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Vol. 21, núm. 3 mayo-junio 2020

El cigarrillo electrónico. Mitos y realidades. Segunda parte

María Guadalupe Ponciano Rodríguez y Carlos Alberto Chávez Castillo Cita

Resumen

Recientemente se ha presentado un crecimiento explosivo de consumidores de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (sean), entre los cuales los cigarrillos electrónicos son los más comunes. Al principio, su uso se recomendaba para dejar de fumar, pero actualmente se han consolidado como una vía a través de la que niños y adolescentes se inician en la adicción a la nicotina. Asimismo, muchos adultos fumadores de cigarrillos de tabaco también los consumen, creando lo que se conoce como fumador dual. Lo peor es que son el vehículo para la inhalación de aceite de Cannabis, vitaminas liposolubles como la E, múltiples colorantes, saborizantes y aceites esenciales, además de drogas como el fentanilo.
Se cuenta con un gran número de evidencias clínicas y epidemiológicas de los efectos adversos que pueden generar los sean: daño pulmonar agudo, inflamación de garganta, tos seca, infecciones virales. A largo plazo, su empleo incrementa el riesgo de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (epoc) e infartos al miocardio. Aunado a esto, la tercera generación de sean cuenta con pilas de más alto voltaje, que tienen mayor probabilidad de explotar, provocando daños graves como fracturas, quemaduras y pérdida de falanges.
Es urgente que los consumidores conozcan los riesgos asociados al uso de vapeadores para poder tomar una decisión informada. En este artículo presentamos datos al respecto, basados en evidencias científicas.
Palabras clave: Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina, sean, cigarrillos electrónicos, efectos en la salud, daño.

Electronic cigarette. Myths and realities. Second part

Abstract

There has been an explosive growth of consumers of Electronic Nicotine Delivery Systems (ends), among which electronic cigarettes are the most common prototype. In the beginning, its use was recommended as a way to quit smoking. Nevertheless, they are currently the means through which children and adolescents begin to become addicted to nicotine. Many adults who smoke tobacco also consume electronic cigarettes, creating what is known as dual smoking. What is worse is that electronic cigarettes are becoming the vehicle for the inhalation of Cannabis oils, fat-soluble vitamins such as vitamin E, multiple dyes, flavorings and essential oils, in addition to drugs such as fentanyl.
There is a significant number of clinical and epidemiological evidences of the damage that can be generated by ends: acute lung injury, throat inflammation, dry cough, viral infections. Also its long-term use increases the risk of Chronic Obstructive Pulmonary Disease (copd) and myocardial infarctions. In addition to this, the third generation of ends has higher voltage batteries that are at greater risk of exploding, causing severe damage such as fractures, burns, and loss of phalanges.
Consumers must know the risks associated with the use of vapers to make an informed decision. In this article, we present information about it, based on scientific evidence.
Keywords: Electronic Nicotine Delivery Systems, ends, e-cigarettes, health effects.

Nota Introductoria

En el volúmen 17 de la Revista Digital Universitaria, publicamos la primera parte de este artículo. Ahora hemos decidimos hacer una segunda parte debido a la gravedad del problema que representa el incremento del número de consumidores de cigarrillos electrónicos y vapeadores en la salud pública, y especialmente ante los intereses económicos que han puesto en duda evidencias científicas y han generado mitos alrededor de estos dispositivos, disfrazándolos de “inofensivos”.

Introducción

En Estados Unidos de Norteamérica el uso de los sean está cobrando tanta importancia que ha desplazado el consumo de otras drogas entre adolescentes. Más de 460 marcas de dispositivos con diferentes componentes han invadido el mercado, lo que dificulta su regulación y hace imposible hablar del “cigarrillo electrónico” como si fuera algo único (Zhu et al., 2016). De acuerdo con datos de los Centers for Disease Control and Prevention (cdc), en 2018, en ese país más de 3.6 millones de estudiantes de secundaria y preparatoria habían utilizado el cigarrillo electrónico en los últimos 30 días. Entre los usuarios cotidianos de sean, de 18-24 años, 40% nunca habían sido fumadores de cigarros de tabaco (cdc, 2018).

En México, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (encodat, 2017) documenta el uso de cigarrillos electrónicos “alguna vez” en 5.8% de la población de 18 a 65 años (4.08 millones) y un empleo actual en 1.2% (816 mil). En adolescentes de 12 a 17 años, 6.5% refirió haber probado el cigarro electrónico (938 mil) y 1.1% todavía lo utiliza (160 mil).

Los sean surgieron como herramientas para cesar el tabaquismo, utilizando en su propaganda argumentos que los ubicaban como dispositivos “no tóxicos”. Sin embargo, las evidencias han demostrado que su eficacia para dejar de fumar no supera a la de la terapia de reemplazo de nicotina (parches), además, que tienen el problema de que los usuarios continúan empleándolos por largos períodos (Hajek et al., 2019).

Recientemente se han transformado en una nueva “epidemia”, ya que en muchos jóvenes representan la puerta de entrada al tabaquismo. Por otro lado, en personas que quieren dejar de fumar, se combinan con el consumo de cigarrillos de tabaco, en lo que se conoce como fumador dual; y, debido a que la mayoría de los e-líquidos contienen nicotina, un porcentaje de consumidores desarrollan adicción.

En los últimos meses, los cdc han reportado un brote de lesiones pulmonares asociado al uso de cigarrillos electrónicos o vapeo (evali por sus siglas en inglés): la crifa asciende a 2,758 casos hospitalizados con daño pulmonar agudo debido a la utilización de vapeadores. Se han confirmado 64 muertos (hasta el 4 de febrero del 2020) en los 50 estados, el Distrito de Columbia y dos territorios estadounidenses (Puerto Rico y las Islas Vírgenes). 80% eran hombres menores de 35 años, algunos (82%) tenían el antecedente de haber utilizado aceite de Cannabis, pero otros no refirieron esta práctica. En los líquidos para vapeo y en el lavado bronquial de pacientes con evali se encontró acetato de vitamina E, por lo que se postula que éste juega un papel importante en el daño pulmonar (cdc, 2019; 2020).

El 19 de febrero del 2020 se publicó un decreto Presidencial que prohibe la importación de sean y de otros Sistemas Alternativos de Consumo de Nicotina (sacn) que se han comercializado como productos de tabaco calentado (dof, 2020). Mientras esta información se hace del dominio público, consideramos que nuestra obligación como profesionales del área de la salud pública es proteger la salud de la población difundiendo evidencias científicas sobre los peligros de la utilización de los sean.

¿Qué son los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN)?

El término sean ha sido utilizado por la Organización Mundial de la Salud (oms). Este concepto pretende englobar todos aquellos dispositivos, diferentes al cigarro de tabaco, cuyo objetivo sea hacer que la nicotina llegue al organismo de quien la consume. Los sean liberan un aerosol mediante el calentamiento de una solución o e-líquido, que los consumidores inhalan (World Health Organization [who], 2016).

Estos artefactos están compuestos de una fuente de energía y una batería recargable, que calienta una resistencia en el interior de un tanque. Allí se vaporiza el líquido, el cual contiene, en general, nicotina y otras sustancias como propilenglicol, etilenglicol, glicerina, alcohol etílico, glicerol, colorantes, aromatizantes, saborizantes, solventes y aceites (ver figura 1). El “vapor” (en realidad lo que producen los sean es un aerosol, sin embargo por ser de utilización general, en el artículo utilizaremos la palabra “vapor”) generado se inhala a través de una boquilla para llegar directamente al aparato respiratorio. Los aerosoles producidos por los cigarrillos electrónicos pueden contener sustancias dañinas o potencialmente dañinas, incluidos metales pesados como el cromo, níquel, cadmio y plomo, compuestos orgánicos volátiles, partículas ultrafinas y químicos que causan cáncer como las nitrosaminas (National Academies of Sciences, 2018).

Figura 1. Partes de un cigarrillo electrónico. Modificado de Cobb y Abrams, 2011.

¿Qué tan grande es el impacto de los SEAN?

Desde su introducción en el mercado, el uso de estos dispositivos ha ido en aumento. Cifras del año 2016 en Estados Unidos (U.S. Department of Health and Human Services y Centers for Disease Control and Prevention, 2016) muestran que su popularidad se ha incrementado más de tres veces desde 2011, sobre todo en jóvenes estudiantes. Actualmente nos encontramos en la tercera generación de sean (ver figura 2). Aunque al inicio eran muy parecidos a los cigarrillos de tabaco, se fueron haciendo más grandes, similares a plumas y, finalmente, aparecen los grandes tanques.

Figura 2. En la figura se observa un cigarrillo electrónico desechable, muy parecido a los cigarrillos de tabaco, de la primera generación; posteriormente surgieron los dispositivos de tanque mediano y actualmente son muy populares los de tanque de gran tamaño, que pertenecen a la tercera generación. También se observan los cigarrillos electrónicos recargables que corresponden a los nuevos dispositivos de tabaco calentado. La pipa y el cigarrillo electrónico parecido a un puros son versiones distintas de los de primera generación. Modificado de National Institute on Drug Abuse (NIDA), 2020.

Como se mencionó, uno de los grupos más vulnerables ante estos dispositivos son los adolescentes y los adultos jóvenes, pues se sienten más atraídos a ellos debido a que se fomenta su consumo a través de diseños novedosos, tecnológicos, coloridos, socialmente aceptados, que disfrazan el daño y la adicción que pueden causar.

El inicio del hábito de fumar en edades más tempranas se asocia con una mayor dependencia de la nicotina, aminorando la probabilidad de dejar de hacerlo en el futuro (Colby et al., 2000). Además, dado que los cerebros de los adolescentes todavía no han completado su proceso de maduración resultan particularmente sensibles en comparación con los de los adultos (U.S. Department of Health and Human Services y Centers for Disease Control and Prevention, 2012).

El uso de estos dispositivos parece relacionado con ciertos factores sociodemográficos. Un estudio llevado a cabo en más de 60,000 estudiantes en Corea (Lee et al., 2019) reveló que los hombres tienen una prevalencia más alta en el uso de cualquier producto de nicotina que las mujeres. De igual forma, el consumo de los sean se asoció con variables como bajo rendimiento escolar y niveles de estrés moderados o elevados.

En los Estados Unidos, de acuerdo al National Youth Tobacco Survey 2018, la prevalencia de adolescentes que consumen estos nuevos sistemas de nicotina está a la alza. Se reporta que 20.8% de los adolescentes entre 16 y 19 años han utilizado alguno de estos sean en los 30 días previos a la encuesta, comparado con 11.7% reportado en 2017 (U.S Food & Drug Administration [us-fda], 2018). Por otro lado, se estima que en 2015 el mercado mundial de los sean, solamente en Estados Unidos, representó cerca de 10 000 millones de dólares (Blecher, 2015).

El uso de los SEAN como estrategia de cese de tabaquismo

A pesar de que los sean se propusieron como una modalidad terapéutica para abandonar el hábito del tabaco (ash, 2018), su eficacia es muy cuestionable. Incluso varios autores de estudios clínicos han manifestado un conflicto de intereses al respecto (Pisinger et al., 2019), además de que el diseño ha sido controvertido, pues su eficacia comparativa con terapias de reemplazo de nicotina no es mayor y la abstinencia a seis meses es baja.

Un ensayo clínico reciente, con 886 pacientes en el Reino Unido (Hajek et al., 2019), confrontó la eficacia de los cigarrillos electrónicos con terapias de reemplazo de nicotina, acompañados de asesoría psicológica. Los resultados revelaron casi el doble de eficacia en la abstinencia a un año: 18% en el grupo de cigarrillo electrónico comparado contra 9.9% en el grupo de terapia de reemplazo de nicotina (trn). Sin embargo, en el grupo de cigarrillos electrónicos, 80% de los pacientes seguían utilizándolos al año de seguimiento (recordemos que la nicotina provoca adicción), comparado con 9% de los que todavía usaban terapia de reemplazo de nicotina en el mismo período.

En conclusión, las evidencias actuales no permiten visualizar a los sean como una buena opción para dejar de fumar. Por otra parte, ya existen medicamentos con eficacia y seguridad comprobadas para dejar de hacerlo, como las trn (parches y goma de mascar de nicotina), bupropión (tabletas antidepresivas) y vareniclina (medicamento de diseño).

¿Cuáles son los riesgos sanitarios asociados al uso de los SEAN?

En agosto del año 2019, los Centers for Disease Control and Prevention (2019) reportaron por primera vez 1479 casos de enfermedad pulmonar severa, relacionadas con el uso de los cigarrillos electrónicos, así como 33 personas muertas. Los pacientes desarrollaron síntomas respiratorios días o semanas previas a la hospitalización, como tos seca, dolor torácico y dificultad respiratoria. Todos los pacientes descritos en estos informes han tenido hallazgos anormales en los estudios de imagen, incluidos infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax y opacidades en vidrio esmerilado en la tomografía computarizada de tórax (Layden et al., 2019; ver figuras 3 y 4).

Figura 3. Imágenes de Tomografías Computarizadas de pacientes con daño pulmonar asociado al uso de SEAN. A) Se muestra daño alveolar difuso con zonas de consolidación y opacidades en vidrio esmerilado; B) neumonía eosinofílica aguda con zonas nodulares difusas y opacidades; c) patrón de neumonitis por hipersensibilidad con daño en vidrio esmerilado extenso y D) neumonía intersticial de células gigantes. La fibrosis se atribuye al Cobalto encontrado en el SEAN utilizado por el paciente. The New England Journal of Medicine ©2019. Tomado de Henry, Kanne y Kligerman, 2019.

Figura 4. Histopatología del daño pulmonar agudo asociado al uso de SEAN. Se observa daño pulmonar agudo (A); bronquiolitis severa acompañada de inflamación de la mucosa y desprendimiento del epitelio (B); acumulación de macrófagos vacuolados o células espumosas alrededor del bronquiolos (C) y daño alveolar difuso y membranas hialinas lo que indica daño severo. Los pacientes que presentaban esta última condición desafortunadamente incrementaban su riesgo de fallecer. The New England Journal of Medicine ©2019. Tomado de Butt, Smith, Tazelaa et al., 2019.

Información complementaria sobre estos casos detallan que pacientes que habían logrado una mejoría aparente después de su estancia hospitalaria han tenido recaídas severas y necesidad de otra hospitalización en períodos que van de 5 a 55 días posteriores; todavía se desconocen las causas de dichas recaídas (Sun, 2019). Vardavas y colaboradores (2012) publicaron datos que confirman reacciones inflamatorias a corto plazo en el sistema pulmonar por el uso de los cigarrillos electrónicos, mientras que en un trabajo adicional se demostró inflamación pulmonar persistente a largo plazo (Shields et al., 2017).

No sólo el aparato respiratorio se ve comprometido por el uso de los sean, también el cardiovascular sufre consecuencias. En un estudio transversal de casos y controles de 42 participantes, en usuarios y no usuarios de cigarrillos electrónicos, se midieron tres parámetros de estrés oxidativo, entre los cuales destaca la oxidación de lipoproteínas de baja densidad (ldl) o “colesterol malo”. Se concluyó que dicho parámetro se encuentra significativamente elevado en los usuarios crónicos de cigarrillos electrónicos en comparación con los no usuarios, lo que indica un mayor riesgo del daño oxidativo y la oxidación de ldl, lo que predispone a aterosclerosis, conocida como “endurecimiento de las arterias” (Moheimani et al., 2017).

Asimismo, se sabe que los cigarrillos de tabaco están asociados con la agregación plaquetaria y la producción de trombos, procesos involucrados con el desarrollo de las enfermedades cardio y cerebrovasculares más comunes en nuestro país. Durante un estudio in vitro que evaluó la función plaquetaria (involucrada con los procesos de coagulación), se incubaron plaquetas con extracto de humo de cigarros de tabaco convencionales, extracto de humo cigarrillos electrónicos y nicotina pura. El resultado mostró que la agregación plaquetaria y los receptores de adhesión plaquetaria aumentaron después la incubación con extracto de humo con ambos cigarrillos, independientemente de la cantidad nicotina o la duración de la exposición (Hom et al., 2016), lo que sugiere que los sean pueden tener un papel importante en el desarrollo de infartos y embolias. Por otro lado, un artículo reciente comprobó que los fumadores duales, consumidores de cigarrillos electrónicos y cigarrillos de tabaco, tienen hasta 7 veces más riesgo de tener un infarto al miocardio comparativamente con los no fumadores (Bhatta y Glantz., 2019).

A pesar de la falta de evidencia científica de los posibles efectos deletéreos crónicos (es decir, exposición por largos períodos) en seres humanos, los científicos han probado modelos en animales para investigar algunos de ellos. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en Italia (Vivarelli et al., 2019) evaluó los efectos del vapor de un dispositivo de bajo voltaje lleno de un líquido libre de nicotina en las funciones testiculares de ratas, midiendo los niveles de ciertas sustancias tóxicas en el tejido testicular. Las ratas expuestas presentaron un peso testicular menor y aumento de los niveles de dhl, enzima indicadora de daño al tejido. También tuvieron niveles bajos de las enzimas encargadas de la síntesis de hormonas testiculares, así como un aumento de los niveles de radicales libres en el tejido testicular (marcadores directos de daño oxidativo).

La salud bucal tampoco está exenta de verse afectada por el uso de los sean. Como es de esperarse por el mecanismo de inhalación, todos los componentes del vapor entran en contacto con la mucosa oral y pueden tener efectos negativos. Se ha observado un crecimiento de hongos oportunistas como Candida albicans en la cavidad oral de pacientes expuestos al humo de los vapeadores (Alanazi et al., 2019).

De igual modo, se han reportado algunos accidentes con el uso de los sean. Al utilizar una batería de mayor voltaje en los dispositivos de la tercera generación, pueden ser susceptibles de sobrecalentarse, explotar y generar daños severos en los usuarios. Hace poco se reportó la explosión de un dispositivo mientras estaba siendo utilizado por un joven de 16 años en Estados Unidos, ocasionándole múltiples laceraciones en la cara, pérdida de piezas dentarias y fractura de mandíbula (Katz y Russell, 2019; ver figura 5). En el Reino Unido doce pacientes fueron atendidos en un centro para pacientes quemados por los sean, diez de ellos sufrieron las quemaduras cuando no estaban usando el dispositivo y lo portaban en los bolsillos (Simpson, 2019).

Figura 5. Imágenes de joven de 16 años que acude al servicio de urgencias por fractura de la mandíbula provocada por la explosión del cigarrillo electrónico que traía en la boca. A) Se observa fractura desplazada de mandíbula con pérdida de piezas dentarias, reconstrucción de tomografía computarizada. B) Imagen clínica del paciente a las 6 semanas de seguimiento que muestra consolidación de la fractura y buena recuperación. The New England Journal of Medicine ©2019. Tomado de: Katz y Russell, 2019.

¿Cuál es el impacto de los SEAN en la producción de tumores malignos?

El proceso de producción de cáncer pulmonar es tan complejo que puede tardar años. Primero, involucra la mutación del material genético de las células del epitelio bronquial: si estas células mutadas logran reproducirse y evadir los mecanismos de reparación del material genético y los de defensa del organismo, crecen y se transforman en un tumor maligno. Las evidencias del potencial carcinogénico del vapor de los sean en humanos todavía no se han podido recavar, ya que llevan relativamente poco tiempo en el mercado.

No obstante, algunas investigaciones han expuesto de forma repetida a roedores al vapor generado por sean y han mostrado que éste daña el material genético e inhibe los mecanismos de reparación de dna en los pulmones y en la vejiga urinaria. En consecuencia, los roedores expuestos sólo a dicho vapor, todos los días durante un año, formaron tumores malignos en estas zonas (Galitovskiy et al., 2013; Tang et al., 2019). Los resultados son alarmantes si cosideramos que los usuarios de los sean también tienen una exposición crónica; sin embargo, hasta el momento es difícil predecir cuál es el riesgo de desarrollar cáncer en el humano.

Conclusiones

A pesar de la popularidad de los sean y del poco tiempo que se han utilizado, hasta el momento se han acumulado múltiples evidencias epidemiológicas, clínicas y científicas sobre su toxicidad y efectos dañinos en la salud de sus consumidores. No obstante, todavía se requiere más conocimiento acerca el tema, como en el impacto del “vapor de segunda mano” en los “vapeadores pasivos o involuntarios”.

En la actualidad, los hallazgos científicos concluyen que los sean no son una terapia segura y eficaz para dejar de fumar, pues, además de su baja eficacia, exponen al paciente a efectos adversos, diferentes o compartidos con el cigarro de tabaco convencional, que puedan llegar a potenciar los daños. Al equiparar las enfermedades causadas por cigarrillo de tabaco, que usualmente son crónicas –que requieren de muchos años de exposición–, los sean generan patologías agudas, pues aparecen después de días o semanas de exposición y además presentan datos que no concuerdan totalmente con descripciones previas, como es el caso del evali (cdc, 2020).

La aparición de los sean en el mercado mundial representa un reto de salud pública cuya solución parece complicada. Los mitos de su aparente “seguridad” han permitido una diseminación masiva a través de sitios de internet sin regulación, su gran aceptación por grupos poblacionales especialmente jóvenes, así como el despliegue de enormes recursos económicos y estrategias de mercadotecnia de las compañías y el involucramiento de grupos de la “sociedad civil” con conflictos de interés que promueven su uso. Por otra parte, la inmensa variedad de dispositivos, cada uno con componentes distintos, hace ardua su regulación, por lo que resulta prácticamente imposible hacerlo. De igual manera, esto provoca que se trate de un vehículo para inhalar otro tipo de sustancias como aceite de Cannabis y otras drogas.

Afortunadamente, el 19 de febrero de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el decreto presidencial que prohíbe la importación de cigarrillos electrónicos, lo que armoniza con la Ley de Control del Tabaco que prohibía su comercialización. Ya se empezó a hablar del mercado negro de sean, pero lo mismo ha ocurrido con los cigarros de tabaco, debido a su incremento de precio, y estudios recientes demuestran que se trata de un mito.

La salud pública tiene como objetivo principal proteger la salud de la población. En este caso por medio de la difusión de evidencias científicas, como las que mostramos, sobre los riesgos que representa el empleo de los sean, pues no son opiniones personales ni anécdotas. Una vez que la población cuente con estos datos podrá tomar decisiones informadas. Pero si nos preguntaras al respecto, definitivamente no te recomendaríamos el uso de los sean.

Referencias



Recepción: 11/09/2019. Aceptación: 07/02/2020.

Vol. 21, núm. 3 mayo-junio 2020

¿Piedra, papel o tijeras? La imprenta y Spotify como innovaciones tecnológicas

Leonardo A. González Cita

Resumen

Este artículo es una reflexión sobre las coyunturas culturales provocadas por innovaciones tecnológicas como la imprenta, en el siglo xvi, y la aplicación digital Spotify, en el presente siglo xxi. Ambos casos se explican desde una mirada crítica a través de tres interrogantes: si realmente la imprenta fue un parteaguas, cómo es que los libros sembraron el pensamiento moderno, y si hay alguna situación presente que puede compararse con el fenómeno de los libros impresos.
Para responder a estas preguntas, el texto se construye como un argumento: dos premisas y una conclusión. Cabe mencionar que estas consideraciones son producto de una serie de reflexiones desde la práctica docente, dentro del área de Ciencias Sociales, así como, una respuesta a las preocupaciones sobre el futuro de la educación.
Palabras clave: libro, imprenta, innovación tecnológica, coyuntura cultural, universo digital, Spotify.

Rock, paper or scissors? The printing press and Spotify as technological innovations

Abstract

This article is a critical reflection about the cultural conjunctures caused by technological innovations such as printing press, in the Sixteenth Century, and the digital application Spotify, in the present. Both cases are explained from a critical view through three questions: Was the printing press a watershed? How did books plant modern thinking? Is there any present situation that can be compared to the phenomenon of printed books?
To answer these questions, this paper is constructed as an argument, with two premises and a conclusion. Worth mentioning is the fact that these considerations are the product of teaching practice within the area of Social Sciences and a response to the concerns about the future of education.
Keywords: book, printing press, technological innovations, cultural conjunctures, digital universe, Spotify.

Introducción

En la Modernidad, la mayor parte de los procesos de enseñanza tienen como base el conocimiento escrito, es decir, los libros. Se trata de una herencia del cristianismo medieval y si rascamos más en la historia podemos encontrar tradiciones aún más antiguas.

En la escuela suelen contarnos que la escritura “apareció” hace mucho tiempo, en una civilización muy lejana llamada Mesopotamia. Luego, “por alguna razón” se desarrolló en Egipto, Grecia y Roma hasta que en la Edad Media se expandió por toda Europa. El relato termina con la creación de la imprenta y de la visión de los libros como semilleros del pensamiento moderno. Después, todo se vuelve un recuento de episodios políticos.

Sobre este punto podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿la imprenta fue un parteaguas realmente?, ¿cómo es que los libros sembraron el pensamiento moderno? y ¿hay alguna situación presente que puede compararse con el fenómeno de los libros impresos?

Construido desde la reflexión docente, este artículo intenta responder a estas cuestiones mediante un argumento diseñado en dos premisas y una conclusión. La primera premisa es una interpretación novedosa sobre la imprenta, la segunda una comparación con un fenómeno presente, y la conclusión es una reflexión final sobre lo que representan las innovaciones tecnológicas.

Imagen 1. Dos soportes de librería con escalas para libros de música (Crespi, 1720-1730).

Piedra. Otra versión de la imprenta

La imprenta de Gutenberg sí fue un parteaguas, pero hasta mucho tiempo después. En el siglo xv, tiempo en el que vivió Johannes Gutenberg, la imprenta tuvo poca influencia en la cultura europea debido al analfabetismo, al monopolio religioso y al incipiente mercado de bienes culturales.

El primer prototipo de imprenta de Gutenberg tuvo éxito en 1448, con una serie de calendarios y poemas. Posteriormente, se hicieron mejoras en el diseño y se imprimieron las famosas biblias de Gutenberg, objetos de colección altamente valiosos, tanto a nivel cultural como económico. Ésta es la versión más conocida del invento, aunque existe otro relato que expresa las dificultades que enfrentó el genio alemán.

Gutenberg tuvo constantes conflictos con los inversionistas, por ejemplo, la construcción del prototipo tardó mucho más del tiempo esperado y los primeros impresos eran poco prometedores. Además, la iglesia católica mantenía el monopolio de la producción y el comercio de libros en Europa occidental, razón por la que las copias manuscritas que llegaron a venderse fuera de su consentimiento fueron clasificadas como clandestinas y actualmente pueden ser vendidas a precios altos para coleccionistas. A esto hay que sumar el problema estético: las primeras biblias impresas eran feas en comparación con las obras de arte de los escribanos religiosos, en su mayoría artesanos de letras, que hacían grabados bellísimos.

Sin lugar a duda, la imprenta representó un adelanto tecnológico para su tiempo, los libros artesanales tardaban años en elaborarse, eran costosos y solían terminar como un artículo de lujo para la nobleza. Por tanto, la imprenta mejoró la forma de producir libros, disminuyó el tiempo de fabricación y mejoró el diseño, respondiendo a las demandas de una burguesía emergente que deseaba educarse.

Éstos fueron los pilares del conocimiento escrito que afianzaron las bases del pensamiento moderno. Sin embargo, Gutenberg no vio nada de ello; al contrario, enfrentó varios juicios por fraude, fue señalado por herejía y afrontó el espionaje con el que, finalmente, robaron los secretos de su creación. La cuestión es: ¿cómo es que la imprenta pasó de ser un invento secreto en el sótano de Gutenberg a la gran innovación tecnológica que provocó una coyuntura cultural?

La respuesta está en su equipo de trabajo, actores sociales a los que se ha prestado poca atención debido a que en los relatos históricos, que todavía se enseñan en las escuelas, aún pervive la idea del genio que lo cambia todo. Pero sucedió algo diferente: el cambio cultural causado por el libro impreso se debe a una construcción social distinta del conocimiento, a la suma de ideas, prácticas y saberes que muchas personas hacen en torno a un proyecto a lo largo del tiempo (Shapin, 2000).

Imagen 2. William Caxton, impresor inglés, mostrando muestras de su impresión al rey Eduardo IV y su reina (1877).

En la obra El discípulo de Gutenberg, Alix Christie narra las dificultades técnicas, artísticas y económicas de la primera imprenta europea, señalando el papel transcendental que tuvo el equipo de trabajo del maestro Gutenberg: tres artesanos del gremio de orfebres de Maguncia y Peter Schöeffer, el joven escribano que llevó la escritura monástica medieval a los tipos (piezas metálicas que dan vida a las letras de impresión). De esta forma, la autora muestra cómo los problemas económicos de Gutenberg con los acreedores y las disputas entre artesanos terminaron por mermar su salud física y mental, tanto que no alcanzó a ver la grandeza de su invento.

Uno de los problemas técnicos que no resolvió, por ejemplo, fue la homogeneidad de los tipos, ya que el proceso de la elaboración se aceleró tanto que las hojas impresas mostraban un trabajo descuidado y con exceso de tinta, y tampoco obtuvo la venta esperada de sus primeros libros.

Poco después, Peter Schöeffer retomó y mejoró la imprenta, apoyándose en los vínculos que su familia tenía entre burgueses educados, con quienes emprendió la primera red comercial de libros. Desde entonces se conformaron más redes de lectores en el mundo occidental. De esta forma, el libro impreso liberó el conocimiento escrito del poder clerical y permitió su circulación mediante asociaciones comerciales, las cuales se expandieron por todo el mundo, llevando y trayendo ideas.1

Papel. Una coyuntura cultural en el siglo XXI

Para comprender mejor la aparición de los libros impresos podemos compararla con la de los audiolibros en aplicaciones digitales como Spotify. Los primeros audiolibros (ver imgen 3) surgieron con la revolución tecnológica en la música durante el siglo XX. No sólo se grabaron canciones y ritmos, sino también lecturas de libros en discos de vinil, casetes y discos compactos, aunque su impacto fue apenas perceptible en la industria editorial. Hasta la década de 1980 el libro impreso se siguió considerando el objeto cultural más importante en el mundo occidental, pues representaba la circulación del conocimiento en la era moderna. No obstante, una década más tarde ya nadie podía sostener esa premisa.

Imagen 3. Audiolibros de Cuentos del Reino (Kingdomtales.com, 2019).

Dado que la música es una de las expresiones más importantes de la humanidad y forma parte de nuestra memoria auditiva, fungió como estrategia de enseñanza en el más grande esfuerzo de alfabetización emprendido por la cultura occidental, durante el siglo xx. En gran medida, gracias al invento de los reproductores móviles como los casetes de audio y video.

Pero los libros impresos siguieron siendo la base fundamental de la educación moderna y las novedades tecnológicas sólo se usaban como herramientas auxiliares, hasta que el internet cambió las reglas en la década de 1990. El veloz desarrollo de tecnologías digitales inició un proceso informático con sitios de interacción comunicativa y difusión del conocimiento que se multiplicaron de manera sorprendente.


Imagen 4. Spotify en un teléfono (Havarhen, 2014).

La búsqueda de innovaciones para reproducir música en los teléfonos inteligentes dio pie a reproductores digitales como Spotify (ver imagen 4), que permite escuchar música a través de internet o, por una suscripción, descargar contenido. Spotify es una empresa sueca de streaming, fundada en 2006 por Daniel Ek y Martin Lorentzon, pero que se lanzó hasta el 7 de octubre de 2008 y que se ha distribuido en diversos países a través de los años. Sus listas de reproducción son casi infinitas y con la posibilidad de generar las propias. También se encuentran audiolibros y grabaciones llamadas pódcasts.

Estos formatos permiten la circulación del conocimiento de forma auditiva y, en comparación con los libros, su reproducción es más rápida, sencilla y gratuita. Los audiolibros y los pódcasts pueden compararse al invento de Gutenberg, ya que, tal como sucedió en el siglo xv, producen dudas acerca el futuro de lo tradicionalmente aceptado. ¿Qué pasará con los libros impresos? ¿Podemos pensar la educación sin ellos?

La nostalgia por los libros resulta hoy una constante que ha propiciado ciertos prejuicios hacia las nuevas tecnologías, como afirmar que los jóvenes mexicanos leen cada vez menos. Esto es falso por dos razones: el fundamento de la comunicación por internet, llamada popularmente red, necesita de una lectura continua; segundo, la base informática que da vida al universo digital es literalmente un manuscrito de códigos.

Tijeras. Reflexión final

La coyuntura cultural provocada por la imprenta fue un proceso multifactorial y el resultado de una construcción social de la diseminación conocimiento. Por esta razón, los libros tardaron siglos en convertirse en el objeto central de la circulación del conocimiento. Algo similar pasa con las tecnologías digitales hoy en día. La fascinación que las rodea es tan grande como las dudas que propician.

De igual manera, se debe considerar que el universo digital ha creado una brecha tecnológica entre los lectores comunes y los alfabetos digitales, es decir, aquellas personas que saben manipular las nuevas tecnologías e, incluso, desarrollarlas. Ahora ya no se trata sólo de saber leer y escribir, sino de hacerlo usando las nuevas tecnologías. Personalmente, creo que ésta debe ser la preocupación principal en la educación del siglo xxi.

Sobre los impresos, puede afirmarse que los libros no dejarán de usarse y que su arraigo es tan profundo en nuestra cultura que se han desarrollado infinidad de formatos para trasladar su naturaleza al universo digital, dando como resultado los llamados libros digitales, eBook, ePub, pdf, etcétera. En efecto, la experiencia no es la misma, sin embargo, podríamos preguntarnos por qué debería ser así.

Finalmente, son dos las reflexiones con las quiero cerrar el artículo. Primera, los audiolibros y los pódcasts son una nueva experiencia en la circulación del conocimiento (ver imagen 5) y aún desconocemos la coyuntura cultural que están causando, mientras no lo sepamos, los libros seguirán siendo el pilar de la educación moderna. Por último, el ingenio de Gutenberg se abrió paso frente al monopolio de la Iglesia y hoy en día parece que estamos en un umbral similar, donde las innovaciones tecnológicas nos invitan a ser protagonistas de la construcción del conocimiento. ¿Podemos preguntarnos, entonces, si deberíamos cambiar la nostalgia de los libros impresos por la oportunidad que nos brinda el porvenir digital en la educación?2



Imagen 5. Micrositio Hubhopper Podcaster (Gautamranand, 2019).

Referencias

Vol. 21, núm. 3 mayo-junio 2020

¿Qué aportan las Tecnologías de la Información y Comunicación en la enseñanza de las ciencias?

Héctor Medina Cruz, Agustín Lagunes Domínguez y María Teresa Guerra Ramos Cita

Resumen

En este trabajo se discute sobre la creciente integración de las Tecnologías de la Información y Comunicación (tic) en el ámbito educativo, las grandes expectativas que han generado desde su llegada, así como sus aportaciones y potencial para una formación científica de niños y adolescentes orientada a la toma de decisiones, al pensamiento crítico y a la actuación responsable. Se comentan las diferentes iniciativas en México para integrar las tic en escuelas de educación básica y se recuperan algunos datos de la infraestructura necesaria tanto en primarias como en secundarias. Posteriormente, nos concentramos en analizar las posibilidades que las tic ofrecen en la educación; específicamente, a la educación en ciencias, asumiendo una postura socioconstructivista.
Palabras clave: Tecnologías de la Información y Comunicación, educación básica, ciencias, tic.

How do Information and Communication Technologies contribute to science education?

Abstract

This paper presents a discussion about the growing integration of Information and Communication Technologies (ict) in education, the great expectations that these have generated since their arrival, as well as their contributions and potential for scientific education of children and adolescents oriented to decision making, critical thinking and responsible action. To do this, we discuss the different initiatives to integrate ict in basic education schools in Mexico, and we recover some data on ict infrastructure in primary and secondary schools. We also focus on analyzing the potential of ict for education; particularly, to science education, assuming a constructivist social position.
Keywords: Information and Communication Technologies, basic education, sciences, ICT.

Introducción

México es un país con muchos desafíos pendientes en materia educativa, ante un marco de elevados índices de pobreza y una creciente desigualdad social. Las prioridades en educación incluyen cuestiones como la deserción escolar, el analfabetismo en adultos, la calidad educativa, los programas de formación del profesorado y la necesidad de introducir las Tecnologías de la Información y Comunicación (tic).

La incorporación de las tic en el nivel educativo básico en México no resulta un tema nuevo. Desde los inicios de la educación básica en 1927, con la conformación de la Secretaría de Educación Pública (sep) –que tuvo como objetivo promover la alfabetización y la extensión de la enseñanza en zonas rurales– se han integrado diversos dispositivos tecnológicos, acordes a cada época, con fines pedagógicos y educativos. Habría que mencionar, por ejemplo, la creación de la Dirección General de Educación Audiovisual (dgeav), en el año 1965, la cual buscó nuevas alternativas de educación con el fin de abatir el rezago educativo y la alfabetización, principalmente en áreas rurales a través de medios de comunicación como la radio y la televisión. Calixto y Albarrón (2008) relatan cómo en esa época la televisión se utilizó como recurso didáctico cuyo fin era cubrir el aprendizaje de un determinado nivel escolar, mediante la transmisión de programas educativos.

Sin embargo, como menciona Díaz (2014), en los años recientes la aparición de internet, celulares y televisores inteligentes, recursos digitales y su gran disponibilidad entre las nuevas generaciones, han originado nuevos procesos masivos de socialización, marcando un empuje de las tic en los procesos educativos, lo que representa una posibilidad para el enriquecimiento de la educación en ciencias.

Este artículo tiene como propósito revisar, primero, el panorama general del uso de las tic en la educación básica y, posteriormente, mencionar algunas características de las tic, que podrían mejorar el aprendizaje y la enseñanza de las ciencias en el marco y perspectiva socioconstructivista.

Las TIC y la educación básica en México

Gran parte de los países en América Latina, incluyendo México, cuenta con programas o iniciativas para la integración de tic en sus sistemas educativos (Lugo, Kelly y Schurmann, 2012). Estas políticas se basan en una fuerte reflexión y análisis social, que en la mayoría de los casos sobrepasa los propósitos pedagógicos, es decir, primero toman en cuenta el objetivo de democratizar el acceso a las tic y, en segunda instancia, se enfocan en las transformaciones pedagógicas.

Dichas políticas se reflejan en México desde principios de los años noventa, entre los que destaca el proyecto Red Escolar, auspiciado por la sep con el apoyo del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ilce). En este programa, comenta Díaz (2014), las metas residían en la apertura del acceso a la conectividad y en la provisión de equipo de cómputo a las escuelas.

Como otra tendencia importante, se priorizó la creación de portales educativos y contenidos digitales dirigidos a los docentes, estudiantes y, en ocasiones, a los padres u otros agentes educativos (García y Rincón, 2006). De esta forma, a inicios del año 2000, la sep y el ilce establecieron el programa sepiensa, portal educativo de educación básica y media para México.

Durante los años 2000 a 2012, Díaz (2014) enfatiza la importancia del proyecto Enciclomedia, que dotaba a escuelas primarias públicas, de distintos estados, con aulas equipadas con computadora, proyector, pizarrón electrónico, fuente de poder, mesa de cómputo e impresora. Los docentes a cargo de los grupos daban clases utilizando dichos recursos, además, los contenidos digitales estaban precargados en el disco duro de la computadora, por lo que no había necesidad de conectarse a la red si esto no era posible.

En 2008, el gobierno federal y la sep implementaron el programa Habilidades Digitales para Todos (hdt) en telesecundarias, considerado por cierto sector como el sustituto de Enciclomedia. Éste otorgaba al docente, de quinto y sexto de primaria, computadora, proyector y pizarrón electrónico, parecido a lo que hacía Enciclomedia, así como conectividad y acceso al portal local o de aula denominado Explora.

Posteriormente, a partir del año 2013, como proyecto sello de la política en materia educativa, se creó una estrategia llamada Mi Compu.MX cuyo objetivo era proporcionar computadoras portátiles a los estudiantes de escuelas públicas mexicanas de nivel básico, a las cuales también se les garantizaría el acceso a internet. Otra variante de este programa dio tablets a estudiantes de educación primaria que cursaban el quinto grado. La iniciativa fue parte de los programas del gobierno federal, específicamente de la estrategia digital nacional que buscaba promover la adopción y desarrollo de las tic durante el período 2014-2018 (sep, 2013).

Como se ha mencionado, junto con la implementación de diversos programas y modelos de inclusión de tic, el gobierno mexicano ha realizado esfuerzos por dotar de infraestructura tecnológica a las escuelas de educación básica. Entre esas iniciativas se encuentran: Red escolar (1998 a 2004), Enciclomedia (2004-2011), Habilidades Digitales para Todos (2009-2012), Mi Compu.MX (2013-2014), Programa Piloto de Inclusión Digital (2013-2015), Programa @prende.mx (2014-2016) y Programa @prende 2.0 (2016- 2017), entre otras (sep, 2016). Sin embargo, diversos indicadores muestran que las acciones han sido insuficientes. Por ejemplo, el índice del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (inee) del año 2018, denominado Porcentaje de escuelas primarias y secundaria reportadas oficialmente con una computadora para uso educativo, sugiere que en el ciclo escolar anterior a dicho índice no hay un crecimiento evidente de tales herramientas tecnológicas en los centros escolares y que existe un porcentaje menor en la educación primaria (ver tabla 1).

Tabla 1. Porcentajes de primarias y secundarias con al menos una computadora para uso educativo en los ciclos escolares 2011 a 2018.

Ciclo escolar % de primarias con al menos una computadora para uso educativo % de secundarias con al menos una computadora para uso educativo
2011-2012 46.0 71.7
2012-2013 43.2 70.4
2013-2014 39.6 68.4
2015-2016 40.4 70.1
2017-2018 46.5 74.7

Fuente: elaboración propia con datos del INEE (2019).

Dentro del nivel primaria, hay grandes disparidades: mientras que casi la mitad de las primarias generales cuentan con computadora (48.5%), únicamente 31.9% de las escuelas indígenas trabajan con al menos una computadora con uso educativo, y en los cursos comunitarios prácticamente la presencia de estos dispositivos digitales es nula con un 1.7% (inee, 2019).

A pesar de que el sistema de secundarias tiene una mayor cobertura que el de primarias, de por lo menos una computadora para uso educativo —las secundarias generales y técnicas cuentan con porcentajes de acceso a una computadora de 83.1% y 79.1%, respectivamente—, éste se reduce en las telesecundarias a 68.7%, y comienza a escasear en las secundarias de servicio educativo para trabajadores con 28.2% (inee, 2019).

Sobre la conectividad de internet, el Censo de Escuelas, Maestros, Alumnos de educación Básica y Especial (cemabe), con los datos reportados en las estadísticas continuas del formato 911, menciona que para el ciclo 2016-2017, 56.5% de las escuelas primarias y 57.9% de las escuelas secundarias del país contaban con acceso a internet. Sin embargo, las brechas marcan desigualdades en oportunidades educativas entre estos niveles educativos: 59.2% de las primarias generales tenían conectividad, mientras que únicamente 25.6% de las primarias indígenas contaban con conexión a internet. En el nivel de secundaria, 79.4% de las generales, 70.9% de las técnicas, 36.8% de las telesecundarias y 86.9% de las secundarias para trabajadores estaban conectadas a este recurso tecnológico (inee, 2019).

Los indicadores de infraestructura tic en las escuelas y de conectividad a internet reflejan un gran rezago si los comparamos con datos internacionales como el Índice de desarrollo de las tic, elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (uit), y compuesto por once indicadores que miden el acceso, uso y las aptitudes de la población de un país hacia las tic. México, en el 2018, con un porcentaje de 34%, está por debajo de la media internacional, además de naciones como Colombia y Chile, que cuentan con 40% y 53%, respectivamente (itu, 2018).

Aun si todas las escuelas tuvieran acceso a internet, los desafíos en educación continuarían, pues para que las tic sean efectivas se necesitan, además de acceso y disponibilidad, modelos pedagógicos óptimos y profesores capacitados. Como menciona Díaz (2013), la incorporación de las tic no se limita al problema de contar con las herramientas que conforman estas tecnologías (equipos y programas de cómputo), sino a su importancia en construir un empleo propositivo y sistemático de las mismas. Además, Díaz (2014) comenta que las computadoras y herramientas tecnológicas no van a producir innovaciones solas, requieren estar asociadas con métodos educativos novedosos y para ello se requieren cambios en las mentalidades y prácticas socioculturales de los actores principales.

Potencialidad de las TIC y la educación en ciencias

Desde su aparición en el ámbito educativo, las tic han producido grandes expectativas y, como ya se ha mencionó, se han documentado numerosas iniciativas para disminuir la brecha tecnológica y formativa de la educación básica en México. El problema recae en la diferencia entre las elevadas expectativas de trasformación puestas sobre estas herramientas y los limitados logros educativos de los que se tiene evidencia hasta el momento. Sin embargo, varios autores sostienen que las tic poseen importantes cualidades. Por ejemplo, Coll (2008) sostiene:

Lo que sucede es que la capacidad de transformación y mejora de la educación de las tic debe entenderse más bien como un potencial que puede o no hacerse realidad, en función del contexto en el que son utilizadas (p. 1).

Al parecer, son los marcos de empleo los que definen el éxito o fracaso de estos medios en la práctica educativa. A continuación, argumentaremos sobre el potencial de las tic en la educación desde dos perspectivas: la primera, su capacidad para transformar los escenarios educativos actuales, fundamentalmente los llamados de la educación formal, y, la segunda, desde sus facultades para generar la aparición de nuevos modelos educativos.

En el primer caso, consideramos que el enfoque óptimo para mostrar las tic como un instrumento educativo revolucionario es el sociocultural de la psicología educativa de Vygotski. A partir de dichas propuestas, Coll (2004) suscribe el uso de las tic, pues afirma que “el aprendizaje sobre todo el intencional que es el que tiene lugar en las situaciones educativas formales, es el resultado de complejos procesos interactivos y comunicativos” (p. 8). También recalca la importancia de los instrumentos utilizados para comunicar y representar la información, con los cuales el aprendiz puede interiorizar, presentar y contrarrestar los conocimientos adquiridos con otros. Esto sin duda muestra las características y propiedades del entorno simbólico o semiótico que las tic ponen a disposición del aprendiz. Por su parte, Da Cruz (2009) considera el desarrollo de la inteligencia como una construcción continua de estructuras y propone que:

[…] la función cognitiva del sujeto lleva a dos tipos de construcciones: los sistemas de significaciones y los sistemas lógicos. Los significados son estructurados gradualmente por el razonamiento lógico, que genera conceptos y sistemas de conceptos en el uso de las funciones de adaptación y de organización, invariantes de la vida mental (p. 135).

Todas estas construcciones cognitivas requieren de condiciones apropiadas, tales como actuar e interactuar socialmente con otras personas. Por estas razones las tic —usadas como objetos para que el aprendiz explore, investigue, cuestione, simule, pregunte, valide, demuestre y formalice—potencializan la capacidad de asimilar la información.

En cuanto a la capacidad de las tic para facilitar la aparición de nuevos escenarios educativos, es necesario retomar el concepto de sociedad del conocimiento. La unesco (2005) lo define como “aquella sociedad que tiene la capacidad para identificar, producir, tratar, transformar, difundir y utilizar la información con vistas a crear y aplicar los conocimientos necesarios para el desarrollo humano” (p. 9). En este concepto la relevancia del aprendizaje a lo largo de la vida y la necesidad de nuevas competencias formativas son imprescindibles. Aquí las tic pueden adquirir un papel fundamental porque traspasan algunas barreras espaciales y temporales, haciendo posible el aprendizaje en escenarios diversos.

En este sentido, Martín y Marchesi (2006) hablan de la potencialidad de las tic para la “autonomía de gestión de conocimientos” y la “co-construcción de los aprendizajes”. Los autores mencionan que entre los objetivos de la educación está lograr la competencia de “aprender a aprender” en los estudiantes. Si bien resultaría excesivo decir que con la sola presencia de las tic producirían esta competencia, sí favorecen su aprehensión.

Por último, es necesario enfatizar que las tic son de utilidad a una gran diversidad de individuos. Debido a esto, han sido vitales para apoyar a grupos específicos de estudiantes con necesidades educativas especiales, cuyas diferencias son, de hecho, causa de la desigualdad en el sistema educativo.

En resumen, la capacidad mediadora de las tic como instrumentos psicológicos y su ubicuidad originan las potencialidades que pueden maximizar los aprendizajes, en medida de las relaciones que se establezcan entre los tres elementos que conforman lo que Coll (2004) llamó triángulo didáctico: el contenido, que es objeto de enseñanza y aprendizaje, la actividad educativa e instruccional del profesor y las actividades de aprendizaje de los estudiantes.

Aportaciones de las TIC para la enseñanza en ciencias

La enseñanza de las ciencias es un proceso complejo a partir del cual se han desarrollado diversos enfoques didácticos. Éstos, a pesar de ser distintos, coinciden en que para enseñar ciencias hay que desarrollar a los estudiantes en dimensiones conceptuales, procedimentales y actitudinales, como menciona Veglia. Por esta causa es necesario poseer:

  1. Un cuerpo conceptual de conocimientos; donde se hablan de conceptos, teorías, hechos, entre otros.
  2. Un modo de producción del conocimiento; donde se enmarca la observación, experimentación, investigación, formulación de hipótesis, elaboración de conclusiones, etcétera.
  3. Un módulo de vínculo con el saber; en el cual se habla de las actitudes de quien investiga: flexibilidad, rigurosidad, manejo de datos (Veglia, 2007, pp. 17-18).

Al enseñar ciencias no deben olvidarse estas tres dimensiones y con base en ellas se propone la utilización de las tic para potencializarlas (ver figura 1). Asimismo, se sugiere, a partir de las propiedades de los entornos simbólicos señaladas por Coll (2004), que su contribución en la enseñanza de las ciencias sea, a su vez, en tres dimensiones:

En primer lugar, para la dimensión conceptual de la educación de las ciencias, se propone la explotación sistemática de dos propiedades de las tic: la multimedia y la hipermedia. La multimedia permite la integración, complementariedad y el tránsito de información en diferentes formas. La hipermedia, en cambio, brinda la posibilidad de establecer formas múltiples y flexibles de organizar la información, también se apoya de sus características para explotar el conocimiento de maneras independientes y creativas.

Por otra parte, para la dimensión procedimental, el dinamismo que proporcionan las tic permite trabajar con herramientas que pueden obtener y trabajar con datos y recursos para generar resultados o hallazgos. Sobresale, de igual modo, la opción de emplear simulaciones de situaciones reales, favoreciendo así la exploración y la experimentación de los estudiantes al relacionarse con temas científicos.

Finalmente, se explicarán las tres propiedades de las tic capaces de mejorar la integración de contenidos actitudinales en la enseñanza de las ciencias. Una de ellas es el formalismo, que implica la planificación de las actividades favoreciendo la toma de conciencia y la autorregulación. La conectividad da pie al trabajo en red por lo que abre la posibilidad de trabajo grupal y colaborativo en cualquier parte, facilitando la diversificación en la cantidad y calidad de enseñanza. Por último, la interactividad facilita que los estudiantes tengan una relación más activa con la información, lo cual permite distintos ritmos de aprendizaje, beneficiando la motivación y la autoestima.



Figura 1. Propiedades de las TIC y su relación con aspectos de la enseñanza de las ciencias. Fuente: elaboración propia, a partir de las propiedades propuestas por Coll (2004) para potencializar las TIC en la enseñanza.

No obstante, los escenarios educativos que saquen partido de estas propiedades sólo son posibles con la integración de las tic en la enseñanza de las ciencias en el marco de una aproximación sociocultural clara y bien planificada. Evidentemente, las consideraciones sobre las tic y su potencial para fortalecer la pedagogía en esta área todavía requieren ser concretadas en propuestas didácticas, las cuales prueben sus bondades en las aulas, donde existen otros factores que inciden en tales procesos.

Conclusiones

La presencia de las tic en los espacios educativos, aunque cambiante e inequitativa, resulta innegable, como lo sugieren los datos presentados. Al menos con lo que respecta a México, un número importante de programas gubernamentales han implementado herramientas tecnológicas en los procesos educativos. Sin embargo, varios autores han señalado que la mera inversión en infraestructura tecnológica no garantiza mejores resultados, pues hay otras circunstancias a considerar como los usos que le dan los profesores y la necesidad de una perspectiva pedagógica.

Se han revisado algunas características de las tic que las posicionan como instrumentos mediadores entre los contenidos educativos y el aprendizaje de los estudiantes para lograr que éstos adquieran mejor los conocimientos. También, se ha destacado el enfoque socioconstructivista de la enseñanza en ciencias para lograr estudiantes que, a través de la utilización de las tic, tengan una formación más sólida, la cual les permita tomar decisiones en la vida cotidiana y convertirse en ciudadanos más informados y formados.

Por lo tanto, las propiedades de las tic con potencial para fortalecer los procesos educativos en ciencias deben estar soportadas en modelos pedagógicos creados para ambientes educativos concretos. Coll (2004) define como diseños tecno-pedagógicos a aquellos en donde los usos pedagógicos efectivos que se hacen a partir de las tic parten tanto de los recursos tecnológicos disponibles y adecuados (diseños tecnológicos) como de la utilización de estos recursos a través del desarrollo de actividades adecuadas de enseñanza y aprendizaje (diseño pedagógico). Esto es coherente con los planteamientos más vanguardistas de la didáctica de las ciencias y la perspectiva sociocultural, los cuales estipulan que el aprendizaje profundo y relevante de las ciencias únicamente podrá ocurrir en ambientes que privilegien la interacción significativa entre los participantes, en torno a un tema con trascendencia social. Así, se favorece la socialización de los conocimientos en el plano interpersonal y en el intrapersonal.

Entonces, podemos aprovechar las características de las tic para apoyar estos procesos y superar el dominio de la información como fin, para avanzar hacia la comprensión, la conciencia y la acción. La enseñanza de las ciencias, con o sin tic, debe aspirar a la formación integral de los estudiantes, prepararlos para ser activos en una sociedad versátil en donde que la ciencia forma parte. Nuestra intención es alimentar la discusión en este tema y plantear las bases con el objetivo de progresar en el desarrollo de diseños tecno-educativos coherentes y útiles para profesores y estudiantes.

Referencias

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Sostenibilidad curricular: construir programas académicos integrales

Alejandro Higuera Zimbrón, Erika Rivera Gutiérrez y Arturo Santamaría Ortega Cita

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo exponer grosso modo un marco referencial sobre el constructo de la sostenibilidad curricular en la educación superior. Este documento se apoya en las aportaciones de algunos científicos sobre el estado actual del concepto, sin entrar a profun-didad en su análisis, pues lo que se pretende es dar a conocer, a la comunidad en general, la correlación de planes de estudio y la sostenibilidad.
Palabras clave: sostenibilidad curricular, educación superior.

Curricular sustainability: building comprehensive academic programs

Abstract

The objective of this article is to present a frame of reference concerning the implementation of sustainability in higher education’s curriculum. This document is based on the contributions of some scientists on the current state of the concept, however we do not deepen on it, since we intend to make known the correlation of study plans and sustainability to the general community.
Keywords: curriculum for sustainability, higher education.

El rumbo hacia la sostentabilidad curricular

El asunto de la sostenibilidad curricular es una respuesta ante la crisis ambiental causada por las actividades humanas durante los últimos años.1 Está basada en tres dimensiones: la económica, la social y la ambiental. La económica se centra en el problema de la distribución de la riqueza, ya que 20% de la población mundial capta 86% de la riqueza en el mundo (Azapagic, Emsley, Hamerton, 2006). Por otra parte, la social se enfoca en los beneficios del sistema relacionados con aspectos culturales y tecnológicos, a pesar de que la sociedad está menos educada y más vigilada por el gobierno junto con las corporaciones (Chomsky, 2010). La ambiental aborda cómo el planeta está manifestando reacciones extrañas a causa de la sobreexplotación de materias primas y el consumo exacerbado, aunque, paradójicamente, han disminuido las fuentes de empleo (World Watch Institute [wwi], 2014).

Autores como Larson (2012) afirman que todo surgió durante los años sesenta y setenta a partir de los reportes descritos en The silent spring de Rachel Carson y Limits of Growth de Donella Meadows, dos clásicos que anunciaron las primeras repercusiones del aumento de la población, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de recursos naturales en el medio ambiente. En consecuencia, se generaron alternativas desde diversas esferas, públicas, privadas y sociales, en aras de contrarrestar sus efectos.

Quizá la más importante es la de la Comisión Mundial sobre Desarrollo y Medio Ambiente (wced). En el informe Our Common Future se expuso la primera conceptualización sobre el desarrollo sostenible, el cual se define como aquel que busca satisfacer las necesidades de la presente generación, sin afectar o comprometer las necesidades de las futuras generaciones (United Nations [un], 1987). Dicho concepto, sin embargo, ha generado especulaciones por considerarse multifacético, sin abordar la complejidad de los sistemas.

Asimismo, en el siglo pasado se impulsaron varios foros internacionales, pero el que sentó las bases de este ejercicio fue la Cumbre de Río de Janeiro Brasil, en el año 1992. Ahí comenzó el plan de acción Agenda 21, diseñado para la implementación de estrategias que equilibren la balanza en los aspectos económicos, sociales y, principalmente, ambientales a nivel mundial. El documento fue redactado en 40 capítulos, el 36 estuvo dirigido al fomento a la educación, la capacitación y la toma de conciencia. En concreto, en la fracción segunda se menciona la reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible (un, 1992).

Poco después, en el año 2004, se lanzó el Plan de la Década de la Educación para la Sostenibilidad. Su enfoque consistió en un marco estratégico basado en mejorar el acceso a una educación básica de calidad, aumentar el conocimiento del público e impartir su formación, y reorientar los programas educativos existentes hacia la sostenibilidad.

El planteamiento se confirmó en 2014, durante la Conferencia Mundial sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible, en la declaración denominada Aichi Nagoya, en Japón. Estuvo centrada en cinco acciones prioritarias para el año 2018: promover políticas, dotar de autonomía a los jóvenes y movilizarlos, instar a las comunidades locales y las autoridades municipales a que elaboren programas de educación para la sostenibilidad de base comunitaria, aumentar las capacidades de los educadores y formadores, e integrar las prácticas de la sostenibilidad en los contextos pedagógicos y de capacitación.

Por tanto, este documento es una aportación social basada en la necesidad de crear conciencia de la insostenibilidad planetaria entre los estudiantes universitarios. Antes de ahondar sobre los múltiples estudios que se podrían desarrollar o ya se han implementado a lo largo de dos décadas, resulta imprescindible mostrar cuáles son los planteamientos conceptuales de la sostenibilidad curricular, con el fin de comprender su significado e implicaciones.

Gunzelmann (2013) arguye, por ejemplo, que la educación para el desarrollo sostenible corresponde a una nueva visión del mundo, donde cada uno tiene la posibilidad y el compromiso, mediante la educación, de establecer nuevos modelos de vida, conductas y valores para crear un futuro mejor. Otros como Cebrian y Grace (2013) añaden que en el campo de la universidad se vislumbra la multidisciplinariedad y la interdisciplinariedad que convergen en el aprendizaje. Todo como un estímulo para encontrar soluciones en el presente y preparar el camino para el porvenir.

Desde otra perspectiva, Sibbel (2009) agrega que el nivel de estudios superior permanece como un reino complejo que envuelve estudiantes, académicos y administradores. Punto de encuentro en el cual se manifiestan las diversas culturas, actitudes, habilidades, experiencias, conocimientos, programas de estudio. Estos planes usualmente buscan la transformación de los alumnos a través del descubrimiento y de la generación de conocimiento gracias a la teoría, las técnicas y los métodos empleados. Por lo tanto, los programas curriculares deben obedecer a las necesidades sociales y son los estudiantes quienes en corto plazo asumirán la responsabilidad más importante en la sociedad: el progreso.

En esta misma línea, Mochizuki y Fadeeva (2010) confirman que, en general, la educación se toma como una importante herramienta de transformación para alcanzar la sostenibilidad. No obstante, ese cambio debe estar basado en una estructura bien definida entre todos los sectores sociales, particularmente el académico. Banga Chhokar (2013) advierte que la educación superior debe crecer en sus retos para poder conducir un desarrollo sostenible. Respecto a la independencia, propone que la toma de decisiones es de vital importancia. Probablemente resalte este punto, ya que la educación superior debe estar por encima de los intereses particulares y más bien enfocarse en los intereses generales.

Lucas (2012) dijo con razón que las escuelas requieren trabajar en las agendas de investigación e integrar los temas de sostenibilidad en los programas curriculares. Los nuevos escenarios conllevan grandes cambios de tipo económico, comercial, social, organizacional e incluso ambiental; de tal magnitud que los profesionistas tienen el reto de redefinir conceptos esenciales de las disciplinas para poder responder con efectividad y rapidez a las dinámicas del contexto. De este modo, Reunamo y Pipere (2011) sostienen que la investigación deberá reinventarse, correlacionándose con elementos holísticos, sobre todo provenientes de la necesidad social y de los cambios individuales, siempre menos materialista y más idealista.

Por su parte, Brundiers y Wiek (2010) revelan que, durante la pasada década, las instituciones de educación superior (ies) introdujeron la investigación hacia la sostenibilidad como una adhesión o anexo curricular. Sin embargo, la ciencia todavía obedece a los intereses de las grandes corporaciones y no de la sociedad. Incluso, sostienen que los patrones del neoliberalismo y consumo han causado la catástrofe natural. También se ha mencionado cómo en algunas escuelas se enseña a gastar o producir, más no a concientizar sobre la racionalidad y la conservación. No se valora en términos orgánicos, como sostiene Zygmunt Bauman en Vida líquida (2012), más bien se estima en términos de la dialéctica materialista.

Por lo anterior, Aramburuzabala, Cerrillo y Tello (2015) presentan una alternativa desde el método, El aprendizaje-servicio: una propuesta metodológica para la introducción de la sostenibilidad curricular en la Universidad. Se trata de un estudio de caso, centrado en presentar el aprendizaje-servicio como un método de enseñanza-aprendizaje. Los estudiantes y docentes no se limitan a reflexionar sobre la sostenibilidad, sino que la desarrollan en la práctica, focalizándose en algún ámbito concreto, en el que de modo efectivo y real mejora el estado de aquello para lo que cultivan y promueven, en alguna medida, el desarrollo sostenible.

Bajo esa tesitura, encontramos a los investigadores Gutiérrez-Pérez y Perales-Palacios (2012), Lozano et al. (2008), Aznar, Ull, Piñero y Martínez (2014), y González Aragón (2012), quienes proponen trabajar sobre la formación con base en las competencias de la sostenibilidad curricular. Es decir, el currículo debería contener metodologías y prácticas desde diversas perspectivas, pero siempre orientadas a los temas sociales, económicos y ambientales, en especial en dos asuntos, los sistemas de prevención y la solución de problemas. Todo, explícitamente, debería formar parte de una serie de competencias sostenibles que se destaquen en el perfil de los títulos de las diferentes carreras.

Conclusiones y recomendaciones

Tomando en cuenta este contexto, la sostenibilidad curricular en programas académicos es aún escasa y poco conocida. Se dice que muchos planes de estudios no incorporan elementos de la sostenibilidad curricular como parte fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje, incluso que no existe congruencia en los elementos del programa académico y aquello que la caracteriza.

Esa condición afecta a muchas instituciones, no sólo administrativamente –la institución deja de percibir apoyos económicos y orientación curricular por parte de la unesco–, también académicamente por dos razones. Primera, porque genera un rezago en el establecimiento de políticas relacionadas con la sostenibilidad curricular: no ha habido una contribuición al plan de la educación para la sostenibilidad formulada por la unesco desde los años 2004, 2014 y hasta el 2018. Segunda, debido a que los estudiantes no están participando en la solución de problemas in situ, lo que los convirte en alumnos inoperativos, pues no son agentes de cambio y viven aislados de la realidad.

Además, se afirma que la universidad debe fomentar la participación de su comunidad, junto con otros elementos como sociedad, industria y gobierno, en la solución de los problemas tanto locales como globales (Higuera, 2018). En otras palabras, mientras la universidad no adapte sus planes curriculares a la realidad, difícilmente se tendrá una comunidad de egresados consciente de los retos futuros.

En tanto la sostenibilidad curricular contempla una serie de características que deberán estar plasmadas en todos los programas académicos con una base de “realidad”, sólo se detectan aproximaciones. En el caso de los programas de educación superior, se percibe que se trabaja bajo un esquema determinado por un modelo que ya se encuentra muy dañado en lo académico.

Finalmente, se recomienda que los estudiantes, quienes son los portadores de las nuevas ideas, reciban un conocimiento basado en hechos reales, cuantificables y calificables (herramientas cualitativas). Se necesita que el conocimiento esté justificado en los problemas actuales de insostenibilidad planetaria, además de estimular a la innovación y al desarrollo, así como a la solución de problemas. Quizá existen múltiples interrogantes sin respuestas sencillas, tal vez lo real es que no hay una contribución académica en relación con la educación para la sostenibilidad, aún un asunto sin agotar, propenso para nuevas investigaciones.

Referencias



Recepción: 24/05/2019. Aprobación: 06/02/2020.

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Flora jurásica de la Mixteca oaxaqueña: patrimonio paleobotánico de México

Diego Enrique Lozano-Carmona y María Patricia Velasco de León Cita

Resumen

El Jurásico es uno de los períodos geológicos más emblemáticos y está generalmente asociado con los dinosaurios, sin embargo, la vegetación que dominó el paisaje a nivel mundial estuvo constituida por gimnospermas. En México el primer estudio sobre el registro fósil de plantas del Jurásico fue realizado a principios del siglo xx. Hoy en día se reconocen los afloramientos fosilíferos de la región Mixteca oaxaqueña como de los mejores de México por su abundancia y el buen estado de conservación de los fósiles. Con base en el estudio de éstos, se realizó una nueva propuesta paleoclimática y se actualizó la diversidad paleoflorística de la región. Hay dos localidades que sobresalen: Rosario Nuevo y Río Ñumí. La primera de ellas conserva troncos petrificados con longitudes de hasta ocho metros; mientras que la segunda presenta el listado paleoflorístico más diverso de toda la región. Todos los trabajos paleobotánicos de la Mixteca revisan el trabajo publicado por George Reber Wieland en 1914. Hoy, a más de un siglo de este estudio, podemos destacar y dar a conocer que el patrimonio paleobotánico de la Mixteca oaxaqueña es una fuente de información sobresaliente e irremplazable para la Paleontología mexicana.
Palabras clave: gimnospermas, Jurásico, Oaxaca, paleoclima, paleoflora.

Jurassic flora of the Oaxaca Mixteca: Paleobotanical heritage of Mexico

Abstract

The Jurassic is one of the most emblematic geological periods, which is generally associated with dinosaurs; however, the landscape was dominated by gymnosperms. The fossil record of Jurassic gymnosperms has been studied since the early 20th century in Mexico, and today the fossiliferous Jurassic outcrops of the Mixteca region are recognized as one of the best in Mexico, both for their abundance and the state of conservation of plant fossils. Based on the study of these plant fossils we have generated a new paleoclimatic proposal and updated the paleofloristic diversity. Generally, two localities of the Mixteca region have greater paleontological quality: Rosario Nuevo and Río Ñumí, the first of which preserves petrified trunks with lengths of up to eight meters; the second has the most complete paleofloristic species list of the region. All the research made on this region is based on the first paleobotanic study by George Reber Wieland in 1914. Today, more than a century away from this work, we recognize the paleobotanical heritage of the Mixteca, and its exceptional informational role for Mexican Paleontology.
Keywords: gymnosperms, Jurassic, Oaxaca, paleoclimate, paleoflora.

Introducción

El Jurásico abarco desde hace 201.3 millones de años (Ma), hasta hace ~145 Ma, con una duración aproximada de 56.3 Ma y es comúnmente asociado a los dinosaurios, sin embargo, es importante reconocer la diversidad de la vegetación en dicho tiempo geológico. Durante el Jurásico la vegetación del planeta estuvo constituida principalmente por gimnospermas (plantas sin flor y semilla desnuda, ver figura 1) de los órdenes: Bennettitales (actualmente extintas), Cycadales y Pinales. En México se conserva un abundante registro de estos grupos (Silva-Pineda, 1984; Diéguez, 2003; Zhou, 2009; Lozano-Carmona y Velasco-de León, 2016).

Una de las regiones con la flora jurásica más abundante, mejor conocida y conservada es la región Mixteca del estado de Oaxaca. En esta región se han encontrado ejemplares fosilizados de hojas, tallos, estructuras reproductoras y troncos petrificados (Ortega-Chavez, et al., 2017; Velasco-de León et al., 2013, ver figuras 2 y 3). Su estudio ha permitido tener mejor conocimiento del clima, del tipo de vegetación y de la distribución de la flora en México durante el Jurásico.

El estudio de la paleoflora de esta región comenzó desde principios del siglo xx y ha estado marcado por lapsos interrumpidos de prospección y análisis (Ortiz-Martínez et al., 2013; Velasco-de León et al., 2013; Lozano-Carmona et al., 2016). Estas interrupciones se debieron principalmente a la falta de paleobotánicos mexicanos que dieran continuidad a los estudios que realizaron paleontólogos norteamericanos en la primera mitad del siglo xx.

La Mixteca oaxaqueña fue explorada en busca de fósiles de plantas por varios paleobotánicos. George Reber Wieland fue el primero de ellos, entre 1907 y 1909 realizó los trabajos pioneros, publicando una monografía en 1914 por medio del hoy Instituto de Geología de la unam (Wieland, 1914). Posteriormente, fue hasta la década de 1960 que se retomó el estudio de las localidades fosilíferas de la región. Hoy en día se continúa estudiando la Mixteca y realizando hallazgos paleontológicamente significativos (Delevoryas y Gould, 1971; Silva-Pineda, 1984, Lozano-Carmona y Velasco-de León, 2016). Los que se comentan en este artículo son sólo algunos de estos hallazgos. Por lo tanto, el objetivo de esta contribución es brindar un panorama histórico destacando los avances en el conocimiento de la flora del Jurásico de la Mixteca, a más de 100 años de la monografía de G. R. Wieland y comentar la importancia de la vegetación durante este período.

El clima y la flora de la Mixteca oaxaqueña durante el Jurásico

A finales del siglo xx, con base en décadas de estudio de la paleoflora de la Mixteca, los paleobotánicos llegaron a concluir que la dominancia de Bennettitales y la clara ausencia de Ginkgoales y escasez de coníferas indicaban un clima tropical durante el Jurásico en esta región. Esto influyó a nivel nacional e internacional para considerar a esta paleoflora como ya totalmente estudiada (Person y Delevoryas, 1982; Anderson et al., 2007; Pérez-Crespo, 2011).

A pesar de ello, se continuó explorando los afloramientos fosilíferos del sur de México, en los estados de Puebla, Guerrero y Oaxaca (ver figura 4). Esta iniciativa de proyecto a largo plazo ha permitido generar y demostrar un cambio de paradigma paleobotánico de la región.

El nuevo enfoque paleobotánico es sustentado por varios estudios. Primero, se sugieren condiciones climáticas heterogéneas, es decir, que en las localidades de estudio y a través del Jurásico Inferior al Jurásico Medio (ver figura 5) existieron microclimas que se caracterizan y distinguen por presentar condiciones variables: desde temporadas con estrés hídrico (falta de agua) hasta aquellos con áreas de abundante humedad y pantanos (Ortiz-Martínez et al., 2013).

Dicha propuesta paleoclimática se fundamenta en análisis geológicos y del área foliar (tamaño de las hojas) de los fósiles de gimnospermas de la región. En general, los estudios paleoclimáticos se basan en plantas, ya que son uno de los mejores indicadores del clima, según el tamaño o morfología de la hoja. Esto se debe a que las hojas están en interacción directa con la atmósfera y su morfología se define en función de las condiciones climáticas (Pire y Valenzuela, 1995; Ortiz-Martínez et al., 2013).

Por otro lado, la asociación de la flora es otro elemento del nuevo enfoque paleobotánico. A finales del siglo xx, el listado paleoflorístico se constituía por quince especies de Bennettitales, dos posibles Coniferales (hoy conocidos como Pinales), seis de helechos y tres incertae sedis [latín que quiere decir en posición incierta; significa que la asignación a niveles superiores a la clasificación, en este caso especie, es dudosa (Lanteri et al., 2006)]. En total este listado estuvo compuesto por 26 especies (Person y Delevoryas, 1982; Silva-Pineda, 1984; ver tabla 1). Sin embargo, esta información se modificó recientemente, primero, con el descubrimiento de hojas de Ginkgoales y Czekanowskiales (Velasco-de León et al., 2014; Lozano-Carmona y Velasco-de León, 2014; 2015, ver figura 6a-c) y posteriormente con el hallazgo de troncos de coníferas de la familia Araucariaceae (Ortega-Chavez, et al., 2017). Además, se complementa el listado con los primeros hallazgos de esporas de helechos de la familia Matoniaceae (Martínez-Martínez, 2016; ver figura 6d). Esta información incrementa e instaura la riqueza paleoflorística de la Mixteca en el entorno paleobotánico internacional como una región sobresaliente. Son dos las localidades que sobresalen por su riqueza fosilífera y avances en su estudio, la primera corresponde al Jurásico Inferior en la comunidad de Rosario Nuevo y la segunda del Jurásico Medio en el Distrito de Tlaxiaco, ambas en la región Mixteca oaxaqueña.

El bosque petrificado de Rosario Nuevo

En el noroeste de Oaxaca se ubica Rosario Nuevo enclavado en la Sierra Madre del Sur. En esta zona hay afloramientos del Jurásico Inferior con presencia de fósiles de plantas. Las pruebas realizadas para corroborar la edad son fechamientos radiométricos de zircones detríticos. Destacan los numerosos troncos petrificados (permineralizados) que han sido descubiertos en patios y en calles de la población (ver figura 7a-b), uno de estos troncos alcanza 8 metros de longitud (ver figura 7c). Este ejemplar pertenece a la familia Araucariaceae, coníferas que actualmente se distribuyen en el hemisferio sur (Ortega-Chavez et al., 2017; Zepeda-Martínez et al., 2018). Otros fósiles encontrados son abundantes hojas y órganos reproductivos de Bennettitales (ver figura 8a-c) y escasos Filicales (helechos) y Cycadales (Ortega-Chavez et al., 2017, ver figura 8). Por lo tanto, en esta parte de la Mixteca, la vegetación fue un bosque de coníferas intercalado por un sotobosque compuesto por Bennettitales y helechos; estas plantas formaban un paisaje muy diferente a la selva baja caducifolia que actualmente se encuentra en el lugar.

El jardín Jurásico de Tlaxiaco

En el noroeste de Oaxaca se han descubierto y estudiado tres localidades con fósiles de plantas en áreas adyacentes a Tlaxiaco. Éstas son Río Ñumí, Cañada Alejandro y Mixtepec. Hasta el momento destaca por su riqueza Río Ñumí (RÑ, ver figura 4), la cual presenta uno de los primeros registros de Ginkgoales y Czekanowskiales y un listado de 34 especies. La flora dominante son las Bennettitales y helechos, presentándose en impresiones de hojas, órganos reproductivos y frondas, respectivamente (Velasco-de León et al., 2013, 2014; Lozano-Carmona y Velasco-de León, 2014, 2015, 2016, ver figura 9).

De esta localidad fue propuesta una reconstrucción hipotética del ambiente, que correspondería a una planicie deltaica con pantanos. Fue realizada con base en el análisis de características sedimentarias y relaciones estratigráficas (Corro y Ruiz, 2011). Al interpretarse la distribución y el hábito de la flora en dicho ambiente se infiere que es posible que tuviera la apariencia de un matorral, es decir, una vegetación baja entre las zonas pantanosas y los canales del delta. Mientras que, hacia la periferia de la cuenca las Ginkgoales y Czekanowskiales se formarían pequeños manchones de bosque (Lozano-Carmona, 2012). Por lo tanto, en Río Ñumí durante el Jurásico Medio se presentó un paisaje muy diferente al bosque de pino-encino que hoy existe.

Si bien son numerosos los trabajos de la flora jurásica de la Mixteca que aportaron nuevas especies y listados florísticos, todos hacen referencia al trabajo pionero realizado por George Reber Wieland a principios del siglo xx. Dicho trabajo cumple 106 años de su publicación y la intervención de Wieland en México introdujo un hito en la paleobotánica norteamericana.

Un poco de historia: La paleobotánica de la Mixteca oaxaqueña

George Reber Wieland (1865-1953) fue Paleontólogo de la Universidad de Yale, Estados Unidos y estudió fundamentalmente Cycadas mesozoicas. Uno de sus principales aportes fue que Yale lograra una colección de 1,000 ejemplares de fósiles de Cycadas (Yale Peabody Museum of Natural History, 2017).

G. R. Wieland fue contactado por el Sr. Ing. José Guadalupe Aguilera en la celebración del Centenario de la Sociedad Geológica de Londres en 1907. En esta reunión Aguilera le expone a Wieland del registro de flora mesozoica del noroeste de Oaxaca, que no había sido estudiada a fondo. Wieland llega a México dos años después y comienza una serie de expediciones en El Consuelo y Tlaxiaco, Oaxaca. En su publicación La flora Liásica de la Mixteca Alta, resaltó la abundancia y excelente conservación de los fósiles de plantas. Además, enfatizó varias observaciones referentes a la distribución y origen de la flora de la Mixteca, comparándola con lo que se sabía en el ámbito internacional. En general, Wieland consideró que esta flora tenía alto potencial de estudio, tanto taxonómico como biogeográfico (Wieland, 1914). Sin embargo, es posible que la Revolución mexicana (1910-1917) impidiera su retorno para continuar con sus estudios, además de que se enfocó en trabajar en el Fossil Cycad National Monument en Dakota del Sur.

Posterior al trabajo de Wieland, entre 1960 y 1990, la Dra. Alicia Silva Pineda y el Dr. Theodore Delevoryas, entre otros paleobotánicos, retoman dichas localidades de estudio. Durante estas décadas de trabajo la paleobotánica de la Mixteca es enriquecida con registros de nuevas especies y listados paleoflorísticos (Delevoryas y Gould, 1971; Delevoryas y Person, 1975; Silva-Pineda, 1984). En la actualidad se continúa su estudio.

Conclusiones

Podemos constatar que, a más de un siglo del trabajo de Wieland en la Mixteca, aún se realizan hallazgos de nuevos taxones, principalmente gimnospermas, los cuales han permitido enriquecer los listados previos y plantear nuevas propuestas paleoclimáticas. Esto permite concluir que la riqueza paleoflorística del Jurásico de la Mixteca es un patrimonio que podrá ser estudiado por mucho tiempo, que será la base para la formación de paleobotánicos mexicanos y puede ser comparable con localidades internacionales como lo estimó George Reber Wieland. Además, estos estudios nos permiten tener una ilustración clara de los cambios de vegetación y climáticos que se han presentado a lo largo del tiempo geológico en el territorio nacional.

Figura 1. Gimnospermas, plantas sin flor y semilla desnuda. Estas plantas dominaron el paisaje durante el Jurásico. En la actualidad podemos encontrarlas aún en varias regiones del mundo.

Figura 2. Ejemplares fosilizados de a) hojas, b) tallos, c) troncos petrificados y d) estructuras reproductoras que se han encontrado en la región Mixteca.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Figura 3. Algunas especies de plantas del Jurásico de la región Mixteca: a) Brachyphyllum sp., b) Taeniopteris orovillesnsis, c) Zamites lucerensis, d) Sagenopteris nilssoniana, e) Williamsonia sp. La escala es de 1 cm en todas las imágenes.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Figura 4. Mapa compuesto. a) El sur de México, el polígono engloba a los afloramientos fosilíferos del Jurásico, la región Mixteca oaxaqueña delineada y las localidades Rosario Nuevo (RN) y Río Ñumí (RÑ). Los recuadros RN) y RÑ) son secciones modificadas de las cartas geológico-mineras donde se observa la ubicación de las localidades de estudio, vías de acceso y zonas habitadas.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Figura 5. Sección modificada de la tabla cronoestratigráfica internacional. Se puede observar el orden cronoestratigráfico del Jurásico.

Figura 6. Imágenes de impresiones de hojas de Ginkgoales y Czekanowskiales, y una espora de helechos de la familia Matoniaceae. En a) se observa una hoja del género Eretmophyllum, las flechas blancas señalan la forma del ejemplar. En b) se muestran lacinias (hojas filamentosas) del género Czekanowskia, la flecha blanca indica la base del racimo. En c) se observan segmentos de una hoja de Ginkgoites, las flechas blancas indican un segmento. En d) se puede ver una espora trilete de la familia Matoniaceae.
Autores: (a-c) Diego E. Lozano Carmona y (d) Pedro C. Martínez.

Figura 7. Troncos petrificados de la localidad Rosario Nuevo, Oaxaca. En a) y b) se pueden observar ejemplares de dos metros de longitud. En a) el tronco está expuesto, con notable erosión y fragmentado, la línea blanca indica el contorno inferior. En b) el tronco está descubierto en las veredas del poblado, parcialmente desenterrado. En c) se muestra el ejemplar de la familia Araucariaceae de ocho metros de longitud.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Figura 8. Fósiles de plantas de Rosario Nuevo, Oaxaca. En a) se observa una hoja de Otozamites pinnaticompuesta (hoja compuesta por varios foliolos unidos a un raquis). En b) y c) se muestran dos ejemplares de estructuras reproductivas (conos) del género Williamsonia. En c) se observan frondas de helechos del género Phlebopteris.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Figura 9. Imágenes de los fósiles de plantas de la localidad Río Ñumí, Oaxaca. En a) y b) se observan hojas pinnaticompuestas de Bennettitales de los géneros Otozamites y Ptilophyllum, respectivamente. En c) se conserva una impresión de un cono del género Williamsonia.
Autor: Diego E. Lozano Carmona.

Referencias

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Sitios de interés



Recepción: 06/05/2018. Aprobación: 23/09/2019.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079