Vol. 22, núm. 2 marzo-abril 2021

Alumnos en pandemia: una mirada desde el aprendizaje autónomo

Larisa Enríquez Vázquez y Myrna Hernández Gutiérrez Cita

Resumen

El aprendizaje autónomo es un concepto que refiere a la formación de los estudiantes como aprendices, con la capacidad de tomar el control sobre su propio proceso de aprendizaje, para el resto de la vida. El año 2020 ha sido determinante para mostrar la necesidad y urgencia de fomentar habilidades que permitan a los estudiantes ser autogestivos, y regular sus procesos de aprendizaje. En este contexto emergente actual, es necesario preguntarnos, como docentes, cómo apoyamos a los estudiantes en el fomento de estas habilidades, cuáles son las prioritarias y cuáles las que se tendrían que impulsar, ya sea porque existe una deficiencia en ellas o un mayor interés entre los jóvenes, y cómo podemos ayudar a los alumnos en la mejora de su proceso de aprendizaje.

Con la intención de generar opciones viables en el marco de la pandemia de la covid-19, se inició una investigación sobre el nivel de autonomía que tienen los estudiantes en México. Para ello, durante el mes de mayo de 2020 se aplicó el “Cuestionario aprendizaje autónomo en tiempos de covid-19”. Este trabajo presenta los resultados de dicho sondeo.
Palabras clave: aprendizaje autónomo, pandemia, evaluación del aprendizaje autónomo.

Students in pandemic: a glimpse from autonomous learning

Abstract

Autonomous learning is a concept that refers to training students as lifelong learners, with the ability to take control over their own learning process. The year 2020 has shown the need and urgency to promote skills that allow students to be self-managed and regulate their learning processes, including the development of skills to plan their activities and self-evaluate. In this current emerging context, it is necessary to ask ourselves, as teachers, how can we support students in fostering these skills, which of these should be considered as priorities and which ones should be promoted, either because there is a deficiency in them or a greater interest among young people, and how can we, as teachers, help students in its training.

With the objective of generating viable options in the framework of the covid-19 pandemic, an investigation was initiated on the students’ level of autonomy in Mexico. To do this, during May 2020 we applied the “Autonomous learning survey in times of covid-19”. This work presents the results of such exploration.
Keywords: autonomous learning, pandemic, evaluation of autonomous learning.

Introducción

El aprendizaje autónomo es un concepto que ha ido tomando mayor fuerza e interés en el ámbito educativo. La autonomía del aprendizaje, como indican Rodríguez, Hernández y Dávalos (2018), se refiere a que el alumno se gobierne a sí mismo, y que pueda tomar decisiones sobre su aprendizaje, gracias al entrenamiento y desarrollo de competencias o habilidades cognitivas, afectivas, interactivas y metacognitivas. Otros autores, como Tassinari (2012), indican que la autonomía del alumno es la meta-capacidad para tomar el control del proceso propio, en diferentes grados y de diferentes maneras, según la situación de aprendizaje.

Si se considera que la autonomía es uno de los componentes para aprender a aprender, la función de formar a los estudiantes como aprendices para el resto de la vida, con la capacidad de controlar su propio proceso de aprendizaje, se vuelve indispensable. Así, el papel del docente y el impacto que puede lograr en el desarrollo de la autonomía para aprender es relevante. Señalan Hernández et al. que el rol del docente es incentivar y provocar, ser acompañante, tutor y guía del alumno, ayudándole a descubrir sus capacidades, recursos y destrezas (2018, p. 350).

El año 2020 ha mostrado la necesidad y urgencia de fomentar habilidades que permitan a los estudiantes ser autogestivos y autoregulados, incluyendo además competencias para planear sus actividades de aprendizaje y autoevaluarse. En este sentido, durante el mes de mayo de 2020 se aplicó el “Cuestionario aprendizaje autónomo en tiempos de covid-19”, con la intención de identificar el nivel de autonomía que tienen los estudiantes en México. Este instrumento se realizó con base en el modelo de Tassinari, e incluye las cinco dimensiones que contempla el aprendizaje autónomo según la autora. Las dimensiones evaluadas fueron las siguientes:

  • Afectiva. Vinculada con los sentimientos, emociones, voluntad y motivación que poseemos para aprender algo.
  • Social. Es el aprendizaje y la negociación del aprendizaje que logramos a partir de la interacción con pares, asesores, profesores, entre otros.
  • Cognitiva. Referente al conocimiento y las estrategias que empleamos para avanzar en el logro de una actividad u objetivo.
  • Metacognitiva. Sobre la conciencia y conocimiento que poseemos sobre el proceso que empleamos para aprender algo.
  • Orientada a la acción. Considera el comportamiento, habilidades, actitudes y toma de decisiones que ponemos en práctica al momento de aprender algo.

Sobre el cuestionario

El cuestionario se aplicó vía web. Lo respondieron 725 estudiantes, de ellos sólo 574 contestaron el total de 20 preguntas. Suponemos que algunos alumnos fueron dejando de responder debido a la extensión, y a que sintieron que se repetían preguntas.

En cada bloque se incluyó un espacio para agregar comentarios relacionados con las preguntas y la dimensión en cuestión. A partir del análisis de los resultados cuantitativos y los cualitativos, tenemos consideraciones para cada una de las dimensiones.

Datos sociodemográficos

Hubo representación de personas de diferentes niveles educativos, que viven en 20 estados de la República. 67% vive en la zona metropolitana del valle de México (ver video 1).



Video 1. Datos sociodemográficos.

Dimensión afectiva

Las preguntas están divididas en dos bloques. El primero corresponde a emociones y sentimientos involucrados al aprender algo. El segundo, al sentimiento de aprender en la modalidad a distancia.

En el primer bloque, 48% señaló conocer y controlar la motivación que tiene para aprender, mientras que 50% indicó que intenta elevar la motivación por el estudio cuando ésta decae. Además, 21% y 25% de los estudiantes mencionaron querer aprender a convertir sentimientos negativos en positivos y hablar de la manera cómo se sienten durante el proceso de aprendizaje, respectivamente.

En el segundo bloque, 40% de los alumnos pudo identificar claramente cómo se siente aprendiendo con el uso de las tecnologías y 47% indica que logra buscar los canales de comunicación con los que se siente cómodo para interactuar. En contraste, casi 17% de los alumnos señala querer aprender a pedir apoyo para desenvolverse mejor en un ambiente digital.



Video 2. Dimensión afectiva.


En lo referente a los aspectos cualitativos, los estudiantes indican que éstos impactan su motivación para estudiar. Existen casos de alumnos que no saben manejar sus emociones y sentimientos, y también mencionan el no tener una persona con la cual hablar. En la situación de aprendizaje en el nuevo entorno digital, diversos alumnos mencionan, no sólo depresión por la situación de confinamiento y enfermedad, sino también desánimo y frustración porque los profesores no responden sus mensajes ni ayudan a aclarar dudas. Parece ser que los docentes no están cubriendo las expectativas en cuanto a la comunicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje y, en opinión de los alumnos, tampoco los están apoyando para afrontar emocionalmente la pandemia.

Dimensión social

Las preguntas se enfocaron en el estudio a distancia. El primer bloque integra preguntas relacionadas con la intención de buscar ayuda y apoyo en otros para entender un tema o estudiar juntos, mientras que el segundo se refiere a las habilidades y actitudes que ejerce el estudiante ante aquellas actividades que se realizan en grupo.

En el primer bloque, 50% de los alumnos manifestó que puede localizar a alguien que les aclare una duda o explique un tema. La actividad que más les interesa (14%) aprender es el decidir cuándo es el mejor momento para trabajar o completar una tarea con la ayuda de otros. 6% de los estudiantes considera que no es importante tener un compañero o equipo con quien estudiar.

En el segundo bloque, cuando hay debates y negociación de ideas, 77% de los alumnos indicó que puede escuchar las posturas de los otros, aunque sólo 39% intenta expresar sus propias posturas y 13% quisiera aprender a expresarlas. Para 6% no es importante la actividad de comparar su postura con la de otros.



Video 3. Dimensión social.


En lo cualitativo, se destacan los aspectos que impactan en el trabajo en equipo y la colaboración. Hay un porcentaje de alumnos (6%) que no considera importante tener un compañero o un equipo con quien estudiar, así como tampoco le interesa comparar sus posturas con las de otros. Llama la atención que existan algunos comentarios relacionados con la poca credibilidad que los estudiantes le dan a otras personas que no sean los profesores y que por ello no existe la confianza para trabajar con compañeros. Así, el reto para los docentes está en ayudar a los alumnos a identificar los momentos y los canales por los cuales pueden pedir apoyo. El profesor tiene una participación fundamental en el cambio de paradigma de un aprendizaje individual y en solitario hacia un aprendizaje con y de otros, lo que implica una valoración positiva del conocimiento que tiene cada individuo.

Dimensión cognitiva

Está centrada en las habilidades de control y gestión de una tarea de aprendizaje. Implica habilidades de planeación, selección de métodos y estrategias, y evaluación de los resultados obtenidos, para una actividad concreta. Aquí se incluyen tres bloques de preguntas.

El primero considera preguntas relacionadas con la valoración de la tarea o actividad de aprendizaje a realizar. De entre los estudiantes, 68% indica poder determinar si la tarea es fácil o difícil. Sobre la posibilidad de identificar actividades adicionales que ayudarán a cumplir con la tarea, 42% de los alumnos indica que intenta hacer dicho reconocimiento, mientras que 13% quisiera aprender a reconocer otras actividades.

Para el bloque relacionado con la valoración del progreso obtenido, 54% indica que puede reconocer si los materiales y los recursos empleados fueron adecuados para su nivel de conocimiento. De la muestra, 46% intenta valorar si los métodos y las estrategias utilizadas son acordes con el aprendizaje esperado, mientras que 6% señala que le gustaría aprender a llevar a cabo ese reconocimiento.

En el tercer bloque, sobre la evaluación del progreso, 57% de los alumnos señala que pueden hacer dicha valoración con la ayuda del profesor, 35% intenta hacerlo con la ayuda de otros (no necesariamente el profesor) y 17% indica que le gustaría aprender a hacer la evaluación con listas de cotejo.



Video 4. Dimensión cognitiva.


En el aspecto cualitativo, según comentarios concretos, el apoyo que requieren los alumnos de los docentes se centra en las habilidades para reconocer actividades adicionales, que apoyen y contribuyan a la realización de tareas, así como para identificar estrategias y métodos para realizarlas, y para poder hacer evaluaciones entre pares. Por ello, es fundamental que el docente oriente su práctica a enseñar técnicas a los estudiantes, así como estrategias y herramientas que puedan utilizar en el desarrollo de tareas, distinguiendo las posibilidades y limitaciones de cada una.

Dimensión metacognitiva

Está vinculada con la conciencia y control del proceso de aprendizaje que emplean los estudiantes en general. En el cuestionario, existe un bloque relacionado con el establecimiento de metas de aprendizaje, otro con la planeación del aprendizaje, uno más sobre la selección de estrategias y métodos de estudio, y un último bloque que refiere a la autoevaluación de las decisiones tomadas.

Relacionado con las metas, 69% señala poder establecerlas, teniendo en cuenta sus necesidades e intereses personales. Asimismo, 43% indica que intenta establecer las metas de acuerdo con los objetivos de aprendizaje de un curso, mientras que 9% quisiera poder establecerlas de acuerdo con los objetivos del curso, y 8% quisiera aprender a establecer metas, de acuerdo con las condiciones bajo las cuales deben de estudiar.

En cuanto a las acciones y decisiones que toma un alumno para alcanzar las metas de aprendizaje, 54% indica que puede hacer un plan de trabajo, mientras que 43% intenta organizar su tiempo adecuadamente, evaluar sus avances y logros progresivos y alcanzar dichas metas. Por último, 18% indica que quisiera aprender a evaluar los logros y avances que va obteniendo.

Sobre los métodos y estrategias que utilizan para alcanzar metas de aprendizaje, 51% de los alumnos señala que puede analizar si son factibles dichos métodos y estrategias, y 44% intenta evaluar si son adecuados para el tipo de contenidos que están estudiando. Hay un porcentaje que dice requerir la asesoría de alguien para la selección, y el análisis de los métodos y estrategias de estudio que emplea (13%).

En lo referente a la conciencia y autoevaluación, 64% de los alumnos indica que puede identificar cuando alcanza sus objetivos de aprendizaje y 50% intenta valorar si pudo ceñirse o no al plan de aprendizaje previamente planteado, mientras que 12% quisiera aprender a hacer esta valoración.



Video 5. Dimensión metacognitiva.


En lo cualitativo, acerca de la conciencia y control del proceso de aprendizaje que emplean los estudiantes, éstos incluyen acciones que van desde la identificación y definición de metas de aprendizaje, hasta la evaluación del desempeño y logros obtenidos, no sólo al final del proceso, sino también durante el mismo, y es precisamente en la evaluación donde se identifican mayores problemas. Sería importante que el docente realizara un diseño didáctico que integrara autoevaluaciones progresivas y continuas, que ayuden a los alumnos a adquirir hábitos y estrategias de planeación, autogestión y autoevaluación.

Dimensión orientada a la acción

Está relacionada con la toma de decisiones y ejercicios reflexivos que realiza el alumno para encauzar su aprendizaje. Las preguntas están divididas en tres bloques. En el primero, 58% de los alumnos menciona poder establecer, por sí mismo, sus metas de aprendizaje, mientras que 40% lo puede hacer con ayuda de otros. A 17% le gustaría poderlo hacer con ayuda del asesor o profesor.

Al momento de realizar una tarea, 61% indica que puede identificar cuál es el objetivo de la misma y 37% intenta identificar si requiere aprender algo de manera previa, para poder desarrollar la tarea.

Sobre la reflexión de las estrategias empleadas, 37% de los alumnos intenta valorar si las estrategias utilizadas sirvieron para alcanzar el objetivo de aprendizaje, y 6% quisiera aprender a valorar si sirvieron para realizar una tarea específica.



Video 6. Dimensión orientada a la acción.


Si bien los alumnos mencionan la importancia de hacer una planeación, buscar apoyo, del trabajo colaborativo y de organizar el tiempo, el aspecto más relevante es el referente al fortalecimiento de la responsabilidad de los estudiantes con su propio aprendizaje, donde ellos deben involucrarse de manera más profunda en las tareas antes mencionadas. La conciencia del estudiante sobre el beneficio que obtiene con el logro de aprendizaje, acerca de mejorar su propio proceso, y del impacto que esto tiene en los diferentes ámbitos de su vida es una tarea en la que el docente tiene gran participación.



Video 7. Comentarios de los alumnos.

Discusión

La sociedad en el contexto actual tiene como reto un sustancial cambio educativo, para formar ciudadanos autónomos y críticos, que puedan ser aprendices a lo largo de la vida (Ehlers y Kellermann, 2019). Si bien las propuestas didácticas realizadas a partir de metodologías centradas en el alumno promueven el desarrollo de la autonomía, es fundamental resaltar el papel del docente en este tránsito, que se preocupe por crear experiencias formativas basadas en las características, necesidades e intereses del individuo que aprende. Un docente que impulse la participación del alumno y lo oriente para que conecte el aprendizaje con sus intereses, y para que construya redes de aprendizaje y seleccione métodos para autoevaluarse (Cobo, 2016).

Por ello, consideramos que, a partir de esta evaluación, es clara la participación que debería tener el docente en, además de la tradicional dimensión cognitiva, las dimensiones metacognitiva, social, y la orientada a la acción. Pero, sobre todo, en el contexto generado por la covid-19, en la dimensión afectiva-emocional, ya que la emergencia actual evidencia la necesidad de acompañamiento y escucha.

Referencias



Recepción: 7/10/2020. Aprobación: 9/02/2021.

Vol. 22, núm. 2 marzo-abril 2021

¿Cómo prevenir la caries dental?

Federico Morales Corona Cita

Resumen

Este podcast tiene como objetivo brindar información importante y puntual acerca de qué son las caries, su origen y cómo se pueden prevenir.
Palabras clave: caries, salud dental, podcast, divulgación de la ciencia.

How to Prevent Tooth Cavities?

Abstract

The goal of this podcast is to give relevant and specific information about what tooth cavities are, their origin and the way we can prevent them.
Keywords: tooth cavities, dental health, podcast, science popularization.

Introducción

A través de mi experiencia como odontólogo, uno de los principales retos que he identificado ha sido la divulgación de la información. Sé sin duda que, comparado con las importantes enfermedades cubiertas por el esquema de vacunación, por ejemplo, la caries dental no parece tan importante. Es precisamente por razones como ésta, que las autoridades del país descuidan la importancia de la salud bucal. No es sino con el esfuerzo del gremio, como en el caso de la odontología, que temas de importancia como la caries dental se logran rescatar y se puede difundir información seria y consensada a la población en general, con el objetivo de reducir los problemas, en este caso, de la caries dental.

Por supuesto que este pequeño podcast es sólo una minúscula parte de toda esa información por difundir, pero, en él, quiero aplicar algo que les comento a los pacientes cuando toco el tema:

—Gran parte de la responsabilidad de la situación de la caries dental en México no es de los pacientes, sino de nosotros los odontólogos, que somos quienes contamos con la información puntual, pero que no la difundimos lo suficiente para provocar un impacto.

La información es una gran herramienta para la solución de los problemas, el contar con ella puede hacer la diferencia.

El desarrollo de este podcast me ha dejado como aprendizaje la motivación para utilizar las nuevas herramientas digitales en la divulgación de la información. Ésta ha sido una actividad que he ido incrementando con el paso del tiempo. Esta experiencia me deja en claro que, no importa lo pequeño que parezca, la aportación puede ser muy grande.

No puedo dejar de agradecer a la cuaieed por la oportunidad de aprendizaje que brindan en las diferentes herramientas digitales, con buenas plataformas, y el desarrollo de nuevas habilidades académicas. Ejemplo de ello es el taller “Herramientas para la educación docente. De lo oral a lo digital”, que sin su ayuda no hubiera sido posible lograr esta participación.



Sitios de interés



Recepción: 14/01/2021. Aprobación: 12/02/2021.

Vol. 23, núm. 2 marzo-abril 2022

El jugo y el café de la mañana: una probadita de biodiversidad

Clementina Equihua Zamora Cita

Cada mañana, nuestro primer bocado se lo debemos la biodiversidad. No importa si prefieres un jugo de naranja o si lo tuyo es un café con leche. Si optas por jugo de naranja estás consumiendo un producto de origen asiático. Los primeros parientes domesticados de las naranjas son del sur de ese continente y llegaron a Europa por la península Ibérica. Eventualmente las naranjas arribaron a nuestro continente gracias a los españoles y hoy son protagonistas del desayuno de millones de mexicanos.

Si lo tuyo es el café, con o sin leche, entonces estamos hablando de los frutos de una planta cuyo origen está en Etiopía y, aunque son pocos los recuentos de su cultivo, se sabe que los monjes en Yemen lo utilizaban para mantenerse despiertos cuando oraban. De esa pequeña región al sur del mar rojo, el café como bebida se fue dispersando hacia la península arábiga, Europa, India e Indonesia. Eventualmente también nos llegó a América y hoy es el continente que produce más café en el mundo.

Parece que pasamos por alto este vínculo tan cercano y cotidiano con nuestra diversidad biológica, pero, al mismo tiempo, cada vez le exigimos más a la tierra productiva: siempre nos interesa tener una cosecha mayor. Para asegurarlo, aplicamos fertilizante para que las plantas tengan los nutrientes que necesitan o usamos pesticidas para prevenir que algún otro organismo aproveche las cosechas. No son bienvenidos insectos herbívoros, ni aves, ni pequeños mamíferos que piquen los frutos o que se roben algunas semillas. Sin estar satisfechos con estas exigencias, hemos convertido nuestras propias tierras de cultivo o las áreas naturales no explotadas en ciudades, en las que a veces pareciera que la naturaleza no es bienvenida y sólo aceptamos la que nos gusta. Pero eso sí, le exigimos a la naturaleza el abasto de agua y el aire limpio que nos dan los, cada vez más reducidos, ambientes naturales.

Este egoísmo humano hoy nos ha llevado a una situación sin precedentes y finalmente se manifiesta una preocupación mundial por la pérdida de la biodiversidad. Investigadores del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) han alertado de una sexta extinción masiva que se está acelerando debido a que, al extinguirse ciertas especies, se propiciará el colapso de la biodiversidad en varias regiones de la Tierra (Ceballos et al., 2020). Estas extinciones sucederán en un planeta que ahora sólo cuenta con alrededor del 3% de su extensión intacta, específicamente en áreas alejadas del mundo como Siberia, el norte de Canadá, partes del Amazonas y del Congo, y en el Sahara (Plumptre et al., 2021).

En trece artículos, este número de nuestra Revista Digital Universitaria lo dedicamos a la biodiversidad, precisamente para reflexionar sobre ella, acercarnos a ella y para recordarnos que, para nuestra propia supervivencia, necesitamos conservarla, cuidarla y respetarla. Y, en el mejor de los casos, darle la bienvenida en nuestros entornos urbanos para hacer sitios más verdes y saludables para todos. Todos somos nosotros los humanos y los millones de seres vivos con los que hemos caminado a lo largo de nuestra historia evolutiva.

En la sección Varietas, abrimos boca con y para enterarnos de “Los superpoderes de las plantas: los metabolitos secundarios en su adaptación y defensa”. Hermes Lustre Sánchez nos cuenta sobre la importancia de los metabolitos que mantienen las funciones primarias (crecimiento, desarrollo y reproducción) de las plantas, y de aquellos que les sirven como defensa contra potenciales depredadores y patógenos. Sorprendentemente, algunos de estos metabolitos se han ido colando a la industria con algunos resultados que quizá has visto en tu mesa.

Quizá de los depredadores más polémicos del mundo sean los lobos. Aunque se dice que comen ganado en “¡Qué dientes tan grandes tienes! Un vistazo a la dieta del lobo mexicano”, Jorge L. Reyes-Díaz, Nalleli E. Lara Díaz y Carlos A. López-González exploran su dieta utilizando pelo encontrado en el excremento de lobos mexicanos. Al conocer mejor la dieta de este animal, su futuro posiblemente sea más prometedor.

Las plantas no hablan, pero Felipe de Jesús Torres-Salazar y Paula Sosenski nos relatan, en “Comunicación a través del olor: las plantas y sus secretos”, que las plantas se comunican a través de compuestos volátiles, que son señales químicas transmisoras de información específica que detectan otros organismos, como sus propios polinizadores. ¿Qué pasaría si este medio de comunicación se trastoca con el cambio climático global?

Enfrentar la emergencia climática requiere de toda la creatividad, por eso Aurora del Carmen Munguía López y José María Ponce Ortega nos presentan una serie de “Herramientas matemáticas y políticas para reducir el efecto invernadero”. El objetivo de su artículo es compartir cómo estas herramientas permiten obtener soluciones óptimas que consideran las relaciones entre aspectos económicos, ambientales y sociales.

Hablando de ciudades, en “De ciudades, conservación y roedores: San Cristóbal de las Casas”, Gloria Tapia-Ramírez, Consuelo Lorenzo, Óscar Retana y Arturo Carrillo-Reyes nos cuentan de su estudio con el que quieren entender si en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, viven los mismos roedores en la ciudad que en los alrededores, naturales y conservados. Aunque es imposible erradicar la urbanización, las y los autores resaltan la importancia de proteger espacios naturales para conservar a algunas especies de roedores que no se adentran a las ciudades.

En “Bosques vemos, diversidad de frutos no sabemos: fotografías que delatan”, José Miguel Romero-Saritama habla de la fotografía digital y nos cuenta cómo la usa para describir la variedad de formas, colores y tamaños de los frutos en los bosques tropicales.

Es difícil pensar que los parásitos se puedan llenar de otros parásitos, pero en “Y así, ad infinitum… Las especies parásitas de los parásitos”, Rogelio Aguilar-Aguilar, Ricardo Balam-Narváez y Raúl Contreras-Medina nos llevan a reflexionar sobre ello. Primero nos explican que el término parásito se refiere a múltiples organismos con diferentes orígenes filogenéticos. Desde la perspectiva biológica, centran su reflexión en los hiperparásitos, pues algunos de ellos esconden sorprendentes historias naturales.

Ante la ingrata competencia por proteger nuestros recursos naturales David Brailovsky Signoret escribe sobre reservas de pequeñas dimensiones en “Microrreservas: una alternativa para las zonas áridas y semiáridas de México”. Su argumento es que áreas naturales protegidas menores a 10 km2 son una opción de conservación en zonas áridas y semiáridas de nuestro país. Las microrreservas, dice, son óptimas en la utilización de recursos económicos y naturales, y en la protección de especies con distribuciones disyuntas.

Uno de los grandes retos para el futuro es la restauración de los ecosistemas naturales. En “Redes de interacciones para el estudio de la biodiversidad”, Ek del Val de Gortari aborda el tema de las redes de interacción entre especies como una forma de medir la biodiversidad para instrumentar proyectos de restauración ambiental. Estas redes, dice, permiten evaluar el funcionamiento de un ecosistema al describir el papel que juegue cada especie y cómo se relacionan las comunidades en un lugar y tiempo determinados.

Diversas especies de pequeñas ratas canguro han ido desapareciendo de los ecosistemas y ahora muchas de ellas están en peligro de extinción. En “Los canguros mexicanos: aspectos importantes de su ecología y conservación”, Sandra H. Montero-Bagatella y Fernando A. Cervantes nos hablan de estos animales y de los servicios que brindan a los ecosistemas. Conócelas, conoce sus aspectos biológicos y ecológicos, así como los riesgos a los que se enfrentan.

En Continuum educativo, con “Antropología ecológica: ¿mezcla de ciencias o déjà vu?”, María Esther Nava-Bringas cuenta, desde su perspectiva profesional de la biología y la perspectiva personal, las similitudes que encontró entre la antropología ecológica y la ecología, en conceptos, intereses, percepciones y esfuerzos. Además, reflexiona sobre la necesidad de la multidisciplinariedad para generar nuevos saberes, y lograr la sustentabilidad de nuestro planeta.

Por su parte, en Caleidoscopio, Nathalie Cristina Sánchez Esparza nos comparte, en “Los servicios ambientales”, una infografía que nos ayuda a entender mejor el concepto de servicios ambientales o ecosistémicos, cómo se clasifican y los beneficios que nos brindan.

Por último, en este segundo número del año, estrenamos la sección Impresiones, donde se compartirán de manera corta temas de actualidad escritos por expertos o la narración de un acontecimiento universitario, o de algún libro o película hechos en la universidad. Esperamos que en esta ocasión disfruten estas “Historias de alacranes”.

Ojalá que disfrutes este número tanto como lo hemos hecho nosotras al compilarlo.

Referencias

  • Gerardo Ceballos, G., Ehrlich, P. R., y Raven, P. H. (2020, 1 de junio). Vertebrates on the brink as indicators of biological annihilation and the sixth mass extinction. pnas, 117(24), 13596-13602. https://doi.org/10.1073/pnas.1922686117
  • Plumptre, A. J., Baisero, D., Belote, R. T., Vázquez-Domínguez, E., Faurby, S., Jȩdrzejewski, W., Kiara, H., Kühl, H., Benítez-López, A., Luna-Aranguré, C., Voigt, M., Wich, S., Wint, W., Gallego-Zamorano, J., y Boyd, C. (2021). Where Might We Find Ecologically Intact Communities? Frontiers in Forests and Global Change, 4, https://www.doi.org/10.3389/ffgc.2021.626635


Vol. 23, núm. 2 marzo-abril 2022

Los canguros mexicanos: aspectos importantes de su ecología y conservación

Sandra H. Montero-Bagatella y Fernando A. Cervantes Cita

Resumen

Los desiertos mexicanos son habitados por las carismáticas ratas canguro. Estos roedores destacan tanto por su diversidad como por los diferentes servicios que brindan a los ecosistemas. Algunas de las especies del grupo están en peligro de extinción debido a las severas transformaciones de su hábitat. En este artículo se abordarán los principales aspectos biológicos y ecológicos de las ratas canguro en México, así como los algunos de los riesgos de conservación a los que se están enfrentando.
Palabras clave: roedores, ratas canguro, desiertos, conservación, endemismo.

The Mexican Kangaroos: Main Aspects of their Ecology and Conservation

Abstract

Mexican deserts are inhabited by the charismatic kangaroo rats. These rodents stand out both for their diversity and for the different services they provide to ecosystems. Some of the group’s species are in danger of extinction due to the severe transformations of their habitat. This article will address the main biological and ecological aspects of kangaroo rats in Mexico, as well as some of the conservation risks they face.
Keywords: rodents, kangaroo rats, deserts, conservation, endemism.

Introducción

Dentro de los ecosistemas áridos y semiáridos del país habitan unos carismáticos roedores a los que comúnmente se les conoce como ratas canguro y que pertenecen al género taxonómico Dipodomys (ver figura 1). Se les atribuye ese nombre debido a su desplazamiento bípedo (en dos patas) similar al de los canguros australianos, ya que al igual que ellos, poseen unas largas y fuertes extremidades traseras que les permiten desplazarse a través de saltos, que en algunas especies pueden llegar hasta los 40 cm de altura (Hafner, 2016; Williams, 1993; ver figura 2).

Figura 1. La rata canguro Dipodomys merriami es la que tiene mayor distribución en los desiertos del norte del país.
Créditos: Perla D. Ventura-Rojas.

Figura 2. Fotografía de cámara trampa, en la que se aprecia el desplazamiento bípedo mediante saltos de un ejemplar de rata canguro.
Crédito: Bruner (2018).

El tamaño y peso corporal de las ratas canguro varía dependiendo de la especie y sexo; puede llegar a medir de entre 7 a 15 cm de la cabeza a la cola, y pesar entre 50 y 148 gr. (Hafner, 2016). Sus grandes ojos contrastan con sus orejas cortas, y una de sus principales características son las enormes y desarrolladas estructuras óseas denominadas bullas timpánicas, las cuales contienen a los oídos medio e interno (ver figura 3). Éstas les proveen de un fino y desarrollado sistema auditivo, que les permite percibir sonidos sutiles, lo que, a su vez, les ayuda a mantener el equilibrio durante su desplazamiento. Su larga y también distintiva cola es de mayor longitud que su cabeza y cuerpo, y mide en promedio de 12 a 19 cm (ver figuras 1 y 2). Ésta les ayuda a mantener el equilibrio durante su desplazamiento y en los rápidos cambios de dirección de los saltos que realizan al evitar a algún depredador (Williams, 1993).

Figura 3. Vista ventral del cráneo de una hembra de D. merriami. Se puede apreciar el gran tamaño de las bulas timpánicas (flechas amarillas) a los lados del cráneo.
Crédito: Nohelia G. Pacheco, Irekani, ib, UNAM.

¿En dónde viven las ratas canguro?

La distribución de este grupo taxonómico abarca desde el sur de Canadá hasta el sur de México (Schmidly, 1993). En este último se presentan 10 de las 20 especies que conforman el género. La mayoría de las especies del grupo se distribuyen en el norte del país y sólo una se presenta en el sur (ver cuadro 1). En general, prefieren los sitios abiertos y con suelos arenosos en los que se desarrollen los pastizales de los géneros Bouteloua, Artemisa e Hilaria; arbustos como el ocotillo (Fouquieria splendens), mezquite (Prosopis juliflora) y gobernadora (Larrea tridentata), así como agaves (Agave spp.), suculentas y cactus (Opuntia spp; Hafner, 2016).

Debido a que en los sistemas áridos las temperaturas son elevadas por el día y bajas por la noche, las ratas canguro construyen madrigueras que les brindan un microclima más afable que en el exterior. Éstas pueden estar ubicadas debajo de arbustos o en el suelo desnudo. Su construcción varía entre especies, por ejemplo, D. phillipsii elabora estructuras relativamente simples con una o dos entradas, mientras que D. nelsoni construye sistemas complejos y conspicuos, que pueden llegar a medir 5 m de diámetro y tener hasta 20 entradas (Hafner, 2016). El número de entradas está relacionado con la temperatura ambiental, es decir, si ésta es alta existirá un mayor número de entradas para favorecer la ventilación, lo que propicia una temperatura menor que el exterior. Si la temperatura del ambiente es baja, el número de entradas es menor, con lo que se evita la fuga de calor. Debido a que las madrigueras requieren de gran mantenimiento, pueden ser heredadas a las nuevas generaciones, que invertirán tiempo y energía para conservarlas en buenas condiciones (Hafner, 2016).

Las ratas canguro pueden llegar a compartir sus madrigueras con otras especies de roedores, pero no con sus semejantes, ya que son animales territoriales y solitarios, que sólo permiten la presencia de otros de su especie durante el período reproductivo (ver figura 4). Los machos son los que comparten su territorio con algunas hembras, y los que despliegan mayor movilidad dentro de su ámbito hogareño, el cual puede llegar a abarcar hasta 2.6 ha, según la especie estudiada (Hafner, 2016; Reichman y Price, 1993). Las densidades poblacionales o, en otras palabras, el número de individuos en un área, difieren entre especies y ambientes: fluctúan de entre 2 a 80 individuos por hectárea (Reichman y Price, 1993).

Figura 4. Un ejemplar de Dipodomys nelsoni entrando a su madriguera. Las ratas canguro en general son solitarias y territoriales.
Crédito: Alberto González-Gallina.

¿Qué comen y quién se come a las ratas canguro?

Se alimentan principalmente de semillas, aunque pueden llegar a consumir brotes vegetales e insectos, como escarabajos y larvas de mariposas (Reichman y Price, 1993). Debido a que el agua es un recurso escaso en las zonas áridas, ésta la obtienen a través de los alimentos y, gracias a su eficiente sistema metabólico, la logran optimizar y así evitar su pérdida (Forman y Phillips, 1993).

Con el fin de escapar de las altas temperaturas del día, las ratas canguro salen en búsqueda de alimento durante la noche. Gracias a sus abazones, que son un pliegue de la piel de las mejillas en forma de bolsa, pueden almacenar y transportar gran cantidad de alimento para llevarlo a sus madrigueras y consumirlo allí sin riesgo de ser depredadas en el exterior (Hafner, 2016; Reichman y Price, 1993). Desde otro sentido, estas ratas representan una importante fuente de proteína para diversos depredadores como serpientes (Crotalus spp., Pituophis spp.), búhos (Bubo virginianus), coyotes (Canis latrans), zorras (Vulpes macrotis, Urocyon cinereoargenteus), tejones (Taxidea taxus), cacomixtles (Bassariscus astutus) y zorrillos (Spilogale gracilis; ver figura 5).

Figura 5. Restos de una rata canguro (Dipodomys merriami) encontrados en una trampa Sherman.1 Fue devorada parcialmente por un zorrillo.
Crédito: Alberto González-Romero.

¿Están relacionadas las condiciones ambientales con la reproducción de las ratas canguro?

Estos roedores son polígamos y promiscuos: los machos pueden copular con dos o más hembras y no reconocen vínculos sociales durante el apareamiento. Las hembras son las que construyen sus nidos dentro de sus madrigueras con ramitas, hojas, semillas y tierra. Allí albergan a sus camadas, que en general son pequeñas, de 2 o 3 crías. Sólo cuidan a sus propias crías y las alimentan con leche durante aproximadamente un mes. Entre los 60 y 80 días de nacidos, los juveniles se dispersan en búsqueda de su propio territorio. Sin embargo, se han llegado a observar hembras que permanecen en la misma madriguera de su madre o se convierten en vecinas (Reichman y Price, 1993; ver figura 6).

Figura 6. Juvenil de Dipodomys merriami capturada con una trampa Sherman. Los juveniles comienzan con desplazamientos cortos fuera de sus madrigueras.
Crédito: Alejandro González-Gallina.

Las ratas canguro pueden reproducirse durante todo el año, aunque despliegan estrategias reproductivas que coinciden con condiciones ambientales y de su entorno favorables. Por ejemplo, el inicio de su período reproductivo se da cuando la precipitación es abundante, lo que se refleja en el crecimiento vegetal y en la alta producción de semillas. De esta manera, los organismos tienen los recursos alimenticios necesarios para ellos y para su descendencia, lo que contribuye a la perpetuación de la especie. En cambio, si las condiciones ambientales no son las óptimas y los organismos manifiestan estrés alimenticio, éstos no se reproducen hasta que las condiciones cambien (Hafner, 2016).

¿Por qué son importantes las ratas canguro?

Los roedores desérticos proveen de diversos beneficios a los ecosistemas en los que habitan, ya que promueven la filtración de agua, la aireación y la introducción de materia orgánica al suelo, y propician la dispersión y germinación de semillas (Yensen et al., 1998). Por otro lado, las madrigueras abandonadas pueden servir de refugio para otros organismos y son una importante fuente de proteína para carnívoros (Yensen et al., 1998). Así mismo, son indicadores de la salud de los ecosistemas, ya que evitan establecerse en sitios alterados por las actividades humanas (Cab-Sulub y Álvarez-Castañeda, 2020; Hafner, 2016). No obstante, los ambientes desérticos están siendo degradados, fragmentados y transformados para actividades humanas, como las agropecuarias y de desarrollo urbano (Montero-Bagatella et al., 2020; Sánchez-Cordero et al., 2005), por lo que algunas especies de este grupo han sido consideradas con severos problemas de conservación por instituciones nacionales e internacionales enfocadas en la conservación de la naturaleza (Álvarez-Castañeda et al., 2016a, b; Álvarez-Castañeda y Lacher, 2018). Dipodomys phillipsii es un ejemplo de ello, ya que las actividades agropecuarias han mermado aún más su restringida distribución (ver cuadro 1 en el Anexo), por lo que sólo existe un remanente de 40% de su hábitat original. Al ser una especie endémica, el pronóstico para su desarrollo y permanencia es poco favorable (Sánchez-Cordero et al., 2005).

Retos para la conservación de las ratas canguro

Las actividades de desarrollo urbano y agropecuario son las principales amenazas de los sistemas áridos, a éstas se les suma la invasión de especies exóticas como el ganado y los pastizales (Bromus tectorum, Agropyrum testatum) que se utilizan para alimentarlos. Además, estos pastos compiten con las plantas nativas por el agua, e incluso llegan a desplazarlas debido a su rápida propagación (Yensen et al., 1998). En el mismo sentido, la depredación de gatos y perros ferales ha ocasionado severos declives en las poblaciones de las ratas canguro (Yensen et al., 1998). Tal es el caso de la subespecie D. merriami insularis, la cual casi fue erradicada por los gatos ferales en una isla de Baja California Sur (Hafner, 2016).

En conjunto, estas acciones han generado la desconexión o aislamiento de las poblaciones, por lo que las posibilidades de interacción entre individuos de diferentes poblaciones son escasas y, por lo tanto, el intercambio genético es bajo o nulo, lo que provoca que estas especies estén en riesgo de desaparecer (Sánchez-Cordero et al., 2005; Yensen et al., 1998). Esta situación ocurrió con la rata canguro de San Quintín (D. gravipes), que fue considerada extinta en el año 2017. Su redescubrimiento ocurrió 32 años después de su último registro (Cab-Sulub y Álvarez-Castañeda, 2020; Tremor et al., 2018, ver video).




Actualmente la rata canguro sigue siendo considerada por la Norma Oficial Mexicana nom-059-semarnat-2010 como extinta del medio silvestre, lo que contrasta con la evaluación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (iucn, por sus siglas en inglés), que la clasifica como una especie prioritaria para su conservación (Tremor et al., 2018). Debido a estas diferencias en los estados de conservación, es de suma importancia el conocer el estado actual de las especies de interés, así como su comportamiento (Yensen et al., 1998). Esto es porque las poblaciones son cíclicas y cambian constantemente a lo largo del tiempo.

Los monitoreos poblacionales de largo plazo (mayor a 5 años para roedores) permiten identificar estos ciclos y su relación con las condiciones ambientales y del hábitat de las especies. Un ejemplo de este tipo de estudios se realiza en Mapimí, una reserva natural del desierto chihuahuense mexicano, en donde se ha investigado a una comunidad de roedores (v.g. D. ordii, D. nelsoni y D. merriami) por más de 20 años continuos y se ha logrado obtener información ecológica importante del grupo (Montero-Bagatella et al., 2020). Asimismo, existen especies como D. phillipsii y D. ornatus que han sido estudiadas en menor magnitud, por lo que aún existen vacíos acerca del conocimiento de su ecología. Es apremiante saber más al respecto, especialmente bajo las amenazantes circunstancias de conservación que presentan (Hafner, 2016).

Conclusiones

Se abordaron aspectos importantes acerca del grupo de los canguros mexicanos (rata canguro). Esperamos que con ellos se pueda reconocer la importancia de este grupo, al ser taxonómicamente diverso, relevante ecológicamente, vulnerado por las actividades humanas en diferentes magnitudes y estudiado en distintos aspectos. También es trascendental contar con la información actualizada de sus poblaciones, su hábitat e impacto de las amenazas que enfrenta, para lograr realizar las estrategias de conservación, públicas y privadas, necesarias en favor de las especies y de los ecosistemas en los que habitan.

Agradecimientos

La autora agradece a conacyt por la beca posdoctoral otorgada. Los autores reconocen el apoyo con las fotografías, así como a Irekani (ib, unam) y Naturalista (conabio), por la disposición de las imágenes. Asimismo, se agradece a C. Elizalde-Arellano y a A. González-Romero por las revisiones a este escrito.

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Anexo

Especie Distribución geográfica No. de subespecies Categoría de riesgo
NOM 059         IUCN
D. compactus Tamaulipas 2 No categorizada Preocupación menor
D. deserti Baja California y Sonora 3 No categorizada Preocupación menor
D. gravipes Baja California Norte 0 Extinta medio silvestre En peligro crítico
D. merriami Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Nuevo León 19 Amenazada y en peligro de extinción* En peligro de extinción*
D. nelsoni Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Nuevo León 0 No categorizada Preocupación menor
D. ordii Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nuevo León y Tamaulipas 32 No categorizada Preocupación menor
D. ornatus Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro 0 No categorizada Preocupación menor
D. phillipsii Edo. Méx., CdMx, Hidalgo Morelos, Tlaxcala, Puebla, Veracruz y Oaxaca 3 Protección especial y amenazada Preocupación menor
D. simulans Baja California 2 No categorizada Preocupación menor
D. spectabilis Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Nuevo León 4 No categorizada Casi amenazado

* Subespecies D. m. insularis, D. m. margaritae y D. m. parvus.



Cuadro 1. Distribución geográfica del género Dipodomys en México y sus categorías de riesgo según la nom-059-semarnat-2010 (México) y la iucn (Álvarez-Castañeda et al., 2016 a, b; Álvarez-Castañeda y Lacher 2018; Cassasola, 2016 a, b; Lacher et al., 2016; Lacher 2018; Timm et al., 2016, 2019).



Recepción: 08/06/2021. Aprobación: 05/11/2021.

Vol. 23, núm. 2 marzo-abril 2022

¡Qué dientes tan grandes tienes! Un vistazo a la dieta del lobo mexicano

Jorge L. Reyes-Díaz, Nalleli E. Lara Díaz y Carlos A. López-González Cita

Resumen

El lobo mexicano ha regresado a las serranías mexicanas, pero su ecología y conflictos potenciales con los ganaderos lo hacen vulnerable a la extinción. La presencia de estos carnívoros en vida silvestre permite estudiar su dieta, para enriquecer las estrategias para su conservación. Los excrementos de los lobos guardan en su interior restos no digeridos de las presas que comen, y el pelo es utilizado para identificar qué especies de animales consumieron. Durante nueve años, se colectaron excrementos de lobo en el noroeste de México. La dieta del lobo mexicano en nuestro país registra una diversidad de 25 presas silvestres y tres domésticas, mientras que en Estados Unidos se han reportado 15 y una, respectivamente. Los venados y el cerdo son los componentes principales, en biomasa y frecuencia, en la dieta de los lobos en México, seguidos del ganado bovino, ardillones, zorrillos y conejos. El consumo de cerdo forma parte de las estrategias de reintroducción, entre aquellas que disminuyen el consumo de ganado, pero para que éstas funcionen es necesario que los ganaderos aumenten la vigilancia y protección del ganado. De esta forma, lobos y otros depredadores dejarán de ser considerados dañinos y podrán coexistir con el ser humano.
Palabras clave: lobo mexicano, Canis lupus baileyi, dieta, Chihuahua, México.

What big teeth you have! A look into the Mexican Wolf Diet

Abstract

The Mexican wolf has returned to the Mexican sierras, but its ecology and potential conflicts with cattlemen makes it vulnerable to extinction. Its presence in Mexico allows the study of its diet to complement conservation strategies. The excrement produced by the wolves retains undigested remains from the prey they eat, such as hair, which is used to identify the species of animals they consumed. For nine years, we collected wolf scats in northwestern Mexico. The diet of the Mexican wolf shows in Mexico a diversity of 25 wild and three domestic prey species, while in the United States of America, wolves feed on 15 wild and one domestic prey. White-tailed deer and domestic pig are the main prey in the diet of wolves in Mexico, followed by cattle, ground squirrels, skunks, and cotton-tailed rabbits. The consumption of domestic pig is part of the reintroduction strategies, among those that reduce the consumption of livestock, but for these to work it is necessary for cattlemen to increase the vigilance and protection of their livestock. In this way, wolves and other predators will no longer be considered a harmful species and will successfully coexist with humans.
Keywords: Mexican wolf, Canis lupus baileyi, diet, Chihuahua, Mexico.

Introducción

El lobo mexicano (Canis lupus baileyi) es un animal tan enigmático como desafortunado, ya que tuvo que enfrentarse al depredador más destructivo que habita sobre la tierra: el ser humano. Los lobos alguna vez encontraron en gran parte del territorio mexicano, en sus montañas cubiertas por bosques y pastizales, principalmente en la Sierra Madre Occidental; además de los estados de Arizona, Nuevo México y el suroeste de Texas, en los Estados Unidos de América (eua; Heffelfinger et al., 2017). Sin embargo, el rechazo y repudio de los pobladores hacia los depredadores cambiaría su suerte y la de otros grandes carnívoros que habitaban la región.

Imagen. Pareja de lobo mexicano. Fotografías: UAQ/ITZENI/CONANP.

A mediados del siglo xx, la influencia y capacitación de la Organización Panamericana de la Salud (zona ii), en ganaderos, veterinarios y técnicos de campo de la región, originaron múltiples campañas de erradicación. En ellas, osos, pumas, coyotes y lobos fueron perseguidos, cazados y cruelmente envenenados, con el argumento de que asesinaban al ganado y provocaban grandes pérdidas económicas, además del miedo por la posible propagación de rabia en el medio silvestre (Lara-Díaz et al., 2015; Armella, 2016). Para la década de los setenta, el lobo mexicano había sido casi exterminado en vida silvestre, y se estimaba que quedaban menos de 50 individuos en México, todos ellos en la Sierra Madre Occidental (McBride, 1980).

Esta situación propició acciones inmediatas por parte de los gobiernos de México y eua para rescatar y conservar el linaje del lobo mexicano. Por ello, se inició un programa binacional de reproducción bajo cuidado humano, con la finalidad de contar con suficientes lobos para reintegrarlos a la vida silvestre (Siminski, 2016). El proyecto inició con la captura de cinco lobos en el noroeste de México, además de algunos que se encontraban en instituciones privadas. La primera liberación de lobo mexicano en eua ocurrió en 1998. Y 13 años más tarde se registró la primera camada de lobos nacidos en vida libre en México, en 2014 (Lara-Díaz et al., 2015; ver figura 1a).

Los esfuerzos de conservación continúan y el noroeste de México cuenta nuevamente con una pequeña población de lobo mexicano, lo que ha promovido que las autoridades los colocaran en la categoría de “Peligro de extinción”, después de haber estado clasificados como especie “Probablemente extinta en el medio silvestre” por cerca de 50 años (Modificación de Anexo Normativo, 2019; ver figura 1b). Lamentablemente, los conflictos percibidos y reales con el sector ganadero persisten, y siguen siendo el principal factor de mortalidad para los lobos en el país (López-González et al., 2020). Por ello, es indispensable monitorear y estudiar a estos carnívoros, con el fin de reducir los conflictos y darles la oportunidad de seguir prosperando en México.



Figura 1. a) Cachorro de lobo mexicano. b) Manada de lobo mexicano.
Fotografías: UAQ/ITZENI/CONANP..

La dieta y su importancia para la conservación

El lobo mexicano desapareció de vida silvestre antes de que pudiera estudiarse su ecología y aspectos importantes para su conservación, como lo es la dieta. Además, investigaciones sobre el tema permiten conocer indirectamente cómo es que carnívoros y presas interactúan en el medio salvaje (Nilsen et al., 2012), ya que observar eventos de depredación en la naturaleza es muy complicado (Barja et al., 2005). Por otro lado, saber qué comen los lobos en vida libre puede complementar los estudios necesarios para averiguar en qué lugares tendrían suficiente alimento para sobrevivir y reproducirse, lo que evitaría el consumo de animales domésticos (Khorozyan et al., 2015; Wolf y Ripple, 2016). Debido a los conflictos existentes con el gremio ganadero, es muy importante conocer si los lobos se alimentan de ganado y, si es así, qué tanto lo hacen, con la finalidad de establecer estrategias que disminuyan los conflictos (Reyes Díaz, 2021).

En este sentido, la reintroducción del lobo mexicano en eua permitió el desarrollo de investigaciones sobre su dieta, mucho antes de liberar lobos en México. En esta zona, los biólogos encontraron que el lobo mexicano se alimenta principalmente de wapitíes (Cervus canadensis), además de otros mamíferos entre los que el ganado bovino era una presa consumida (Reed et al., 2006; Carrera et al., 2008; Merkle et al., 2009). Al no estar presentes los wapitíes en el paisaje mexicano, se esperaría que la dieta de los lobos en México fuera diferente, pero que se centrara en las especies de ungulados silvestres (mamíferos que tienen pezuñas). A la fecha se cuenta con dos estudios sobre la dieta del lobo mexicano en vida libre en México (Saldívar Burrola, 2015; Reyes Díaz, 2021), cuyos resultados fueron reveladores para apoyar las estrategias de conservación de los lobos en nuestro país.

Análisis de la dieta

Debido a lo complicado, poco práctico y costoso que resultaría estudiar la dieta del lobo mexicano con observaciones directas, comúnmente se recurre a una cosa: ¡analizar sus excrementos! Para conocer cómo se lleva a cabo este proceso, reproduce el siguiente video.




¿Qué come el lobo mexicano?

En eua se registraron 15 presas silvestres consumidas por los lobos, además del ganado bovino (Reed et al., 2006; Carrera et al., 2008; Merkle et al., 2009); en México, los lobos se alimentaron de 25 presas silvestres y tres especies domésticas (vaca, caballo y carne de cerdo; ve este documento). Los estudios revelaron similitudes en la dieta del lobo mexicano entre ambos países, y confirmaron o descartaron a las presas potenciales propuestas por algunos autores. Por ejemplo, ciertos roedores, berrendos y borregos cimarrones no fueron consumidos en ninguno de los dos países.

Asimismo, se descubrió que el lobo mexicano consume una menor diversidad de presas en eua porque la zona que habitan tiene una gran disponibilidad de wapitíes y otros venados, por lo que se alimentan de estas grandes presas y, por ende, forman manadas más numerosas para poder cazarlas (United States Fish and Wildlife Service, 2021). De la misma manera, en nuestro país, los lobos se alimentan principalmente de venado cola blanca (Odocoileus virginianus), pero también han recurrido a otras presas de menor tamaño, entre las que destacan: roedores, conejos e incluso zorrillos. Se considera probable que esto es porque los lobos tienden a viajar de forma solitaria, en parejas, o en manadas pequeñas. Lamentablemente, estos pequeños mamíferos quedan eclipsados por el consumo de otra presa mucho más grande, abundante y fácil de cazar en la región: el ganado bovino (ver figura 2).

Lo anterior se debe a que la mayoría de los lobos reintroducidos en México proviene de cautiverio, por lo que su habilidad para cazar animales silvestres es limitada, y resulta más sencillo capturar presas como los becerros. Entonces, una de las estrategias utilizadas para disminuir estos ataques es colocar carne de cerdo en sitios particulares, que además de brindarles alimento, también los ayuda a establecer un territorio seguro. Por ello, un componente frecuentemente encontrado en los excrementos es la carne de cerdo, que llega a ser casi tan relevante como el consumo de venados (ver figura 2). Ambos alimentos, junto con la amplia diversidad de presas silvestres registradas, podrían disminuir el consumo de ganado bovino por parte del lobo mexicano, y, por tanto, ayudar a reducir los conflictos con los ganaderos (Reyes Díaz, 2021).

Para que este tipo de estrategias funcionen, es necesaria la participación y colaboración de los ganaderos en la protección y vigilancia de sus animales. El noroeste de México tiene condiciones ambientales extremas que exponen al ganado a múltiples situaciones de riesgo, en la que muchos animales mueren por causas naturales, enfermedades, accidentes, o por ataque de depredadores (De la Peña, 1947; Hoogesteijn y Hoogesteijn, 2014; Contreras Servín, 2016).



Figura 2. Principales animales consumidos por el lobo mexicano en vida libre en el noroeste de México.
Fotografías: UAQ/ITZENI/CONANP.

En este sentido, las muertes de bovinos en el medio silvestre les dan la oportunidad a los carnívoros de alimentarse de la carroña, lo que también puede influir en encontrar bovinos como parte de la dieta, sin que su muerte haya sido necesariamente consecuencia de un ataque directo (Ciucci et al., 2020; López-González et al., 2020). De tal forma, Eklund et al., (2017) mencionan que la vigilancia constante del ganado es uno de los métodos más efectivos para evitar su depredación. Una adecuada vigilancia podría darle la oportunidad a humanos y lobos de coexistir en las serranías del noroeste de México, dejando atrás la triste historia de persecución y extinción del lobo mexicano.

Conclusión

El lobo mexicano es un depredador que intenta reintegrarse a la vida silvestre después de 50 años de ausencia. Muestra de ello es la gran diversidad de presas en su dieta, que indica lo adaptable y buen cazador que es. Resulta fundamental mantener saludables a las poblaciones de presas silvestres del lobo mexicano y otros grandes carnívoros —sobre todo aquellas que son las más consumidas—, para que la abundancia y disponibilidad de alimento permita a los lobos sobrevivir por sí mismos, sin depender de animales domésticos.

Además, hay que tener en cuenta que la alta disponibilidad de ganado bovino en las áreas naturales permite que los lobos se alimenten de ellos, lo que hace necesario que productores ganaderos aumenten la vigilancia y cuidado de sus animales para inhibir el ataque de cualquier depredador y se deje de ver a los carnívoros como animales dañinos. Sólo así, el lobo mexicano tendrá la oportunidad de prosperar y coexistir con el ser humano, al dejar atrás la historia de persecución que lo extinguió de la vida silvestre en el pasado.

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Agradecimientos

Agradecemos el financiamiento y apoyo logístico de la Universidad Autónoma de Querétaro, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp), Arizona Game Fish Deparment, y Soluciones Ambientales itzeni, A.C. También, la importante labor de los miembros del equipo técnico del proyecto de reintroducción de lobo mexicano, quienes son fundamentales para la recuperación de esta subespecie (C. García Chávez, S. Tafoya Ávila, A. Leal González, V. Agoitia Fonseca, R. Fabián Rosas, R. Pacheco Gutiérrez, C. Maya Ortega, R. Juárez López, I. Álvaro Montejo, M. Córdova Montejo). A G. Camargo Aguilera por los análisis genéticos que enriquecen sustancialmente la investigación. A los dueños y personal de los predios particulares y ejidos que permitieron el acceso a sus propiedades para el monitoreo y búsqueda de rastros. A todas aquellas personas que les dan a los lobos mexicanos una nueva oportunidad de aullar en nuestras sierras.



Recepción: 20/07/2021. Aprobación: 07/12/2021.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079