muestra algunos de los principales factores causantes de la vulnerabilidad ante el cambio climático. Si bien no pretende ser exhaustiva, ilustra la complejidad asociada a la vulnerabilidad que enfrentan las poblaciones de la diversidad sexogenérica. De este modo, la vulnerabilidad ante el cambio climático es causada, principalmente, por factores institucionales, factores personales y factores ambientales que actúan como estresores.



Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para poblaciones LGBTIQ+

Figura 2. Factores asociados a la vulnerabilidad ante el cambio climático para las poblaciones de la diversidad sexogenérica.
Crédito: elaboración propia a partir de los trabajos de Gee y Payne (2004), y Goldsmith y Bell (2022).

Además, los factores asociados a la vulnerabilidad en muchas ocasiones se conjugan entre sí, dando como resultado entornos cada vez más precarios para las personas. En palabras de Vinyeta et al.:

Las mujeres y poblaciones de la diversidad sexogenérica pertenecientes a comunidades originarias se ven afectadas en mayor medida porque interseccionan su raza y su género, dando lugar a un conjunto de retos ambientales y socioeconómicos que afectan su resiliencia ante el cambio climático. (2015, p. 21)

Por su parte, los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de vivienda, las oportunidades económicas y el acceso a la atención médica, pueden afectar negativa y desproporcionadamente a la población de la diversidad sexogenérica, y además reducen su capacidad para responder al daño ambiental. Por ejemplo, obtener la atención médica necesaria (Goldsmith y Bell, 2022).

Reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático es una cuestión de equidad

Para comenzar a reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático se requiere de un cambio de paradigma que permita atender esta problemática y que incorpore la perspectiva de equidad de género2. Para ello, son prioritarias las acciones que disminuyan la vulnerabilidad que las poblaciones de la diversidad sexogenérica presentan frente al cambio climático. Dicho cambio de paradigma debe de verse reflejado e ir acompañado de modificaciones en las políticas implementadas desde el Estado. Esto no es un asunto menor, pues, al menos en el caso de México, en términos generales, el Estado ha actuado como el principal mediador entre la naturaleza y la sociedad (Boyer y Cariño Olvera, 2018). Trazar esa ruta es una tarea necesaria, sobre todo para reducir las brechas de desigualdad. De este modo, se considera que una manera viable de reducir la vulnerabilidad, en términos de lo que expresa el reporte del ipcc (2022), sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad, es justo a través de la implementación de políticas públicas. Principalmente, porque las poblaciones de la diversidad sexogenérica han sido objeto de políticas federales y locales que conducen a altos niveles de discriminación institucional en sectores como la vivienda, el empleo, y la salud (Goldsmith y Bell, 2022).

Entre los ejemplos de cambios que consideran una cuestión de equidad la reducción de la vulnerabilidad ante el cambio climático, se encuentra la integración de consideraciones de género en políticas, planes y acciones climáticas nacionales (United Nations y Framework Convention on Climate Change, 2019). Estos tienen en cuenta como grupos vulnerables a las comunidades urbanas pobres, rurales y remotas, personas lgbtiq+, y mujeres. En el mismo sentido, Roy et al. (2022) identifican que las acciones de adaptación al cambio climático deben de incorporar de manera intencional objetivos centrados en el género en las etapas de priorización, diseño, planificación e implementación, para que tengan impactos positivos en la igualdad de género (Kivioja et al., 2023). En otro ejemplo, la empresa estatal de petróleo y gas de México, Pemex (Petróleos Mexicanos), ha implementado, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), una estrategia institucional de inclusión social para crear conciencia sobre la igualdad de género y la no discriminación, y para empoderar a las mujeres y empleados lgbtiq+ en sus lugares de trabajo (Castañeda Camey et al., 2020, p. 122).

Por todo esto, las acciones orientadas a la reducción de la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático deben asegurar, como condición necesaria, la igualdad de derechos, oportunidades y trato igualitario para las personas que integran las poblaciones de la diversidad sexogenérica. Además, las acciones deben aplicarse de manera local y en los casos donde exista la oportunidad de modificar los ordenamientos aplicables en la materia. Esto incluye los instrumentos que contemplen la mitigación y adaptación al cambio climático, así como las estrategias locales y los programas de acción climática, al igual que los instrumentos que orientan la atención a las personas de la diversidad sexogenérica para garantizar las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

Conclusiones

La vulnerabilidad ante el cambio climático que enfrentan las personas que forman parte de la diversidad sexogenérica tiene múltiples causas. Aún queda mucho por avanzar, debido a que hoy la inclusión aún está limitada por las barreras del modelo que no contempla por completo a las poblaciones de la diversidad sexogenérica, y que mantiene invisibilizados los desafíos que viven frente a los impactos del cambio climático.

Existe la posibilidad de que se orienten las acciones necesarias para reducir la vulnerabilidad en el contexto del cambio climático, las cuales deben asegurar la igualdad de derechos, oportunidades y trato equitativo para comunidad de la diversidad sexogenérica.

Además, las políticas climáticas, las estrategias locales y los programas de acción climática, así como los instrumentos que dan atención a las personas de la diversidad sexogenérica, representan un área de oportunidad. Esto permite enfrentar los desafíos que representan los impactos del cambio climático, especialmente para grupos vulnerables como el que conforman la diversidad sexogenérica.

Referencias

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Recepción: 15/11/2022. Aprobación: 15/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático: amenaza para la ballena gris

Omar García Castañeda y Lorena Viloria Gómora Cita

Resumen

El cambio climático está teniendo efectos en prácticamente todas las zonas oceánicas, entre las que destacan sitios tan importantes como el Océano Ártico, debido a su gran número de especies y procesos oceanográficos. El aumento de temperatura y derretimiento de hielo oceánico genera alteraciones tales como el incremento de la productividad en la columna de agua y la disminución en los nutrientes del fondo marino. Una de las especies más impactadas por estos cambios es la ballena gris (Eschrichtius robustus), que se alimenta durante el verano de pequeños invertebrados del fondo ártico y durante los meses de invierno realiza una de las migraciones más grandes a las lagunas de reproducción en la península de Baja California, México. Asociado a una falta de alimento, a partir de 2019 se reportó un Evento de Mortalidad Inusual de la ballena gris, en el que además de organismos varados, se registró un incremento en el número de ballenas con una condición nutricional pobre y una disminución en la cantidad de crías. Aquí describimos los efectos que el cambio climático está provocando en la ballena gris a nivel global y compartimos algunos de los resultados de estudios realizados por el Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Palabras clave: cambio climático, ballena gris, océano ártico.

Climate change: threat to the gray whale

Abstract

Climate change is having effects in areas such as the Arctic Ocean, an important site for a large number of species and oceanographic processes. The increase in temperature and melting of ocean ice is having effects such as increased productivity in the water column and a decrease in nutrients from the seabed. One of the species most impacted by these changes is the gray whale (Eschrichtius robustus), which feeds during the summer months on small invertebrates from the Arctic seabed and during the winter months makes one of the largest migrations to the lagoons of reproduction in the peninsula of Baja California, Mexico. Associated with a lack of food, as of 2019 an Unusual Mortality Event of the gray whale was reported, in which, in addition to stranded organisms, an increased number of whales with a poor nutritional condition and a decrease in the number of calves. In this paper we describe the effects that climate change is having on the gray whale at a global level, and we show the results of the studies carried out by the Programa de Investigación de Mamíferos Marinos of the Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Keywords: climate change, gray whale, arctic ocean.

Introducción

El cambio climático está provocando distorsiones sin precedentes en los ecosistemas marinos de todo el mundo, obligando a la biota oceánica a adaptarse a nuevos estados ambientales. Quizá uno de los indicadores más claros de las alteraciones observables en el clima, es la pérdida de hielo en los mares del Ártico. En 2020 el Artic Report Card reportó un aumento de 1.9°C respecto al promedio anual en la temperatura correspondiente a 1981-2010, lo que trajo consigo una disminución significativa en el espesor del hielo marino de 12.6% por década (figura 1) (Notz y Stroeve, 2018).



Océano Ártico y extensión de hielo histórica

Figura 1. Océano Ártico y extensión de hielo histórica. A) Se muestra la diferencia entre la superficie de hielo marino en septiembre 2017, la línea amarilla muestra la extensión media histórica en el mismo mes (disponible en: earthobservatory.nasa.gov). B) Porcentajes mensuales de anomalías en la extensión de hielo marino (disponible en: nsidc.org). Crédito: elaboración propia.

Cabe mencionar que el hielo marino ártico desempeña un papel transcendental como plataforma para mamíferos marinos y aves, además funge como hábitat para una comunidad altamente especializada de algas, bacterias, invertebrados y microrganismos que contribuyen a los ciclos biogeoquímicos de los mares polares. Los organismos de esta zona se han especializado y adaptado a los ciclos de congelación en invierno y derretimiento de hielo en la primavera y verano. Al inicio de la primavera, cuando el agua aún está muy fría, el fitoplancton (algas unicelulares) crece poco debido a la temperatura, permitiendo que nutrientes como el carbono puedan llegar al sedimento y sean aprovechados por los organismos del fondo marino (bentónicos). Sin embargo, el cambio climático está propiciando un calentamiento anormal del océano, así como cambios en las dinámicas oceanográficas, por lo que ahora el fitoplancton crece rápidamente desde inicios de la primavera, disminuyendo la exportación de carbono al fondo marino, lo que repercute negativamente sobre las comunidades bentónicas (Frey et al., 2022).

La ballena gris: especie centinela

La ballena gris (Eschrichtius robustus) se alimenta en los mares árticos durante el verano y realiza uno de los viajes migratorios más sorprendentes en el mundo, nadando cerca de 11,000 km hasta las aguas cálidas de Baja California Sur en México, para aparearse, parir y cuidar a sus crías durante los meses de invierno (figura 2). Aunque la ballena gris también puede alimentarse de microorganismos en la columna de agua (plancton), es la única especie de ballena que se alimenta dragando el sedimento del fondo marino. Sus principales presas son pequeños crustáceos marinos llamados anfípodos, que viven en el suelo de los mares de Bering y Chukchi (figura 1). Dada la alta sensibilidad de las ballenas grises a los cambios en el Ártico, fue una de las primeras especies de cetáceos en ser reconocida como centinela del ecosistema (Moore et al., 2014).



Movimientos de una ballena gris

Figura 2. Movimientos de una ballena gris marcada el 12 de febrero en la zona de reproducción y su migración a las zonas de alimentación en verano
(Tomado de: Urbán et al., 2021).

Efectos del cambio climático en la ballena gris y su visita a aguas mexicanas

Mortalidad inusual y ballenas flacas

Directamente relacionado con el efecto que el cambio climático está provocando en las comunidades bentónicas del ártico, incluyendo el principal alimento de la ballena gris, recientemente se declaró un Evento de Mortalidad Inusual (ume por sus siglas en inglés). El ume fue derivado de un reporte realizado por la nooa, en el cual 384 ballenas grises vararon muertas entre 2019 y 2020 en las costas de México, Estados Unidos y Canadá. Esta cifra contrasta enormemente con los 15 organismos varados registrados por año entre 2000 y 2018 (nooa, 2021). En México, entre 2019 y 2022 se reportaron anualmente entre 38% y 78% de las ballenas varadas, principalmente adultos y jóvenes, tanto hembras como machos.

La evaluación visual de las poblaciones de ballena gris por medio de fotografías a nivel del dorso y a partir de vehículos aéreos no tripulados (drones), que forman parte del monitoreo del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (primmauabcs) y Laguna San Ignacio Ecosystem Science Program (lsip) en la laguna de reproducción de San Ignacio, bcs (lsi), han permitido describir un aumento en la proporción de ballenas flacas (principalmente ballenas solitarias y jóvenes) entre 2018 y 2020 y un aumento en la proporción de hembras lactantes en condición ‘regular’ entre 2018 y 2019 (figura 3) (Christiansen et al., 2021; Ronzón-Contreras et al., 2020).



Aumentó la proporcion de ballenas grises lactantes en condición regular

Figura 3. A) Ballenas con condición corporal normal y pobre a partir de técnica de fotografía. Las flechas señalan la depresión de la escapula, lo que indica una condición corporal pobre (Fotos de PRIMMA-UABCS y LSIP).
B) Serie de fotos tomadas con drones. Se observan tres condiciones de cuerpo, normal, regular y pobre (Fotos: Fabián Rodríguez-González de PRIMMA-UABCS y LSIP).

Efecto en la producción de crías

Hasta ahora se piensa que la mala nutrición podría haber afectado la tasa reproductiva de las ballenas, de acuerdo con datos generados por el primmauabcs, en los últimos cinco años (2018-2022) en las lagunas de San Ignacio y Bahía Magdalena (bmag), en México hubo una caída importante en el número de crías de ballena gris. En LSI la cantidad de hembras con cría contadas entre 2011 y 2017, promedió 60 pares, hasta casi 130 durante marzo, sin embargo, para 2022 durante toda la temporada se mantuvo un conteo de menos de 10 parejas de hembras con cría y un máximo de 18 pares en marzo. En el caso de bmag, particularmente en el canal Santo Domingo, un área históricamente descrita como importante para las hembras con cría, se contaron 55 y 44 pares de madres con cría durante 2016 y 2017, respectivamente, mientras que en 2019 sólo se contabilizaron 6 y únicamente 2 para 2022. Sin embargo, estas pocas hembras con crías fueron observadas con buena condición corporal (Valerio-Conchas et al., 2022). Esto puede deberse a que las hembras están tomando más tiempo para recuperar la energía invertida en alimentar a las crías. Al pasar más tiempo en la zona de alimentación, evitan migrar bajo un déficit de energía y posponen la reproducción hasta obtener reservas adicionales de grasa (Perryman et al., 2020).

También se ha descrito que la cantidad de ballenas grises en las lagunas de reproducción depende de la temperatura del agua. Con temperaturas menores al promedio, las ballenas viajan más al sur, e incluso entran al Golfo de California (Salvadeo et al., 2015; Urbán et al., 2022).

Posibles respuestas de la ballena gris al cambio ambiental

Se ha descrito que la ballena gris tiene la adaptabilidad para alimentarse de presas en la columna de agua, secundariamente a las presas de fondo (su principal comida). Este cambio ayudó a que la especie lograra adaptarse a los eventos de glaciaciones del pleistoceno (Pyenson y Lindberg, 2011), por lo que se presume, podría ayudar también en la situación actual. De hecho, se reconoce que un grupo de alrededor de 200 ballenas grises identificadas entre las costas de Canadá y California, puede cambiar entre varias especies de presas según su disponibilidad a lo largo de todo el año (Nelson et al., 2008). De acuerdo a lo anterior, actualmente algunas investigaciones están dirigidas a conocer qué tanto el resto de la población de ballenas grises podría presentar esta misma capacidad y si este cambio puede cubrir el requerimiento energético para sus actividades de migración, preñez y amamantamiento de crías, entre otras (Moore et al., 2022).

Conclusión

El cambio climático está influyendo negativamente en la región del Océano Ártico y en las comunidades biológicas que lo habitan. Los impactos observados en el comportamiento de las ballenas grises hasta ahora se relacionan con el cambio de presas, la forma de alimentación y el tiempo que podrían tardar en recuperar la energía gastada en la migración. Si bien, las ballenas tienen facilidad de adaptación para alimentarse de presas diferentes, es posible que estas no le aporten la suficiente energía para realizar la migración y la reproducción. Aún no conocemos del todo el impacto que el cambio climático vaya a tener en el futuro, tampoco si la población de ballena gris se recupere de este evento de mortalidad y desnutrición. Por ahora, es fundamental que se incrementen los estudios que permitan conocer mejor los cambios futuros en los mares árticos, así como los efectos sobre su dinámica oceanográfica y sobre las especies que lo habitan.

Referencias

Recepción: 10/11/2022. Aprobación: 16/02/2023.

Vol. 24, núm. 2 marzo-abril 2023

Cambio climático para mí, para ti, para todas, todos, todes

Guillermo Murray-Tortarolo y Rafael Ojeda-Flores Cita

El cambio climático ya nos alcanzó, como lo muestra indudablemente el último reporte de El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (el famoso ipcc). Estamos experimentando un incuestionable aumento térmico planetario, debido a la constante emisión de gases de efecto invernadero ligada a las actividades humanas. Junto con ello se acompañan cambios en la precipitación, en los extremos climáticos (como las sequías, las inundaciones y los huracanes) y en la estacionalidad dentro del año. Los impactos que esto trae y traerá son muchos, pero con eso también las oportunidades para generar una nueva forma de relacionarnos con la naturaleza y nuestro mundo. En este número especial de la Revista Digital Universitaria abordamos el tema del cambio climático moderno desde muchas perspectivas.

En un comienzo tenemos una hermosa colección de artículos sobre cambio climático y nuestra propia humanidad. En el primer artículo, Fabiola Murguía nos cuenta cómo han sido los cambios en el clima durante toda la historia de la humanidad en “Los cambios climáticos durante el tiempo del Homo sapiens; esto da paso a preguntarnos si como humanidad hemos vivido tantos extremos, ¿será que el cambio climático tiene algo realmente que ver con nosotros?, la respuesta está en el artículo “Más allá de la negación: aceptar nuestro papel en el cambio climático” por Harumi Takano. Más allá, se trata también de pensar en los grupos marginados, en las minorías y como este fenómeno les está impactando, esto nos lo cuenta Francisco Almonacid en “Equidad frente al cambio climático: la diversidad sexogenérica importa”.

Pero no se trata sólo de los impactos a la humanidad, sino también a los seres con los que compartimos el planeta. En la segunda parte se compila una serie de artículos sobre el impacto del cambio climático en la vida. Primero partimos con las marcas que ya han ocurrido desde los genes hasta los biomas, donde Rafael Ojeda y Guillermo Murray les contamos “La huella del cambio climático en la vida”. Nos encontramos también con insectos que han sido muy beneficiados por el calor, y Erika Gómez-Pineda y M. Isabel Ramírez nos cuentan sobre “Descortezadores y cambio climático: una relación preocupante”, así como José Manuel López nos describe la “Marea roja en La Malinche: el ataque del descortezador”. Por otro lado, ha habido insectos muy perjudicados por la falta de humedad como es el caso de las luciérnagas, del cual Carla Isabel Arreguín y Leticia Gómez nos cuentan su historia en “Encendiendo las luces: una llamada de acción para salvar a las luciérnagas”. Las ballenas no se quedan atrás y dos artículos nos narran el “Cambio climático: amenaza para la ballena gris” por Omar Castañeda y Lorena Viloria; así como Lili Pelayo, Enrique Martínez, Guillermina Alcaraz y Lenin E. Oviedo nos cuentan sobre “Ballenas jorobadas: mensajeros transoceánicos en la coyuntura climática”.

La tercera parte tiene dos artículos sobre nuestras actividades productivas y cómo se están viendo afectadas por el cambio climático. En particular, Esther Sánchez-Villalba, Hernán Celaya-Michel y Miguel Angel Barrera-Silva nos cuenta cómo “El calentamiento global está afectando a todos los cerdos del mundo” y Lizbeth Ferrer, Adriana Lucía Trejo y Francisco de Jesús Guerra nos traen a la mesa los impactos marinos en “Un futuro de océanos desiertos: pesca, acuicultura y cambio climático”.

Frente a escenarios tan alarmantes, necesitamos buscar soluciones novedosas. La cuarta parte de este número se centra en ese aspecto. Guillermo Castillo nos cuenta el papel de las “Intervenciones en el paisaje urbano desde la funcionalidad ecológica”. Siguiendo con los temas urbanos Israel Rosas nos trae alternativas de empleo en “Ciudades sostenibles y empleos verdes: soluciones disruptivas para el cambio climático”.

No es raro que estos temas también nos causen mucho malestar, pero por suerte tenemos el artículo de Karen Hinojosa y Amanda Melissa Casillas en el que nos proponen “El parque como cura de la ecoansiedad” y la bella historia de Zuleyma Espinosa y Ana Cristina Gómez de cómo una botella de plástico las hizo pensar globalmente y actuar localmente “Escuelas por el reciclaje: un proyecto local con visión global”, para motivarnos a llevar a cabo acciones para cambiar nuestro mundo. Asimismo, en la sección Universidades contamos con un texto de Ana Bohne, Mónica Bruckmann y Adrián Martínez que nos habla de “Las universidades y su contribución al desarrollo sustentable: un modelo de evaluación”.

Cerramos el número con los matices artísticos del cambio climático. Primero, Alma Mendoza nos habla del impacto de este fenómeno en la música, en un artículo sumamente original titulado “Sonidos en peligro de extinción: la música frente al cambio climático”. Finalmente, Nadia Osornio nos muestra una fusión de lo pasado y lo moderno, en su exposición fotográfica que va “Más allá del canto apocalíptico: un vistazo al cambio climático desde el arte”.

Esperamos que disfruten los artículos de este número tanto como nosotros el haber sido invitados como editores al mismo. Las perspectivas aquí plasmadas son muy diversas y nutritivas, muestran muchas facetas de este complejo problema y nos traen esperanza para hacerle frente.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079